jueves, 10 de diciembre de 2020

Villa Fortabat (Loma Negra)

Corría 1866 cuando Luciano Fortabat compró tierras en la zona de Olavarría. No sabía que esa decisión iba a cambiar para siempre la fortuna de uno de sus herederos. Alfredo, el menor de tres hermanos tuvo astucia, coraje, suerte, tenacidad y la visión necesaria para formar la empresa cementera Loma Negra, que con el correr de las décadas se convertiría en una de las más grandes de la República Argentina, y daría con ello todas las condiciones para que Olavarría se desarrolle como una pujante ciudad con economía diversificada, y que hoy se conoce como la "Capital Minera de Buenos Aires".
A principios de 1920, Alfredo Fortabat, nativo de la cercana ciudad de Azul (Buenos Aires), había vuelto de cursar sus estudios en la Sorbone de Paris, y se enteró casi de casualidad de la existencia de una pequeña calera en Olavarría, explotada por un tal Carlos Landi. Curioso y entusiasmado, Fortabat contrató a un geólogo para tomar muestras de los suelos de los campos de su padre estanciero. Estos estudios arrojaron que los mismos estaban asentados sobre una importante cantidad de roca caliza (roca sedimentaria de Carbonato de Calcio) y caolín, un mineral de arcilla necesario para la elaboración de cemento.
Con estos datos promisorios, Alfredo Fortabat se lanzó a la aventura. Primero le compró la calera existente a Carlos Landi sin contarle acerca de su hallazgo ni intenciones, y luego la parte que le correspondía a cada uno de sus hermanos por el campo perteneciente a su padre. Para ello don Alfredo tomó un crédito en el banco de Olavarría.
En 1924, el vecino y calero Carlos Landi fue contratado por Alfredo Fortabat, y de hecho fue uno de los primeros habitantes en mudarse cerca de la fábrica de Loma Negra junto a su mujer y sus 10 hijos.
Se montaron unos galpones precarios que aún existen para solucionar el tema habitacional de los inmigrantes solteros que llegaban a Loma Negra para trabajar en esa primer calera en 1926
Don Alfredo decidió llamar a su empresa "Loma Negra" por ser esta cualidad geográfica el rasgo más característico de la región, conocida así durante los años de la Conquista del Desierto (1878 - 1885).

Cinco años más tarde, en 1929, Alfredo Fortabat decide poner en venta algunos terrenos continuos a la zona de Loma Negra (frente a la cementera) para que sean ocupados por sus trabajadores. Se daba así inicio a la formación de Villa Fortabat.
La Estafeta de Correos y Comunicaciones llegaba en 1930 para atender la demanda de los trabajadores inmigrantes que cada día conformaban un número más grande y no querían perder contacto con su lugar de origen. Cuentan los más adultos que por las calles de Villa Fortabat se escuchaban decenas de idiomas. Las juntadas y romerías eran cada vez más frecuentes entre los vecinos, quienes habiendo descubierto una suerte de paraíso pesquero en el cercano balneario de Claromecó, fundaron en el Club de Pesca y Recreativo La Corvina Negra.

En 1937 Loma Negra decide edificar  100 casas tipo chalet que iban a ser alquiladas a los trabajadores a cambio de un bajo alquiler, y con la ventaja de estar frente a la fábrica en lugar de hacerlo en la ciudad de Olavarría distante a 15 kilómetros. Vale aclarar que los trabajadores inquilinos de Loma Negra no pagaban impuestos, tasas o servicios.
Ese mismo año aparece también el primer Destacamento Policial que con el correr de las décadas se convertiría en una sub comisaría de la ciudad de Olavarría.
Villa Fortabat (o Loma Negra, como la llaman sus habitantes) se iba consolidando como núcleo urbano. En 1941 se pavimentan varias de sus calles, años antes de que sucediera lo mismo con la Ruta Provincial 51 que la une con Olavarría.

Una noche en una función del Teatro Odeón, Alfredo Fortabat quedó cautivado con la belleza de una mujer casi 30 años más joven que se encontraba con su prometido en el palco de enfrente. Le hizo llevar unos bombones rellenos y captó por primera vez la atención de María Amalia Lacroze Reyes.
Fortabat estaba casado pero estaba dispuesto a dejarlo todo por esta ninfeta que lo tenía deslumbrado.
Amalia y su pareja Hernán Lafuente fueron invitados a navegar por el Delta del Tigre. El dueño del barco (el "Pichi - Hue") era propiedad de Alfredo Fortabat, quien con un plan de a bordo logró tener un momento a solas con la futura Amalia y le declaró su amor pidiéndole que se case con él. No tuvo suerte y la deseada mujer se casó con su pareja y poco después quedó embarazada de Inés, su única hija. Esto no fue un obstáculo para Alfredo quien se las arreglaba para tener contacto con la pareja y cortejar, con la mirada aunque fuera, a su enamorada, y así fue como a fines de 1944, cuando Amalia y Lafuente viajaron a Europa, Fortabat los siguió y aprovechó la "casualidad" del encuentro para volver a declararse, y esta vez pedirle casamiento a Amalia Lacroze.
Ambos estaban casados y los trámites de divorcio no eran nada sencillos en esa época, además de que no estaba bien visto en los estratos altos de la sociedad a la cuál ambos pertenecían. No fue fácil. Se amaron a escondidas y los papeles de divorcio de ambas parejas llegaron desde Montevideo tras utilizar influencias y una significativa suma de dinero. Finalmente Alfredo Fortabat se casaba en secreto y por primera vez con Amalia Lacroze. La pareja pasó una inolvidable Luna de Miel en Paris y algunas islas griegas, y pasaron el año nuevo en El Cairo junto al rey Farouk y la estrella Rita Hayworth.

Loma Negra seguía creciendo como así también Villa Fortabat, que para aquel entonces ya superaba los 4000 habitantes. Entre 1958 y 1984 se abrieron 5 escuelas o centros educativos y también una sala de primeros auxilios gracias al mecenazgo de don Alfredo Fortabat, y en 1964 se mandó a edificar la Capilla Santa Elena, que le empresario erigiera en memoria de su madre, Elena Pourtalé de Fortabat.
En 1976 muere a los 81 años don Alfredo Fortabat de un accidente cerebrovascular, y es la Capilla Santa Elena el lugar elegido para que descansen sus restos (en 2005 los mudan a la bóveda familiar del Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires). 

Fortabat deja atrás una importante herencia. Ese mismo año, Amalia, la mujer de su vida, y quien lo acompañase los últimos 30 años decide vender los terrenos de Villa Fortabat a sus ocupantes y, tras coquetear con todos los gobiernos y gracias a la obra pública (en especial durante el gobierno de Carlos Saúl Menem en la década del noventa) logra agrandar 100 veces su fortuna.

En 2005 Amalia vende Loma Negra al Grupo Camargo de Brasil en  1025 millones y se dedica mayoritariamente a labores en su Fundación Amalia Lacroze de Fortabat y a la construcción del Museo Fortabat, inaugurado en 2008 en dónde expone su gran colección de arte. Un gusto que pudo darse antes de morir en 2012.