martes, 29 de noviembre de 2022

La fábrica de perfumes más antigua del mundo

 En mi última visita a la ciudad de Colonia terminé un tour por la parte vieja de la ciudad justo en la puerta del Museo del Perfume. Ofrecen un tour guiado de 45 minutos, pero en ese momento no tenían lugar sino hasta varias horas más tarde. Mi interés no era tan genuino así que solo me limité a comprar una botella mediana de la más famosa colonia de Colonia. No obstante me parecía interesante estar en el mismo lugar en dónde se comenzaron a elaborar los perfumes más antiguos del planeta.

El responsable de la genial idea fue un italiano llamado Johannis Maria Farina (o Juan María Farina) cuando en 1709 se muda al Ducado de Westfalia, más precisamente a esta misma esquina de la milenaria ciudad de Colonia. Aquí funda Johann Maria Farina gegenuber der Jullichs Platz GmbH.

La fragancia lograda en sus laboratorios pronto se hizo muy popular en todo el mundo durante el siglo XVIII. El llamó a este perfume Eau de Cologne, en honor a la ciudad que lo adoptó y a la quien el tanto amaba. El mismo escribía en una carta de 1708 que "Mi fragancia me recuerda a una mañana primaveral italiana, después de la lluvia, naranja, pomelos, bergamota, cedrat y las flores de mi país natal".

En esos tiempos no existían las patentes por lo cuál Johann Maria Farina y su familia nunca patentaron el Eau de Cologne, cuyo uso pasó a ser genérico con el correr de los años, pero lo cierto es que la familia Farina sigue fabricando esta colonia, la más famosa de todos los tiempos ya por ocho generaciones.

La ciudad de Colonia rinde homenaje a Farina con una estatua en la Torre del Ayuntamiento, dónde se encuentran también otros grandes e influyentes ciudadanos de Colonia.


viernes, 18 de noviembre de 2022

Castelnuovo di Garfagnana

 El sonido de las ruedas sobre el pavimento mojado nos acompañaba en ese camino de curvas y contracurvas que nos fue llevando hasta Castelnuovo di Garfagnana una pequeña comuna de 6.000 habitantes. La misma se encuentra ubicada en la confluencia de los ríos Serchio y el Turrite Secca en pleno Monte Alpenino, y a poco más de 40 kilómetros de la Ciudad de Lucca, la capital provincial.

Castelnuovo di Garfagnana está un poco fuera del radar de quienes recorren la Región Toscana en Italia. Es un pueblo que a diferencia de muchos de sus vecinos, no vive del turismo, sino de las industrias químicas y textiles, y de la producción de cereales. No obstante, Castelnuovo di Garfagnana también tiene algo para mostrar.

El primer registro histórico de esta localidad data del siglo VIII cuando en textos de la época aparece como Castro Novo (fortaleza nueva). A partir del 1300 el lugar comenzó a experimentar un crecimiento como centro urbano, ya que como mencionaba en la introducción, Castelnuovo di Garfagnana se encuentra en la intersección de los ríos Serchio y Turrite Secca, que en aquella época eran importantes rutas que simplificaban el comercio. Vale aclarar que estos años de prosperidad se dieron bajo la jurisdicción y administración de la Ciudad de Lucca.
Apenas comenzado el 1400 los habitantes de Castelnuovo di Garfagnana se rebelaron contra las autoridades de la Ciudad de Lucca. Ya que no querían formar parte de su administración. Durante un tiempo eligieron estar a cargo y protección de la Casa de Este, de los Estensi, una importante familia de la provincia de Ferrara en el norte de Italia, con territorios tanto en Italia como en Alemania.
En esta ocasión fueron pocos pero buenos los años para Castelnuovo di Garfagnana, que se vio beneficiada por la administración de los Estensi. En ellos, por ejemplo, se construyó la catedral del pueblo y otros edificios religiosos, ya que el mismo funcionaba como asiento del vicariado de la región.
En 1512 se acaba la paz para los habitantes del pueblo y también para la familia Estensi cuando tropas al mando del Duque de Urbino, Francisco Maria della Rovere tomaron la ciudad. Esta ocupación duró unos pocos años, sin embargo tras el retiro del Duque, Castelnuovo di Garfagnana fue arrebatada por la República de Florencia y sumada a su territorio y posterior administración.
Las idas y vueltas de la historia y de la vida hicieron que poco tiempo más tarde la localidad de Castelnuovo di Garfagnana vuelva a formar parte de los dominios de la familia Estensi. Esta vez recuperaron el poder sobre el sitio y lograron mantenerlo durante los próximos siglos.

La historia dice que la paz no dura mucho tiempo en ningún lugar del planeta, y por qué ha de ser Castelnuovo di Garfagnana o los Estensi la excepción a la regla. Ya el pasado lo demostró, y como un Deja vu el lugar fue invadido nuevamente, esta vez nada más y nada menos que a manos de las efectivas y conquistadoras tropas de Napoleón Bonaparte
Mientras caminamos junto a mi madre y hermana por las muy tranquilas callejuelas de la ciudad aprendo que durante la ocupación francesa tanto Castelnuovo di Garfagnana como otras localidades de los Montes Apeninos pasaron a formar parte en aquel momento de la República de Cisalpina, que tenía base y asiento en la ciudad de Milano, su capital. 
Cuando a partir de la derrota en la Batalla de Vitoria (España) comienza a caer el Imperio Napoleónico, la localidad de Castelnuovo di Garfagnana les fue devuelta a la familia Estensi tan temprano como 1814. Esta vez la familia del norte de Italia fue responsable de su administración y protección hasta la llegada de un nuevo hito histórico que puso fin para siempre a su poder, un hito para los pueblos del este y también los del oeste, las ciudades ricas del norte y las pobres del sur. Todas las regiones estaban juntas. Se trataba de la significativa unificación de Italia.
Recorriendo la pequeña ciudad encontramos muy bonito y destacado el Ponte di Santa Lucia, hecho en piedra. El puente había sido construido por Castruccio Castracani en 1300, aquel mismo mercenario influyente de la Ciudad de Lucca que había financiado la primera renovación del Puente del Diablo.
Lamentablemente no se trata ya del puente original, ya que el mismo fue destruido por el Ejército Alemán en su retirada de la zona durante el último conflicto bélico de gran magnitud. La reconstrucción es copia casi fiel al original y fue encomendada apenas terminada la Segunda Guerra Mundial.
La catedral de la simpática Castelnuovo di Garfagnana no destaca como pueden hacerlo tantas otras en la zona o en Italia en general. En este caso trata de una construcción renacentista típica de la época mandada a edificar en el año 1500 sobre lo que antiguamente era una iglesia romana del siglo XI, cuyos restos aún se pueden adivinar en el flanco izquierdo de la construcción actual.
Localmente a la catedral o Duomo del pequeño pueblo de Castelnuovo di Garfagnana se la conoce como Chiesa dei Santi Pietro y Paolo, y en su interior guarda una histórica cruz, un interesante e importante retablo y una obra en terracota firmada por el afamado artista Lucca della Robia.
Con el correr de los días íbamos a comprobar (al menos yo) que como Castelnuovo di Garfagnana hay decenas y decenas de pueblos casi muertos, sin gente en las calles y con poquísima o nula vida comercial o turística, aunque en este caso en particular exista una actividad de tipo industrial, y agrícola allí dónde se puede.
Eso si. Resultan un alivio estos pueblos para aquellos que deciden recorrer la zona en vehículo, ya que en muchas ocasiones y pueblos de la región es un maldito trastorno encontrar dónde aparcar.
Tras recorrer caminando el pequeño poblado en un día que era gris y estaba firmado por lloviznas aisladas, paramos a descansar y almorzar en un pequeño restaurante ubicado sobre la ruta ya en el ejido de la ciudad. Degustamos en aquella ocasión una sopa local y algunos fiambres de los malos, en zona dónde hay excelente salumería.
Subimos nuevamente al vehículo para seguir conociendo lo que tiene para ofrecer el lugar.
La ruta continuaba en ascenso. Las casas iban desapareciendo y cada tanto aparecía una salpicada por aquí y otra por allá. Bastante vegetación en el camino que hacía difícil y poco frecuente la vista sobre el valle o las montañas. Así fue como llegamos tiempo más tarde a la Fortaleza de Mont´Alfonso, construcción a cargo de Marco Antonio Pasi,un conocido ingeniero de la época, y obra encomendada y financiada por Alfonso II de Este.
La de Mont´Alfonso fue la última de las fortalezas mandadas a construir por el Ducado de Ferrara. En esta ocasión la obra ocurrió entre 1579 y 1586 con el objetivo de defender a Castelnuovo de Garfagnana de los posibles ataques de artillería de la vecina Ciudad de Lucca, ex regente de la localidad.
Las murallas cuentan con siete baluartes, dos puertas y una pasarela para recorrer sus 1150 metros.
Hoy en día funciona como una suerte de centro de información turístico aunque son pocos los que hasta aquí se acercan. 
Evidentemente la Fortaleza de Mont´Alfonso ha perdido importancia estratégica y razón de ser en 1859. A partir de ese momento ha comenzado a caer en ruinas, y si bien hay unas pequeñas construcciones modernas que se encuentran en buen estado, aquí no prácticamente no hay nada para ver o hacer.
Pensar que buena parte de los que llegan hasta aquí, lo hacen caminando desde Castelnuovo di Garfagnana me hace mal.
A la postre Castelnuovo de Garfagnana resulta ser un simpático pueblo para aquellos que no queremos dejar nada por conocer en el camino, pero para ser honesto resulta completamente prescindible para aquellas personas sin demasiado tiempo para invertir en su recorrido por la región Toscana, una zona que por demás está llena de riquezas de todo tipo y color. De mucho para ver, mucho para hacer.