miércoles, 29 de mayo de 2013

El día que todo el aeropuerto me estaba esperando para volar

Cargué mi valija en el Tuk Tuk. Apenas entraba en el espacio guardado para las piernas. Miré hacia mi derecha y me despedí del Río Mekong prometiéndole un nuevo encuentro.
El conductor iba lento como todo en Laos. Yo no tenía apuro. Iba sentado de costado con un brazo por fuera, chocando el aire caliente, y separando con la otra mano la camisa limpia de mi pecho empapado.

Llegué al Aeropuerto de Luang Prabang (LPQ) 40 minutos antes de abordar. Tiempo mas que suficiente para un aeropuerto de esas dimensiones. Encontré algunos cajeros automáticos (ATM) e intenté hacerme de algunos millones de Kip para pagar mi pasaje. No lo conseguí. Me acerqué a ventanilla y me enteré que el vuelo del mediodía había salido a la mañana.

- "¿Pero como? ¿Para donde están volando hoy?"

La mala noticia, el calor húmedo y pesado, y el estar cargado como una mula (cosa que no hago nunca en mis viajes), me estaban poniendo de mal humor.

- "Sale un vuelo en 40 minutos a Vientiane"(VTE).
- "O.K., lo agarro", mientras pensaba para mis adentros que desde la capital tendría que ser más fácil abandonar el país.

Cuestión que saco unos Dólares, y me dicen que no los aceptan. Pelo mi tarjeta de crédito y la empleada de la única aerolinea que volaba ese día me informa que tampoco aceptan tarjeta de crédito.
Deben ser contados los aeropuertos internacionales que no aceptan tarjeta de crédito. ¿De que me estás hablando? No me digas que no aceptan tarjeta y yo no puedo sacar guita. De hecho en toda mi estancia en Laos sobreviví con el cash que llevaba encima, y nunca pude hacerme de mas.

Me dicen que hay un lugar en el centro donde me podían entregar los dos millones y medio que necesitaba para mi pasaje. Dejo mi pasaporte (error) para agilizar el papeleo, y mi enorme valija (error II). Salgo corriendo afuera del aeropuerto a emprender un ida y vuelta a la ciudad. Para colmo los Kip que me habían sobrado no alcanzaban ni para pagar un Tuk Tuk de vuelta a Luang Prabang, si es que hubiese tenido la oportunidad de tomar uno, ya que en el aeropuerto solo están estas taxi combis que valen varias veces más. Me subo una combi y le digo al tipo:
- "Vamos a tal lugar. Estoy apurado".

El tipo manejando en cuarta marcha a 35kms/hora.
- "Dale que no llego. Por favor maneja más rápido y te pago más, pero dale, pone un poco de esfuerzo y apura el tramite. Pisa un poco el acelerador".

Las calles pasaban lentas y tuve que putearlo. En Laos no se putea. No existe el malhumor y está muy mal visto. Me chupaba un huevo, y la mitad del otro.

Finalmente llegué corriendo a la casa esta que parecía una sucursal de Western Union. Tuve que colarme y correr gente de mi camino para que me atendieran rápido. Los locales me odiaban.Yo trataba de explicar que se me iba el avión, mientras ascendía la mano y hacía un poco convincente sonido motoro.
- "Nooooo. No me digas que necesitás el puto pasaporte para cambiarme unos Dólares".
La puta madre, yo soy pelotudo pero la mina de la aerolinea me podría haber avisado que en 'su' lugar iba a necesitar de mi pasaporte, para hacerme de un poco de cambio.
Lo puteo al empleado una vez que fracasé en mi intento de que me haga el favor. Salgo corriendo a la combi, ya pidiéndole desde afuera al tipo que la vaya arrancando.
Esta vez logré que vaya más rápido al aeropuerto pese a que la ruta era en subida.

Llegamos. Le dije que quede pronto para salir de nuevo a la ciudad. Busqué mi pasaporte no sin antes propiciarle un rosario de insultos a la pobre chica de la aerolinea que me decía que el avión estaba por despegar. La miré con mi mirada asesina. No se les ocurra.

De vuelta en la combi fuimos bajando como dos campeones mientras yo felicitaba al piloto cada vez que chillaban las gomas, casi perdiendo adherencia en las curvas.
Llegué al lugar de cambio. Nuevamente me colé y busque desde lejos la mirada del tipo que me había negado el cambio un rato antes. Los minutos pasaban. Mis oídos estaban atentos al sonido de los aviones. El reloj de la agencia acercaba peligrosamente el paso del tiempo. Tic-toc.Tic-toc.
Le puse el pasaporte en la mesa. Me cambió los Dólares y rajé por última vez a la combi, otra vez camino al aeropuerto.

Mas que tarde estaba. Diría que para aquel entonces llevaba unos 50 minutos de retraso. Estaba seguro de haber perdido el avión, pero lo íbamos a intentar hasta último momento.
Llegamos nuevamente en tiempo récord. Le di una buena propina por las varias carreras, las últimas llenas de adrenalina y velocidad.

Me bajo a la carrera. Toda la gente estaba en la única puerta del aeropuerto alentándome a correr aún más rápido. Parecía la meta del maratón que nunca corrí. La escena parecía suceder en cámara lenta, pero las gotas gruesas de sudor resbalaban mi cara a toda velocidad. Mientras entraba me pusieron el pasaje en el bolsillo de la camisa, y pagué justo ahí, en la mismísima puerta. Pregunté por mi valija, pero ya estaba arriba del avión.
Sonreí de lejos a la empleada de Lao Airlines, mientras el piloto, de visible malhumor, me tomaba del brazo y me empujaba con fuerza hacia el avión.

Subí a bordo. La gente hablaba de mí. No les entendía pero sentía su mirada de desaprobación . Sorry por el retraso, muchachos. No saben lo que me paso.

Completamente empapado en sudor y sin saber si me habían puesto  algo en la valija, partí hacia el Aeropuerto Internacional de Wattay, en Vientiane. Lo había conseguido.

martes, 28 de mayo de 2013

Los Zulés

Originarios del centro del continente, y como parte de las migraciones Bantu, los Zulúes se fueron desplazando  durante miles de años siempre en dirección sur.
Eran un conjunto de tribus prósperas y guerreras que se establecieron a principios de 1700 en la actual República de Sudáfrica, al sur del país, en una provincia que hoy lleva el nombre de KuaZulu Natal.

Bajo el mando de Shaka Zulu las tribus aliadas se fueron organizando y se convirtieron en una nación guerrera que supo darle tremenda paliza a los Ingleses cuando pretendieron invadirlos la primera vez.
Armados con sus lanzas de hierro y sus escudos de piel de vaca resistieron y vencieron a los hombres del imperio en una aplastante victoria, aunque después estos los vencerían en sucesivas guerras.

Cuando uno visita una aldea Zulú es por que emprende un viaje, y siguiendo las tradiciones y costumbres locales del iSivivane, uno escupe una piedra y la tira desde lejos en un montículo (el llamado isivivane). Esto traerá buena suerte en el viaje, pero si le erramos es que la desgracia esta cerca.
Antes de entrar en una aldea Zulú hay que pegar un grito como anunciando que uno viene en son de paz. El grito es e´sangweni y solo podemos entrar cuando desde adentro escuchamos "uku khuleka.
En sus buenas épocas estaban principalmente en la zona del actual norte de KwaZulu Natal y vivían en aldeas con una organización social similar.

En el medio de la población estaba el corral protegido por filosas ramas contra el ataque de animales salvajes. Allí tenían vacas (Nguni) y cabras. Este corral estaba rodeado y nuevamente protegido por toda la aldea. Contaba con una única puerta y esta apuntaba en dirección a la choza en donde dormía el rey, de modo que este pudiese controlar cada mañana que los animales de su gente estaban a salvo.

En la cultura Zulú la riqueza de las personas se medía por la cantidad de vacas que uno poseía, y para tener una novia había que comprársela al rey. Esta costaba tanto como 11 vacas!


Cada aldea tiene una cocina común (i´exhiba). Esta choza esta abierta por los costados para permitir una eficiente ventilación cuando cocinan y todos sentados en círculo hacen su famosa cerveza de sorgo que aun hoy es muy popular entre los negros mas viejos.
Los techos de estas chozas son de paja como en el resto, pero por tener un fuego siempre encendido la cobertura dura varias décadas
Cada poblado guarda una gran choza para los mayores. La casa de las abuelas es de mucha importancia en la vida social de los Zulúes. Allí , además de acoger a las ancianas, se practican sacrificios. La choza esta decorada con esqueletos de animales que se usaron para dicho fin, y dicen que el olor que emana de ellas a veces funciona como un placebo entre los enfermos.

También guardan en una construcción elevada la cosecha. Principalmente a salvo de sus propias cabras.
Hoy los Zulúes juegan un papel cultural muy importante en Sudáfrica, pero pasaron duros momentos, como cuando durante el Apartheid eran tratados como ciudadanos de tercera categoría.

Hoy el Zulu es uno de los 11 idiomas oficiales que se hablan en Sudáfrica, y es entendido por casi la mitad de la población. 
El idioma suena rarísimo, parecido al que usan los pigmeos. Es decir, una serie de sonidos producidos por cada parte de la boca. Para hablarlo hay que apretar las mandíbulas, sonar con fuerza la lengua contra el paladar, acentuar los sonidos con los labios endurecidos y hacer cada dos por tres algo parecido al sonido de cuando se destapa el corcho de una botella.

domingo, 26 de mayo de 2013

Una puntería bárbara

Finalmente conseguí alquilar una camioneta sin tener registro (explicación). Caja manual, volante a la derecha, y el botón del tanque de combustible tan escondido, que cuando hizo falta la primera vez fue difícil encontrarlo.

Mi segundo hotel en Johannesburgo estaba en un especie de complejo, o barrio cerrado, y antes siquiera de salir a la calle ya le había marcado las dos llantas del lado izquierdo subiendo sin querer a las veredas. Un bestia, pero lleva unos minutos acostumbrarse al volante en "el otro lado".

Me familiarice con el GPS que era un TomTom, y no un Garmin, que es el que uso, y arranqué hacia el sur del país, mas precisamente a la ciudad de Durban, tercera en población y el puerto mas importante del continente africano y del país.
Nos separaban 600 kms, y todo un espléndido día para recorrerlos.

Las autopistas Sudafricanas están en impecable estado y las rutas secundarias que tomé en buena parte del recorrido llenas de cráteres poco amigables.

Los tipos se toman muy en serio el tema de la seguridad vial y la máxima velocidad nunca supera los 120 kms/hora, regla que trate siempre de respetar.

Hice dos o tres paradas en pueblos de el camino, y apuré por el autopista hacia Durban.

Eran tres carriles. Yo venía por el rápido, es decir el de la derecha, ya que se maneja al revés. De golpe veo un operativo policial que había cerrado los dos primeros carriles y una docena de policías parados sobre la cinta asfaltada, hicieron señas como para que pare inmediatamente.
Disminuí la velocidad. Doblé frenando para la izquierda, y cuando miro por el espejo retrovisor quise pensar que no era a mí a quien paraban.

Baje de quinta a tercera, con mi mano izquierda ya mas acostumbrada, y seguí pillo en dirección a  Durban en un no tan rápido pero seguro escape.

En el peaje pude ganar un poco de tiempo, ya que entre las colas de autos, habían abierto una nueva casilla de cobro y pude llegar primero. Pague justo y arranqué rápido todavía pensando en la policía.

Pasaron varios kilómetros y minutos. Ya me había olvidado del tema, cuando varias luces potentes iluminaron mi espejo retrovisor, y observé  un patrullero se acercaba hacia mí a enormes velocidades. No tardo en alcanzarme. Se me puso al costado, y casi me pecha hacia la banquina para que frene. Eso hice, claro.

(Uy, la cagué!)

El oficial de policía estaba todo transpirado y de muy mal humor. Bajó del moderno bólido y se acercó a mí con una mano encima de su pistolera desabrochada. Yo puse mis manos bien visibles por arriba del volante, hasta que me ordenó bajar del vehículo.

Me retaba (con justa razón) por no haber frenado, y peor, haberlo hecho subir al auto para perseguirme kilómetros por la autopista, según el, poniendo en riesgo a terceros.
Que era el fín de mis días, que lo iba a tener que acompañar a la estación para que me dieran multas varias, que jamás iba a volver a manejar,  y no se que más.

Todavía no me había pedido el registro. Ups.

Yo permanecía parado con el pasaporte y mis papeles incompletos en una mano, mientras le pedía disculpas por no haberme detenido. Ya estaba en el horno, y la situación solo podía empeorar.

Había conseguido la falsa denuncia prometiéndole al oficial de turno que no manejaría en Sudáfrica. Me había dejado bien en claro que no tenía valor para manejar en Sudáfrica, y probablemente en países vecinos, pero me la dio, pues ese ya no era su problema.

El agente tenía bigotes largos hasta la pera, y ambos brazos tatuados con diseños tribales de color negro, que podía ver, ya que llevaba una camisa de mangas cortas.

- "What are you doing here in Durban, sir?"

Le explique que estaba recorriendo el país, de vacaciones por unas semanas antes de apuntar hacia otros destinos.

Mientras seguía pidiendo disculpas el tipo me pidió el registro, que, como harto expliqué no tenía. Subí como acostumbrado al lado izquierdo del auto (donde esta el volante en casi todos los países) y me sente en el asiento. Esta vez iba a tener que pagar por mis errores.
Cuando el oficial se acerca a mi ventana le pregunto si había mas peajes en lo que me restaba del camino a Durban. No había.

Acostumbrado a policías corruptos, me tiré un lance preguntándole si no podía "pagarle" a él la multa así nos evitábamos perder todo el tiempo que suponía esperar a una grúa (y quien sabe que otro castigo por no tener la documentación necesaria). Todavía no había mostrado nada.

- "How much money do you have?" - me pregunta
Not much. R190 (unos USD25)
Enseguida yo agarro la plata y sin sacarla del auto, o sea donde nadie podía ver, se la pongo en la mano.

- "I don´t know what to do", - me dice sin sonrojarse.

Para hacer corto el cuento, me salí con la mía. No mostré un documento, y pude seguir mi camino.
Esa estuvo cerca. Mi cuerpo libre comenzó a transpirar y me mantuve lento en el carril del medio, manejando manso hasta que llegué a la ciudad.

No tenía reserva alguna, primero por que rara vez las tengo,  y segundo porque Durban es un destino vacacional y hay miles y miles de camas. Tampoco una dirección hacia donde apuntar, por lo que busqué estar cerca del mar aprovechando de que se trata de una ciudad costera.

Pase por un township (villa) pegada a la ciudad. La noche caía mientras veía como catzo salir vivo de ahí, y apuntar hacia el mar, en donde están los hoteles.

En la promenade había no menos de 30 torres de hoteles. Muchos horribles y muy venidos abajo, y otros mas tipo torre, todo muy onda SoBe en Miami. Mucho Art Decó y colores tropicales.
Elegí desde afuera los que me gustaban, pero no conseguí cuarto en ninguno. Seguí con los feos pero tampoco tenían lugar.

Que está pasando?

La ciudad estaba llena de gente en sus calles. Mucho ruido. Mucho borracho en el medio de la calle. Autos por todos lados. Negros pintados de blanco, como con harina. Indios. Muchos indios.

Pase por un estadio y a juzgar por el ruido que sentí desde afuera, la cancha estaba llena.
Tampoco tuve éxito en el Casino cercano. Ya era de noche y me maldecía por esa costumbre que tengo de viajar sin reservas.

Entré a no menos de 40 hoteles. En serio, cuarenta. Nadie tenía lugar, y yo había bajado al máximo mis pretensiones. Solo quería una maldita cama.

Apunté hacia otras zonas mirando mi rudimentario mapa. Mucho calor afuera y una enorme humedad empañaban mi parabrisas dificultándome la visión. De noche y manejando del otro lado, ya estaba aburrido y deseando llegar a algún lado.

Llegué al puerto. Calles vacías llenas de basura. Era el único auto y la gente de las veredas se acercaban desde lejos hacia mí, como mirando curiosos, o quizás con ganas de robarme.
¿Como salgo de acá?

Cada tanto, en mis intentos de volver a la ciudad, me subía a un autopista rogando que no tuviese peajes ya que no me quedaba un solo Rand en el bolsillo.
Seguí fracasando. Pase por un segundo township y me felicité por estar viajando solo, de noche, y en una ciudad peligrosa, para colmo en los barrios mas peligrosos. Seguí así, Johann. Vas a terminar bien.

Harto estaba. Harto. Ya habían pasado 4 horas de búsqueda. Nunca en mi vida me costó tanto conseguir un hotel. Ni siquiera en pleno Oktoberfest en Munich, o en ciudades que reciben a miles de congresistas, o peregrinos.

A lo lejos veo una torre del Hilton. Se veía a la distancia como un oasis. Le indique al GPS mi nuevo destino y hacia allí partí decidido a dejarme robar por la cadena hotelera.
Lobby enorme e impecable. Dolían los ojos de lo que brillaba el piso. Pido un cuarto para la noche.

Llegué en un mal día. Se jugaba en el estadio el clásico de la ciudad, había también partido de Rugby (deporte muy afecto de los Sudafricanos) y hasta un maratón en la ciudad. Para peor, era también el Día de Africa por lo que todo el continente estaba de feriado.

Un disparate el precio del Hilton. Estaba muerto y hubiera pagado el doble de lo que quería gastar, pero el precio que me pasaron no lo iba a aceptar. Incluso con las ganas de llegar a algún lado que tenía.
Me dieron un mapa y consejos de hacia adonde apuntar, y como salir de ese área que no tenía otros hoteles a su alrededor.

Seguí fracasando hotel tras hotel. Ya pensaba en dormir en la camioneta. ¿Pero a donde? ¿Donde puedo dormir y que no me afanen todo?

La horda de público invadía las calles con sus cantos y Vuvuzelas. Toda la ciudad sonaba. Camisetas amarillas y negras. Otras verdes y blancas. De lejos veía corridas por las calles aledañas, y escuchaba botellazos contra el pavimento, y sirenas de ambulancias y de policías.  Lo que me faltaba.

Ya no me sentía seguro. No sabía a donde ir. Apunté hacia el norte y me vine a los suburbios.
Unos 16 kilómetros mas adelante, después de haber barrido la ciudad desde el auto llegué al bonito pueblo de Uhmlanga Rocks (la "H" se pronuncia "Sh").
Aquí la cosa cambia. Esta lleno de buenos hoteles, muchos restaurantes, locales, y nada de (aparente) peligro en sus calles.
Tampoco fue fácil conseguir un lugar, pero finalmente, después de mucho esfuerzo, acá estoy.

Anoche odiaba a Durban. Hoy me levanté con vista al mar y un rico y reparador desayuno. En breve vuelvo a la ciudad para recorrer los sitios que desde aquí fui preparando. Tranquilo, con mis pertenencias a salvo y sabiendo que hoy tengo donde dormir.

Mañana arranco a recorrer varios destinos de esta fascinante provincia. Kwazulu Natal es de los rincones mas vibrantes del continente. Después les cuento.


jueves, 23 de mayo de 2013

Christiania, un sueño hecho realidad

Apenas vi el cartel anunciando que estábamos dejando la Unión Europea para ingresar al Territorio Libre de Christiania, sentí que el barrio me guiñaba un ojo.
Hacía años que había escuchado de este lugar tomado por los hippies y administrado por los punks, que a diferencia de otros asentamientos en Europa (Hafenstrasse u Holanda por ejemplo) realmente gozaba de independencia y autonomía.

Christiania es una comunidad auto gestionada que se encuentra dentro de la ciudad de Copenhague, mas precisamente en Christianshavn, muy cerca de las mejores partes de la ciudad, razón por la cual quieren ser echados por muchos de los ciudadanos Daneses que ven la enorme oportunidad  inmobiliaria que tiene un lugar de ese tamaño en el medio de la ciudad y contra las aguas.

Corría el año 1971 y Dinamarca no estaba pasando un buen momento económico. La desocupación llegaba a cifras un tanto preocupantes y las ideas de cambiar al mundo se replicaban en todos los continentes, fue entonces cuando un grupo de hippies que se sentían relegados de la sociedad tiraron abajo las murallas de esta vieja barraca militar y comenzaron a construir en él un espacio libre para que sus hijos pudieran jugar y ellos gozar plenamente de un lugar donde replicar sus ideales.
Llamaban a recuperar el espacio y a vivir de acuerdo a sus propios sentimientos.

Los años fueron pasando y la comunidad fue creciendo. No todo fue fácil. En decenas de oportunidades se enfrentaron a la policía y a los propios Daneses en su afán independentista. Ya no pretendían seguir viviendo gratis, si no que, algunos de sus pobladores, los mas radicales, querían convertirlo en una suerte de país con sus propias leyes y puerto.
Lograron sobrevivir año tras año y  finalmente llegó la aceptación por parte de los habitantes de la ciudad, ya que paredes adentro, el crimen y los ilícitos eran mínimos y estaban controlados y castigados por la misma comunidad. En Christiania no aceptan a la policía Danesa, aunque cada tanto estos irrumpen en el lugar con las excusas mas variadas, como buscar drogas duras (que están prohibidas dentro del lugar, o integrantes de grupos revolucionarios de Europa que cada tanto aparecen con sus obsoletos sueños de cambiarlo todo.

En el lugar está prohibido sacar fotos, y aunque los habitantes necesitan de los turistas y visitantes para vender lo que producen sus múltiples fábricas (velas, artesanías, bicicletas para niños, zapatos y mucha marihuana), a veces no son bienvenidos si no siguen las reglas de convivencia.

Paredes adentro es otro mundo. Aquí florece el arte y la libertad, y el ingenio está a cada metro.
Su plaza central y cafés son un regio lugar para separarse un poco de la tan civilizada Copenhague. Aquí nunca falta ni calor ni color.

Los habitantes del barrio tienen una moneda propia, aunque tratan de hacer todas las transacciones mediante el sistema de trueque, así por ejemplo, cuando llegamos a su supermercado, veremos cientos de objetos exhibidos que se pueden tomar dejando algo similar a cambio. Interesante.
Las primeras construcciones son muy originales y por los materiales que utilizaron son verdaderas obras de arte dignas de ser observadas.

Aunque los habitantes de Christiania, hoy anarquistas en su mayoría, no creen en las banderas, Christiania tiene la propia. En el lugar no hay nada prohibido pero hay ciertas reglas que hay que cumplir a rajatabla para la feliz convivencia de sus gentes.
Solo pueden vivir ahí aquellos que obtengan permiso del resto de los pobladores y que tengan algo para aportar a la causa. Pueden ser maestros, técnicos, artesanos o abogados. Por su carácter libre, es aceptado de todos modos que duerman algunas noches aquellos que lo necesiten, como viajeros o mujeres solteras, como para variar un poco.

Solo se puede usar dentro de sus límites el transporte no motorizado. Bicicleta o a pié.

Todas las decisiones son tomadas en una asamblea por el conjunto de los pobladores. Aquí no hay líderes.

Hoy, tras intentos de desalojos en los últimos 40 años, el lugar goza de paz y aceptación.
El estado toma a Christiania como un experimento social. Quizás algo bueno puede salir de todo esto.

Recomiendo animadamente una visita al lugar. Las manifestaciones artísticas y sociales están en cada rincón. Aquí siempre es primavera.

Christiania, hasta la vista!

martes, 21 de mayo de 2013

Susques, una joyita del norte

Cada vez que ando por la zona de Susques visito la Iglesia Nuestra Señora de Belén. Tiene un encanto difícil de encontrar. No se como explicarlo, pero logra conmover.
Quizás por hallarse casi a 4.000 msnm donde el aire se encuentra enrarecido o por estar en un lugar en donde hay vida humana desde tiempos remotos, o que en los 350 metros de largo que tiene su calle principal, se encuentran vestigios de arquitectura colonial muy atractivos, no sé, pero el lugar me despertó cariño desde que lo visité la primera vez.

Susques, "Portico de los Andes", como se lo conoce al pueblo, está enclavado en un valle bastante por debajo que los enormes cerros que lo rodean. Un valle que ha cambiado y crecido desde que existe el corredor interoceánico del Paso de Jama.
Cuenta la historia que hacia finales del SXVI  bajo una piedra que estaba en ese mismo lugar se encontró una imagen de la Virgen de Belén. Los Jesuitas que tenían influencia en la zona mandaron a construir esta iglesia con la ayuda de los aborígenes, como en la mayoría de sus obras en América.

El edificio es de ladrillos de adobe y tiene el techo de paja. Las maderas usadas son típicas del lugar, como el cardón que ayudan a sostener el techo a dos aguas mediante tientos de cuero. Tiene una sola nave y una torre en un costado, que se diferencia del resto del conjunto por sus molduras . La iglesia estuvo inspirada en la escuela cusqueña. Las campanas las trajeron los Jesuitas desde Chuquisaca, cerca de Sucre, Bolivia.
El órgano de la iglesia está a muy baja altura, casi en el piso, de modo que para ejecutarlo la persona debe estar arrodillada.

Las paredes están decoradas con pinturas coloridas de flores, de las pocas flores que crecen a semejante altura, y de pájaros varios que muestran la profunda vinculación que el hombre de esta tierra siempre guardo con la naturaleza.
Nuestra Señora de Belén de Susques es de 1589 y es la mas antigua de la provincia de Jujuy, y muy probablemente sea la mas vieja de todo el norte Argentino.
Sobre el altar mayor se ve una escultura de su patrona, la Virgen de Belén.

lunes, 20 de mayo de 2013

Colgado en Johannesburgo

Hace años que no me pongo nervioso antes de viajar, entonces dejo de pensar a donde voy o que es lo que necesito. Al fin de cuentas siento que nada de lo que lleve es tan importante o difícil de conseguir en destino.

Así llegué a Johannesburgo para empezar un viaje de varios miles de kilómetros por el continente Africano, viajando por tierra, como me gusta.

Los de South African Airways se portaron bien. Conseguí el asiento que quería pese a comprar el pasaje a última hora.
El avión estaba lleno de Chinos que iban hacia Angola, y a juzgar por la dificultad que tenían en abrir las puertas de los baños, era la primera vez que volaban.
No pegué un ojo en toda la noche y 9 horas mas tarde aterrizaba en j´oburg.

Apuré la salida a toda velocidad con mi súper valija de 17.4 kgs y llegué entre los primeros al lugar en donde están las empresas de siempre, que alquilan autos.
Me decidí por una 4x4, pues la iba a necesitar. Saqué pasaporte y tarjeta de crédito y en cuanto el empleado me pidió el registro (que rara vez me pasa) me di cuenta que lo había dejado dentro de mi camioneta en Buenos Aires. Que boludo, no puedo ser tan idiota.

Transpirado como un caballo desbocado y con las llaves de la valija también en Buenos Aires, mi plan parecía que iba a tener que cambiar.

No me quedo otra (bah, era lo más cómodo) que meterme en uno de los hoteles del mismo aeropuerto ya que no tenía reserva alguna en la ciudad, y no tenía sentido dar vueltas en un taxi buscando donde parar.

Sin darme cuenta de la hora Argentina, 5 AM,  me contacté con Buenos Aires para que me manden una copia de la licencia mientras recuperaba alguna hora de sueño acá en el hotel.

La copia sin el registro original no tiene valor, así que estaba complicado y semi varado.

Mi plan fue hacer una falsa denuncia en la policía como que hubiera perdido aquí mi registro y ver si me salía con la mía mañana. Quizás funcionaba . Ojalá. Quería viajar solo y en mi propio vehículo.

Africa esperaba, ahí nomás, del otro lado de la puerta


¿Que paso? ¿Logre salirme con la mía? La historia continúa pinchando este enlace.

viernes, 17 de mayo de 2013

Un regreso de terror desde las islas Phi Phi

Había sido una noche difícil y diabólica en Phuket, pero teníamos comprado el primer turno a uno de estos tours que van a las islas Phi Phi.
Un minibus nos recogió en nuestro hotel de Patong Beach y seguimos hacia el puerto buscando parejas por aquí y por allá. Todos estaban cansados y en silencio en esa insólita fría y lluviosa mañana.

Un desayuno seco e incomible lleno de moscas estaba a disposición de los clientes, que ya, picados por la emoción, comenzaban a recibir las instrucciones, los equipos de snorkeling, etc.
Con unas pulseras  nos asignaron un speedboat y nos acercamos al populoso muelle. Había dejado de llover y el cielo parecía querer abrirse entre las nubes.

Eramos un grupo de 22 personas en su mayoría jóvenes y parejas de todos los rincones del mundo cruzando miradas ya que sentados no se veía hacia afuera, razón por la cual permanecí parado en popa.

El celeste del cielo aparecía firme entre nubes a veces plomizas. La rica brisa marina y las aguas turquesas del mar prometían un día perfecto.

Phi Phi es un archipielago compuesto por islas e islotes que se encuentran al sur de Tailandia en el mar de Andaman (o mar de Birmania). La zona cobro especial protagonismo a partir de la película de Leonardo Di Caprio "The Beach" y se convirtió en un multitudinario lugar que 
creció sin control alguno, especialmente después del Tsunami del 2004.

La degradación es evidente.
Los primeros mareos se evidencian manifestándose en formas de vómitos, y eso que recién habíamos salido y el mar todavía se mostraba calmo y discreto.

La primer parada programada era una playa (Long Beach) a la que no pudimos bajar por la imposibilidad de acercarnos a sus costas por la turbulenta corriente. Nadie se animo a ir nadando pues sus aguas están, además,  atestadas de tiburones.

Seguimos navegando hacia otras de las atracciones: Monkey Beach. Si bien aca tampoco pudimos descender a sus playas, no nos privamos de tirarle frutas a los monos que llamaban nuestra atención desde una pared de rocas grises, y que muy habilmente agarraban con peligrosos y controlados saltos. Caer al agua no parecía importarles. Un poco de distracción a un viaje que ya empezaba a tener contras.

Phi Phi Don es en donde vive la mayoría de la gente de aquí. Pescadores.
Sus facciones son diferentes a la del Tailandés tipo y se acerca mas al tipo Malayo. También son musulmanes, como los primeros en llegar a la isla.

Seguimos navegando hacia  Phi Phi Le , la isla deshabitada, alejándonos cada vez más de la bahía. En uno de los extremos de la isla conocimos un lugar llamado "Vikings cave" . Bastante choto.
Entre sus paredes vive un tipo de pájaro cuyo nido, si señor, su nido, es usado para hacer un tipo de sopa muy popular y apreciada por estos lados.

Seguimos navegando pegados a la costa y nos internamos en un fiordo para intentar hacer un poco de snorkeling. El lugar era un asco. Lleno de gente pataleando en el agua en un lugar bastante reducido. Las aguas estaban bastante turbias, amén de estar muy contaminadas. Una evidente capa de aceite flotando en la superficie.
El lugar tiene cierta fama como destino de buceo, por lo que supongo no tuvimos suerte con el día, aunque era plena temporada baja.
El escenario en sí es muy lindo con sus escarpadas y dramáticas paredes.
El speedboat continuó su marcha hacia Maya Bay, la más famosa playa del país. Podríamos bajar por algunas horas. Recibiríamos además un almuerzo que ya habíamos pagado en Phuket.

Ya desde lejos se derrumbó mi sueño de encontarme allí con el paraíso. El mar estaba lleno de botellas plásticas. Pensé en ese momento que las mismas eran arrastradas por las corrientes marinas quizás desde la India o quien sabe de donde.
Cuando estábamos acercándonos a la arena para atracar el panorama empeoró. Había decenas de embarcaciones y varios cientos de personas caminaban por sus, alguna vez, blancas arenas.

Con un poco de ayuda descendimos al horror y lo íbamos confirmando a cada paso. La playa es muy chica como para tirarse un rato a disfrutar, y la gente está bastante apretada. No hay lugar para todos. Ni siquiera para tomar una buena foto.

Salimos a recorrer la isla durante una  hora y comprobámos que no tienen la más mínima conciencia ecológica. Todo el lugar esta lleno de latas y botellas, algunas semi enterradas. Pañales, bolsas plásticas, lo que se imaginen. Si vimos un tacho de basura en la isla es mucho. Continuamente reciben quejas de los turistas pero a nadie parece importarle. La misma tripulación de los barcos arrojan todo al mar sin más.
El lugar es muy bonito, de eso no hay duda, pero para disfrutarlo uno tendría que estar solo y luego de que un batallón de voluntarios limpien la zona de toda su basura.
Que suerte haber pasado solo un día aquí, ya que se me paso por la cabeza en algún momento dormir aquí algunas noches. Que desepción me hubiera llevado!

Almorzamos bajo un gran tinglado en un especie de buffet . La comida estaba muy bien y fue reconfortante. También el hecho de haber podido bajar a tierra firme. Especialmente para los que ya veníamos mareados.
El almuerzo duro unas dos horas y por alguna razón nuestro barco tardó en salir. Creo que no encontraban a unas chicas o algo así.
El cielo se puso negro de golpe y un  fuerte y frío viento mojado comenzó a soplar. El capitán se veía serio y preocupado, pero no parecía sufrir el frío que yo estaba teniendo bajo mis ropas mojadas.

Logramos salir y enfrentamos el mar. Al cabo de unos pocos minutos la embarcación empezó a sacudirse y a pegar violentos saltos que requerían de toda nuestra atención. Las olas rompían contra el barco y el agua generosa se iba metiendo.

Para ese momento ya estaban todos con sus chalecos salvavidas puestos y una o dos bolsas de vómito en sus manos. Cada tanto se abalanzaban desde babor y estibor a un tacho de basura que había en el medio de la nave. Llegar no era fácil y suponía uno o dos raspones en rodillas y codos ya que uno llegaba volando.

Las olas seguían golpeando y la sal del mar hacía llorar nuestros ojos y dificultaba la visión. Además estábamos todos empapados y hacía un frío para el que nadie estaba preparado.

Un Francés que estaba en el piso gritaba dolorosamente. No se que le pasaba pero ese tipo estaba sufriendo mucho. No era el único.

Tras dos horas de salvaje navegación volvimos a Maya Bay. No lo podía creer. ¿Por que estábamos después de tanto esfuerzo de nuevo en la isla?


El capitán se comunicó con sus superiores en el puerto. Las condiciones de seguridad no estaban dadas para regresar a los pasajeros sanos y salvos a Phuket.
Llovía fuerte y estábamos todos preocupados y con nada de ganas de volver a subirnos al barco.
Averigué por mis medios la posibilidad de quedarme en la isla por mas caro que fuese el lugar y volver en algún otro momento después de esta tormenta en plena época de monzónes. No tuve suerte. Era imposible.

Tras otra hora en la isla, el capitán cumplió con la orden de sus superiores y decidió embarcarnos a todos nuevamente. El Francés sufriente había desaparecido, y ví como lo obligaban, muy en contra de su voluntad a abordar el barco nuevamente. Momento incómodo. Los demás pasajeros no sabíamos como reaccionar y solo queríamos volver al calor y seguridad de nuestros hoteles.

Repartieron pastillas para no vomitar y ajustámos nuevamente nuestros salvavidas.

Salimos al mar nuevamente y a toda velocidad ya que no quedaban mas de dos horas de luz. La gente rezaba y lloraba. Un árabe tomaba las manos de su mujer por bajo la Burka y también la de una chica rubia sentada a su lado necesitada también de contención.

Una irresponsabilidad por parte de la empresa operadora la de enfrentarnos a tan singulares eventos.
Yo miraba las piedras del mar como calculando todo el tiempo a donde poder llegar nadando en caso que el barco se de vuelta. Las chances eran pocas o nulas.

Las olas seguían entrando con fuerza y la situación ya era indigna. La gente toda vomitada y algunos hasta se habían cagado encima. El pánico era real y todos nos sabíamos entregados a la buena de Dios.

El Francés seguía gritando desconsoládamente. Sangraba por debajo y lloraba ya sin lágrimas. El resto todos acuclillados ya sin fuerzas en el piso deseando un pronto fín a tanto martirio. Uno de esos momentos en los que uno se siente tan insignificante y humano como todos los demás, habiendo compartido nuestros miedos y destino.
El olor metálico de la sangre permanecía en la atmósfera. Todo tipo de deposiciones humanas corrían por el piso del barco de lado a lado.

Horas mas tarde ya entrada la noche llegamos a calmas aguas nuevamente. Se veía entre las pocas luces un muelle más chico que aquel del cual habíamos partido. Los pasajeros comenzaron a pararse pisándose los unos a los otros ya desesperados por abandonar el barco. Un mísero espectáculo.

Pensé que no sobrevivía a esta aventura. Me sente un rato a esperar la gente bajar y a mirarme las heridas en la pobre luz. Otra vez Dios me había acompañado. Gracias.

jueves, 16 de mayo de 2013

El palacio de Catalina (Ekaterininsky)

Catalina la Grande es conocida en todo el mundo por su gran apetito sexual. Se comenta que llegó a tener mas de 80 amantes simultáneos y que necesitaba revolcarse con ellos al menos seis veces por día.
Su verdadero nombre era Sophie Fredericke Auguste Von Anhalt-Zerbst y era Alemana.

A los 16 años se casa con Pedro III de Rusia, también Alemán, quien era hijo de Carlos Federico de Holstein, aspirante a la Corona de Suecia. Prusia y Rusia, en esos días, querían agrandar su amistad.

Pedro III sufría de fimosis y de cierta locura. No pudo o quiso realizar el coito con su mujer por mas de 8 años, período en el que ella permaneció virgen.
Hubo que buscar candidatos en la corte para embarazar a la futura reina, y estos aparecieron.
Finalmente Pedro III fue operado y tras varios abortos logró darle un hijo a Catalina.


El palacio


El Palacio de Catalina (Екатерининский дворец) es en realidad un conjunto de palacios que los zares usaron durante generaciones como residencia de verano en la antigua ciudad de Tsárskoye Seló, hoy llamada Pushkin en honor al gran poeta, quien es originario de esta ciudad.


El palacio original fue demolido en 1752 y reemplazado por uno más grande y vistoso de estilo Rococó mas al gusto de Catalina que enseguida lo lleno de estatuas doradas de índole pornográfica donde no faltaban motivos de zoofilia u orgías pedófilas. Catalina quería fiesta y le había llegado la hora de desatar su instinto salvaje, o su ninfomanía. Quería muchos cuartos para practicar el vouyerismo y hacía probar a sus amantes con sus criadas como buscando aprobación.
El arquitecto de este delirio fue Bartolomeo Rastrelli (palacio de invierno y otros)  muestra un lujo obsceno ya desde su exterior , en donde se usaron más de 100 kilos de oro para decorar sus cargadas fachadas de grandes ventanales y estatuas que también querían mirar.
El conjunto edificado sorprende por su gran tamaño. Algunas construcciones superan los 300 metros de largo, y el cuidado parque tiene casi 600 hectáreas de extensión.

Tal como en otras construcciones del Barroco Ruso, se optó por el azul y el blanco cargados con la mayor cantidad posible de dorado. Muestra las mejores artesanías del SXVII en Rusia.
El interior no se queda atrás y aquí sí que se ha abusado del uso del dorado a la hoja. Entre la luz y la cantidad de espejos usados es difícil no sentirse opacado por tanto brillo.
Aquí, como en el resto de los palacios Rusos, el trabajo hecho en los pisos es admirable.

Mientras cambiabamos de salones escuchando a nuestra guía nos imaginábamos la vida y los banquetes en aquellos buenos viejos tiempos.

Las noches eran largas y no había electricidad. Los asistentes a las frecuentes fiestas y orgías iban cambiando de salón en salón mientras la servidumbre iba limpiando el lío que dejaban atrás.
Monumental cantidad de velas, dicen unas 10.000,  se usaban cada una de las noches de verano.
Todo el conjunto de patios, iglesias y monumentales jardines muestran la Europisación que tenía Rusia en esos tiempos.
Vale la pena dedicar un día entero para caminar por estos ricos lugares cargados de historia.
El trabajo de mampostería en los techos es impresionante. Si no son enormes pinturas, es el trabajo de las molduras lo que nos quita el aliento.
El cuarto mas famoso del palacio es el conocido como "Cuarto de ámbar", y aunque está prohibidísimo sacar fotos, me las arreglé para tomar esta única. El lugar es magnifico y está considerado como una de las grandes maravillas.
Este cuarto es en realidad una réplica regalada en 2003 por el gobierno Alemán como pago a reparación de guerra en motivo al tricentenario de la ciudad.
Los Alemanes robaron todo el interior del palacio durante la segunda guerra mundial y es hasta el día de hoy una incógnita el verdadero destino de las piedras de ámbar.

El cuarto había sido un regalo de Federico Guillermo de Prusia (Friedrich Wilhelm von Hohenzollern) a Pedro I de Rusia.



martes, 14 de mayo de 2013

Chinchero, la tierra del arco iris.

Cuando recorríamos el Valle Sagrado de los Incas, en el Perú, no queríamos dejar pueblo sin visitar. Así fue como llegamos a Chinchero, y que buena sorpresa nos llevamos, ya que, a diferencia de otras localidades, esta es netamente Inca. Los pobladores viven en las mismas construcciones que habitaron sus antepasados cuando esta era la hacienda real del Túpac Inca Yupanqui.
El trazo urbano Inca es fácilmente visible a diferencia de lo que vemos en el resto de Perú.
Chinchero esta a 3800 msnm, en lo alto del Valle Sagrado, en la provincia de Urubamba. Pese a la altura en la que esta emplazado el pueblo, poco tiene en común con el clima y condiciones de la Puna.

Se lo conoce como "La tierra del arco iris", ya que se supone que de ahí viene el origen de su nombre. No hay que sonreír sin taparse la boca porque pudre los dientes, ni apuntarlo con el dedo porque hace mal a los huesos. Eso dicen. Incluso las jóvenes le escapaban, pues contaba la leyenda que si el arco iris las sorprendía en el campo, las embarazaba.
Otras versiones dicen que la palabra Chinchero significa "Hombre valiente".

En la plaza central o principal, como muchas veces ocurre hay un mercado con buenas artesanías en alpaca, lanas de oveja o vicuña, instrumentos musicales, y un largo etc. Los domingos recibe mucha gente, y todavía hoy es aceptado el trueque.
Allí está su fantástica iglesia y un conjunto de mujeres que cuentan sus técnicas de hilado y como es que hacen para lograr esos colores tan maravillosos usando solo lo que la tierra les da. Esto en sí, ya resulta un espectáculo que seguimos con atención mirando a las solteras del pueblo, reconocidas por las trenzas que llevan sus pelos.
En Perú no hay pelados, y nos mostraron la raiz que usan para lavar sus cabellos y evitar que el pelo caiga o se ponga canoso.
Las ropas son las típicas usadas también por sus antepasados. Los hombres llevan chalecos, aunque vimos muy pocos. Trabajan comunitariamente para el pueblo. Los hombres con labranzas varias y las mujeres atendiendo el mercado y tejiendo.
Las vistas que se obtienen del valle son muy bonitas. Se ven las construcciones del pueblo, y las antiguas terrazas de cultivo que rodean lo alto de Chinchero, que usaban los Incas antes que los Españoles destruyan la ciudad.

Esta sigue siendo hoy, una de las zonas más fértiles de Perú. Se cultiva principalmente papa y otros tubérculos. Maiz y otros.
La zona que siempre contó con buenos recursos hídricos tiene dos lagunas cercanas que facilitan el acceso al agua.
Estas paredes que rodean las dos plazas contienen 12 nichos en donde muy probablemente enterraban de pié a sus habitantes más importantes.
Estos muros separan las dos plazas. En la parte alta esta la iglesia, y la otra probablemente era una plaza para uso cívico militar.

El sistema para drenar el agua con el que contaba la ciudad, muestra el avanzado conocimiento de quienes construyeron el palacio para el Inca Yupanqui.
Corría el año 1572 cuando el virrey Toledo fundó la doctrina de "Nuestra Señora de Monserrat de Chinchero". Mandó a construir sobre los restos del gran palacio una iglesia Católica que, utilizando los mismos materiales que alguna vez fueron parte del palacio, terminó de construirse en 1607, tal como indica la puerta de entrada.
Este palacio Inca ha de haber sido uno de los más importantes del país.
El interior de la iglesia nos sorprende nuevamente con su arte Cusqueño. La puerta de entrada esta en uno de sus laterales frente a la plaza de armas. Los frescos del interior nos cuentan su visión de la caída del imperio y posterior llegada de los Españoles.
La virgen de Monserrat tiene muchos rasgos andinos y en la pintura intentan confundirla con la montaña misma, a la que los Incas veneraban.
Los techos son de teja y el ambiente de su interior (donde no está permitido sacar fotos) es único en América. Muchas son las particularidades que hacen a esta iglesia, un lugar único.




lunes, 13 de mayo de 2013

Por el día en Cuernavaca

Cuernavaca sonaba tanto en mi cabeza, que un día decidí ir a conocerla. Al fin y al cabo son sólo 85 los kilómetros que la separan del Distrito Federal, la gigantesca capital de México.

Cuernavaca, capital del estado de Morelos, es conocida como "La ciudad de la eterna primavera". Mucho de verdad hay en ello ya que su paisaje está colorido por miles de plantas con flor, como los tulipanes, jacarandás, jazmines o azucenas. Aparentemente su clima se encuentra entre los mejores del mundo. Sin embargo mi primera imagen fue la de una ciudad congestionada, sucia y muy ruidosa. Mi novia de aquel entonces me lo había advertido. Ella conocía Cuernavaca y no quería volver.

El Autopista lento como un domingo en hora pico. Mas tarde no fue fácil hacernos de un lugar para aparcar nuestro carro una vez que llegamos a la ciudad.
Por calles adoquinadas y de difícil caminar nos fuimos acercando al zócalo del lugar, como para comenzar por algún lado.

Desde los tiempos de los emperadores Aztecas, Cuernavaca fue adoptada como lugar de descanso para hombres que llegaban ahí por su benigno clima.


Con tan buen patrimonio histórico y arquitectónico de su pasado, y a tan poca distancia del Distrito Federal, es una lástima que no sepan sacarle mejor provecho. El descuido está ahí, a la vista de todos.

Palacio de Cortes Paredes hacia adentro la cosa cambia. Hay muchas casas espectaculares y bien cuidadas, en donde se aprecia lo mejor del arte Mexicano en todo su esplendor.

Hubo un antes y un después en la historia de Cuernavaca. Es el terremoto que sufrió la ciudad de México en 1985. Fueron tantos los habitantes de la gran urbe que se mudaron al vecino estado, que Cuernavaca, La Ciudad de la Eterna Primavera, creció sin control alguno. Tanto, que hoy las lejanas serranías ya no se ven por el smog que tiene la atmósfera de Cuernavaca y sus pueblos satélites.


Ya de lejos se veía el Palacio de Cortés, una de las edificaciones del período virreinal más antiguas de todas entre las que aquí se encuentran, y uno de los platos fuertes de cualquier visita a Cuernavaca.

El pirata y conquistador Hernán Cortés uso esta fortificación como residencia en sus años en México.



Hoy en día, además de recorrer el palacio, que guarda un parecido muy grande con el Alcázar de Colón en Santo Domingo, República Dominicana, se puede visitar el Museo Cauhnáhuac que guarda celosamente toda la historia de Cuernavaca, desde la época prehispánica hasta la revolución campesina liderada por Emiliano Zapata.
Cuernavaca
Uno en México está acostumbrado a zócalos importantes y de gran tamaño rodeado, de los edificios mas poderosos y emblemáticos del lugar. El de Cuernavaca me decepcionó. No solamente por su tamaño minúsculo, parecido al de cualquier plaza de pueblo chico, si no por el descuido general que padece. Este zócalo no parece un lugar central en la vida social de los habitantes de Cuernavaca.
Calle de Cuernavaca
A unas pocas cuadras barranca arriba está la Catedral de Cuernavaca con sus paredes llenas de historia. La catedral es la quinta iglesia católica que los Españoles erigieron en México.  El edificio fue construido en 1537 como un convento religioso, razón por la cual no se parece a ninguna otra catedral en suelo Mejicano.

Los terrenos para su construcción fueron cedidos por quien fuera la mujer del adelantado Cortés para que en ellos funcione un monasterio Franciscano.
Sin Título.
A diferencia de la mayoría de las iglesias, Cristo no se ve crucificado, si no que se lo ve en el momento de la ascensión.
Como otras en el estado de Morelos, también goza de ser Patrimonio Cultural UNESCO.
Particularmente interesantes son las misas de los domingos animadas por los Mariachis.
Todo el recinto es muy lindo y se supo conservar y cuidar el estilo de época. Los jardines del complejo son de una belleza singular, como así también el mural que se encuentra dentro de la misma.
Torre reloj
La figura del caudillo sureño, Emiliano Zapata, se repite por doquier en Cuernavaca. Aquí es donde nació el revolucionario, uno de los mayores actores de la Revolución Mexicana.
Zapata
Zapata nació en el seno de una familia de campesinos de la zona.
Zapata
El Ayuntamiento de Cuernavaca fue construído en los primeros años del SXVII o fines del SXVI, como una típica casa rural. Con de los años, el edificio fue creciendo para poder albergar diferentes tribunales y juzgados. El primer piso era para uso personal del gobernador y su familia.
Varios cambios se sucedieron con el pasasr de los años. Hoy funciona como el Ayuntamiento de Cuernavaca. Dentro del edificio se encuentra el "Salón de cabildos" que guarda varios objetos valiosos de la ciudad, como una colección de mas de 100 sillas antiguas en donde se sentaban los disertadores en el cabildo. Ya veis. Imperdible, jajaja.
Ayuntamiento Cuernavaca
Hay enormes murales en sus paredes y techos, que nos cuentan la historia de México y de Cuernavaca, por ejemplo de cuando aquella vez, fuera la capital del país.
El edificio tiene un gran patio central adornado por una bella fuente. Del lado interno también se suceden los pasillos con arcos, pero también en el primer piso.
Precaucion
Si es tu primera vez en México, hay varias docenas de pueblos y ciudades con mas gracia y belleza.
El patrimonio de Cuernavaca no deja de ser importante. Verdad. Pero hay algo que falla y falta.
El clima es ameno, verdad. Quizás para tomarse un respiro del siempre ajetrado Distrito Federal, una visita a Cuernavaca no esta nada mal. 

sábado, 11 de mayo de 2013

Niterói, la ciudad del agua escondida

Niterói se encuentra a 5 kms en linea recta de la ciudad de Rio de Janeiro. Esta conectada a la misma por un gran puente, aunque se puede acceder también por agua que resulta mas placentero y es más rápido que ir por el puente, en donde los kilometros se agrandan. Además barcos y catamaranes salen con mucha frecuencia, y nunca faltan pasajes para ir o venir.

Desde allí nos tomamos, como buscando un poco de aire, un ferry corto a la ciudad de Niterói, que dos veces supo ser capital del homónimo estado.
El ferry llega al centro de Niterói. Hay mucha gente, mucho ruido y mucha actividad en el ambiente. A medida que nos vamos alejando del puerto la vida se va tornado mas tranquila y uno puede oír por fín el silbar de los pajaritos.

Nos dedicamos a conocer las calles de esta ciudad fundada en 1573 y que con el correr de los años tuvo varios nombres. El primero fue São Lorenço do Indios, tiempos en lo que la ciudad fue creciendo gracias a la industria ballenera.
En 1819 cambian el nombre por el de Vila Real da Praia Grande y es por primera vez capital del Estado de Rio de Janeiro. Este nombramiento como capital acelera el crecimiento de la ciudad, que en 1835 cambia su nombre por última vez, ya como Ciudad Imperial, que era un título otorgado por el Emperador a las ciudades mas importantes del país.
Algunos sectores de la ciudad guardan exponentes de la época colonial. Hay una buena cantidad de lindos solares, y también nos gustaron las iglesias que fuimos conociendo en nuestro caminar.


La Fortaleza de Santa Cruz da Barra, es una de las guarniciones millitares en funcionamiento más antigua del mundo. Solo se accede con reservas y con una visita guiada que dura 45 minutos. Um passeio muito legal para conocer mas acerca de los orígenes de la ciudad.

El Museo de Arte Contemporáneo (MAC) es el símbolo de la ciudad. Construido por el genial arquitecto Oscar Niemeyer, no deja de sorprendernos y recordarnos a un platillo volador.
Adentro encontramos la segunda mayor colección de arte contemporáneo del país.

El museo se recorre rápidamente. Lo mejor son las vistas que se tienen desde sus ventanas a la bahía y el mar que hacen que uno quiera quedarse a mirar por siempre.
El museo no es la única obra de Oscar Niemeyer en el país. El arquitecto también fue el responsable de crear toda la ciudad de Brasilia, para que el país pueda mudar su capital a un lugar que hasta ese entonces estaba deshabitado. El arquitecto se destaca por sus diseños atrevidos y el uso de hormigón.
Los sectores mas ricos de la cidade. en Niterói son siempre modernos y cuentan con las mejores vistas aseguradas.
Hoy, Niterói  es uno de los municipios Brasileros que cuenta con mayor calidad de vida.

Buen programa para dedicarle un día entero en ocasión a alguna visita a la maravillosa Río de Janeiro.

Para variar un poco, volvimos por el Puente Presidente Costa e Silva, el más largo de Latinoamérica y uno de los mas largos del mundo. Las vistas sobre la Bahía de Guanabara no tienen igual.