miércoles, 26 de noviembre de 2014

Un tren que nunca llegó, Gauchos Judíos y un contingente de espías nazis

La historia del Hotel Boulevard Atlántico, es una mas de sueños rotos e incumplidos.
Fue construido en 1888, en el medio de la nada, para recibir a los acaudalados turistas que iban a llegar en un tren que nunca se hizo. El ferrocarril uniría las ciudades de Mar del Plata con Necochea, trayendo bienestar y prosperidad a toda la zona, pero la crisis de finales del siglo XIX dejo durmiendo el proyecto en algún cajón.

Los primeros pasajeros del hotel, fueron un grupo de 817 judíos que llegaron al país en el barco "Pampa", alquilado por el Barón Hirsch para traer en forma masiva, a los judíos perseguidos de Rusia, Polonia, Besarabia, Ucrania y otros países. Estos  tenían como destino final, la provincia de Entre Ríos, en donde se asentarían en varias colonias. Mas tarde, estos colonos llegados desde Rusia, serían conocidos como "Los Gauchos Judíos".

Se alojaron en un edificio cuya obra estaba suspendida por la crisis de 1890, y algunas partes sufrían serio riesgo de derrumbe. Llovía adentro del edificio, y la humedad del mar y el frío, acabó con la vida de muchos de estos hombres.
Años mas tarde se encontraron muchos restos óseos humanos en los alrededores, tejiendo las mas insólitas e inverosímiles leyendas de la zona.

Recién en 1920, el Hotel Boulevard Atlántico (y las playas de Mar del Sur) tuvo su época de esplendor, la cual mantuvo hasta bien entrados los años 50. Desde entonces parece como quedado en el tiempo.
Estaba en Mar del Plata en lo de una pareja amiga, Cecilia y Andy, co-protagonistas de varias entradas de mi blog. Mi hermana me había contado de este lugar cuando éramos niños, y lo recordaba por ser ese hotel a donde el tren nunca llegó. Cuando mi amigo preguntó si había oído hablar del Hotel Boulevard Atlántico, yo ya me estaba parando, y convenciendo a los demás para que me acompañen a conocerlo.
La tarde estaba perfecta, así que después de almorzar varias sabrosas carnes al disco, partimos primero hacia Miramar, y luego hacia Mar del Sur, por un camino de solo 60 kilómetros, en el que a veces acompañan los bosques de pinos a nuestros costados.


Cuando se llega a la reja de hierro del viejo Hotel Boulevard Atlántico, y a falta de un timbre, se aplaude tres o cuatro veces, y alguien sale a abrir.
Tuvimos la suerte (quizás la tienen todos) de que, el dueño actual, quien vive en el hotel, nos hiciera de guía por el interior del edificio, del que fuera el primer hotel de lujo. El hotel pese a encontrarse en penoso estado de conservación, es Monumento Histórico Municipal y guarda las 1001 historias. Algunas de ellas muy interesantes.

El hotel es de un regio estilo neoclásico, y sorprende por su ambicioso tamaño. Mas de un siglo paso desde su inauguración, y aún hoy sigue pareciendo ridículo una mole de este tamaño, en un lugar donde incluso hoy en día, hay poco mas que nada.

En sus muros se ven las diferentes modificaciones que fue recibiendo el edificio en los años peores, cuando dividieron los cuartos, o modificaron ambientes sin un presupuestos acorde.
Cuenta la historia que en febrero de 1944 desembarco un contingente de espías Nazis, que arribaron en un submarino. Venían a hacer inteligencia para marcar lugares posibles en donde desembarcar en caso de ser necesario. Llegaron a la conclusión que las costas comprendidas entre los faros de Miramar y de Necochea, eran óptimas, y en un punto equidistante entre los dos faros, dejaron un par de hombres en tierra firme.
Poco mas de un año mas tarde, en julio de 1945, un submarino alemán, el U 530, emergía en las aguas del puerto de Mar del Plata.
La Segunda Guerra Mundial había terminado hace dos meses, y los tripulantes del submarino llevaban casi 50 días sin tocar puerto. Ya no tenían víveres ni combustible. Ni noción alguna de que la guerra había terminado. Un mes mas tarde, un segundo submarino que venía desde tan lejos como Noruega, el U977, emergería nuevamente en estas costas.

Los rumores volvieron cuando muchos testigos aseguraron ver botes de gomas con muchas personas a bordo desembarcando en las costas de Mar del Sur, días antes de la rendición del submarino. Se llegó a decir que el mismísimo Adolf Hitler había sido una de ellas.

Hasta no hace mucho tiempo atrás, en las grandes bajamares, se veía la torreta de un submarino alemán hundido en las cercanías de El Medano Blanco.
El hotel de 4.500 metros cuadrados tuvo funcionando entre 76 y 90 habitaciones durante mas de un siglo. Era una muestra mas de un país pujante, que se venía con todo.

En la pequeña aldea, que no llega a los 500 habitantes, hay una comunidad de descendientes de Croatas. Son aquellos nietos e hijos de los obreros que alguna vez construyeron el hotel Boulevard Atlántico. La leyenda cuenta que hubo siete obreros desaparecidos, y que sus familiares detuvieron la obra del hotel durante prolongado tiempo, pero los cuerpos de estos croatas nunca fueron encontrados, y los misterios alrededor del hotel siguen apareciendo.

Un incendio en la cocina fue la gota que rebalso el vaso, cuando decidieron cerrar sus puertas en 1993.
Pocos años mas tarde un tornado volaría buena parte de los techos franceses, y el hotel no tardo en convertirse en una ruina.
Los pisos de pinotea del interior son los originales. Esta es la foto del restaurante, que en la época se llamaba "Comedor". De las pocas cosas que sobrevivieron a los saqueos, a los remates judiciales, y al paso corrosivo del tiempo.
Este es uno de los salones que han sido "restaurados" para visitar en el tour. Actualmente lo utilizan para eventos sociales, y al momento de mi visita prometían rápidos cambios en la fortuna del viejo hotel Boulevard Atlántico.
 El patio de balcones enrejados, con sus centenarias palmeras, era el lugar en donde coincidía el servicio doméstico con el que llegaban los clientes del hotel.

El lugar era remoto, y no había caminos. Para los aventureros huéspedes, suponía un esfuerzo llegar, pero valía la pena. Eran tratados a cuerpo de rey, y el ambiente era muy exclusivo.
Hasta no hace mucho había un proyecto de puesta en valor, en donde pretendían abrir el hotel, con menos habitaciones y mas grandes (tipo hotel boutique), renovar el restaurante, construir un museo, y traer a la zona algunos locales comerciales.

No se en que quedo todo. Cuando ande por la zona, voy a volver a visitar el hotel, para ver si cumplieron con sus muchas promesas.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Museo del Vasa - El único barco del siglo XVII que sobrevive

El Vasa (o Vasamuseet) es el museo mas visitado de toda Escandinavia, y es que cuando uno lo visita puede admirar el perfecto estado de conservación del Vasa, el gran buque de guerra que fue por un brevísimo tiempo, el mas grande de la Armada de Suecia.

El 10 de agosto de 1628, y a minutos de haber zarpado desde el puerto de Estocolmo, y ante la mirada del mismísimo rey, y miles de ciudadanos, el Vasa comenzó a hundirse en las aguas del Mar Báltico.
Este buque de guerra fue uno de los 4 que encargó el Rey Gustavo Adolfo II, en un  período tenso de la historia en que las relaciones con Rusia, Polonia (gobernada por su primo Segismundo III Vasa) y Dinamarca eran de lo peor, ya que todos se disputaban el poder sobre los territorios de Escandinavia.

Mas de 400 personas de los mas diversos rubros trabajaron en el Vasa. Un barco que debía tener un destino de gloria. Un barco que llevaba el nombre de la familia reinante.
A petición del rey, iba a llevar mas cañones a bordo que ninguna nave construida hasta el momento.
En la foto inferior se ven los dos pisos destinados a los cañones. Por el inferior entro el agua que hizo hundir al Vasa.
En el fondo del mar estuvo durante mas de 333 años, hasta que en 1957, un investigador y vecino del área, dio con los restos del ansiado buque.
Lo atrayente de este descubrimiento es que en las aguas del Mar Báltico no vive ese molusco que se come la madera en aguas saladas, por lo que el estado de conservación debía ser muy bueno. Se estaba ante una oportunidad de hacer las cosas bien.

En 1961, fue rescatado de las profundidades por una expedición que lo sacó a flote en un arduo y costoso trabajo dividido en 18 etapas.
El desafio entonces era como conservarlo, ya que en contacto con el aire, la madera que ha estado en el agua, se agrieta o rompe.
Durante años, y hasta que llego a su propio museo, el Vasa fue tratado con una solución de polietileno Glicol, que penetraría la madera lentamente durante las próximas décadas.
El estado de conservación del barco es excelente. Se encuentra completo en un 98%, y para preservarlo aún mas, se encuentra en una sala muy poco iluminada, y en donde está prohibido sacar fotos con flash, razón por la cual no tengo una sola placa decente del Vasa.
Además de lo que cansa permanecer largo rato en un lugar oscuro, las temperaturas son bastante bajas, así que atención con este detalle.
El Vasa
Algunos piensan que la razón del hundimiento de este buque de guerra de debió a sus medidas poco proporcionadas. Con una distancia de 69 metros entre la proa y la popa, no podía tener una altura de 52 metros desde la punta del palo mayor, hasta la quilla. En sus tres palos podía tener mas de 10 velas alimentándose del viento, lo que lo haría aún mas inestable. Para contrarrestar el efecto, llevaba un lastre de 120 toneladas de piedras, que no fueron suficientes. Así fue, que solo cubrió 300 metros en su efímera existencia.
Por la corta distancia hacia las costas del puerto de Estocolmo, la mayoría pudo sobrevivir, pero 30 de ellos perdieron la vida hundiéndose con el orgullo que significaba el Vasa para Suecia.
El museo, que fue especialmente construido para albergar, y extremar al máximo las medidas para asegurar un óptimo estado de conservación de esta inútil joya del siglo XVII, cuenta con otros atractivos para los muchos visitantes que a diario se acercan desde todos los rincones del mundo.
Dentro del complejo del museo, además del fantástico Vasa, y de un restaurante en donde se almuerza muy bien, se expone todo lo rescatado del buque, unos 14.000 objetos.
Para entender los sucesos, y la importancia del Vasa (único barco del siglo XVII que sobrevive en nuestros días), se transmite cada hora, un film en 16 idiomas diferentes.
Hay  700 esculturas de algunos de los 200 marineros que iban a bordo del Vasa el día de su hundimiento, pero también de reyes, emperadores y deidades mitológicas.
A medida que vamos ascendiendo por los diferentes pisos alrededor del Vasa, nos vamos enterando de diferentes particularidades de la época o el barco que hacen mas entretenido el recorrido.
El museo es genial. Poder caminar alrededor de un buque original,  aprender sobre las costumbres del 1600, y admirar el trabajo que se ha hecho para mantener a esta reliquia, hacen del Vasa una visita ineludible cuando en Estocolmo.

El Museo del Vasa se encuentra en la isla Djugården, al este de Estocolmo. Antiguamente era el coto de caza del rey. Hoy alberga diversos museos, edificios históricos, el zoo y un parque de diversiones.

Se puede llegar en tranvía desde Sergels torg, la plaza mas centrica de Estocolmo, en lancha desde el bonito casco histórico, Gamla stan, o desde algunas de las islas que componen este maravilloso lugar.




miércoles, 19 de noviembre de 2014

Ollantaytambo, la gran fortaleza Inca

Deje Urubamba contento. No solo lo había visto todo allí, si no que tuve un pequeño incidente, y a esa altura, abandonar el lugar era lo mas honroso y conveniente.
Poco tiempo mas tarde, luego de recorrer un camino que va en paralelo al río y entre verdes montañas, llegamos, junto a mi hermana, a Ollantaytambo.
Tras una recorrida por este bonito y austero pueblo, que aún mantiene el trazado original planeado por los Incas, nos juntamos con el guía que nos fue asignado, y compartiríamos con otras personas. Lo seguimos entre muchos otros visitantes que subían y bajaban por las callejuelas. Para no perderlos, cada guía llevaba una caña con un banderín de tal o cual color para ser mas fácilmente identificables.

Tiempo antes de ser dominado por los Incas, Ollantaytambo había estado ocupado por pobladores Quechuas y Aymaras, que no guardaban simpatía alguna con los Incas, y no les pagaban sus impuestos. De la mano de Pachacútec fueron ejecutados. Solo entonces mando a construir, y a petición de su padre, el Inca Huiracocha, el complejo de Ollantaytambo.
Mientras caminamos en nuestro primer ascenso del día siguiendo al guía, observamos a la distancia la Plaza de Manyaraqui, en donde suceden los acontecimientos sociales mas importantes de Ollantaytambo pueblo, y que recientemente habíamos visitado.

Originalmente Ollantaytambo fue concebida como una suerte de complejo habitacional. Era uno de los muchos de lo que funcionaban en el Valle Sagrado de Cusco, pero su función no se limitaba a eso.
La nueva ciudad estaba muy bien protegida por la geografía que la rodeaba. La ciudad contaba con una serie de fortificaciones a ambos lados del río Urubamba, y un puñado de pucarás hacían de este un lugar blindado. Una verdadera fortaleza que años mas tarde sería escenario de una derrota de los conquistadores españoles frente a las tropas de Manco Inca, alguna vez aliado de la corona.
Es verdad que desde arriba se domina con la vista los valles. Ollantaytambo ofrecía un refugio perfecto.
Se cree que para su construcción utilizaron las técnicas de los Tiahuanacos, una civilización del altiplano boliviano, que vivía cerca del Lago Titicaca, esto por varias similitudes que hay en el labrado de las piedras, como los encontrados en Tiwanaku, la capital del antiguo imperio.

Tras caminar poco mas de media hora escaleras arriba, pudimos apreciar en todo su esplendor, las construcciones de la "Fortaleza de Ollantaytambo", y el esfuerzo que han hecho las miles de personas que traían las piedras de una cantera cercana, muchas de las cuales han quedado en el camino.

Caminamos con todo el grupo hacia los restos de las antiguas terrazas,  en donde los incas cultivaban la papa y el maíz. Las terrazas se nutrían del agua del Arroyo PataKancha, que es el que cruza por Ollantaytambo pueblo. Estas terrazas, además, protegían de la corrosión a los edificios mas importantes del complejo.

En la parte superior del Templo del Sol se encuentran estos peculiares nichos que cumplían alguna función de seguridad, tipo observación. Frente a este lugar, llamado Intihuatana  hay una piedra que sobresale al precipicio, y se cree era usada para torturar a los enemigos.
La fortaleza de Ollantaytambo es diferente a todas las que pude observar por este primer viaje al Cusco.

Observaciones: Ollantaytambo es uno de los platos fuertes de la zona. En mi opinión conviene visitarse antes de ir a Macchu Pichu, para que nuestra sorpresa y admiración sea cada vez mayor.
Es accesible por vía ferrea (el tren que va de Cusco a Macchu Pichu hace parada en Ollantaytambo), y también por la carretera que viene desde Pisac, o la ruta que une Chinchero con Urubamba. Todos lugares que vale la pena visitar, y que generalmente están incluidos en los tours ofrecidos.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Parque Nacional Calilegua, y mas allá

Inmerso entre las yungas de la provincia de Jujuy se encuentra el Parque Nacional Calilegua, que forma parte de la Reserva de Biosfera de las Yungas, un corredor verde de 1.350.000 hectáreas ubicadas entre las provincias de Jujuy y Salta, la que cruza en forma total y transversal hasta el límite mismo con Bolivia. Fue creada en 2002 por la UNESCO, para preservar este tipo de ambiente.
El Parque Nacional Calilegua constituye junto a la Selva Misionera el mayor espacio de biodiversidad de la Argentina. Entre su fauna, destaca la presencia del casi extinto yaguareté, del tapir y del puma. 
Un gran porcentaje de las aves del país, conviven en las casi 80.000 hectáreas protegidas del P.N Calilegua, que donase la empresa Ledesma, quien además, mantiene otras 100.000 hectáreas protegidas que son linderas a Calilegua, en el sudeste jujeño.
Para llegar se recorren unos pocos kilómetros desde la Ruta 34, en donde se toma un camino consolidado hacia el área protegida. Son 106 kilómetros desde San Salvador de Jujuy, la capital provincial, o 1.650 kilómetros desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Tras recorrer esos pocos kilómetros desde Libertador General San Martín, se cruza el puente sobre el Arroyo Aguas Negras, que oficia como límite del Parque Nacional Calilegua.
Ahí es donde comienza, propiamente hablando, el Parque Nacional Calilegua, el único del país que aún preserva un sector de Selva Pedemontana en estado virgen, en donde conviven gran cantidad de laureles, cebíles y tipas. Esto se ve durante los primeros kilómetros del recorrido, cuando nos movemos entre los 500 y los 700 metros de altura.
Los caminos serpenteantes del Parque Nacional Calilegua nos van llevando por tres etapas bien diferenciadas de la nubo selva de montaña (o yungas), y que ayudan a comprender al visitante los cambios en la flora que vamos viendo a medida que ascendemos.
En una aguada del camino, se ve alguno de los muchos cañadones que cruzan las Serranías de Calilegua. En verano arrastran un importante caudal de agua. Paramos a buscar huellas de animales salvajes, pero solo dimos con algunas de perros y vacas.

En esta etapa del recorrido transitamos otro sector del parque, esta vez de Selva Montana. Aquí transitamos entre los 700 y los 1.500 m.s.n.m.
Los altos cedros, los ceibos y los laureles se hacen presentes en gran número, siempre conviviendo con algunas de las 77 especies de helechos que se registran en el Parque Nacional Calilegua.
Dentro del Parque Nacional Calilegua hay 9 senderos para todos los gustos. Los caminitos van desde muy fáciles a muy difíciles. Algunos se hacen en 10 minutos, y otros demandan mas de 5 horas, sin contar que los visitantes pueden hacer recorridos a caballo, que demandan un mínimo de dos días.
En la parte mas alta del camino, y siempre transitando por sobre los 1.500 msnm, está el último área destacable, que es el Bosque Montano, en donde los alisos son mayoría, acompañados por los pinos.
Calilegua podría significar "Mirador de Piedra", en lengua Aymara. Dentro de las yungas se han encontrado restos de la Cultura San Francisco, de los Kollas (la Quebrada de Humahuaca está del otro lado de estas sierras), y hasta de los Guaraníes, quienes dominaban estos tipos de terrenos.

Luego de cruzar el Parque Nacional Calilegua continuamos camino por la "Ruta Provincial 83", hacia el pequeño poblado de San Francisco, en donde teníamos reservas para pasar la noche. No me acuerdo cual era el objetivo principal de dormir aquí. Quizás la sola curiosidad de ver hasta donde podíamos llegar con nuestros vehículos, en esas serranías que nos separan por menos de 8 kilómetros de la Quebrada de Humahuaca, pero que ningún vehículo pudo jamás cruzar.
Como nos sobraban unas pocas horas, buscamos campo traviesa algún lugar para descansar. El día estaba fresco, pero el sol de la montaña nos acariciaba el alma.
Por sobre el pasto corto, y con vistas aéreas a los valles, parámos a hacer uno de nuestros clásicos pic nicks gourmet, con productos importados desde la lejana Capital Federal. Como para comer algo caliente, mi siempre equipado amigo Andy, cocinó una de esas bolsas de pasta a la que solo hay que agregarle agua caliente, pero no encontró esta vez la posibilidad de ostentar sus dotes culinarias (horribles, mi amigo), así que zafamos con los fiambres ahumados.
Buscamos nuevamente la huella hacia San Francisco, y hasta tuvimos tiempo de hablar con una hermana, que con correa sacaba a pasear a su perro en el medio de la nada. Mis generosos amigos le dejaron unas donaciones que por lo general siempre llevamos en nuestros viajes.
Habíamos acordado llegar a las 5 de la tarde, ya que alguien iba a acercarse desde Ledesma (Libertador General San Martín) para abrirnos la puerta del rústico hotel de San Francisco.
Esperamos hasta que se hizo de noche, pero nadie se presentó. Costaba encontrar señal de teléfono, pero nadie había llamado para avisar de algún retraso, o algo. Tampoco nos atendían, por lo que desandamos nuevamente el camino hacia la ciudad de Libertador General San Martín, al mismo hotel que nos había alojado la noche anterior, cerca de los ingenios azucareros, en donde algunos días (y tales eran esos), hay un olor a vómito que domina el aire húmedo y subtropical, y hacen poco agradable el fin de la jornada.
El Parque Nacional Calilegua resultó de mi agrado. Es muy verde, panorámico e interesante. En mi próxima visita trataré de recorrer mas senderos, o de hacer una cabalgata por los lugares a donde no puedo acceder en mi 4x4.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Villazón "La Quiaca Boliviana"

Villazón se encuentra a 3.497 metros de altura, y aunque esta separada del vecino pueblo argentino de La Quiaca por el río homónimo, conforman un único núcleo urbano. Villazón nació en 1910, tres años mas tarde de la llegada del Ferrocarril Central Norte, que hasta 1993 llegaba a La Quiaca. De hecho se denominaba a este nuevo territorio, como "La Quiaca Boliviana", hasta que fue re bautizado con su actual nombre, en honor al presidente de aquellos días, Eleodoro Villazón. 
Con el paso de los años casi dobló en población a su vecina ciudad argentina.
El paso a Villazón es la mas activa de las tres fronteras que nos unen con Bolivia, y la única en Jujuy.
Dos o tres veces estuve de paso. Alguna vez me tocó dormir en la frontera, tras un largo camino de regreso desde el Parque nacional Baritú, y otra vez decidí salir y recorrer el pueblo de Villazón en búsqueda de algo interesante o vistoso. Mis expectativas eran bajas. No tenía nada que perder.

La mayor concentración de gente se da en la frontera, que es muy activa. Los pasadores van y vienen a paso ligero llevando mercadería sin declarar, pues ellos pasan por el costado. Ante una compra importante que supere el permitido por las autoridades migratorias, la gente le da unos pesos al pasador, y te contrabandea la mercadería hacia el otro lado de la frontera. Así de simple, y bajo la mirada cómplice de las autoridades. El trabajo de pasador es legal, e incluso esta sindicalizado en el lado boliviano, pero el contrabando de mercadería es enorme.
Unos metros transitados en territorio boliviano, y entre los primeros puestos de estas "calles mercado" ya se dejan ver entre las baratijas, los enormes bolsones con hojas de coca, a la cual son tan adeptos las gentes en las regiones andinas. Mucho mas barato que en otros pueblos en donde compré.
Las calles de Villazón que están cerca de la frontera se convierten en improvisados mercados. Una sucesión de puestos, uno al lado del otro. A medida que uno se aleja de la frontera van desapareciendo la gente y también los puestos.
Y es que las compras se convierten en la mayor atracción de este pequeño pueblo de frontera.
El regateo es el camino a seguir. Nunca hay que pagar lo que te piden. El Coya es bien rápido para los negocios, y a veces resulta difícil hacerlo entrar en razón.
Se consiguen prendas típicas en lana, o alpaca, algunas antiguas y de muy buena calidad. La electrónica es muy barata, y por lo general (al igual que los cigarrillos) de marcas que nos son completamente desconocidas, y otras que despiertan sospecha por su origen real. He comprado a buen precio memorias para la máquina de fotos, y sin que se presenten problemas.
Villazón, "La joven morena del sur", o "El diamante que se pule solo" (que imaginación!), es la ciudad mas poblada del sudoeste boliviano, y por lo que se ve, va a seguir creciendo a ritmo acelerado.
Villazón es un pueblo feo. No quiero ofender a nadie, pero es la pura verdad. Se viene aquí de paso, o por las compras. El resto carece de interés.
La luz "alogena" hace toda la diferencia. 



Mas vale Chola, que mal acompañada
Frente a la plaza estan los edificios mas importantes de Villazón , como la iglesia o el palacio municipal.
La plaza funciona como centro neurálgico para todos aquellos viajeros que, armados de paciencia, esperan continuar camino en tren o en autobús hacia alguno de los destinos, por que en Bolivia todo está "ahí nomasito", pero demanda varias horas llegar.
Monumento a Simón Bolivar, héroe libertador de Bolivia, y padre de la patria. La estatua ecuestre es el monumento mas importante de la ciudad. Bolivia lleva su nombre por Bolivar, pero el quería que este territorio sea parte del Perú. Alguna vez, halagado, se refirió a Bolivia como "Su hija predilecta".
Villazón es la puerta de entrada a varios grandes destinos de Bolivia, como lo son el Salar de Uyuni (al cual se llega en el tren que parte desde Villazón), la ciudad de Oruro, Potosí, o la apacible Tupiza.
Si tienen que dormir en la zona, lo mejor quizás es hacerlo del otro lado, en Argentina, en donde la infraestructura de La Quiaca esta mucho mejor preparada para recibir al turista, que la vecina Villazón.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Ese Cristo famoso

El Cristo Redentor se ha convertido en una de las "Siete Maravillas del Mundo Moderno" Era nuestra tercer visita a la ciudad de Rio de Janeiro, y a la que mas tiempo le dedicaríamos. No podíamos dejar de ir a conocer ese sitio tan famoso al que no habíamos prestado atención en las anteriores visitas.
Nos acercámos entonces, con mi hermana, al Parque Nacional da Tijuca, una zona protegida de 3.300 hectáreas de bosques en medio de Río de Janeiro, y que desde 1991 goza de protección por ser Reserva de la Biosfera declarado por la gente de UNESCO.

Dentro del parque nacional se encuentra el venerado y popular Cerro del Corcovado, de 713 verdes metros de altura. Son millones los que se acercan hasta aquí cada año para contemplar la "gran" estatua de granito del "Cristo Redentor", que es visible desde gran parte de la ciudad.
Las nubes estaban muy bajas, y el gris de la estatua se hacía invisible entre el cielo. Éramos centenares de personas frustradas ante la imposibilidad de ver al Cristo de las postales, y la regia vista que regala este lugar en los días despejados.

Como un milagro el cielo se abrió, y toda la multitud al unísono exclamó con onomatopeyas vaias del tipo de  "Ohhh, Aahhh, Waw!" y comenzaron a disparar sus modernas cámaras fotográficas al Cristo ahora visible, y es que algo provoca en la gente que hasta aquí se acerca.
La estatua del Cristo Redentor fue colocada en el Cerro del Corcovado como motivo de la conmemoración del primer centenario de la independencia de Brasil. La hizo un francés llamado Paul Landowski, quien construyó una buena cantidad de famosos monumentos, como la Estatua de Santa Genoveva, El Pantéon de Paris, el Monumento Internacional a la Reforma, en Ginebra, o el Palacio Piratini, en la ciudad brasileira de Porto Alegre.
La escultura del "Cristo Redentor" tiene 30 metros de alto, y está apoyada en una base que le suma otros 8. La imagen es la de Jesús con los brazos abiertos bendiciendo a Rio de Janeiro.

La estatua integra desde 2007 la lista de Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, que con un sistema mundial de votaciones, colocó a este Cristo de puro estilo Art Decó, entre obras mucho mas importantes y relevantes, como son La gran Muralla China, el Taj Mahal en India, las Pirámides de Cichen Itzá, en México, el Coliseo de Roma, Machu Picchu o Petra, en Jordania.

Me resulta increíble que esta estatua pueda superar (según la encuesta, claro) a sitios tanto mas destacados como son la Alhambra (España), la ciudad histórica de Sanaa (Yemen), los Templos de Angkor Wat (Camboya), la Iglesia de Santa Sofia (Turquía), la Catedral de Colonia (Alemania), Teotihuacán (México), el Puente de Carlos (Rep. Checa), el monumento megalítico de Stonehenge, los soldados de terracota o la Basílica de San Pedro, y varios otros.

Quizás hay algo que no entienda acerca de la magnitud esta estatua del "Cristo Redentor", pero en Brasil, el país con mas católicos del mundo, es mucho mas que un símbolo de Río de Janeiro.
Pero el "milagro" ocurrió durante nuestra visita, en ese minuto y medio en el que el cielo se abrió frente a todos nosotros, y el Cristo se hizo presente, como saludando. Hasta parece que en un momento guiñó un ojo, algunos lo vimos.

El recorrido es de gran belleza, y vale la pena acercarse hasta aquí si hay poco tiempo para dedicarle a la ciudad. La vista es muy buena, pero no es la mejor de Río. Hay largas colas, por lo que es mejor venir temprano. Arriba espera una pobre infraestructura, y Ese Cristo Famoso.