viernes, 11 de noviembre de 2016

Una emotiva travesia a "El Tucumanao"

El lugar en donde estábamos no era casual, y es que habíamos organizado este viaje con el propósito de juntarnos a recordar a nuestro amigo Aldo Lombardi, quien había abandonado el plano físico exactamente un año atrás. Elegimos esta zona por ser un área que él recorriera durante mas de 30 años, en busca de rastros de "los antiguos", como solía llamar a los habitantes de las diferentes culturas nativas que se desarrollaron en estos y otros valles de nuestro país.
En el segundo día de esta travesía despertamos en las inmediaciones de los restos de lo que unos pocos conocen como "Iglesia pintada", y que a la vez hacen de portada en aventuratucma.com.ar , sitio que le perteneciera a Aldo, y en donde ha plasmado un montón de interesantes artículos relacionados con este área y tantas otras del NOA argentino.

Pasamos una noche fantástica bajo un manto de estrellas con buenas charlas, un asado insuperable importado desde la ciudad de Sunchales, temperatura de lo mas agradable, un viento que había dejado de hinchar los huevos y hasta una curiosa luz que surcó el cielo, como para sorprendernos y agregarle condimentos a una zona que está cargada de misterios.
Tras unas infusiones calientes acompañadas por budín, nos fuimos acercando a unos puntos anteriormente relevados por viajerosmapas . Se trata de algunos sitios en donde hay restos de hornos visibles, en donde las antiguas culturas de la zona realizaban sus vasijas de cerámica, ya sea para uso cotidiano o para urnas funerarias. También hay marcados algunos posibles cementerios, sitios que desde las fotos satelitales se veían "raros" y algunos médanos grandes que reinan por sobre los otros de la zona, y que como siempre andamos con ganas de trepar a lo mas alto, no podíamos dejar de visitar. Hay mas sobre esto en Buscando la ciudad perdida del pantano .
Primero fuimos avanzando por donde se podía buscando el lecho del río Belén. Mas tarde lo hicimos por el lecho de un río mismo (absolutamente seco y casi como un autopista) buscando nuestro camino hacia las "atracciones" del día, parando cada tanto a agregarle unas libras a la goma de Denis que seguía perdiendo aire a través de un traicionero corte lateral, reparado anteriormente con un tarugo. Luego se sumaría la otra Toyota Land Cruiser. Las otras camionetas veníamos safando.
La idea de este día era adentrar en esta inhóspita y remota zona del Tucumanao, que alguna vez conformó mas de la mitad del territorio nacional y en la actualidad cuenta con muy poca presencia del hombre. Justamente hacia allí, hacia las zonas pobladas de los Bañados del Pantano es hacia donde nos interesaba dirigirnos esta vez.
Claro que "se hace camino al andar", y por las arenas nos fuimos acercando hasta donde en teoría nace (o muere, o surge, no me acuerdo) el lecho o cauce del río Colorado, uno de los tres grandes ríos de la zona por las que alguna vez corriera agua.
Había algún video por ahí en donde los eruditos del grupo daban explicación de este particular. Quizás mas tarde y con mejor señal lo suba.
Mientras tanto aprovechamos que estábamos todos abajo de las camionetas para sacar una foto grupal.
Desde ahí seguimos camino buscando un lugar con un poco de sombra en donde parar a almorzar. Encontramos un buen punto sobre el lecho de un río. Dos o tres se ocuparon de la comida mientras el resto del grupo aguardaba bajo un gran algarrobo que nos brindaba sombra. De la parrilla salieron unos (para mi) inéditos chorizos de pollo hechos por Maxi, uno de los Tucumanos que nos acompañaron en esta travesía. La verdad que entre dos panes eran una delicia.
Me hubiera quedado toda la tarde bajo ese algarrobo, pero nunca hay tiempo para esos lujos y los muchachos querían seguir.

Sin que casi me diera cuenta estábamos adentrando en una zona de monte mas verde, aunque igualmente seca como el entorno de estos dos primeros días. Esta es la única parte "poblada" de esta amplia zona (hay menos de 300 habitantes). A lo poco de andar alternando entre la sombra y el sol, marchando sobre el fesh-fesh llegamos al primero de los baldes (un balde es un sitio en donde existe un pozo desde el cual sacar agua para la subsistencia humana y animal).
Este balde en particular leva el nombre de Puesto Taco Suma, y allí hicimos una nueva parada.
No es que bajábamos a tomar fresco, pues la temperatura superaba los 30 grados con comodidad, pero teníamos interés en hablar con el dueño del puesto como para aprender mas acerca de la idiosincrasia de este desconocido lugar, y de la lucha y el constante esfuerzo que les significa a sus habitantes vivir en un sitio como este, que tan pronto como puedan será abandonado por los mas jóvenes, que migrarán a los centros urbanos mas desarrollados de Catamarca y La Rioja.
Al salir del puesto nos encontramos con un panorama completamente diferente con la aparición de los primeros montes con árboles vivos. Circular entre ellos era puro placer, aunque entre la alta velocidad a la que circulábamos para no perder de vista al que iba adelante y la nula visibilidad producto del polvo hacían de los árboles una seria amenaza, jaja. Esta fue la parte del recorrido que mas disfruté en este día. Estos árboles le daban un aspecto completamente diferente a lo que hasta ahora conocía de la zona, y ademas eran mas gentiles con nuestra chapa, amén de alguna que otra rama arrancada por los techos de nuestros vehículos.
Tras andar algunas decenas de kilómetros llegamos al puesto mas grande del Tucumanao. Siempre me gustó mirar mapas. En especial esas zonas en las que casi no hay presencia del hombre. Mirando los de este área siempre me había llamado la atención los "Baldes" (unos pocos) señalizados por el ex Instituto Geográfico Militar, y especialmente este punto marcado como el Tucumanao, que era exactamente en donde estábamos ahora.

Según historiadores Jesuitas la provincia de Tucumán fue nombrada así como una deformación de "Tucumanao" como se conocía a este gran área que en aquel entonces conformaba mas de la mitad del territorio nacional argentino. Allí gobernaba el poderoso cacique Tucma. 
Este puesto o balde era mas grande que los anteriores, de hecho es el de mayor tamaño en la zona, por eso lleva la denominación de estancia. Puede que lo de  "estancia" le quede un poco grande, especialmente en Argentina, el "País de las Estancias", sin embargo "San Nicolás" (tal es su nombre) tiene su "casco" compuesto de varias casas, hay presencia humana y animal permanente, y todo lo que se necesita para llevar esa denominación.
Allí fuimos recibidos por los dueños del lugar, que seguramente quedaron asombrados al ver llegar una caravana de camionetas, si es que no habían percibido antes las grandes columnas de tierra que levantábamos a nuestro paso.
Compartimos un buen rato en la casa de "San Nicolás" charlando con los niños y sus padres que nos enseñaban acerca de sus costumbres y modo de vida.
Mas tarde salimos todos juntos a recorrer las instalaciones del lugar, y es ahí y aunque no se note a simple vista en donde se ve la cantidad de "horas hombre" que lleva tener una explotación (en este caso de cabras) en un lugar tan aislado del resto, y con un clima tan hostil.
El ingenio, la tierra seca y la madera dura de los montes cercanos son las únicas herramientas a mano.

Teníamos especial interés en conocer el "balde" del lugar. En un lugar en donde el agua es el recurso mas preciado, no teníamos duda que "San Nicolás" tenía el suyo. Además estaba marcado en los mapas
Aprovechamos para beber un poco de agua fresca, mojarnos la cabeza y aprender todo acerca del funcionamiento del mismo, que cuenta con apoyo de paneles solares. Sol siempre hay por estos lares así que la cosa funciona bien.
Uno nunca anda sobrado de tiempo en estos lugares, pero de seguro volveremos alguna vez a saludar a sus gentiles habitantes. Nosotros teníamos que continuar camino, pues habíamos llegado hasta aquí con un propósito.
Cada vez mas cerca de nuestra salida a la cercana ciudad de Andalgalá (ya en Catamarca) pasamos por el último asentamiento del Tucumanao, el último atisbo de vida humana que registramos en esta área, y que sentíamos como el corazón mismo del Bolsón del Pipanaco y el Tucumanao.
Allí divisamos la escuela  en donde cada año se realiza la "Fiesta Nacional de la Batea" (un tipo de bandeja muy atractiva hecha de la corteza de un árbol). El festival es organizado por la Municipalidad de Saujil (Departamento de Pomán, Catamarca). Como no hay ni un camino consolidado solo se puede llegar en 4x4, motos y también en auto, por que la verdad es que van de a 15 que sin esfuerzo lo van a poder desenterrar.
Allí, alrededor del patio y del humilde escenario de la escuela se montan las carpas de los visitantes y los espacios para las peñas musicales y las destrezas gauchas. Debe ser todo un espectáculo presenciar esta fiesta nacional.
Allí hicimos un alto para recordar y brindar por el bienestar de nuestro amigo Aldo Lombardi.  El brindis estuvo a cargo de Gabriel, su hermano. Fue un momento emotivo, y mientras saboreábamos la Grappa y la amargura de su partida, un fuerte viento (ausente durante toda la jornada) se levantó sólo en ese lugar en forma de torbellino. Estamos seguros que era el Aldo saludando desde el mas allá, haciéndonos saber que todo está bien.

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