lunes, 30 de octubre de 2017

Los Herero

Los Herero son una de las tantas tribus de origen Bantú que existen en el sur de África tras las migraciones de los siglos XVII y XVIII. Se encuentran desparramados entre el sur de Angola, el norte de Namibia, el oeste de Botswana e incluso algunas zonas de Zambia. En el caso de Namibia los Herero son, con unos 260.000 habitantes, uno de los grupos étnicos mas numerosos y representativos del país.

Los Herero basan su economía y muchas de sus costumbres sociales y religiosas en la cría de ganado vacuno. Miden el status social acorde a la cantidad de animales que poseen. Las mujeres se ocupan del ordeñe y de la producción de productos en base a leche, y los hombres se ocupan de la cría y comercialización de los animales.

Dentro del grueso de los Herero, que no son un grupo muy hetereogéneo, existen varios sub-grupos, y aunque se hablan varios dialectos, todos entienden y dominan el Otjiherero, una lengua de origen Nígero- Congoleño, como la mayoría de las que se hablan en nuestro planeta.
En los últimos siglos los Herero sufrieron la peor de las suertes. En sus antiguos territorios dentro del norte de la actual Namibia supieron enfrentarse en varias guerras con los Nama, quienes contaban con algunas armas de fuego obtenidas de los granjeros alemanes. Estos enfrentamientos terminan separando a la tribu.
Poco tiempo mas tarde, Namas y Hereros tendrían un sano y breve intercambio comercial.

En la colonia alemana de África del Sudoeste, los pocos granjeros establecidos se quejaban del constante robo de ganado por parte de los Herero. Además habían cortado la comunicación  de estos territorios con Windhoek, la capital. Esto hizo que el gobierno de la colonia tomáse cartas en el asunto derivando en un casi aniquilameinto de los Herero luego del fracaso en las negociaciones. Este hecho se conoce como el Genocidio Herero y Namaqua. Entre 1904 y 1907, las tropas a cargo de Lothar von Trotha, derrotaron a unos 4.000 guerreros Herero en la Batalla de Waterberg, envenenaron sus pozos de agua, se hicieron de todo su ganado (base de la economía) y empujaron hacia el desierto de Omaheke a gran parte de la población Herero, que con el correr de los días murieron de sed. Se dice que cerca de un 70% de la población Herero perdió la vida. La mitad de la población de los Nama sufrió la misma suerte.
Poco antes, Lothar von Trotha, había hecho un anuncio categórico diciendo: "Yo, el gran general de los soldados alemanes, envío esta carta a los Herero. Los Hereros ya no son súbditos alemanes. Han asesinado y robado, han cortado las orejas, narices y partes privadas de soldados heridos, y ahora son muy cobardes para luchar. 
Le digo a la nación: Cualquier persona que entregue a uno de los capitanes Herero como cautivo a un puesto militar recibirá 1000 Marcos Alemanes. El que entregue a Samuel recibirá 5.000.
Toda la nación herero tiene que abandonar el país, y si no lo hace, la obligaré por la fuerza de los cañones. Todo herero que se encuentre dentro de territorio alemán, armado o desarmado, con o sin ganado será fusilado. No se permitirá que permanezcan en el territorio mujeres o niños, y se les expulsará para que se unan a su pueblo o serán pasados por las armas. Estas son las últimas palabras que dirigiré a la nación herero".
Los mas fuertes, y de los pocos supervivientes de los Herero, fueron tomados como prisioneros y usados como mano de obra barata, como por ejemplo para la construcción de edificios para usos gubernamentales de la colonia alemana, como el Tintenpalast, edificio donde funciona actualmente el parlamento de Namibia.
En total murieron 70.000 Hereros, unos 10.000 Namas y también 676 colonos Alemanes. Para muchos se trata del primer genocidio del siglo XX.
En 2004 Alemania pidió perdón por estos actos y llegó a un arreglo para compensar a los familiares de las víctimas de los Herero y Nama
En los años posteriores los Herero ocuparon las tierras del sur de Angola, que en aquellos tiempos pertenecían a Portugal. Durante varias décadas y en una paz casi total, pues este territorio no estaba controlado por la colonia portugesa, criaron allí a su ganado, y también robaban en de las parcialidades blancas o vecinas. Estos hechos obligan a Portugal a cambiar las reglas de juego, sentando allí una presencia militar sin precedentes en el área.

En septiembre de 1940 los portugueses dieron una muestra de barbarie y poder que se extendió durante 5 meses. Miles de Hereros murieron en esos enfrentamientos contra los 1.400 hombres y dos aviones enviados por el ejército de Portugal. Unos 4.000 hombres Hereros fueron tomados como prisioneros para servir mas tarde como esclavos en muchas de las granjas que los colonos portugueses tenían el sur del continente africano.
Durante los tristes años del Apartheid se crearon 20 Bantustanes para los habitantes originarios, tanto de Sudáfrica como de África del Sudoeste (lo que actualmente es Namibia) que desde finales de la Primera Guerra Mundial estaba bajo control de Sudàfrica. Funcionaron entre 1968 y 1989. Entre esos Bantustanes, o divisiones administrativas, sociales, y tribales, el de los Herero fue el que contaba con el territorio mas grande de todos. Dentro del Ehi RovaHerero, la tierra de los Herero, vivían 44.000 personas.
Cuando Mozambique y Angola obtienen su independencia de Portugal en 1974 y 1975, lo primero que hacen es convocar ayuda externa para apoyar a los rebeldes de la SWAPO bajo las ordenes de Sam Nujoma, quien años mas tarde sería el primer presidente de la flamante República de Namibia.  Mientras llegaban 50.000 militares desde Cuba para sumarse a las tropas de Nujoma que se encontraban combatiendo a Sudáfrica en el sur de Angola, otros países del sur de África estallaban en conflictos internos con movimientos independentistas como en el caso de Zambia y de Tanzania.
Hasta la Repartición de Africa (o carrera por África), los Herero convivían en paz con otras tribus con las que compartían los grandes territorios comprendidos entre el Desierto del Kalahari y las costas del Océano Atlántico. Allí estaban "desde siempre" los Damara, que eran cazadores que habitaban sin contacto culturales con otras tribus, y que hoy comprenden a un 9% de la población de Namibia. En las áreas de bosques habitaban los San, que siguen siendo nómades y cazadores-recolectores, aunque el hombre blanco los fue expulsando hacia las zonas desérticas, desafiando su supervivencia.
En el norte habitaban los Ovambo, hábiles cultivadores de las zonas mas lluviosas que habían llegado con las inmigraciones bantúes, y representan al grupo étnico mas numeroso de Namibia.
También estaban los Nama que al igual que los Herero eran ganaderos, lo que derivó en algunas guerras entre ellos aunque finalmente optaron por convertirse en socios comerciales.
Claro está que las mujeres Herero no lucían esos vistosos y coloridos vestidos por los que hoy son reconocidas. Eso se debe a una herencia de la época de colonialismo alemán. Antes del siglo XIX los Herero andaban con el torso descubierto, pero ésto avergonzaba a los alemanes quienes diseñaron una indumentaria que tapara un poco mas que el torso desnudo.
Las mujeres Herero adultas o casadas siempre llevan un sombrero en sus cabezas. Generalmente tiene dos cuernos que simulan a los de las vacas. Siempre llevan sus brazos tapados por las anchas mangas de sus vestidos. En el caso de las jóvenes o solteras, sólo usarán estos atuendos para ceremonias especiales como casamientos, fiestas o funerales.
Tomando en cuenta ese gran parentesis trágico en su historia, los Herero son gente muy orgullosa de sus raices y de su pasado, y que supieron mantener sus viejas costumbres, ritos y tradiciones familiares gracias al importante rol que juega la mujer en esto.
Los Herero son Cristianos pero aún  mantienen algunas costumbres y prácticas ancestrales. Están divididos en ocho reinos cada uno con su propio jefe espiritual local, pero todas responden a un gran jefe de Otjimbingwe, el viejo centro poblacional de los Herero.


sábado, 14 de octubre de 2017

Primeros encuentros con los Himba

Ese día íbamos a recorrer unos 300 kilómetros desde Erindi hasta Khorixas, siendo el plato fuerte de la jornada, la visita al importante sitio arqueológico de Twyfelfontain.
Hasta el momento veníamos viajando entre 3 y 4 camionetas, y a partir de ahora, en algunos momentos, la caravana contaría con hasta 16 vehículos Toyota.

Día 6 por la mañana:
Aquella mañana de agosto nos juntamos muy temprano con Gustavo "El Colo" Hartingh y su grupo de clientes en el playón del estacionamiento del Elephant Camp de Erindi. Gustavo se dedica a llevar gente alrededor del mundo hace 20 años. Es un viejo conocido en el mundo del 4x4 en Argentina, y de ahí es que lo conocemos. De hecho la posibilidad de unirnos a este viaje en particular surgió en el jardín de su casa, un día sábado del mes de febrero. De a poco nos fuimos sumando con varios de nuestros amigos hasta conformar un apreciable sub grupo dentro del grupo grande.
Gustavo es un viajero empedernido y no para un instante. Si son de Argentina pueden sumarse a alguno de sus viajes entrando a su página web Guía4x4.com.ar.

Dimos la nota cuando nuestro amigo Pitufo se quedó dormido, y todo el grupo tuvo que esperarlo. Si había gente que no lo conocía, en media hora ya estaba en boca de todos, y ocupando con sus charlas la frecuencia de la radio que todos compartíamos.
La caravana se hizo larga, lenta y aburrida. Con tantos vehículos adelante nuestro, el polvo parecía quedar para siempre suspendido en el aire. No podíamos sacar fotos, ni abrir la ventana para fumar. Un ruido sospechoso en una camioneta, una goma pinchada en otra. Todo hacía lento el avance y entre algunos de los nuestros ya empezábamos a masticar mal humor. Por suerte la caravana se volvería mas dinámica con el correr de las horas.
Tras andar algunas horas, la caravana se detuvo en unos puestos de artesanías hechas por los Himba que se encuentran a la vera del camino hacia Khorixas. La gente se abalanzaba de las camionetas por la novedad de esta tribu famosa por el color de su piel y pelo, y por andar con los pechos descubiertos. Todos sacaban fotos y hacían sus primeras compras de recuerdos.
Por supuesto que nadie en el grupo tenía mala intención (todo lo contrario), pero a mi me resultó un poco chocante ver como los niños Himba aceptaban chupetines o inflaban globos de colores y se asustaban cuando estos explotaban.
Terminamos todos bailando y cantando, y terminó siendo un momento un poco mas agradable.
Los Himbas forman parte de la vida cotidiana de Namibia, y es posible verlos por todos lados. Ellos no se mostraban ni sorprendidos ni acosados, y pudieron hacerse de unos cuantos Dólares Namibios con sus ventas de artesanías en madera. Por suerte mas adelante podríamos tener un contacto mas profundo, y aprender todo acerca de sus costumbres.
Siguiendo nuestro camino hacia Khorixas, y el sitio arqueológico de Twyfelfontain, pudimos divisar al primer grupo de mujeres Herero con su característica y colorida vestimenta (Pinchar aquí)

viernes, 13 de octubre de 2017

Messum Crater

Desde la reserva de Cape Cross nos adentramos en las zonas menos recorridas de este poco visitado parque nacional en busca del Messum crater, la caldera de un volcán colapsado hace mas de 130 millones de años. Amantes de las montañas y con semejante invitación de un país que sabe ser chato, no podíamos dejar de conocerlo. Era un breve desvío de nuestro camino hacia Camp Elephant.


Día 5 por la tarde:
Mis compañeros y amigos ya habían respirado suficiente olor amoníaco tras nuestra visita a la pequeña península de Cape Cross, una de las mayores reservas de lobos marinos en el mundo (donde los ejemplares se cuentan de a miles) por lo que decidimos continuar con nuestros planes y caminos, alejándonos del mar y con nuestras brújulas apuntando siempre hacia el noreste del país.
En pocos minutos ya estábamos avanzando con nuestras camionetas hacia la inmensidad remota del oeste de Namibia. Los paisajes, todos muy lindos, eran muy diferentes a los que veníamos observando desde que habíamos comenzado el viaje, y en muchos aspectos nos hacían recordar a aquellos de la Puna solitaria de Argentina, que tanto conocemos y amamos. Claro que todo aquí sucedía unos cuantos de miles de metros por debajo.
A lo poco de andar por el vasto y seco paraje ya dábamos con las primeras coladas de lava expulsadas hace millones de años por este antiguo volcán que ya no existe.  Buscábamos en esta etapa llegar al límite que separa virtualmente al Dorob National Park del Tsiseb Concervancy, un proyecto dentro de esta gran área desértica, que busca proteger a los ejemplares de Welwistschia mirabilis, un tipo de líquen singular y de grandes hojas que se encuentra en peligro de desaparecer, y que es endémico en este área de Namibia y unas pocas zonas en Angola.
Quizás sin darnos cuenta (al menos en mi caso) ya estábamos circulando dentro del Messum Crater,  este gran anillo de unos 18 kilómetros (o mas) de diámetro.  Por su gran tamaño, (aunque menor que las calderas del Ngorongoro en Tanzania, y/o la del volcán Galán en Argentina) el accidente geográfico no es identificable a simple vista. Uno puede confirmar que está adentro de la caldera luego de mirar la pantalla del GPS.

Como comentaba en la introducción, la caldera del Messum fue formada por el colapso de un gran volcán hace unos 133 millones de años, durante el Período Cretásico. En aquellos tiempos el súper continente de Pangea se estaba partiendo en varios pedazos, y dando origen a los continentes tal cual hoy los conocemos. Este sector de Namibia es una de las áreas de piedra basáltica más grandes del planeta. Es la misma que meseta que se encuentra en la cuenca del río Paraná en Brasil, de cuando estos territorios eran vecinos y aún no estaban separados por el Océano Atlántico.
Durante el recorrido se pueden ver algunas "piedras" que tienen formas raras, a veces de tortuga, como en el caso de la foto superior. En realidad se trata de piroclastos, o bombas de lava solidificada que alguna vez fueron expulsadas por un volcán cercano. Estas bolas de lava pueden viajar varios kilómetros de distancia mientras se van solidificando en el camino al piso. Las bombas, muy grandes por cierto, son de un tamaño aún mayor a las que habíamos visto en nuestro paso por el volcán Llullaillaco (LINK), en la región de la Puna en la provincia de Salta, Argentina.
En la camioneta veníamos comiendo unas almendras condimentadas con algún tipo de picante muy potente que nos dejaba, a mi novia y a mí,  los labios entumecidos y el paladar hinchado. Teníamos hambre y era lo único a mano. Por suerte, apenas pasadas las 14 horas, encontramos un buen lugar donde parar y almorzar algo mas inofensivo.
Les había comentado que los supermercados en Windhoek son un festín para el visitante, y todos estábamos muñidos de productos comestibles novedosos que venían dentro de latas, bolsas y botellas. Probámos un poco de esto de y de aquello mientras nuestra amiga Elsa daba muestras de sus dotes culinarios preparando unas salchichas alemanas con salsas agridulces y verduras al vapor.
Estábamos tan a gusto y protegidos del viento y de la arena, que nos relajamos varias horas bajo el tibio sol de Namibia entre charlas, calorías y risas, pero aún nos quedaban más de 250 kilómetros por recorrer en nuestro camino hacia Camp Elephant, nuestro alojamiento para esa noche dentro del Erindi Private Game Reserve, una extensión de 70.000 hectáreas protegidas que originalmente estaban  destinadas a la cría de ganado, pero por las dificultades que revestían las tierras, los dueños se dieron cuenta que era mucho mas negocio atraer a turistas para el avistamiento de fauna y flora.
Estas tierras que encierran al Messum Crater pertenecieron a los Damara o Damaqua, un grupo étnico del noroeste de del país cuyo origen es desconocido, pero que comprenden a un 10% de la población actual de Namibia. Son, junto a los San, los habitantes mas antiguos de Namibia. Hasta no hace muchos años, sus dominios se extendían hasta la actual Swakopmund e incluso mas al sur si seguimos la costa del Océano Atlántico.
Aprovechando un juego de palabras con la famosa frase en idioma Suajili, le habíamos dado el nombre de Hakuna Batata a nuestra Toyota Hilux 2.5 alquilada para la ocasión, y que nos llevaría casi sin problemas unos miles de kilómetros antes de averiarse.

El sol de África nos vuelve a sorprender con un temprano y repentino atardecer apenas habíamos abandonado la caldera del desaparecido volcán. Nos quedaba una media hora de luz.
En nuestros días por Namibia íbamos a ver una cantidad considerable de autos incendiados a la vera de los caminos, el el Messum Crater no fue la excepción. En algunos foros de África describen esta ruta como una "difícil", pero perfectamete se puede hacer en un vehículo de tracción simple, si es que tiene alto despeje del suelo. Vale tener en cuenta que si no tienen experiencia en navegación o zonas remotas, podría resultar fácil perderse sin la ayuda de un GPS. Lo mejor sería en ese caso contratar un servicio guiado desde Walvis Bay, Swakopmunt o incluso Henties Bay.

Si de algo estábamos seguros es que no íbamos a llegar a las 18 horas a encontrarnos con el resto de nuestros amigos que habían tomado un camino alternativo. Se hizo bastante pesado el camino, pues la tierra quedaba suspendida mucho tiempo en el aire restándonos visibilidad, y obligando a tomar distanca entre los vehículos al punto de perder la conexión de radio por la distancia entre camioneta y camioneta. 

La buena noticia es que llegamos sanos y salvos cerca de las 22 horas. La mayoría teníamos lugar reservado en el sector destinado a las carpas. El Elephant Camp tiene un área con chalets con vista a un pozo de agua iluminado por las noches y a donde se acercan los animales a beber. Nuestros amigos, algunos de ellos recién llegados de Buenos Aires, nos esperaban allí con un poco de carne asada y espacio en sus cabañas. Hubo varias rondas de vino, y fue el primer contacto con un puñado de animales salvajes en este viaje.