viernes, 21 de marzo de 2014

El Impenetrable, un lugar que no existe.

Argentina, Bolivia y Paraguay comparten una enorme región biogeográfica que se conoce como el Gran Chaco Americano, el área verde mas grande del continente detrás del Amazonas. Una de las zonas con mayor diversidad biológica del planeta tierra. Un lugar donde sobreviven algunas especies de mamíferos que ya se extinguieron en otras áreas.

Recuerdo con dolor, cuantos lugares del mundo no existen para los demás. Cuanta gente abandonada a la buena de Dios. Cuanta gente discriminada por su color de piel. Cuanta discriminación.

En El Impenetrable la vida es dura, por no decir infernal. No por nada es una de las zonas mas aisladas de Argentina, y lo mismo sucede en los casos del Chaco boliviano, y paraguayo.

El acceso al agua es el primer problema que todos los días tienen que sortear los pobladores de esta vasta región. El primer problema, pero no el único.



El Impenetrable es (fue) tierra de los Wichis y los Pilagás, dos de los grupos étnicos originarios,  aunque los papeles digan lo contrario, ya que las tierras, en su mayoría, son fiscales, o sea nadie tiene un título de propiedad sobre las mismas.

Los españoles llamaban a los Wichis, "Matacos"  , que en idioma antiguo significaba animal poco importante, o animal de poca monta.
Muchos de los pocos Pilagás que quedaban, fueron asesinados por el gobierno del General Perón en 1947, durante la "Masacre de Rincón Bomba" y los días que le siguieron.

Hoy, quienes sobreviven, están sumisos, y en la pobreza y marginalidad absoluta, mientras lo poco que queda de su cultura y tradiciones va muriendo. Agonizando.

Los mas pudientes viven en chozas hechas de tierra o adobe. El resto apenas bajo unas pocas ramas.
El clima severo, los malos caminos, intransitables en épocas de lluvia, y la severa falta de infraestructura, hacen que esta sea la región menos visitada de Argentina, y de nuevo, lo mismo ocurre con los países vecinos, cuyas zonas están aún menos pobladas que en Argentina.

Las condiciones de vida obligaron a estos pueblos a llevar una vida nómade, o semi-nómade, y a organizarse en pequeños grupos de familias que viven en una misma aldea.

La mortalidad infantil es 300% mas alta que en las ciudades, y la desnutrición infantil es grave. Asedian a los pobladores muchas enfermedades como el "Mal de Chagas", el Dengue o la tuberculosis 
Con una pareja amiga con la que ya he realizado varios viajes Por tierra por tierra nos fuimos a Asunción del Paraguay.
Todos veníamos viniendo seguido a la capital del Paraguay, y nos encontrábamos mas que a gusto en esta bella ciudad, que además, tiene en esta época, a sus Lapachos, Jacarandás y Palos Borrachos en flor.

Los días pasaron a puro lujo y relax, disfrutando de nuevos amigos y de la hospitalidad tan característica de los paraguayos que transcurre a pura sonrisa.

La idea inicial era ir hasta el Pantanal, pero contábamos con poco tiempo, por lo que decidimos gozar de la capital guaraní, y emprender un recorrido por el oeste de las provincias de Chaco y Formosa, y lentamente (pero no tanto) ir volviendo hacia Buenos Aires.

Tras salir del Paraguay cruzamos media provincia de Formosa de este a oeste. Yo contento, pues si bien ya conocía Formosa (la última provincia que me faltaba para conocer todas las de Argentina), era la primera vez que recorría esta porción de su territorio.

Por una ruta sin curvas nos acercamos al Bañado La Estrella  que suele ser el tercer humedal mas grande de América. Estaba tan seco que a donde debía haber agua, hoy el viento, formaba remolinos con la tierra de la superficie. Una triste imagen que mostraba un paisaje desolado en donde debía estar lleno de vida.  El Bañado La Estrella es, casi siempre, un paraíso para la observación de aves.

Decidimos entonces, continuar camino hacia nuestro próximo destino. Íbamos, sin tenerlo planeado, a la espesura del monte, si es que El Impenetrable nos dejaba pasar.

En la última ciudad de esta parte de nuestro recorrido, Las Lomitas (12.000 hab.), cargamos combustible y miramos nuevamente la cartografía. Había llevado para la ocasión unos mapas "en papel" del Instituto Geográfico Militar, que muestra todo camino que atraviesa el monte denso y espinoso. Los únicos mapas confiables de la zona. De una zona que solo existe si la buscas.
En este pueblo estuvo "detenido" el dos veces presidente Carlos Saúl Menem.
Decidimos entonces que nuestro próximo destino sea Estancia "La Fidelidad", una enorme propiedad de 250.000 hectáreas  comprendidas entre las provincias de Chaco y Formosa que fue testigo de un múltiple asesinato y que hoy está en vías de convertirse en parque nacional, si es que el estado arregla con los herederos de esta millonaria propiedad, de monte virgen y una riqueza biológica sin igual, por donde todavía vagan los casi extintos Yaguaretés.


Llegar no fue del todo fácil, pero con el objetivo cumplido fuimos felices, ya que no estábamos seguros de estar donde teníamos que estar. El cartel lo confirmaba, y entre tanta uniformidad rala, verde y chata, bien valía una fotografía junto a él.
La deforestación es otro de los males que azotan a la región. Cientos de miles de hectáreas han sido indiscriminadamente taladas por as topadoras para probar suerte con unos pocos cultivos como la soja.
Este mal es aún anterior, cuando la United Fruit Company (responsable de varias matanzas en América) se llevó millones de ejemplares de Quebracho, en uno de los mas graves hechos contra la destrucción del medioambiente que se conoce, por que aquí, a nadie nunca le importó nada. Esta es tierra despoblada, y siempre lo fue. Sus habitantes son invisibles. No existen. No son. Casi no quedan.
Al día siguiente y tras cruzar uno de los pocos puentes que unen a las provincias de Chaco y de Formosa, nos dispusimos a recorrer esta sección del Impenetrable en suelo de Chaco.
Los caminos se veían un poco mas transitados y cada tanto aparecía señal de vida humana.
Cada tanto cruzábamos algún paraje o minúscula población de esas que no aparecen en los mapas, que no tienen ni plaza ni catedral, pero si algunas toneladas de óxido y unos cuantos kilos de caucho.
La gente no es curiosa. Mas bien huidiza, parca, desconfiada y temerosa del hombre blanco.
De este lado del río Bermejo están los Qom, o Tobas, otro pueblo cazador del Chaco. Otra gente olvidada, a la que, por ejemplo, en el último censo nacional no se la contabilizó como pobre, por que para el gobierno nacional, supuestamente estos habitantes no son gente.
De nuevo caminos interminables, monótonos  y duros, con el espinal como único testigo de nuestro tímido y sigiloso paso.
Hace muchos kilómetros que no hay señal de teléfono. Sería imposible explicar, ante una eventualidad, donde uno está. Por mas que la hubiere, aquí también estamos solos. El calor pega siempre muy fuerte, con temperaturas que en verano frecuentemente superan los 50º.

Una vez cada cuatro años estos pocos miles de tristes y abandonados habitantes son tomados en cuenta. Es el  momento de las elecciones, en donde a cambio de una escuela, muchas veces inútil por las costumbres de estas tribus de mayoría analfabeta, los habitantes son tentados por unos votos, por las mismas promesas de siempre que otra vez, no se van a cumplir.
Los Anglicanos y los Evangelistas trabajan en la zona con la dura tarea de convertir a los indígenas. La iglesia funciona como un único punto social de encuentro para los pocos habitantes de esta castigada e impenetrable geografía.
Alguna comisaría sin efectivos da muestra de una civilidad que no es tal. Esto es tierra de nadie, y si la justicia no es por mano propia, no es justicia.
Robos y violaciones de menores son moneda corriente en estas tierras, donde este es el menor de los problemas con que tienen que lidiar los pobladores. La ley esta ausente. El agua y alimento también.
Tras unos kilómetros se ve mas civilización. Aparece una antena y los postes que llevan electricidad. Parece que por fin cerca de alguna ciudad los habitantes gozarán de ciertos beneficios de la modernidad, pero uno se indigna cuando sabe que son menos que pocos los que pueden acceder a los servicios básicos. Quizás luz, si lo puedes pagar, quizás agua, si haces que te la traigan.
Así es la vida en El Impenetrable. Un lugar olvidado por el gobierno argentino desde antes que este sea un país.

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