miércoles, 29 de enero de 2014

Ciudad de Maldonado

Maldonado es una ciudad uruguaya fundada en 1757, y  que siempre conto con el apoyo y simpatía de los reyes de España. Durante la época de la conquista, San Fernando de Maldonado (tal es su nombre oficial) era la segunda ciudad en tamaño después de Montevideo, la capital del país.

Maldonado pudo crecer con cierta prosperidad por algunos años, hasta que los intereses alrededor del Río de la Plata, y el enfrentamiento entre Unitarios y Federales en la joven Argentina, hizo que el pueblo de este pequeño país, cuyos bordes aún no estaban delimitados, también se enfrentaran entre sí. Los "Blancos" con apoyo de Rosas y los Federales contra los "Colorados" que contaban con el apoyo de los Unitarios. 
El conflicto trascendió las fronteras, y no tardaron en tomar partidos los imperios de Francia, Gran Bretaña y Brasil, pero eso es otra historia que hoy en este post no nos compete.

"Blancos" y "Colorados", los dos tomaron la ciudad de Maldonado, que tras la guerra quedo asolada por la pobreza, y literalmente olvidada durante varios años.

Hoy Maldonado luce orgullosa su pasado histórico y colonial, y su economía goza de buena salud. Tiene la suerte de estar muy cerca de Punta del Este (el balneario mas top de Sudamérica) por lo que, además de ser una ciudad con vida propia durante todo el calendario, sirve para suplir y albergar a todos los gremios que la temporada "esteña" requiere año tras año. 
Cualquiera que pase una temporada o varios días en Punta del Este, y necesite algo mas que botellas de buenos alcoholes, diarios con uno o dos días de antigüedad, cremas o golosinas importadas,irremediablemente conocerá la vecina y cercana ciudad de Maldonado, con su amplia y mas mundana vida comercial y sus motitos con escape libre.
Cualquiera que pase una temporada en Punta del Este, irremediablemente conocerá la vecina y cercana ciudad de Maldonado, con su amplia vida comercial y sus cientos de motos de baja cilindrada y escape libre.

Esta vieja casona con patio, aljibe y galerías es Monumento Histórico Nacional. Adentro se encuentra una amplia colección de pinturas y esculturas que fueran generosamente donadas por el pintor, arquitecto y artista plástico, Nicolás García Uriburu.En la plaza principal suceden los acontecimientos sociales mas convocantes de la ciudad, tales como los carnavales, los concursos, actos políticos o recitales. 
Como siempre pasa, alrededor de la plaza principal se encuentran muchos de los edificios mas viejos, relevantes e importantes de la ciudad.

Pintada de rosa y blanco, con dos torres con campanario  y de estilo Neoclásico Español, se alza sobre una de las calles frente a la plaza principal, la Catedral de San Fernando de Maldonado, que también fue declarada Monumento Histórico Nacional.

Aunque su obra comenzó en 1801, fue suspendida por las Invasiones Inglesas y no se inauguró hasta casi un siglo mas tarde, en 1895.

Tiene un importante altar, y allí hay una imagen de la Virgen del Carmen (patrona de la ciudad) que fue recuperada tras el naufragio de un buque llamado "Ciudad de Santander", al cual pertenecía.
A uno de los costados esta Cristo, esta vez agonizando. 
Ocupando una gran manzana de las 8 originales, se erige el Cuartel de Dragones, sin dudas el edificio mas importante de Maldonado. 
Por su cercanía a la plaza principal (está a 1 cuadra) el cuartel es muy solicitado hoy en día para actividades sociales de la población local.
Son varias las salas que rodean un lindo patio (o Plaza de Armas) con algunos árboles centenarios y una estatua de José Artigas. 
Se construyó desde 1771 en piedra y barro, y tenía como fin albergar a unos 600 soldados de las tropas Blandengues que defendían estas fronteras frente a los avances de Portugal.

Este mismo portal de la foto vio pasar al Libertador General José Artigas, en 1797, cuando formaba parte del Cuerpo de Blandengues. Una placa de bronce así lo explica. 

En 1806, durante las invasiones Inglesas, el cuartel fue conquistado y severamente dañado.

Adentro del cuartel funciona el Museo Didáctico Artiguista que tiene, entre otras, varios pabellones de países americanos con esculturrespectivos próceres.
Ocupando una gran manzana de las 8 originales, se erige el Cuartel de Dragones, sin dudas el edificio mas importante de Maldonado. 
Por su cercanía a la plaza principal (está a 1 cuadra) el cuartel es muy solicitado hoy en día para actividades sociales de la población local.


Son varias las salas que rodean un lindo patio (o Plaza de Armas) con algunos árboles centenarios y una estatua de José Artigas. 
Se construyó desde 1771 en piedra y barro, y tenía como fin albergar a unos 600 soldados de las tropas Blandengues que defendían estas fronteras frente a los avances de Portugal.

Este mismo portal de la foto vio pasar al Libertador General José Artigas, en 1797, cuando formaba parte del Cuerpo de Blandengues. Una placa de bronce así lo explica. 

En 1806, durante las invasiones Inglesas, el cuartel fue conquistado y severamente dañado.

Adentro del cuartel funciona el Museo Didáctico Artiguista que tiene, entre otras, varios pabellones de países americanos con esculturas.

jueves, 23 de enero de 2014

Comiendo en Sudáfrica

Comer en Sudáfrica resulto una grata sorpresa. En las grandes ciudades visitaba restaurantes dos veces al día, y cuando viajaba por las provincias comía lo que me era ofrecido. Lo que no tenía pensado es que iba a disfrutar tanto comer.

Hoy en día hay una sana fusión con herencia inglesa y holandesa y muchos aportes e ingredientes usados tanto por los indígenas (Zulú, Xhosa, Sotho, etc), como por los inmigrantes malayos e indios que aquí viven en gran numero.

El  Sudáfricano tiene gran aficción a las carnes rojas vacunas. Para ellos no hay nada mejor que el Braai, que no es otra cosa que carne asada a la parrilla. Esta costumbre que rápidamente se disemino por el sur de África, la impusieron los Boers, ya que eran ellos los dueños originales del ganado.

Cualquier excusa es buena para juntarse y tirar unas carnes a las brasas. El sudafricano ama la vida al aire libre y la vive plenamente.

Por lo general en las grandes ciudades de Sudáfrica se come bien y variado. Existen restaurantes con cocinas de todos los rincones del mundo, con materia prima fresca y buen nivel de comida, y muchas cosas para que los curiosos como yo podamos seguir expandiendo nuestras fronteras culinarias.

Por la herencia Europea se come muy temprano. Los restaurantes abren a las 5 de la tarde y al cabo de dos horas el lugar esta lleno.
A las diez de la noche mitad de las cocinas ya están cerradas.

El servicio en las grandes ciudades es un capítulo aparte. Impresiona la cantidad de personal que destinan para atender al comensal. Cada lugar cuenta con un ejército de empleados.

A nadie le gusta la espera y no ser atendido cuando sale a comer. Estamos de acuerdo. En Sudáfrica son tantos los empleados que no tardaran en acercarse.
Están tan al pedo, que uno los tiene prácticamente siempre encima. Que te llenan el vaso, que te ofrecen mas pan, que te preguntan si estaba rica la entrada, te charlan y te advierten que tengas cuidado con el salero. Hasta me armaron nuevamente la mesa en una ocasión en la que derrame un poco de vino, mientras mi plato esperaba y se enfriaba  en la mano de un mozo.
Uno no termina de masticar, que ya te sacan el plato. Tantas veces me rompían las pelotas que me terminaba yendo antes de disfrutar de un postre o una copa.

Pensé que la razón por tener tantos empleados era impositiva (y debe ser). Le conté mi parecer al administrador Indio de uno de los hoteles donde pare, y me dijo que en Sudáfrica es una señal de status tener muchos empleados. Me contaba  que si el comensal ve que no levantan inmediatamente un plato, o la copa esta medio vacía, la atención es mala. Por lo que cada lugar que se jacta de bueno debe tener una docena de empleados. Parte de la idiosincrasia del país.

El personal de servicio es negro. Siempre negro. Son Sothos, Zulúes, Xhosas. Con el tiempo aprendí a diferenciarlos.
Rara vez he visto lugares atendidos por blancos.

En el interior la comida cobra un matiz mas africano con otras carnes menos apreciadas que acompañan platos con salsas picantes.
Mucha comida hecha a la cacerola, como guisos y pucheros, que recuerdan su influencia inglesa.
Entre las comidas locales que probé estaba esta empanada, el Sosatie, que  me resulto muy parecido a un Kebab, y hasta sabía igual.
El Biltong es carne seca, que es tan popular que se vende en casi todos lados, y hasta se puede comprar pequeñas maquinas para hacer en casa nuestro propio Biltong. Había probado en las regiones andinas de América del sur, el Charqui, que también es carne deshidratada, pero en ese caso de llama o guanaco, pero el Biltong es mucho mas rico. Lo que nació como una necesidad de mantener la carne por mas tiempo, se convirtió en un bocado muy popular.
El Bunny Chow es un tipo de pan, muchas veces relleno de carne de cordero y mucho curry, que debe comerse con la mano, aunque muchas veces vas perdiendo el jugoso relleno mientras lo comes.
Un plato antiguo es el Bobotie, que es como un pastel de carne de cordero con huevo arriba. Siempre resulta sugerente, y el sabor del curry lo invade todo mientras encontramos alivio y un buen maridaje con lo dulce que le agregan (pasas de uva, manzana, chutney, banana).

Me han quedado muchos platos por probar, ya que cuando tenía oportunidad, centraba mi atención en pescados de nombres difíciles de recordar y mariscos varios.

Los vinos son tan buenos que uno termina eligiendo la comida en base a lo que quiere tomar, pues resultan de primera calidad.  Especialmente los vinos blancos. Sudáfrica es el noveno mayor productor de vinos en el mundo, y lo vienen haciendo cada vez mejor desde 1659.
Las cervezas locales también son notables y hay una gran variedad.

La fruta es bastante buena. Se destaca el sabor de la palta (aguacate) y del melon. Al ananá le dí varias oportunidades pero nunca encontré uno rico.
No me pareció que sean muy adeptos a su consumo.

En términos generales no resulta caro salir  a comer a un buen lugar. Tampoco es barato, aunque siempre podamos encontrar algo a mejor precio que en casa, como por ejemplo los mariscos o ciertos pescados de mar. Sudáfrica te da la posibilidad de encontrarte con nuevos sabores. Si te gustan las carnes te sentirás muy a gusto con sus cortes de avestruz, cocodrilo u otras carnes mas exóticas.
Si visitas Durban sentirás que estas en India y hasta podrás hacer una ruta del curry, (que verás, se lo toman muy en serio) y terminar siendo experto en la materia.






jueves, 16 de enero de 2014

Psar Chaa, el viejo mercado de Siem Reap

Mi hotel estaba muy bien ubicado en el área colonial de la ciudad, enfrente a un arroyo y muy cerca de Psar Chaa, el viejo Mercado de Siem Reap, por lo que paso a ser un lugar que frecuentaba a diario.

El mercado en sí no es la gran cosa, pero sigue siendo auténtico y es el lugar en donde los locales hacen sus compras, y el mas barato para que los visitantes hagan las suyas.

Por afuera tiene una bonita arquitectura francesa en el frente y alguno de sus costados.

Se vende de todo. Platería, falsificaciones, verduras, objetos de plastico, herramientas, bijou, insectos, remeras de las cervezas locales y los templos, las guías Lonely Planet a USD2, artesanías locales de dudoso gusto. También los clásicos Kromas. Unos pañuelos grandes y muy lindos que identifica a los camboyanos, y que ellos usan de mil maneras en su vida diaria.
Aunque pueda ser difícil, lo mejor es tomarse el tiempo, ya que hay productos de muy buena calidad mezclados entre tanta baratija.

El Old Market, como se lo conoce, cumple una función comercial muy importante abasteciendo al centro de la ciudad. Hoteles, restaurantes y vecinos, todos terminan en el viejo mercado.

Por la cercanía a los maravillosos templos de Angkor, y gracias a su pequeño aeropuerto internacional, Siem Reap es, por lejos, la ciudad mas visitada, y mejor preparada del Reino de Camboya.


El mercado, como muchos en Asia, a cierta hora del día ya huele para la mierda. Muchos puestos tienen pescado, pollo y carnes varias colgadas de gruesos anzuelos, que esperan ser vendidas mientras las altas temperaturas de la ciudad van descomponiendo lo que queda de su existencia. 
A los costados de los puestos, los comerciantes van amontonando en el piso las sobras de comida, los frutos podridos, y cuanta basura puedan imaginar. 
El olor se mescla con el de las especias y el de la comida que se prepara a toda hora mientras el mercado permanezca abierto. Aunque uno a la larga se acostumbra, salir afuera a dar una bocanada de aire "fresco" se siente muy bien después de un rato bajo el techo de Psar Chaa.


Mientras vamos avanzando por los estrechos pasillos, todos, y cada uno de los vendedores de los puestos se van acercar al grito de "Sir, sir. Buy, buy". Ser extranjero equivale a ser rico. El acoso puede ser incómodo para muchos por que de momentos se ponen muy insistentes, y hay que ladrarles un poco para que te dejen tranquilo. Debo reconocer que en mas de una oportunidad, se salieron con la suya y "no me quedo otra" que comprarles algo con tal de apagar la desesperación que mostraban.

A la mañana, en las horas en que todos van a los templos, el lugar es mucho mas tranquilo. Cuando esta mas relajado, el camboyano es muy simpático y agradable, y siempre bien dispuesto. 

Cada mañana compraba exquisitas frutas tropicales que solo en esta región del mundo existen. 
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El mercado de Siem Reap nos brinda una oportunidad para disfrutar de la gastronomía Jemer por dos monedas. Preparan en sus apretados puestos todo tipo de sopas y platillos a base de arroz, con variadas carnes, verduras, picantes y pescados. 
En los puestos mas caros y lindos, los cangrejos y otros frutos de mar y río esperaban sobre hielo. Tenían un sabor muy agradable, y a módicos precios. 
Los caracoles que probe eran un asco, y sin contar con las herramientas propias, me resulto difícil comerlos.

El escenario ideal, con todos los ingredientes necesarios para que te agarres una buena cagadera si no prestas atención a lo que comes.

Mientras  se come o recorre es posible observar a la gente en sus tareas cotidianas. Toda la familia esta en el puesto. Los chicos estudian, el abuelo lee un diario viejo. Algunos pelan verduras, casi todos intentan vender algo, y los que arrancaron mas temprano duermen plácidos arriba de la mercadería.




martes, 14 de enero de 2014

Santa María de Fé, en Misiones, Paraguay.

Hace unos pocos meses encontraron enterradas atrás de los restos de la antigua iglesia de Santa María de Fé, muchas baldosas en perfecto estado de conservación. El edificio se incendio en 1889 para finalmente derrumbarse dos décadas mas tarde.

Santa María de Fé (1647) es otra de las reducciones auto suficientes que dejaron los jesuitas en su fértil paso por América. Se encuentra en el departamento de Misiones a unos 250 kilómetros al sur de Asunción, la capital del Paraguay.

Parece que la gente del pueblo esta como loca, por que saben que lo que sea que haya allá abajo va a tener un valor histórico y arqueológico muy alto, y como el patrimonio es suyo, en el futuro podría traer beneficios a la comunidad.
Se pretende contar con los mejores arqueólogos para la investigación y recuperación de los "tesoros" allí enterrados.

Paraguay tiene muchas verdaderas joyas abandonadas, que requieren con urgencia un mínimo de cuidado e inversión después de tantos años de descuido. En materia de turismo todavía tienen mucho por hacer. Del otro lado de la frontera están las reducciones jesuíticas de Misiones, en Argentina, a varias horas de donde están las Cataratas de Iguazú. Estas reducciones son mucho mas visitadas, y la gente no esta ni enterada que en el vecino Paraguay hay mas ruinas, siendo algunas espectaculares como las de Santísima Trinidad del Paraná y las de Jesús de Tavarangué, ambos sitios Patrimonio Mundial de la Humanidad declarado por UNESCO.

El pueblo es chico y lo recorrimos en una hora, o menos. Una lástima no haber podido conocer el Museo Diocesano de Santa María de Fe. Estaba cerrado por que el guía había tenido que viajar, o algún disparate del estilo.







sábado, 4 de enero de 2014

Una casa hecha con botellas de plástico

Una noche en Puerto Iguazú, Misiones, muy cerca de donde se besan las fronteras de Argentina, Brasil y el Paraguay, y a pocos minutos de las fantásticas Cataratas de Iguazú, me vine, de noche y como a las apuradas, a conocer esta casa integramente hecha con botellas de plástico.

Aunque en el mundo ya han utilizado las botellas plásticas, en ese momento esta fue la primera vez que veía una de estas casas en la Argentina.

Con tanta gente en el mundo falta de una vivienda, esta podría ser una buena alternativa ecológica y social para que promuevan los países del tercer mundo.
La "Casa de las botellas", como se la conoce aquí, es una idea que tuvo el artesano Alfredo Santa Cruz, el dueño del recinto. El objetivo es que las personas tomen conciencia de que mucho de lo que usamos en nuestra vida cotidiana, y se convierte en basura, puede ser reutilizado, o aprovechado por terceros. Para muestra sobre un botón. Don Alfredo construyó esta casa, y hasta sus camas y sillones están hechos de botellas plásticas. Para las ventanas uso ingeniosamente varias cajas de Compact Disc. 
Sólo para confeccionar las paredes se necesitaron 1200 botellas de las típicas de 1.5 litros.
La casa está construida sobre estructuras portátiles, lo que podría facilitar un eventual traslado de la vivienda a otra locación, si esto fuera necesario.
Para los techos de la casa utilizaron envases de Tetra Pack, los que vienen en packs de jugos, leches y vinos baratos.  Estos "cartones metálicos" evitan el ingreso de agua, y quizás hasta cumplan una función térmica, como  lo hacen las botellas, que puestas todas juntas no transfieren ni el frío ni el calor del exterior.

No sé como se comportaría una casa así ante un caso de incendio. Tampoco sé si un poco de agua o arena adentro de las botellas podría reducir el riesgo. Pero la idea es buena.
Con mucha gracia, y siempre usando botellas de plástico, la casa presenta varios decorados, como estas flores que vemos en la foto de abajo, que embellecen la entrada a la vivienda.
Es sin duda una buena idea, y una forma baratísima y sustentable de darle techo a los que no lo tienen.