sábado, 23 de mayo de 2020

Hotel El Eden

Uno de los hoteles más famosos de Córdoba, y en sus años dorados quizás de Sudamérica toda, es el Hotel Eden en la localidad de La Falda, a menos de 80 kilómetros de la capital provincial.
Tras su inauguración en enero de 1898 pasaron por sus puertas y salones destacadas figuras de la época. Un puñado de presidentes argentinos, Humberto II (último rey de Italia), el Príncipe de Gales, el Duque de Saboya, el poeta nicaragüense Rubén Darío, el músico italiano Arturo Toscanini, el físico alemán Albert Einstein o la familia de Ernesto Guevara que llevaban allí a su pequeño "Che" para tratarlo contra su problema de asma.

Al momento de mi visita el hotel estaba en pleno proceso de refacción y posterior puesta a valor en un esfuerzo conjunto entre privados y la municipalidad con el objeto de dar a conocer las historias y leyendas que esconde este mítico hotel argentino.
Cuándo el hotel abrió sus puertas aún restaban por construirse varias de las 100 habitaciones con las que llegó a contar El Eden. Los cuartos estaban distribuidos en dos plantas, contaba con amplios y muy ventilados salones, un gran comedor para 250 comensales al que era obligatorio asistir de esmoquin durante las noches serranas. Lo curioso es que en los primeros tiempos el hotel contaba solamente con 4 baños que eran compartidos por la crema de Europa y Argentina (con el correr de los años llegaron a ser 38 los baños, pero así y todo resultan insuficientes). Algo que llama la atención en un lugar que vendía sus servicios como SPA o sitio en dónde la gente venía a curarse de diferentes afecciones en estadías que rondaban entre 30 y 90 días. 
El hotel tenía una cancha de golf de 18 hoyos, cuidadas caballerías y un gran parque en dónde salir a andar a caballo. También había una pileta llena de agua de vertiente, canchas de tenis y media docena de actividades ofrecidas por algunos de los 250 empleados con los que contaba El Eden.

El hotel se auto abastecía completamente. No sólo contaba con animales propios y un huerto cuidado, si no que tenía su propia usina eléctrica capaz de dotar de luz y calefaccionar todos los ambientes del hotel. También contaba con su propia cámara frigorífica
El hotel tenía siempre sus habitaciones ocupadas y los grandes salones estaban abarrotados de gente cada noche. Pese a ello los créditos tomados eran imposibles de pagar y la sociedad original de disuelve en 1904. Maria Herbert de Kreautner, una de las socias del emprendimiento original, llega a un arreglo con Ernesto Tornquist, el banquero que había financiado el hotel y uno de los empresarios más ricos de Argentina. Para hacer más rentable el negocio comienza a apuntar a un público europeo que iba a pasar largas estancias en El Eden. Agranda la capacidad del lugar y el negocio cobra rentabilidad.

En 1912 Maria Herbert de Kreautner decide volver a Europa y pone la propiedad en venta. Poco tiempo después es adquirida por los hermanos alemanes Bruno y Walther Eichhorn, amigos personales de Adolfo Hitler, y financistas de los primeros años del Partido Nacional Socialista de Alemania.
Pese a que el hotel seguía funcionando "a todo trapo", los hermanos no consiguen pagar el crédito. Para financiarse deciden lotear parte de la vieja Estancia  Falda de la Higuera que contaba con 900 hectáreas a los pies del Cerro El Cuadrado. Estos loteos dieron origen a la ciudad de La Falda que hoy cuenta con casi 40.000 habitantes.
Siempre se sospechó de la amistad de los dueños del hotel con el Nacional Socialismo de Alemania. En 1945 cuando Argentina le declara la Guerra al Eje, el hotel fue incautado como botín de guerra y pasa a ser utilizado como prisión para los miembros de la diplomacia de Japón en Argentina. Incluso algunos marinos del acorazado Graf Spee hundido en el Río de la Plata.
Con la llegada de Juan Perón al poder, el hotel les fue devuelto en forma inmediata a los dueños, pero estos lo pusieron en venta inmediatamente, pese a que Perón siempre fue un gran simpatizante del régimen Nazi.

El Hotel El Eden queda sumido en el abandono y es comprado nuevamente pero nada sucede y es puesto a remate nuevamente antes de un último intento por reflotar algo de sus mejores años. Su última noche como hotel fue en 1965.

En 1995, cincuenta años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, el FBI desclasificó una serie de documentos que confirmaban las sospechas iniciales. Walther Eichhorn y su mujer Ida Bonfert habían conocido a Hitler en un bar de Berlin cuando éste apenas era un cabo, quedando impresionados con sus ideas. Habían puesto todos sus ahorros a disposición del Nacional Socialismo Alemán, partido que tiempo más tarde llegaría al poder con los resultados y acontecimientos que son conocidos por todos.
En los documentos del FBI hay al menos 3 cartas en dónde Hitler agradece en forma personal los aportes hechos por los Eichhorn, a quienes trata como amigos de siempre.
En la misma estancia vivió Josef  Schwammberger, un alto oficial de la Schutzstaffel (SS) que fue capturado y entregado a Alemania en 1.987. No son pocos los que juran que el mismo Adolfo pasó aquí un tiempo junto a su mujer Eva, pero lo que es seguro es que contaban con la complicidad y la amistad de sus ex dueños, quienes lo habían apoyado desde la creación del partido.
Como si el pasado del Hotel El Eden no estuviera lleno de historias de por si interesantes, desde hace décadas de viene denunciando la aparición de fantasmas en la propiedad. Los testigos son cientos lo que ha llevado a los expertos paranormales a investigar que es lo que sucede dentro de las paredes de este ex gran hotel. Cuentan que hay cambios bruscos de temperatura y que pasan cosas raras por los pasillos y recovecos. Según cuentan es una niña que llora y cuando se enoja corre por los pasillos golpeando las puertas. También aparece la figura de una señora elegante que podría haber sido la primera de las dueñas, pero no termina ahí. Un tercer fantasma vive en una de las oficinas. Se trata de un bebe que murió de hipotermia ante un descuido de sus padres.