Queriendo hacer un alto en mi camino hacia Hamburg bajé en una de las paradas que el moderno GPS de mi BMW alquilado me sugería conocer. Muchas veces había hecho esta ruta, pero nunca me había tomado un rato para ver lo que hay en el medio.
Ese díá estaba viajando tranquilo por alguna de las muchas autopistas teutonas volviendo de la casa de playa de unos amigos en Schleswig-Holstein, uno de los 16 estados federados en los que se divide Alemania. Aquí se notan fuertes influencias danesas, ya que el territorio está bañado por las aguas del Mar del Norte y también por las del Mar Báltico y comparte la geografía de la Península de Jutlandia con Dinamarca, su vecino país.
Tras bajar del Autobahn y surcar algunos bulevares con árboles frondosos llegamos a donde están las edificaciones mas importantes del pueblo. El nombre de Gut Güldenstein aparece escrito por primera vez en 1509. Era una importante finca medieval que quedó sin herederos. La propiedad entonces pasó por varias manos hasta dar con los Duques de Oldenburg.
La casa señorial (Herrenhaus Güldenstein) se inició en 1723 para la familia noble Von Thienen. En forma llamativa y desde lejos destaca la mampostería de paramento en color blanco sobre el fondo rojo de los ladrillos.
Su ubicación en el este de Schleswig-Holstein es sumamente pintoresca, pues está emplazado sobre una loma, en una suerte de isla. Como si fuera un buen castillo medieval, la construcción estaba rodeada de un foso de agua. Aún hoy se sigue accediendo a la propiedad mediante un puente, aunque ya no es uno de tipo levadizo.
Como sigue siendo de uso privado de la familia, solo se permite una visita al exterior de la casa.
La construcción de la casa es de Estilo Barroco. Tiene dos pisos, un entresuelo, y por lo bajo un gran sótano donde guardan destacados vinos. Un techo a cuatro aguas termina el conjunto edilicio. Es obra del por entonces arquitecto de la corte, Eutiner Rudolph Mathias Dallin.
Por lo que pude espiar antes de que me pidan que me retire, la casa se encuentra en un perfecto estado de conservación.
La fachada trasera de la Casa de Güldenstein apunta hacia los jardines, regiamente ideados siglos atrás, y que cuentan con gran cantidad de robles y castaños. Dos avenidas de tilos conducen a la mansión. Son los únicos dos caminos (de cal) por donde poder circular los verdes dominios rurales.
Como pasa con muchas de las grandes construcciones en el Principado de Schleswig- Holstein se sabe poco acerca de su pasado, aunque con seguridad se puede decir que los Duques de Oldenburg, de Lübeck moraban en su interior. Algunos miembros de este Ducado formaron parte de las familias reales de Rusia y de Dinamarca. Actualmente los dueños siguen siendo miembros de esa misma dinastía.
En los alrededores de la casa hay una serie de edificaciones pertenecientes a la granja del lugar, que sigue funcionando como tal desde antaño. El estado de conservación de las construcciones es regular, y algunas ya han sido demolidas, pues la ley así lo obliga.
El estado de Schleswig-Holstein, uno de los de menor densidad poblacional de Alemania, sigue teniendo a la agricultura como uno de los pilares fundamentales de su economía, junto con los astilleros y el transporte marítimo.
Ciertamente no destaca entre tantos grandes castillos que hay en Alemania, y que son tanto mas interesantes e impresionantes, con rica historia y leyendas varias. Apenas pude encontrar información sobre este lugar, ya que no es uno turístico para nada, pero a mi me ha gustado la parada, ya que guardo especial simpatía por Schleswig-Holstein, este estado bañado por las aguas de dos mares.
Para hacer el programa completo sólo faltaba frenar en algún restaurante para hacerme de una bandeja con Kochwurst (uno de los cientos de tipo de salchicha que aquí preparan), y volver a disfrutar, como cada vez que vengo a Schleswig-Holstein, de los mejores frutos rojos del mundo, empapados en crema.
Este área de Schleswig-Holstein tiene la particularidad de estar cubierta por grandes extensiones de frondosos bosques. Un programa ideal para hacerse alguna escapada desde Hamburgo, que dicho sea de paso es una las urbes mas verdes del planeta.
Ese díá estaba viajando tranquilo por alguna de las muchas autopistas teutonas volviendo de la casa de playa de unos amigos en Schleswig-Holstein, uno de los 16 estados federados en los que se divide Alemania. Aquí se notan fuertes influencias danesas, ya que el territorio está bañado por las aguas del Mar del Norte y también por las del Mar Báltico y comparte la geografía de la Península de Jutlandia con Dinamarca, su vecino país.
Los detalles de la puerta son de 1829 |
La casa señorial (Herrenhaus Güldenstein) se inició en 1723 para la familia noble Von Thienen. En forma llamativa y desde lejos destaca la mampostería de paramento en color blanco sobre el fondo rojo de los ladrillos.
Como sigue siendo de uso privado de la familia, solo se permite una visita al exterior de la casa.
La construcción de la casa es de Estilo Barroco. Tiene dos pisos, un entresuelo, y por lo bajo un gran sótano donde guardan destacados vinos. Un techo a cuatro aguas termina el conjunto edilicio. Es obra del por entonces arquitecto de la corte, Eutiner Rudolph Mathias Dallin.
Por lo que pude espiar antes de que me pidan que me retire, la casa se encuentra en un perfecto estado de conservación.
La fachada trasera de la Casa de Güldenstein apunta hacia los jardines, regiamente ideados siglos atrás, y que cuentan con gran cantidad de robles y castaños. Dos avenidas de tilos conducen a la mansión. Son los únicos dos caminos (de cal) por donde poder circular los verdes dominios rurales.
Como pasa con muchas de las grandes construcciones en el Principado de Schleswig- Holstein se sabe poco acerca de su pasado, aunque con seguridad se puede decir que los Duques de Oldenburg, de Lübeck moraban en su interior. Algunos miembros de este Ducado formaron parte de las familias reales de Rusia y de Dinamarca. Actualmente los dueños siguen siendo miembros de esa misma dinastía.
En los alrededores de la casa hay una serie de edificaciones pertenecientes a la granja del lugar, que sigue funcionando como tal desde antaño. El estado de conservación de las construcciones es regular, y algunas ya han sido demolidas, pues la ley así lo obliga.
El estado de Schleswig-Holstein, uno de los de menor densidad poblacional de Alemania, sigue teniendo a la agricultura como uno de los pilares fundamentales de su economía, junto con los astilleros y el transporte marítimo.
Ciertamente no destaca entre tantos grandes castillos que hay en Alemania, y que son tanto mas interesantes e impresionantes, con rica historia y leyendas varias. Apenas pude encontrar información sobre este lugar, ya que no es uno turístico para nada, pero a mi me ha gustado la parada, ya que guardo especial simpatía por Schleswig-Holstein, este estado bañado por las aguas de dos mares.
Para hacer el programa completo sólo faltaba frenar en algún restaurante para hacerme de una bandeja con Kochwurst (uno de los cientos de tipo de salchicha que aquí preparan), y volver a disfrutar, como cada vez que vengo a Schleswig-Holstein, de los mejores frutos rojos del mundo, empapados en crema.
Este área de Schleswig-Holstein tiene la particularidad de estar cubierta por grandes extensiones de frondosos bosques. Un programa ideal para hacerse alguna escapada desde Hamburgo, que dicho sea de paso es una las urbes mas verdes del planeta.
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