jueves, 18 de diciembre de 2025

El Observatorio de Ullug Beg

 El primer programa que hicimos en Samarcanda fue visitar el Observatorio de Ullugbek. No por que sea el sitio más relevante ni mucho menos, sino que se trataba de una jugada para evitar a los otros turistas que cada vez llegan en mayor número a Uzbekistán. Y funcionó. Éramos apenas un puñado de personas.

El observatorio fue mandado a construir a partir de 1424 por Ulugh Beg, un eterno gobernador y sultán de algunas regiones de Asia Central divididas entre lo que hoy es Kazajistán y Uzbekistán. Los eruditos lo consideraban el mejor observatorio del mundo islámico, de hecho el mismo Ulugh Beg fue reconocido posteriormente como el mejor astrónomo observacional del siglo XV.

El observatorio fue construido sobre la base de un goniómetro, es decir de un aparato con forma de semi círculo que se usa para medir ángulos, y la verdad que para los ignorantes en la materia (como lo soy yo), es increíble todas las mediciones que pudieron hacer solamente mirando a través de una pequeña ventana al final del conjunto.
El observatorio fue destruido en 1449 por fanáticos religiosos, pero gracias a datos de su ubicación precisa fue redescubierto cuatro siglos más tarde por el arqueólogo ruso-uzbeco Vassily Lavrentyevich Vyatkin en 1908.
En la foto superior podemos apreciar la trinchera de unos dos metros de ancho y once de largo dónde, en palabras lo más simples posibles, un gran arco de madera podía determinar el mediodía, y a partir de allí hacer cálculos exactos. 

En 1420 Ullug Beg mandó a construir una madrasa para el estudio de las estrellas. Gustaba de elegir personalmente a sus estudiantes, y en el momento de mayor apogeo contaba con más de 70 astrónomos. Por ejemplo de allí salió (entre muchos otros) su discípulo Ali Qusji, quien dio evidencia empírica sobre la rotación de la tierra. También, para 1437, habían logrado actualizar las Tablas Iljaníes de origen persa, y que estaban en uso desde 1260. Estos descubrimientos permitieron pronosticar eclipses o la hora exacta del amanecer, o la posición exacta de 1.018 estrellas fijas.
A pesar de su destrucción en 1449, los estudios astronómicos continuaron durante setenta y cinco años más. El equipo de Ullug Beg permitieron calcular un año estelar en 365 días, 6 horas, 10 minutos y 8 segundos. Sólo un minuto más largo que los cálculos más precisos de la modernidad. También lograron calcular con extrema precisión la eclíptica de la tierra en 23.52 grados, siendo la medida más perfecta hasta el momento.
En las adyacencias del observatorio han construido en 1970 un museo para conmemorar los hallazgos y descubrimientos de Ullug Beg. Es modesto pero contiene copias de algunas tablas (las originales están en Oxford), instrumentos de medición, una maqueta del observatorio y manuscritos en árabe.
El sitio está muy bien mantenido, como todo en Uzbekistán. La visita al observatorio y el museo puede mantenerte entretenido por una o dos horas (si es que tienes un guía) y desde allí hay un montón de sitios más interesantes para ir recorriendo a lo largo de los próximos dos días.

jueves, 11 de diciembre de 2025

Tres días en Singapur

 Singapur me tomó por sorpresa desde el primer momento en el que puse un pie en esta pequeña isla pero notable país y Ciudad-Estado del sudeste asiático, y eso que estaba más que al tanto de lo que iba a encontrar aquí. Tratemos de darle un poco de contexto:

Si nos remontamos a la era contemporánea podemos decir que Singapur existe desde 1819, época en la que Sir Stamford Raffles fundó el puerto, buscando garantizar para el Imperio Británico un acceso al Mar de China. 
Hasta la Segunda Guerra Mundial (cuando fue ocupada por Japón) estuvo bajo dominio británico, pero en 1963 pasó a formar parte de Malasia, pero diferencias ideológicas insalvables crearon el caldo de cultivo perfecto para que sólo dos años más tarde, Singapur lograra su independencia convirtiéndose en un país soberano.
Como sigue la historia es conocido por todos: una isla sin mayores recursos que en muy pocas décadas logró industrializarse y crecer a un ritmo vertiginoso de más del 7% anual de manera sostenida, abriendo puertos y Zonas Francas exentas de impuestos. Por ello fue parte de los Cuatro tigres asiáticos (los otros son Corea del Sur, Taiwán, y Hong Kong) hasta los años 90´. 

Hoy Singapur es el país con mayor PBI per cápita del mundo, y es la única economía de Asia con calificación AAA. Es uno de los puertos más grandes del mundo y está en constante crecimiento, así como su aeropuerto. También es un importantísimo centro financiero. Todos los índices sociales y económicos son positivos y existe un muy bajo grado de corrupción en las filas gubernamentales.

Que mejor lugar para comenzar este artículo que por el aeropuerto, puerta de entrada para la gran mayoría de los que llegan al país. Es todo un hito en Asia y Singapur. La prensa especializada dice que durante al menos ocho años consecutivos el Aeropuerto Changi fue votado como el mejor del mundo. Y la gente y la prensa tienen razón, y es que no hay otro que se le parezca. Basta con decir que el aeropuerto internacional constituye un sitio icónico del país dónde locales vienen a por entretenimiento, y es que el lugar es de veraz espectacular, y constituye la prueba de que uno está visitando una ciudad del futuro.
Adentro hay mucho para apreciar como su gran cascada interior (o Rain Vortex), y decenas de actividades de toda índole que van a mantener entretenidos a propios y extraños.

La persistente lluvia que nos recibió a la media tarde, al momento de nuestro arribo, se detuvo cuando la noche era joven, lo que nos dio a mi madre, hermana y a mí, ánimo para salir a caminar por el área de Marina Bay Sands, una de las zonas más impresionantes de Singapur. El sitio dónde parece que ruge el león diciendo ¡Aquí estoy yo!
Apostado sobre veinte hectáreas, el Marina Bay Sands es un complejo de edificios que supieron convertirse en uno de los landmarks más reconocibles de Singapur. Se trata de tres torres hoteleras de 55 pisos cada una, que suman más de 2.500 habitaciones. Además cuenta con un enorme casino, un centro comercial, dos teatros, un salón de convenciones de 120.000 metros, un museo, seis restaurantes y su famosísima pileta infinita a 200 metros de altura. Una locura.
Funciona un mirador que abre todos los días hasta las 22hs.

Desde 2008 la Formula 1 tiene una de sus carreras en Singapur. Se trata de un circuito callejero que cada año pasa por las adyacencias de Marina Bay Sands. 

Singapur es la más cara de las naciones del Sudeste Asiático (y una de las más caras del planeta). Al ser un país tan pequeño y que cuenta con una alta densidad poblacional, el espacio es extremadamente limitado, lo que lo hace muy valioso. Por esta razón la mayoría de las personas viven en viviendas sociales y/o subvencionadas (HDB).
Para controlar la congestión vehicular el gobierno ha puesto una serie de barreras que hacen que tener un vehículo sea caro en extremo y nada fácil de lograr. Primero hay que hacerse de un certificado de derecho (Certificate of Entitlement) que en muchos casos supera el valor del mismo coche.
La falta de recursos naturales hacen que todo tenga que ser importado a la isla elevando el valor de los bienes de consumo.
Para el turista también lo es. El precio se refleja en el coste de la hotelería, la gastronomía, el transporté Si mal no recuerdo es obligatorio contratar un seguro médico si se visita esta nación por los altos costes de internación que puede tener una contingencia.

El día siguiente nos recibió nuevamente con fuertes lluvias. Tras un rico y temprano desayuno en el hotel, la guía nos pasó a buscar en una combi increíble dotada de todas la tecnología y comodidades posibles, y en ella abandonamos el área más reluciente y moderna de la ciudad para explorar las partes mas orientales, turísticas y antiguas de esta moderna urbe sin igual, que pese a su corta historia, tiene mucho para ofrecer y contar, y motivos por la cual sentirse orgullosa.
La Mezquita del Sultán (Masjid Sultan) es una de las más importantes de la ciudad. Tiene capacidad para 5.000 fieles y está dedicada en honor al sultán Hussain Shah, quien firmó algunos tratados con Gran Bretaña, y que para hacer corto el cuento devinieron en la independencia de Singapur.
Si bien en 1929 ya ofrecía servicio religioso, sólo estaban terminadas las dos terceras partes de la mezquita, que fue finalmente concluida en 1936.
Cabe destacar que desde 1975 es Monumento Nacional de Singapur además de ser el punto neurálgico del Barrio Árabe, y una postal en si misma.

El Barrio Árabe, o Arab Quarter, es uno de los sectores más pintorescos y cosmopolitas de la ciudad. Se fue conformando con la inmigración  musulmana, haciendo de Kampong Glam uno de los imperdibles de Singapur. Desde 1989 se lo considera Barrio Histórico.
El Barrio Árabe es el corazón del Singapur Musulmán. Esta región ya había sido otorgada a los comerciantes árabes en los primeros trazos del primer proyecto de Singapur elaborado por Sir Stamford Raffles en 1822, por lo que la mayor parte de estos singapurenses son hijos de aquellos primeros mercaderes de origen malayo.

El Arab Quarter (como se lo conoce allí) está lleno de coloridas tiendas y comercios. Hay muchos bares (aunque en varios no venden bebidas alcohólicas) y decenas de restaurantes, por lo que es una gran alternativa para salir a cenar cuando en este país.
Nuestra guía era musulmana por lo que pasamos varias horas en el barrio de su comunidad, y tras un almuerzo bastante olvidable en el patio de comidas de un centro comercial, proseguimos con el programa del día. Por momentos llovía más fuerte que otros. No obstante caminamos las 10 o 15 cuadras que separan al Barrio Árabe del próximo punto turístico imperdible de Singapur.
Se trata de Little India, uno de los puntos más simpáticos, aromáticos, bulliciosos, coloridos y con encanto de todo Singapur. Aquí es dónde se concentra la comunidad india de la ciudad. Podemos encontrar tiendas y centros comerciales con coloridas flores para las ofrendas religiosas, muchos productos tecnológicos, telas, y por supuesto un tendal de restaurantes de gastronomía india o bengalí.
Lo ideal es visitar esta zona en un día sin lluvia para poder recorrer sin inconvenientes algunos de sus templos como el Sri Veeramakaliamman , el más importante y colorido de la comunidad hindú, dedicado a la diosa Kali, o Mustafa, su famoso centro comercial que permanece abierto las 24 horas de los 365 días del año. Este sitio es enorme y allí se puede adquirir incienso, suplementos para la salud, joyas de baja calidad, frutos secos, telas y tecnología mientras te sientes en Delhi o Bombay.
De aquellos primeros tiempos de Singapur en el que Raffles había establecido un puerto en Singapur para establecer una línea de comercio directo entre China y el Imperio Británico, existe Chinatown.
Aquí se fueron estableciendo aquellos primeros comerciantes chinos que vieron la oportunidad y se quedaron para siempre. Por supuesto que es uno de los barrios con más ambiente de la ciudad, y también uno de los más interesantes. Aquí podemos encontrar las primeras casas coloniales, comercios de baratijas, por supuesto que mercados y puestos de comidas por doquier, que dicho sea de paso son los más baratos de la ciudad.
Visitamos allí el Templo y Museo de la Reliquia del Diente de Buda, una pequeña joya de la ciudad construido en el estilo arquitectónico de la Dinastía Tang (618 al 907). Aparentemente se guarda allí uno de los dientes de Buda, y el mismo puede apreciarse en el cuarto piso del complejo. Lo curioso es que este diente mide 7.5 centímetros, y no se condice con el tamaño de los dientes humanos.
La entrada (como a casi todos los templos) es libre y gratuita.

Un rato después nos dirigimos a Thian Hock Keng, el templo chino más antiguo e importante de la ciudad, y otro lugar de culto para la comunidad budista de Singapur.
Este templo fue construido a principios del 1800 (y reconstruido algunas décadas más tarde) por la comunidad Hoklo, un grupo étnico cuyo origen es Fujian, y que cuenta con importantes comunidades, principalmente en Taiwan, Malasia y Brunei.

Este templo está dedicado a Mazu, la diosa del mar, y a diferencia de la mayoría ha logrado sincretizar, o unir, o acercar a religiones interrelacionadas como el Confusionismo y/o el Culto Ancestral.
El templo destaca por su arquitectura milenarias y los materiales traídos desde China.

El Merlion es una bestia mítica símbolo de Singapur. Es una estatua de 9 metros con cabeza de león y cuerpo de pez que se encuentra al otro lado de la bahía del complejo Marina Bay Sands dónde se concentran varios de los edificios más emblemáticos (y a este punto históricos) de la ciudad.

Lo que puedo decir tras tres días en Singapur es que me quedo con ganas de mucho más. Las constantes lluvias hicieron más incómodo el programa, pero no nos detuvo de ninguna manera. Lo cierto es que Singapur tiene una oferta amplia y variada para contentar a los mas diversos públicos. No tengo duda que ha de dejar contento a la mayoría de sus visitantes. Es un sitio que sorprende y no defrauda.







lunes, 1 de diciembre de 2025

Goslar, un pueblo medieval de queso y cerveza

 Goslar es otra ciudad alemana que parece como detenida en el tiempo. Fue fundada en 922 por los reyes de Sajonia que buscaban con ellos tener control sobre las minas de los alrededores, en especial la mina de Rammelsberg, (distante a unos seis kilómetros de la ciudad) la cuál venía funcionando de forma ininterrumpida desde el siglo III d.C.
Gracias a la extracción de cobre y plata es que Goslar llegó a ser una de las ciudades más ricas del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que la impulsa a buscar su independencia a base del mercado de minerales. Como ocurre con frecuencia las cosas no resultan como esperaban y la ciudad se ve obligada a tomar deuda, comenzando así un camino descendente y decadente que no se detuvo hasta bien entrado el siglo XIX.
Goslar hoy es una ciudad mediana que cuenta con unos 45.000 habitantes. Desde 1994 forma parte de la lista de sitios Patrimonio de la Humanidad en Alemania (UNESCO). Está viviendo un gran momento turístico por su amplia oferta cultural e industrial, tanto en el pueblo como en los alrededores. Por su cercanía a las montañas de Herz, cuenta con varios circuitos de senderismo y de ciclismo. El más popular es el Monte Brochen, que siendo el pico más alto del lugar ha sido sitio de rituales paganos desde la Edad de Bronce, resurgiendo con fuerza en la Edad Media. En todo el Sacro Imperio Romano Germánico se contaba que las brujas aterrizaban con sus escobas en el Monte Brochen ocasionando una cacería de brujas sin precedentes, en la cuál la iglesia tomó un papel muy activo. Se dice que aquí mandaron a 1.600 brujas y algunos otros herejes al calor de la hoguera.
Lo primero que hice tras estacionar murallas adentro fue acercarme a paso ligero hasta la Plaza del Mercado, dónde se concentran los edificios más importantes del pueblo. A diferencia de casi todo Alemania, Goslar no fue destruida por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, razón por la cuál hoy mantiene un gran número de edificios de los últimos 10 siglos, entre ellas unas mil quinientas casas de entramado de madera (Fachwerks). 
En la Plaza del Mercado podemos apreciar el Rathaus o ayuntamiento de la ciudad. Este edificio se construyó entre 1295 y 1326 y se le agregó una ampliación y una escalera exterior en 1537. En nada se parecían esos ayuntamientos al actual, ya que a finales del siglo XIX fue restaurado dotando al conjunto de ventanas al estilo Neogótico propio de aquellos tiempos. 

A unos metros de distancia y sobre la plaza podemos encontrar una fuente de bronce que aparentemente es la más antigua de Alemania. Está coronada por un águila imperial dorada que es el símbolo de la ciudad de Goslar
Otro de los edificios destacados, y que en sus tiempos logró eclipsar al mismo ayuntamiento es el que se conoce como la Casa de los Gremios, o Kaiserworth. Esta casona de fachada anaranjada fue construida a mediados del sigo XV por estas corporaciones poderosas que, agrupando a comerciantes, forjaron el futuro de la Edad Media y el Renacimiento. 
En 1802 pasó a estar bajo dominio del Reino de Prusia hasta la Reunificación Alemana en 1871. Tras la Segunda Guerra Mundial, Goslar fue zona de ocupación Británica, y durante los años de la Guerra Fría la ciudad fue una muy importante guarnición militar por su cercanía al límite comunista bajo dominio ruso.

Goslar es una ciudad interesante que amerita dos días de visita, o más si se recorren a fondo sus museos y pueblos de alrededores. El pueblo ofrece varios sitios dónde degustar su gastronomía en la cuál destaca la elaboración del Queso de Herz y de la cerveza Gose, cuya producción fue muy importante para la economía de Goslar tras perder los derechos de explotación de la Mina de Rommerlberg en el siglo XVI. Su nombre proviene del río homónimo que cruza la ciudad, desde dónde hace más de 1000 años de sacaba el agua para la elaboración de esta cerveza ácida producida con mitad malta de cebada y mitad malta de trigo, y que hoy es especialmente popular en ciudades como Leipzig.