martes, 29 de julio de 2014

Trinidad del Paraná, el paraíso perdido.

Las Ruinas de la Santísima Trinidad del Paraná son el sitio histórico mas importante del Paraguay.
Habíamos amanecido en la ciudad de Encarnación, a menos de 40 kilómetros de distancia, y guardábamos todo un día para recorrer esta maravilla.
En el lugar había muy pocas personas, por lo que era muy fácil perderse y caminar en soledad por los restos de la misión jesuíta mas extensa del país, y mejor conservada, e imaginar como era la vida en aquellos tiempos, cuando la Compañía de Jesús se encontraba en franco apogeo.
Trinidad del Paraná fue fundada en 1706 en las costas del Río Uruguay, pero tuvo que ser re localizada seis años mas tarde. Creció rápidamente hasta tener una población de aproximadamente 5.000 indígenas guaraníes. Fue la mas grande de todas las misiones en el Paraguay.

De un estilo Barroco Romano impreso por el arquitecto milanés Giovanni Battista Primoli, deslumbra en detalles que los guaraníes exquisitamente plasmaban en las piedras rosetas.

En 1993 fue declarada Patrimonio UNESCO de la Humanidad. Una lástima no haber podido proteger este sitio antes de ser víctima del vandalismo. Así y todo, es la única de las ruinas en la que aún se pueden apreciar mosaicos de colores en los pisos, y restos del pigmento de pintura en varias de sus muchas esculturas y otros detalles que ya les iré contando.
Para los eventos sociales contaba con una plaza mayor. A su alrededor estaban como siempre ocurre, los edificios mas importantes, como la iglesia con su torre de 12 campanas y un reloj, pero también se encontraban las viviendas de los indígenas en tres de sus costados, y la de los españoles, que eran de mayor calidad. Los techos eran de paja y/o de tejas, y con al abandono, todo el lugar fue saqueado en repentinas oportunidades durante mas de 200 años tras la expulsión de los Jesuitas.

La huerta, los talleres, el colegio y el cementerio completaban los alrededores de la plaza mayor, bastante mas grande que la de las otras reducciones, y todo se ve y aprecia a simple vista.
La misión convivía en perfecta armonía con los indígenas. Pretendían una evangelización pacífica y contar con el apoyo de los indígenas para proteger las fronteras todavía inexistentes de un Portugal que todavía era expansivo.

Si bien cada una de las reducciones era completamente auto suficiente, se complementaban entre si, y cada una lograba destacarse del resto. Hubo 60. La mayoría desaparecidas. Ocho sobrevivieron, entre las que destacan además de Trinidad del Paraná, las ruinas de San Cosme & Damian, el observatorio jesuita, con destacados astrónomos y valiosos descubrimientos, la reducción de Jesús de Tavarangué (para mi las mas lindas), y las de Santa María de fe, a la que le queda tanto por descubrir.
La misión contaba con por lo menos 25.000 cabezas de ganado, ya que se necesitaban no menos de 11.000 vacas por año para alimentar al mismo tiempo a una población tan grande como la de Trinidad.


La torre campanario es muy linda y tiene la particularidad de estar alejada de la plaza mayor. No se sabe a ciencia cierta si tuvo un propósito defensivo, o solo formaba parte de la antigua y desaparecida iglesia primitiva . Se ve muy sólida y bien plantada.
En mi opinión también tenía un fin defensivo, ya que en aquellos tiempos se intentaba tener un contacto visual entre las diferentes misiones, de modo que pudieran alertarse entre si mismas ante el ataque de los Bandeirantes que venían de Sao Paulo.

El interior de la iglesia asombra por su tamaño, y cuando ciertos mis ojos trato de imaginar las dulces melodías ejecutadas por los talentosos músicos guaraníes y ese coro de 200 niños que existía en Trinidad, el primero de América.

Las medidas de la iglesia hablan por si solas. Tenía 85 metros de longitud, 43 de ancho, y al momento de la expulsión el techo llegaba a los 14 metros de altura, y tenía proyectado ser mucho mas alto.
Mas de 500 obreros trabajaron durante 6 años para su construcción. Tuvo una enorme cúpula que sucumbió en dos oportunidades, probablemente por el agua que absorbían estas piedras porosas con las cuales fue construida Trinidad del Paraná.
Todo el piso de la iglesia es original, y bajo la nave central se encuentran enterrados dentro de enormes jarrones y en posición fetal, los caciques guaraníes que vivieron en esta misión. De noche sus restos eran custodiados por indios que hacían guardias nocturnas. En la cripta descansaban los padres jesuitas (nunca había mas de tres trabajando en el mismo lugar), y en el cementerio pegado a la plaza mayor enterraban a los indios comunes.

Las misas se impartían en idioma nativo, aunque los guaraníes aprendían el idioma latín y recibían en los colegios, según los jesuitas, "una educación mucho mejor que la de los príncipes de Europa".

Dentro de la iglesia se conservan restos de gran valor histórico y espiritual como el púlpito de piedra o un baptisterio que están en gran estado de conservación.
Dentro de la reducción funcionan el Museo Jesuítico con esculturas de piedra como la de la foto inferior, y también el Museo Lítico con tallas en piedra de menor envergadura, pero mucho mas rico en cuanto a cantidad de motivos artísticos, por supuesto tallados en piedra.
Cuando la Compañía de Jesús fue expulsada de América, los españoles pasaron los dominios de los jesuitas a la Orden Franciscana. Solo bastaron 35 años para que no quede un solo indio guaraní viviendo bajo sus dominios. Todos prefirieron volver a su estado primitivo de íntimo contacto con la naturaleza. Estaban llenos de conocimientos y mantuvieron su fe durante muchos años.
El escenario nunca sería el mismo y los guaraníes no supieron mantenerse unidos.
Los años siguientes fueron de genocidios perpetrados por los colonos y la expulsión de las tierras que antiguamente habitaban.
Se calcula que hoy son al menos 100.000 los guaraníes viviendo entre los territorios de Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina.
Vista desde la torre campanario
Varias noches por semana se brinda un espectáculo de Son et Lumiere (luces y sonido).
Los amantes de la historia y la arqueología se sentirán muy a gusto en las ruinas de Trinidad del Paraná.

Si se visitan las ruinas de Jesús de Tavarangue y de Trinidad del Paraná, una excelente opción para dormir o almorzar en zona es el Hotel Papillon. Un lugar manejado por alemanes, muy cuidado como es de esperar, y con un amplio buffet que vende comida "al peso" y tiene una excelente atención.
Bella Vista es la ciudad en donde se encuentra, y en las cercanías están las colonias alemanas. Toda la zona es rica, pujante, limpia, funcional, moderna, florida, fértil. De aquí sale el grueso de la producción agrícola nacional. Bien merece conocerla por un recorrido por cualquiera de sus caminos.

He quedado tan gratificado con su pasado, sus paisajes y su gente, que no dudo en que pronto volveré a  recorrer el área con mas ímpetu. Paraguay nunca te va a dejar indiferente.

lunes, 21 de julio de 2014

El funeral de un proxeneta

Había conocido a Mikel cuatro cervezas atrás, en la barra de un bar de otro lugar. Yo estaba solo, bebiendo, y entramos en conversaciones. Preguntó en donde paraba, y resultó que su novia trabajaba en el hotel en donde yo me quedaba. Al cabo de un rato me dijo:"Yo donhav to pay for beeer here in Jamaicaman" (tu no tienes que pagar por cerveza aquí en Jamaica). Redoblando la apuesta, e inflando su pecho me dijo: "Let me show yo´".
Aceptando la invitación y por curiosidad fue que termine aquí. El tipo me caía bien.


Cuando vi su foto, un enorme retrato iluminado de un metro de altura, que simulaba un altar, supe que me habían traído a un funeral.

Estábamos en Montego Bay en un descampado que funciona de día como estacionamiento a la vuelta de una calle que se conoce como "The Strip". Un amplio lote. Allí había unos cuantos autos caros. Música alegre salía de un buen par de parlantes que sonaban mal.
Cerca de la reja de entrada había una casita de 15 m con la ventana cobradora en uno de sus costados. La casita estaba sobre un deck elevado en donde también había una mesa de pool con una animada hinchada propia en cada juego, y algunas chicas golosas manoseándose con sus parejas de turno.
Abajo, en el lote vacío, muchos barriles generosos con bebidas varias de marcas locales.
El ambiente que se respiraba era enrarecido entre festivo y depresivo.
Constantemente entraba gente a dar sus respetos y se iban. Unos cientos pasaron. El elenco estable en el lugar era de 50 personas, casi todos hombres.

Todos conocían al tipo este Mikel. Venían a saludarlo y por defecto a mi. Un saludo largo y pegajozo que consistía en un apretón de manos seguido por un deslizamiento ahuecando las palmas y un golpe de puño al finalizar. Se movía como si fuera el dueño del lugar. Quizás lo era, por que cuando nos acercamos a la mesa de pool dejaron de jugar para dejárnosla, ante la atenta mirada de todos los presentes. Jugamos un mano a mano. Fueron dos y a la postre me deje ganar, pues el tipo este se lo tomaba muy en serio, y no me gustaba dejar a todos, al resto de la gente sin jugar. Además sentía sus miradas y gestos de desaprobación no explícita para conmigo.

El difunto era un proxeneta importante, y participaba en otros "negocios", me contaba Mikel. Había tenido un accidente en una motocicleta de alta cilindrada ocho días antes.

¿Por que tanto tiempo para enterrarlo? - pregunté a un consternado y cabizbajo Mikel.
"Sabes - me dijo- compramos juntos las motos. Hace ocho días que no me subo a la mía".

Volcaba al piso el primer chorro de cada botella de cerveza que abrió. Esta era una costumbre "de la calle" que también conocía de Argentina. Un trago para el que ya no está entre nosotros.

Los parlantes seguían brindando su sonido latoso y saturado. Escuchábamos canciones de Hip-Hop. Eran todos artistas nacionales, y aunque no me gustaba su música, me resultaba muy auténtica y original. Que bien Jamaica. Cuanto han influenciado al mundo con sonidos que salieron por primera vez de esta isla, como son el Ska, el Reggae, el Dub…
El humo grueso del cannabis se veía como cortinas en donde había luz, y el alcohol y la música ya habían hecho de este acontecimiento una verdadera fiesta.

Una hora mas tarde arribo un coche fúnebre al lugar. A primera hora de la mañana se llevaban al difunto a su pueblo natal, en donde se oficiaría una misa, y tras nueve días de celebraciones, tal como mandan las tradiciones, lo iban a enterrar.
Esta costumbre se hace para permitirle al difunto terminar cualquier asunto pendiente en su vida terrenal, y tras los nueve días y las nueve noches, y después de enterrar al muerto, los familiares apoyan el colchón del difunto contra la pared, alentando al espíritu a no volver jamás, y se da por concluida la ceremonia y los ritos religiosos.

Había llegado la hora de continuar la noche, nuestra noche, en otras esferas.
Jamaica es un lugar peligroso, y no se aconseja salir después de la caída del sol. La gente es resentida y muy agresiva, especialmente las mujeres. Aunque viven del turismo, detestan al extranjero, y te lo hacen saber. Solo algunas calles están pobremente iluminadas, y si no hay luna, la oscuridad es total.
No por nada la mayoría de los hoteles en Jamaica son resorts cerrados. Nadie quiere exponer a la gente a "lo que pasa allá afuera". Toda vacación se vive paredes adentro, pero yo no había venido para estar encerrado. Sabía a lo que me exponía, pero me sentía protegido por Mikel, que a esa altura ya sabía que era un tipo bravo, de pocas pulgas.

Ofrecí lugar en mi auto alquilado, y nos fuimos con tres o cuatro neandertales mas a una disco sita a 200 o 300 ridículos metros. Movimos el esqueleto por siete minutos, y en cuanto terminamos nuestros "Cuba Libre" (que ellos llaman "Little lie" o "Mentirita"), volvimos a subir al auto para ir al próximo antro. El asiento trasero estaba lleno otra vez, y nunca me fijé si eran los mismos neandertales, pues el tipo este Mikel, conocía a todos en M´obay.

Me hizo frenar en un carrito en donde preparaban Jerk Chicken (pollo a la parrilla), la especialidad de la isla, y tras comer unos pedazos, se llevó un gordo fajo de Dólares Jamaiquinos que le fue entregado. Solo entonces nos autorizó a continuar el periplo.

En el próximo lugar juntámos algunos Dólares, y nos trajeron a la pista varias fraperas con un champagne inmundo y algunas latas de Red Bull. Seis minutos mas tarde estábamos de vuelta en mi carro, con las fraperas y los vasos camino a un nuevo lugar. Este se veía mas grande, y contaba con un buena playa de estacionamiento. Dejamos el auto y las bebidas atrás, y entramos a este nuevo lugar.
Tras sortear la seguridad, subimos unas escaleras y en cuanto entramos me di cuenta que era un strip-club. Ni siquiera. Un burdel glorificado con un escenario en donde ninguna chica bailaba, una barra pobre, y mucha luz negra con la que solo se veían los dientes de los presentes, y poco mas.

En segundos viene una chica hacía mi y al mismo tiempo en que me preguntaba mi nombre, me agarró el paquete y apretó mis huevos entre sus manos.

Le dije con cortesía que solo había venido a tomar una cerveza, y en cuanto se retiró vino una segunda chica con idéntico proceder. La mano directamente a mis huevos antes de preguntarme el nombre. Estábamos parados, y en la mitad de la pista.
Trato de sacármela de encima, a lo que me dice: "Don´t you like girls?"
Si. Me encantan las chicas, pero no pago para tener sexo. Se ofendió y se retiró a hablar con alguien.

Mi Red Stripe todavía tenía tres dedos de cerveza cuando Mikel, mi "amigo" me increpó:
"What the fuck is your problem? Don´t you like girls?".
Antes que pudiera yo contestarle, dio dos saltos hacia atrás, me apuntó con su dedo índice y me dijo que no podía abandonar el lugar si no me llevaba una chica arriba. Miró a dos de los neandertales con los que habíamos llegado, y me señaló, como para que se aseguren de que contrate los servicios de alguna de esas chicas.
Cuando desapareció escaleras arriba comprendí que este lugar le pertenecía,  el también era un proxeneta y vaya uno a saber que mas.

Marcado de cerca por los otros jóvenes supe que no iba a ser fácil salir de ahí.
Había unas cuarenta personas en el lugar. La mitad de ellas prostitutas baratas de cuerpos descuidados.
Uno de estos hombres, con quien ya me había medido con la mirada en algún momento de la noche se aproximó a mí y me pidió USD 10 Dólares de los buenos para presentarme una de sus chicas. Me negué pero me la trajo igual. No la hubiera tocado ni con un chorro de soda. Pesaba 20 kilos mas que yo, y sus brazos doblaban los míos en tamaño.
Los dos tipos y creo algunos mas, seguían de cerca mi comportamiento, por lo que decidí ganar tiempo y me puse hablar con el adefesio que me habían traído. Yo seguía parado en el medio del lugar.
Como las cervezas las cobraban a bajo precio y no como "copa de compañía", me pedí otra Red Stripe y una para la flácida señorita.
Dejé pasar algunos largos minutos mientras Ruby, el esperpento, apretaba mi miembro por sobre el pantalón, bajo mi atenta mirada, pues en cada bolsillo llevaba el equivalente a unos USD100.
Para ese entonces estábamos sentados en un sofá, y ella cruzaba por sobre mi pierna su muslo celulítico que se me hacía muy pesado.
La foto es tomada de la web a modo de ejemplo

En cuanto noté que había solo uno de los jóvenes vigilándome, le dije a Ruby al oído: "Déjame buscar un poco de Marihuana y un Viagra, y ahora vuelvo a fornicarte hasta mañana. Princesa". "Prepárate que te echo 4 polvos al hilo y uno después del cigarro".

Apenas hube traspasado la puerta del puticlub, y cuando ya me sentía acariciado por la libertad, uno de los neandertales me tomó de uno de mis hombros, preguntándome a donde mierda pensaba irme.

Pensé en boxearlo ahí mismo a sabiendas de que iba a perder, cuando la adrenalina me subió de golpe. No iba a ser la primera vez que salía a las piñas de algún lugar. Opté en cambio por decirle que estaba enamorado de Ruby, y que solo iba hasta el auto a buscar un Viagra, temiendo que si le decía que iba a buscar marihuana, el me iba a dar de la suya.
Desconfió de mí y comenzó a seguirme hacia el auto que estaba estacionado a unos 50 mts de la puerta, en lo que sería el "pulmón de manzana".
Cabe aclarar que no tenía ningún Viagra en el auto, y no pensaba volver al lugar a  complacer a Ruby.

Comencé arremangándome la manga izquierda de mi camisa hasta la altura del codo, y lo mismo hice con la del otro lado. El patán estaba atrás mío pero era uno solo, y ya estaba afuera del lugar.
Me detengo súbitamente, me tomo dos segundos antes de darme vuelta y decirle:

"No quiero pensar que me estás siguiendo", y acercándome a el y tratando de atravesarlo con mi mirada  le pregunto "Do we have a problem, my friend?" (¿tenemos algún problema, mi amigo?), y para mi suerte dijo que no y retrocedió cruzando sus manos.
"I´ll be back in ten minutes or so" (Volveré en aproximádamente 10 minutos), eso le dije, y me subí a mi auto para escapar a la seguridad de mi hotel, y aunque me descubrió en la salida, y golpeó dos veces mi techo con su mano abierta, ya estaba afuera, a salvo, y con toda mi plata en los bolsillos.

Al día siguiente me tocan la puerta del cuarto para anunciarme que tenía visitas. Que raro, pensé, y cuando bajé las escaleras lo vi a Mikel. Había olvidado que su novia trabajaba en mi hotel. Había olvidado las peripecias de la noche anterior.




jueves, 17 de julio de 2014

Constitution Hill, un ícono de la libertad de Sudáfrica

Los Sudáfricanos eligieron como lugar para emplazar su corte constitucional  un sitio muy particular que fue testigo de muchos de los hechos mas importantes del país durante varios períodos. Esta loma tenía una antigua cárcel, que originalmente fue construída para albergar a reclusos blancos, pero que con el tiempo se fue agrandando, y así también el número de sus detenidos. El trato para con ellos era brutal. Miles de personas pasaron sus penurias entre las gruesas paredes de este lugar que también supo ser un fuerte, cuando el líder de la resistencia Bóer, Paul Kruger, lo mando a construir ante un inminente ataque de la marina Británica. Muchos de aquellos Bóers que participaron como líderes en la resistencia, fueron mas tarde encarcelados aquí. Le siguieron miles, y tiene la peculiaridad de haber tenido a tres ganadores del Premio Nobel de la Paz detenidos. Tres enormes luchadores que ni la  humanidad, ni la República de Sudáfrica van a olvidar.
Funcionó hasta 1985. Con aquellos mismos ladrillos de un sector de la cárcel que fue demolido, el gobierno de Sudáfrica decidió construir lo que hoy es la corte constitucional. Sin dudas resulta una construcción llena de símbolos, que muestra el camino triunfante del joven país hacia la democracia.

A mi entender, resulta un lugar imprescindible si se quiere entender mejor la historia de Sudáfrica, y es un buen punto de partida para las actividades culturales que Johannesburgo tiene para ofrecer.
El público común puede atender las sesiones de la corte, y ver a los jueces trabajando. Se intenta hacer todo del modo mas transparente y participativo posible.

Es muy interesante ver como sucedió el desarrollo de la ley, y una de las constituciones mas modernas del mundo. El lugar en donde nació la democracia en el país. Un lugar en donde uno se horroriza con el pasado, aprueba el presente y se esperanza con el futuro de la nación...
y es que buena parte de la historia de este país tiene que ver con hechos que pasaron en este lugar.

En 1906 Mahatma Gandhi estuvo detenido aquí. Algunos de ustedes me preguntarán que catzo tiene que ver Gandhi con Sudáfrica. Mucho. Resulta que Mahatma, quien había aceptado un trabajo en Sudáfrica durante sus años mozos, vio lo mal se trataba a la gente de la India, quienes eran tratados como ciudadanos de segunda clase. El mismo fue bajado de un tren cuando se negó a dejarle el asiento a un hombre blanco.
Lejos de asustarse, lucho por los derechos de sus coterráneos durante 21 años, y mas de una vez fue encarcelado.
El gran Nelson Mandela,  otro merecido ganador del Premio Nobel de la Paz, también estuvo detenido aquí junto a 10 de sus compañeros del Congreso Nacional Africano (ANC) que enfrentaban un juicio (conocido como Proceso de Rivonia) acusados de 221 actos de sabotaje contra el Apartheid.

Entre los detenidos estaba Albert John Lutuli (Mvumbi), presidente del Congreso Nacional Africano, quien había sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1960 por su lucha a favor de la integración, y su búsqueda de una Sudáfrica para todos.

Dentro del complejo puede uno pasarse las horas. Se puede recorrer en solitario, o contratar un guía privado. De todos modos, si no quieren gastar mas dinero, una vez por hora salen grupos guiados, aunque en la ocasión de mi visita, era yo la única persona en el lugar.

La integración entre los diferentes sectores edilicios es armónica y está muy bien lograda.
Hay una muestra de arte con cuadros y objetos, y aquí es donde el papel del guía vuelve a ser importante, ya que varios detalles se nos pasarían por alto, y vale la pena saber de que se trata.

Se recorre la oscura época del Apartheid, aunque para este tópico en particular, es mas propicio visitar los dos bien logrados Museo del Apartheid, y/o  Museo Hector Pieterson sobre la Vilakhazi street en el barrio marginal de SOWETO.
Es Mandela pero se parece a Barack Obama ¿o no?
Todo en un recinto bien cuidado. Todo en el mismo lugar que alguna vez supo ser el sitio mas opresivo de Sudáfrica, y en el que, durante las peores épocas del apartheid, 2.000 nuevos detenidos ingresaban cada día.


Una de las famosas frases de Madiba
Un ejemplo de como se puede convertir un lugar de sufrimiento, en uno lleno de esperanza, y van por el buen camino, por que en muy pocos años, desde que nació la República de Sudáfrica, puede decirse que por fin son "La nación del arco iris", y como lo soñó Mandela, viven en paz y en armonía.

Consideraciones: Si uno va en transporte propio o público, estar atento al barrio en donde está emplazado Constitution Hill, ya que es típico barrio de clase media venido a menos que con el paso de las décadas se torno peligroso, y los robos y la violencia son moneda habitual.
El complejo cuenta con un estacionamiento propio vigilado, una vez que lleguemos con nuestro vehículo, pero quizás la forma mas segura de llegar sea en los Red Bus.

lunes, 7 de julio de 2014

Estancia Caroya. La primera.

En un área de la provincia de Córdoba, en la República Argentina, hay un recorrido conocido como la "Ruta de los Jesuitas" en donde existen varias estancias que pertenecieron a la Compañía de Jesús en su paso por América, tal como comenté en mi último post sobre la Estancia de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers.

La Estancia Jesuítica de Caroya es de 1616, y fue el primero de estos establecimientos rurales montados, y que sumado a las tierras que pocos años mas tarde habían conseguido, y en donde crearon otras estancias, los Jesuitas lograron tener organizado un modelo de negocio rentable ya desde sus primeras décadas en esta enorme geografía de fértiles tierras.

En ruta pasamos por el lugar en donde el caudillo Juan Facundo Quiroga, que lideraba buena parte del norte de Argentina en guerras civiles del siglo XIX, fuera asesinado. Aunque Quiroga estaba amenazado por los hermanos Reinafé,  que gobernaban la importante ciudad de Córdoba que Quiroga quería, este hizo caso omiso a las advertencias y se aventuro de todos modos. Decía (Juan Facundo), como para calmar los ánimos de sus tropas, que su asesino aún no había nacido .
Este sitio histórico se conoce como "Barranca Yaco", y tal como rezaban las advertencias, fue el sitio en donde el rebelde y valiente Juan Facundo Quiroga encontró a la muerte en 1835.
Tres tristes fotos acompañan esta nota de cuando pasé aquella vez, un día lunes, en cuando el museo pluritemático que funciona en las instalaciones de la estancia, permanece cerrado, pero como dice un popular refrán, que calza como otros refranes,  "para muestra, basta un botón".
La Estancia Caroya se encuentra a poco mas de 40 kilómetros de la ciudad de Córdoba, núcleo económico y cultural de la obra de la Compañía de Jesús en (la nueva) América.

Los Jesuítas le habían comprado las tierras a los Sanavirones, uno de los pueblos aborígenes que poblaban estas y otras sierras del centro de lo que hoy es la República Argentina.
En el edificio funcionó la primer fábrica de armas blancas del país, entre 1816 y 1818, que proveyó al Ejército del norte,  de todas las cuchillas necesarias para sus bayonetas.

Muchos hijos patricios pasaron sus veranos en esta casa, que años mas tarde había sido donada al prestigioso Colegio Montserrat (1687), que se encuentra en la Manzana Jesuítica en Córdoba, y que está valorada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Uno de estos alumnos, Nicolás Avellaneda, llegó a ser presidente de la nación, y en 1876 mando a albergar a los inmigrantes italianos que le dieron forma al pueblo que se formo en los alrededores.
 Resulta que Colonia Caroya, el pequeño pueblo de inmigrantes en las cercanías de la estancia, es famoso por sus salames. Dicen algunos que son los mejores del país. En mi caso prefiero los de Tandíl. 


viernes, 4 de julio de 2014

Estancia Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers

Alta Gracia es una ciudad muy linda a poco mas de media hora de viaje de Córdoba capital en donde se encuentra este vieja estancia Jesuítica que la UNESCO declarase Patrimonio de la Humanidad por su doble condición de Patrimonio mundial y Sitio de la Memoria en el año 2000.

En aquellos años Córdoba era capital de la Provincia Jesuítica del Paraguay, un vasto territorio que comprendía a lo que hoy es Paraguay, Bolivia, Brasil, Uruguay y Argentina.
Los Jesuítas, trabajaron mucho en Córdoba. Ya radicados desde 1599, habían creado en pocos años una serie de notables obras como la universidad y una serie de colegios, que eran financiados con la producción de un conjunto estancias en los alrededores. Con los años llegaron a ser seis, todas auto suficientes pero mancomunadas para el bien común de el "Estado Jesuita", pero ninguna tan productiva como la Estancia Alta Gracia.
Dos veces viudo, don Alonso Nieto de Herrera, quien había recibido estas tierras por sus servicios a la Corona Española, decide donar su estancia a la Compañía de Jesús en el año 1643. inmediatamente comienzan los trabajos que buscaron desde el inicio desarrollar un sistema productivo rentable.
En pocos años ya tenían funcionando un obraje para la producción textil y la residencia principal, y mientras todo avanzaba "viento en popa", la fantástica iglesia barroca del arquitecto Andrés Blanqui, cambiaba la cara del lugar advirtiendo la ambición que los Jesuitas tenían para estas nuevas latitudes.
Venía peleado con la ciudad de Córdoba, pues todos los años, la Policía Caminera me saca plata en sus rutas. Es difícil esquivar a Córdoba, pues está en el centro del país, y al ser el segundo mayor núcleo urbano de Argentina, muchas de las rutas que van hacia el norte y oeste pasan por su suelo. Decidí recomponer mi relación con esta histórica y productiva provincia, y me acerqué a conocer esta última estancia jesuita que me quedaba por conocer.

Satisfecho me metí en el patio interno, llamado Patio de Honor,  desde donde se ve la cúpula de la iglesia y la fachada del edificio con sus columnas abovedadas que acompañan todo el conjunto.
En el centro de esta residencia, una espléndida escalera que sube a la planta en donde están las diecisiete salas del museo, que muestran de manera fiel y exquisita como era la vida en las sierras cordobesas durante los siglos pasados.
El impecable museo recibe unos 135.000 visitantes cada año, y la cifra, este último tiempo va en aumento por la relación que el Papa Francisco guarda con los Jesuitas.
En 1810 esta estancia fue adquirida por el Virrey Santiago de Liniers, penúltimo virrey del Virreinato del Río de la Plata, y que por su colaboración permanente a los intereses de la Corona Española, fue galardonado con el título de Conde de Buenos Aires.
Aquí vivió los últimos 5 meses de su vida hasta que fue fusilado en los días de la Revolución de Mayo.
10 años mas tarde de la revolución, un tal José Manuel Solares compró la propiedad, y por voluntad propia decidió crear una ciudad en los alrededores del casco de la estancia, razón por la cual, la iglesia y el museo están en el centro del núcleo urbano de lo que hoy es la ciudad de Alta Gracia.

El casco permaneció en la familia de los descendientes de don José Manuel Solares durante los próximos 100 años, hasta que en 1969, el estado argentino decide expropiar la estancia a sus dueños para convertirla en el Museo Nacional Estancia Jesuítica Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers. Ya era hace algunos años Monumento Histórico Nacional.
Vista desde la plaza principal en donde se ve el símbolo de la UNESCO en el piso
Cada una de las estancias, que se pueden recorrer en un mismo viaje en una nueva ruta a la que se conoce como "El camino de las estancias". El recorrido es muy lindo. Lo hice en alguna oportunidad, pero sin llegar a Alta Gracia, y a veces es bueno dejar lo mas bueno para el final.