miércoles, 26 de agosto de 2020

Stepanakert, la capital de un país que no existe

Stepanakert es una bella ciudad ubicada a las orillas del río Karkar. Está rodeada de bosques y montañas y en la actualidad cuenta con unos 50.000 habitantes. Es la capital de la autoproclamada República de Artsaj, y en ella se construye un sueño solo interrumpido por eternos conflictos étnicos de su población armenia con sus vecinos de Azerbaiyán, país al que pertenece de iure según la ONU.
El status de la república es una independencia de facto tras el alto al fuego de 1994 tras la sangrienta Guerra de Nagorno Karabaj.

Llegar hasta aquí sólo es posible vía terrestre desde Armenia, dónde existe un corredor que pasa por suelo azerí, aunque técnicamente siempre lo es. O no. Depende desde donde se mire.
Por una ancha avenida de doble mano pasamos por el símbolo más reconocible de Stepanakert, o incluso de Artsaj. Se trata del monumento de Papik Tatik ("Somos nuestras montañas"), construido en Piedra Toba en 1967 por el escultor Sargis Baghdasaryan. Está emplazado en lo más alto de un cuidado parque en una de las entradas a la ciudad.

Si no han obtenido la visa de Artsaj en su consulado en Yerevan (la capital de Armenia), el paso siguiente es ir al Ministerio de Asuntos Exteriores de la República de Artsaj. Los formularios se llenan rápido. Además de los datos básicos, se firma una declaración jurada en dónde uno se compromete a no visitar las zonas de fronteras, ya que si bien se emitió un alto al fuego en 1994, la guerra, técnicamente aún continúa, tal como contaba en El Caso Artsaj (o de Nagorno Karabaj) .
En 1926 la ciudad de Stepanakert experimentó una ampliación que estuvo a cargo de Alexander Tamanian, el mismo arquitecto que hizo La Plaza de la República en Yerevan. Este proyecto se estiró durante 30 años entre 1930 y 1960, dotando a la ciudad de un teatro, varios colegios, plazas y los caminos necesarios para convertir a esta ciudad en un núcleo industrial.
Las primeras impresiones de Stepanakert me resultan buenas. Si  bien es una ciudad mediana, y en teoría todo llega desde Rusia, a primera vista parece ofrecer todo lo que tiene una capital.

Antes de la guerra entre Armenia y Azerbaiján la ciudad contaba con un importante núcleo industrial con más de 90 empresas asentadas, principalmente basadas en la producción de vino y en productos de seda como las mundialmente famosas alfombras del Alto Karabaj.
En aquellos tiempos Stepanakert tenía una población de 189.000 personas que tuvieron que abandonar la zona por los grandes daños edilicios causados por los bombardeos azeríes.
La ciudad de Stepanakert lleva su nombre en honor a Stepan Georgevich Sharimian, un revolucionario bolchevique conocido como "El Lenin del Cáucaso".

Según cuentan las leyendas armenias, en el mismo emplazamiento en dónde hoy está asentada la ciudad de Stepanakert existió una población armenia llamada Yararakn ("Primavera fugaz"), nombre que se mantuvo vigente hasta 1847.
La versión oficial por el lado Azerí es que nunca hubo poblado alguno aquí hasta que la ciudad fuera fundada por un Kan (máximo gobernante) a finales del siglo XVIII.
Desde las ventanas del Hotel Yerevan se consiguen fantásticas vistas del Estadio de Stepanakert. Este estadio de usos múltiples y capacidad para 12.000 espectadores sentados fue también utilizado en una ocasión por el seleccionado de la República de Artsaj (que obviamente no participa en torneos de la FIFA) y por el Lernayin Arstsaj FC de la ciudad. 
Inaugurado en 1956 con el nombre de Joseph Stalin (regente de la URSS en aquellos tiempos), el estado fue remodelado en 2015 y bautizado con el nombre de la capital.
El Palacio Presidencial (no está permitido tomar fotografías) se encuentra en la Plaza del Renacimiento, conocida por los locales como Veratsnound. La misma fue construida en 1994 y hoy es la principal de la ciudad de Stepanakert. A sus alrededores también se encuentran los edificios del Palacio Legislativo, el centro de veteranos de guerra, la embajada de Armenia y el Hotel Armenia.
También han recientemente renovado un aeropuerto, pero por razones de seguridad aún no se han efectuado vuelos, ya que podrían ser fácilmente derribados desde Azerbaiyán.
La ciudad cuenta con un Museo Estatal que vale la pena visitar, ya que tienen buen material histórico para entender el continuo conflicto en esta región del Cáucaso. También cuenta con antiguos manuscritos, artefactos domésticos, armamento de las últimas guerras, fotografías, etc. 
Este Shuka o mercado es conocido como "El Mercado de los Campesinos". Hay una gran variedad de vegetales frescos, frutas de estación, especias, y por supuesto una interesante diversidad de aguardientes realmente potentes hechos a base de mora u otros frutos. También hay otros sectores en dónde venden ropa y accesorios de moda, artículos de ferretería, herramientas de esas que conocemos todos y un pan de miel con hierbas y especias muy famoso por estos lares y otros, que se conoce como Jinjgalob hac. 
Stepanakert resulta una capital pequeña y compacta y fácil de recorrer. Encontré en ella más vibra y movimientos del que podía imaginar, pero lo mejor y más interesante de la identidad de esta república no reconocida por nadie se encuentra en las afueras de la capital, en las entrañas de las montañas. Lo que es cierto es que desde que ha logrado ser energéticamente independiente, el Producto Bruto Interno de Artsaj no ha parado de crecer.

Disfruté mi visita a esta ciudad, y superó mis expectativas.