sábado, 28 de abril de 2018

Para muestra sobra un botón

La salida de Zimbabwe fue un tanto inesperada. Nuestros amigos habían salido a la mañana, cada uno con diferentes opciones de alojamiento en diferentes puntos del camino. No los veríamos esa noche. Cuando salimos del hotel tras nuestra visita a Livingstone sólo había que desandar unos 12 kilómetros hacia la misma frontera por donde habíamos ingresado a Zimbabwe. En un momento miro la pantala del GPS y este marcaba que me había pasado 2 o 3 kilómetros. No recordaba ese detalle, pero pegué la vuelta y me dirigí hacia donde marcaba mi instrumento de geo posicionamiento satelital. Al llegar al punto donde debía doblar,  nuevas ordenes que marcaban un triángulo en la pantalla con retorno al mismo punto en donde nos encontrábamos.
Podría haber seguido mis huellas, pero tras analizar el mapa vi que podría llegar a otro puesto de frontera cruzando el Zambezi National Park y conocer de esa manera algo mas de Zimbabwe.
Estábamos solos, bastante apurados, y todo a nuestro alrededor estaba quemado por un reciente fuego. No cruzamos un solo auto en un centenar y medio de kilómetros hasta el puesto fronterizo, y cuando finalmente llegamos no había un alma allí. Ya olfateaba que nos iba a salir caro.

Dejé la camioneta prolijamente estacionada y nos anunciamos en el interior del puesto. A los 5 minutos aparece un agente de la ley que quería revisar la camioneta así que hasta allá fuimos. Como no encontró nada fuera de lugar y miraba nuestra heladera le regalamos las bebidas que teníamos y volvimos al interior del puesto migratorio a esperar a que llegue quien nos selle los pasaportes. Un trámite sencillo en la mayoría de las fronteras del mundo, pero en Zimbabwe, tratar con el turista es una oportunidad de sacarle plata y no la van a desaprovechar. Primero se agarrarron de que
supuestamente no teníamos el seguro que hay que pagar para circular por Zimbabwe. Habíamos pagado USD 120 para ese permiso, además del costo de la visa. Discusión ya que sin ese permiso no hubiéramos podido siquiera ingresar al país. Ya sabía que lo único que querían era mi dinero y ya estaba con las bolas al plato de la policía de Zimbabwe.
Cuando estaba por pegar la vuelta y regresar a Victoria Falls para retomar el camino original los policías se apuran y me sellan el pasaporte. Técnicamente estábamos fuera de Zimbabwe y me hicieron saber que las reglas la ponían ellos. Extorsiones de este tipo son las que hacen que el turismo vaya desapareciendo, perdiendo Zimbabwe una fuente importante de ingresos.

Mascando rabia subimos a la camioneta y una vez dentro los policías no me abrían la barrera. Tenía ganas de tocar bocina para preguntar que es lo que pasaba, pero decidí bajar a preguntar y no me sorprendí con la respuesta del agente: " We want money".
Un asco lo corrupto de la gente de Mugabe. Tuve que sacar nuevamente unos billetes de Dólar y me prometí no volver a Zimbabwe por un tiempo (*).

A los pocos metros nos esperaba la frontera de Botswana. Allí fuimos recibidos por una alegre señora que oficiaba de anfitriona de su país y estaba contenta de tenernos en su tierra. Nos regaló folletos varios y nos hizo una visa por un período más largo del que necesitábamos por si teníamos algún problema en el camino o quisiéramos pasar mas tiempo en el país.
Ingresar a Botswana fue un alivio. En nuestro camino a la ciudad de Nata vimos cientos de elefantes en las rutas, y al llegar al lodge nos encontramos con un amigo y comimos rico bebiendo cerveza.

(*)Al poco tiempo de terminar este periplo africano muere Robert Mugabe, militar y presidente de Zimbabwe entre 1980 y 2017. Tenía 93 años y fue el presidente mas longevo del mundo y uno de los mas corruptos de la historia. Tras su paso, Zimbabwe quedó en la ruina.

viernes, 20 de abril de 2018

Livingstone Museum

Livingstone es una ciudad de Zambia al norte del río Zambezi y cercana a las Cataratas Victoria.  Tiene una clara influencia británica y cuenta con una población de unos 150.000 habitantes. Allí se encuentra el Livingstone Museum, dedicado a uno de los grandes personajes del siglo XIX.

Apenas supe de este lugar, me prometí a mi mismo que si algún día venía a las Cataratas Victoria, iría a visitar el Museo de Livingstone. Finalmente el día había llegado.  Estaba tan cerca que no se me podía escapar la oportunidad, aunque cruzar a Zambia no estaba en los planes del grupo con el que viajaba y tampoco teníamos permisos para llevar allí las camionetas. Para hacerlo había organizado la noche anterior un transporte para cruzar la frontera, visitar el museo, y recorrer los sitios mas relevantes de Livingstone, conocida como la "capital africana de la aventura".
Los trámites aduaneros esta vez fueron sencillos, especialmente del lado de Zambia. Cambiamos de auto (alguien le prestó un taxi a nuestro guía) y cruzamos el famoso puente de hierro con la genial imagen de hacerlo con elefantes a nuestro lado. Continuemos por la carretera de Mosi -o- Tunya que bordea al río Zambezi hasta llegar a la parada obligada. Nuestro guía, un tipo con buena formación lo sabía todo acerca de la ciudad.
Lo primero que hicimos fue ir al Museo de Livingstone. Ya con esto me conformaba en mi breve visita a Zambia, aunque quedando convencido de que es un lugar que volveré a visitar para recorrer sus grandes planicies y conocer los múltiples grupos étnicos que componen este país. 
El Livingstone Museum fue el primer museo fundado en Zambia en 1934, cuando el mundo era muy diferente y Zambia aún no era Zambia. Al día de hoy sigue siendo el museo de mayor tamaño en el país, pese a estar a 470 kilómetros de Lusaka, la capital. El museo da un muy completo panorama de la herencia cultural del amplio territorio que hoy comprende a Zambia.
David Livingstone nació en Blantyre, Escocia. Fue explorador, investigador, misionero y uno de los grandes héroes del siglo XIX. Cuando Livingstone llega a este lugar y antes de la fundación de lo que fuera la antigua y primera capital de Rodesia del Norte, existía a menos de 10 kilómetros de distancia un importante asentamiento llamado Mukuni habitado por los Baleya, una tribu de Zimbabwe que como muchas otras había llegado tiempo atrás desde el Congo.
Desde 1960, el Museo de Livingstone está dividido en 5 salas que comprenden mas de 250.000 años (desde la Edad de Piedra hasta el presente). La sala arqueológica recorre la evolución del hombre en Zambia desde la Edad de Piedra hasta la Edad de Hierro, la sala etnográfica muestra objetos y artesanias de todos los grupos étnicos de Zambia, también hay instrumentos musicales. La sala histórica en donde se traza el origen de la población Bantú, de la que tantas veces he hablado en este blog, y el desarrollo del colonialismo y de la posterior independencia de Zambia. La sala artística, y la sala dedicada a Livingstone con memorabilia y objetos personales del gran explorador que fueron donados por su familia. Aunque son solo 5 las salas o galerías, el museo cubre mucho mas tópicos.
Desde la independencia de Zambia en 1964, el Museo de Livingstone (antes de 1966 este lugar se llamaba David Livingstone Memorial Museum and Rhodes-Livingstone Museum) ha financiado decenas de expediciones en el país, como las excavaciones de Kalambo Falls, un asentamiento prehistórico de la Edad de Piedra con muestras de la evolución del hombre hasta la Edad de Hierro, expedición al mando del Dr Desmond Clark, un arqueólogo quien fuera el primer director del museo.
Todas las salas tienen algo de interés, pero la dedicada a David Livingstone es única en el mundo. Poder ver y leer sus cartas de puño y letra, nos permite adentrar en su mundo personal, como así observar las armas, medicinas y objetos que lo acompañaron durante sus expediciones por el África desconocida. Hay cientos de fotos de sus contactos con las diferentes tribus que fue conociendo en sus expediciones por el río Zambezi o buscando la fuente del río Nilo, en la que dió conocimiento al mundo de un puñado de grandes lagos.
En 2005 remodelaron el interior del museo con fondos de la Unión Europea, y colocaron en el exterior del lugar algunas estatuas en tributo a personajes importantes para la historia de Zambia. Claro que no podía faltar la de David Livingstone, pero también hay otras dedicadas a la memoria del explorador y etnógrafo Checo Emile Holib, creador del primer mapa detallado del área de Victoria Falls (recién en1875), y que casi que se hizo rico vendiendo mas de 13.000 ejemplares de mas de 400 especímenes de animales, fósiles, insectos, moluscos, etc.
Nuestro guía ocasional había esperado en el taxi durante las dos horas que nos habíamos tomado en nuestro recorrido por el museo. Cuando nos subimos nuevamente al bólido fuimos a conocer el New Fairmont Hotel & Casino, lo que fuera el primer hotel de Livingstone. Desde allí seguimos a ver el hospital de lejos, el club de golf, el cuartel de bomberos, y otros sitios de este lugar con un recuerdo latente de su pasado colonial. También pasamos por la St Andrews Church, erigida en 1910 en memoria a David Livingstone.
Tras el tour por la ciudad de Livingstone fuimos a visitar 2 mercados locales. En primer lugar el Maramba Township Market donde venden ropa, herramientas, estereos de muy baja calidad, CD´s, artesanías, camas talladas de madera, sillones de pana o cuerina, mesas y adaptadores de enchufes.
También hay zapatillas truchas y calzado de todo tipo, cacerolas de colores, relojes despertadores de plástico verde o violeta, pilas con nombres parecidos a los de las grandes marcas, juguetes para niños, comida, remeras de fútbol de equipos europeos, corbatas en oferta, copiado de llaves, mecánica de motos, ruedas usadas de camiones, soluciones para la cocina, etc.
Algunos personajes locales no estaban contentos con las pocas fotografías que tomé del lugar, pero en líneas generales, los habitantes de Zambia son extremadamente hospitalarios y buena onda.

Proseguimos nuestro camino a un segundo mercado, este dedicado a la venta de frutas, verduras, especias, hortalizas y alimentos en general. Estos mercados no turísticos pueden muestran la cara mas auténtica de una ciudad. En este caso una porción vibrante, colorida y muy africana del país.
La vuelta fue nuevamente por la costa del río Zambezi hasta la frontera, en donde nuevamente pagamos visa para volver a entrar a Zimbabwe.
Hechos los trámites migratorios cambiamos nuevamente de auto en la frontera y volvimos al hotel para buscar nuestra camioneta para continuar nuestro camino de retorno a Botswana.