Cuando entramos a Armenia lo hicimos por tierra desde la vecina Georgia tras circular una ruta en pésimo estado que en nada se parece a las del resto de ninguno de los dos países.
En los trámites migratorios en la frontera de Armenia no faltaron las preguntas sobre el por qué de nuestra reciente visita al vecino Azerbaiyán que delataban dos sellos de tinta en nuestros pasaportes. La razón es que Armenia y Azerbaiyán sostuvieron varios violentos enfrentamientos entre 1905 y la actualidad, de los cuáles escribiré en otra oportunidad, cuando el caso lo requiera.
Nuestra primer parada en Armenia fue la ciudad de Guimri, parte del Imperio Ruso tras las guerras con el Imperio Persa. Alguna vez fue conocida como Aleksándropol (o Alexandropol), la tercer ciudad más importante de transcaucasia tras Tbilisi y Baku y también llamada Leninankán durante el período soviético. Una ciudad con gente conservadora que se encuentra en el noroeste del país, en la provincia de Shirak cerca tanto de la frontera de Georgia como de la de Turquía, y que resulta ser, por historia y locación, la segunda ciudad más grande del país y a sólo 125 kilómetros de Yerevan.
A las pocas horas de llegar nos recibieron en una fundación alemana con un almuerzo típico de por aquí (al menos durante ocasiones especiales), pero bastante peculiar, poco común, y hasta curioso para algunos de nosotros.
Se trataba de una cabeza de vaca, muchas veces asada bajo la tierra durante 24 horas o más. Había comido cabeza de vaca en alguna oportunidad. La lengua y las mejillas suelen ser las partes mas apreciadas del animal, aunque el cerebro tenga sus fanáticos o los ojos se reserven para los invitados, en un convite justamente como éste.
Una vez terminada la cabeza de vaca y algunos otros platillos de la mesa tomamos dos o tres shot´s de Vodka y salimos a conocer el centro de la ciudad.
Alguna vez antigua capital de Armenia, Gyumri supo tener una población similar a la de Yerevan. Un tremendo terremoto de 6.8 grados en 1988 redujo a la mitad su población. Por las grandes daños y pérdidas edilicias, y la muerte de más de 50.000 personas, sumado al éxodo de docenas de miles, la ciudad de Gyumri nunca pudo recuperar la importancia que alguna vez tuvo.
Nos hicimos primero de unos Dram (AMD) en un lugar cercano a la plaza principal. El día estaba gris, había lluvias ocasionales, y cada tanto soplaba un viento muy frío. Nada que quite las ganas de caminar por una nueva ciudad, y Kumayri es el barrio mas antiguo con unas 1.000 viviendas interesantes que han sobrevivido a los terremotos de 1926 y 1988.
Antes de llegar a la plaza principal nos topamos con la Catedral de la Santa Madre de Dios (también conocida como Nuestra Señora de las Siete Heridas, o Catedral de los Santos Mártires), un edificio de forma rectangular, como sucede mucho en Armenia. Es del siglo XIX y nunca cerró sus puertas durante los años de influencia soviética.
Durante el terremoto de 1988 la catedral sufrió daños menores. Sólo sus dos domos más pequeños cayeron al suelo, y hoy es posible verlos a los pies de los nuevos.
La Plaza Vartanants es la principal de la ciudad. Fue abierta al público en 1930 en la era soviética, siguiendo los planos originales de Alexander Tamanian, el mismo que años antes había diseñado la Plaza de la República en Yerevan, la capital de Armenia.
La plaza de 280 x 140 metros tiene a su alrededor la Casa de Gobierno, un cine, la catedral, un viejo hotel de 1927 y la Iglesia del Santo Salvador, también del siglo XIX, y que resulta ser, y no por casualidad, la iglesia mas alta de Armenia. Esta iglesia permaneció cerrada durante los años de dominio soviético. En su lugar funcionó un museo y mas tarde una sala de conciertos.
En el centro de la plaza hay un monumento de 2008 que conmemora la Batalla de Avarayr en donde los armenios obtuvieron la libertad religiosa pese a haber sido derrotados por los persas. Momento crucial, ya que Armenia fue la primer nación en el mundo en adoptar el Cristianismo.
Hay dos calles peatonales que terminan en la plaza principal. Hoy parecen no tener más atractivo que ese, y hay intenciones de hacer mejoras en el futuro, sin embargo, en estas calles es donde se pueden apreciar los mejores ejemplos de la arquitectura neoclásica de la ciudad.
Si no se la mira con ojos optimistas y generosos Gyumri puede resultar una ciudad decadente. Es gris y aún hay muchos edificios que no pudieron ser arreglados tras el terremoto de 1988. No hay mucho para hacer en Gyumri, esa es la verdad. Un puñado de museos mediocres, la plaza principal y sus alrededores, un Shuka o mercado abierto y alguna antigua citadela cercana con ruinas descuidadas. Fuimos pues hasta Villa Kars, una vieja mansión en el centro, bastante Art decó devenida en el primer hotel boutique de Gyumri. Allí conocimos a Antonio Montalto, un médico de Sicilia que vino a prestar ayuda tras el terremoto de 1988. Parece que se enamoró de Armenia y se convirtió en empresario hotelero y cónsul de Italia en Gyumri. Antonio tiene una fundación que da trabajo a los locales en un taller de cerámica que funciona dentro de el complejo del hotel.
Escribiendo en retrospectiva y tras visitar muchas poblaciones de Armenia puedo decir que Gyumri es una ciudad con mucho carácter y cierto movimiento. Tiene un manojo de lugares para conocer. Puede que su historia sea triste, como todas en Armenia, pero al menos es la ciudad con mayor influencia en la escena musical de Armenia. Desde hace mucho.
En los trámites migratorios en la frontera de Armenia no faltaron las preguntas sobre el por qué de nuestra reciente visita al vecino Azerbaiyán que delataban dos sellos de tinta en nuestros pasaportes. La razón es que Armenia y Azerbaiyán sostuvieron varios violentos enfrentamientos entre 1905 y la actualidad, de los cuáles escribiré en otra oportunidad, cuando el caso lo requiera.
Nuestra primer parada en Armenia fue la ciudad de Guimri, parte del Imperio Ruso tras las guerras con el Imperio Persa. Alguna vez fue conocida como Aleksándropol (o Alexandropol), la tercer ciudad más importante de transcaucasia tras Tbilisi y Baku y también llamada Leninankán durante el período soviético. Una ciudad con gente conservadora que se encuentra en el noroeste del país, en la provincia de Shirak cerca tanto de la frontera de Georgia como de la de Turquía, y que resulta ser, por historia y locación, la segunda ciudad más grande del país y a sólo 125 kilómetros de Yerevan.
A las pocas horas de llegar nos recibieron en una fundación alemana con un almuerzo típico de por aquí (al menos durante ocasiones especiales), pero bastante peculiar, poco común, y hasta curioso para algunos de nosotros.
Se trataba de una cabeza de vaca, muchas veces asada bajo la tierra durante 24 horas o más. Había comido cabeza de vaca en alguna oportunidad. La lengua y las mejillas suelen ser las partes mas apreciadas del animal, aunque el cerebro tenga sus fanáticos o los ojos se reserven para los invitados, en un convite justamente como éste.
Una vez terminada la cabeza de vaca y algunos otros platillos de la mesa tomamos dos o tres shot´s de Vodka y salimos a conocer el centro de la ciudad.
Alguna vez antigua capital de Armenia, Gyumri supo tener una población similar a la de Yerevan. Un tremendo terremoto de 6.8 grados en 1988 redujo a la mitad su población. Por las grandes daños y pérdidas edilicias, y la muerte de más de 50.000 personas, sumado al éxodo de docenas de miles, la ciudad de Gyumri nunca pudo recuperar la importancia que alguna vez tuvo.
Nos hicimos primero de unos Dram (AMD) en un lugar cercano a la plaza principal. El día estaba gris, había lluvias ocasionales, y cada tanto soplaba un viento muy frío. Nada que quite las ganas de caminar por una nueva ciudad, y Kumayri es el barrio mas antiguo con unas 1.000 viviendas interesantes que han sobrevivido a los terremotos de 1926 y 1988.
Antes de llegar a la plaza principal nos topamos con la Catedral de la Santa Madre de Dios (también conocida como Nuestra Señora de las Siete Heridas, o Catedral de los Santos Mártires), un edificio de forma rectangular, como sucede mucho en Armenia. Es del siglo XIX y nunca cerró sus puertas durante los años de influencia soviética.
Durante el terremoto de 1988 la catedral sufrió daños menores. Sólo sus dos domos más pequeños cayeron al suelo, y hoy es posible verlos a los pies de los nuevos.
La Plaza Vartanants es la principal de la ciudad. Fue abierta al público en 1930 en la era soviética, siguiendo los planos originales de Alexander Tamanian, el mismo que años antes había diseñado la Plaza de la República en Yerevan, la capital de Armenia.
La plaza de 280 x 140 metros tiene a su alrededor la Casa de Gobierno, un cine, la catedral, un viejo hotel de 1927 y la Iglesia del Santo Salvador, también del siglo XIX, y que resulta ser, y no por casualidad, la iglesia mas alta de Armenia. Esta iglesia permaneció cerrada durante los años de dominio soviético. En su lugar funcionó un museo y mas tarde una sala de conciertos.
En el centro de la plaza hay un monumento de 2008 que conmemora la Batalla de Avarayr en donde los armenios obtuvieron la libertad religiosa pese a haber sido derrotados por los persas. Momento crucial, ya que Armenia fue la primer nación en el mundo en adoptar el Cristianismo.
Hay dos calles peatonales que terminan en la plaza principal. Hoy parecen no tener más atractivo que ese, y hay intenciones de hacer mejoras en el futuro, sin embargo, en estas calles es donde se pueden apreciar los mejores ejemplos de la arquitectura neoclásica de la ciudad.
Si no se la mira con ojos optimistas y generosos Gyumri puede resultar una ciudad decadente. Es gris y aún hay muchos edificios que no pudieron ser arreglados tras el terremoto de 1988. No hay mucho para hacer en Gyumri, esa es la verdad. Un puñado de museos mediocres, la plaza principal y sus alrededores, un Shuka o mercado abierto y alguna antigua citadela cercana con ruinas descuidadas. Fuimos pues hasta Villa Kars, una vieja mansión en el centro, bastante Art decó devenida en el primer hotel boutique de Gyumri. Allí conocimos a Antonio Montalto, un médico de Sicilia que vino a prestar ayuda tras el terremoto de 1988. Parece que se enamoró de Armenia y se convirtió en empresario hotelero y cónsul de Italia en Gyumri. Antonio tiene una fundación que da trabajo a los locales en un taller de cerámica que funciona dentro de el complejo del hotel.
Escribiendo en retrospectiva y tras visitar muchas poblaciones de Armenia puedo decir que Gyumri es una ciudad con mucho carácter y cierto movimiento. Tiene un manojo de lugares para conocer. Puede que su historia sea triste, como todas en Armenia, pero al menos es la ciudad con mayor influencia en la escena musical de Armenia. Desde hace mucho.
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