martes, 24 de noviembre de 2020

"Los Guaraníes inventaron el fútbol"

Siempre se dijo que el origen del fútbol era inglés, sin embargo hay una versión cada vez más extendida que dice que el deporte más popular de todos los tiempos pudo haberse originado en el Paraguay, y más precisamente en la Misión de San Ignacio Guazú, en la ciudad homónima.
La Misión de San Ignacio Guazú funcionó desde diciembre de 1609. Originalmente era un asentamiento relativamente pequeño, pero una vez que el Cacique Arapysandú les presentó tierras a los dos sacerdotes fundadores, la misión creció en extensión y en importancia, ya que años más tarde salieron de aquí los contingentes Jesuitas que fundaron las misiones de Trinidad del Paraná (cercanas a la ciudad de Encarnación), San Cosme & Damián , Santiago o  Santa María de Fe.
La misión fue fundada con el nombre de San Ignacio Guazú ( "La Mayor" en Guaraní), para diferenciarla de la maravillosa San Ignacio Miní , en Misiones, Argentina. 

La ciudad de San Ignacio se encuentra a unos 260 kilómetros de Asunción, la capital del país. Se la conoce localmente como "La ciudad del fútbol" a partir de un documental de Mario Ybañez titulado "Los Guaraníes inventaron el fútbol". En este breve documental muestran, entre otras cosas, un diccionario Jesuita de 1693 que describe las reglas del balonpié mucho antes de que estas fueran reglamentadas por la Football Association de Inglaterra en 1863. Se jugaba con una pelota de resina que rebotaba con facilidad, o con balones de caucho, como en el caso de Brasil, dónde también está documentado el gusto por este juego, que además, era un pasatiempo de los días domingo.
 Antes de esta fiebre por llevarse los laureles de "Cuna del fútbol", la reducción de San Ignacio Guazú era más bien conocida como "La Capital del Barroco Hispano-Guaraní". Se trata de un destacado sitio en la Ruta de los Jesuitas en el Paraguay, que comprende los departamentos de Alto Paraná, Itapuá y Misiones. 
Hoy San Ignacio Guazú luce espléndida por primera vez en mucho tiempo, luego de haber permanecido en pésimo estado y decadencia durante décadas, e incluso haber sufrido un importante incendio en 1921. Frente a la iglesia funciona el Museo Diocesano de San Ignacio con una importante colección de arte barroco.
Durante los 150 años de evangelización de los indígenas se desarrollaron nuevos conocimientos en el campo de la música, la pintura, la arquitectura, la astronomía, el comercio y la economía que pusieron en el mapa esta región del mundo, que apenas estaba descubriéndose. No había arcos, es verdad, pero el dominio con los pies sobre la pelota ya existía en este lugar, y se lo llamaba Manga ñembosarai.




viernes, 13 de noviembre de 2020

Gandzasar, la montaña del tesoro

El Monasterio de Gandzasar es el sitio religioso más importante de la República de Artsaj, y da muestras y pruebas de cuan antigua es la presencia de los armenios y del Cristianismo en esta región de Eurasia disputada entre la República de Azerbaiyán, a la que pertenece de iure, y la separatista República de Artsaj, a la que sigue perteneciendo de facto, luego de las guerras que ambas naciones sostuvieron en tres oportunidades durante los últimos 100 años. 

El recinto que comprende al Monasterio de Gandzasar es uno de los sitios más importantes en lo que refiere a la Arquitectura Medieval Armenia y tiene alto valor histórico y cultural por todos los sucesos aquí acontecidos.

Al momento que escribo hay un alto al fuego luego de seis semanas de guerra entre los ejércitos de Azerbaiyán (con apoyo aéreo de Turquía y mercenarios Sirios) y de Arsaj, con apoyo de Armenia y más tarde de Rusia, quien abogó por la tregua. Este monasterio sigue en pie de milagro.
El complejo religioso se encuentra en la provincia de Martakert, en el peculiar pueblo de Vank (monasterio en armenio), un poblado de 1.500 personas que viven a los pies de las montañas de Gandzasar (que en armenio significa "Montaña del tesoro").
Este pueblo ecléctico vive su mejor momento gracias a los millonarios aportes que hizo en su momento el empresario y filántropo Levon Hairapetyan, antes de morir en una prisión de Moscú acusado de recibir una dádiva de USD 50 millones en la venta de Bashneft, una compañía petrolera. Entre las  curiosidades de Vank, el pueblo donde nació el empresario, podemos encontrar una réplica del Arca de Noé en dónde funciona un restaurante, y una cabeza de un león que además, cada tanto, ruge. También hay una linda colección de autos antiguos suspendidos sobre columnas.
Se dice que en el Monasterio de Gandzasar, más precisamente bajo el altar de la iglesia principal, se encuentra enterrada la cabeza de San Juan Bautista. Por ello es que aquí los visitantes piden por milagros que les son concedidos. También allí hay reliquias de su padre Zacarías, que figura tanto en la Biblia como en el Corán.

La historia también nos cuenta que Grigor Lusavorich , mejor conocido como San Gregorio "El Iluminador" (Patrono de Armenia), visitó está región en 301 luego de pasar 14 años encerrado en un pozo en la llanura de Ararat (Hoy Monasterio de Khor Virap). En ese viaje de libertad evangelizó a Urnair, un jefe tribal. Desde entonces Artsaj es Cristiano y fue por aquellos tiempos, dicen, cuando se construyó la primer iglesia precaria de madera en dónde actualmente funciona el monasterio. 
La historia del Monasterio de Gandzasar, propiamente dicha, comienza cuando el príncipe Asan-Jalal Daula trae de Palestina la cabeza de San Juan Bautista. En honor a ese episodio y dado el valor de la reliquia capturada comienzan las obras que se llevaron a cabo entre 1216 y 1238 gracias al financiamiento del Principado de Khachen. De forma inmediata los fieles empezaron a erigir la catedral central en honor a Hovhannes Mkrtich (San Juan Bautista), la iglesia más grande e importante del complejo monástico, y también de la región. 

El 22 de julio de 1240 la Catedral de San Juan Bautista fue consagrada y santificada ante 700 curas, un número exorbitante para la época, e incluso grande para nuestros tiempos. Cientos de textos  escribieron los monjes de Gandzasar durante los siglos siguientes, haciendo de este monasterio uno de alta jerarquía dentro de la Iglesia Apostólica Armenia.
Durante algunas décadas el monasterio experimentó los primeros saqueos a manos de hordas mongoles. En el siglo XIV la región comenzó a estar bajo dominio del Imperio Safávida, el más grande imperio iraní desde la conquista musulmana de Persia. Esta situación duró unas décadas, hasta que la zona pasa a formar parte del Imperio Otomano.

Hacia finales del siglo XV, y pese a el dominio musulmán en los alrededores, el Monasterio de Gandzasar se había consolidado en la zona como un reducto no sólo espiritual, sino de índole cultural y política. El Patriarca tenía autoridad sobre 330 iglesias y unos 900 asentamientos en la región. 

Desde el altar de la Catedral de San Juan Bautista se escribió en 1701 la carta que los 5 príncipes armenios mandaron a Pedro el Grande de Rusia pidiendo que sumen esta zona a su imperio a modo de protegerse de los musulmanes, y preservar la fe cristiana. El movimiento de resistencia comenzaba a tomar forma, ya que Rusia tardó muchos años en intervenir en el asunto.
En 1914 la Diócesis de Karabaj aún contaba con 222 iglesias. Luego de la Revolución Rusa, Nagorno Karabaj se convirtió en el único territorio de la URSS en dónde no funcionó una sola iglesia, pese a que el 90% de la población era cristiana y practicante. 
Ese caldo de cultivo y la búsqueda de identidad en el rompecabezas soviético por parte de los actores involucrados, provocó la Primer Guerra entre Armenia y de Azerbaiyán (1918-1920), y eso que ambas repúblicas democráticas llevaban apenas unos días de existencia.

Desde el Monasterio de Gandzasar se comandaban las acciones en el Alto Karabaj, y fue allí cuando resurgió el espíritu separatista de los habitantes de esta región, pero no lo lograron aquella vez por no asegurar un corredor de comunicación con Armenia.

En un juego de ajedrez en el que se buscaba un acercamiento a Turquía, la URSS entrega en 1923 los territorios de Nagorno Karabaj a la recientemente formada República Democrática de Azerbaiyán. Una decisión sin sentido que acarrearía problemas en el futuro, y así fue. 
En febrero de 1988, años antes la caída de la URSS, estalló la Guerra de Nagorno Karabaj, el más grave de todos los conflictos librados entre pueblos tras el colapso de la Unión Soviética.

A mitad de la contienda, entre 1991 y 1992, las tropas azeríes comenzaron a atacar con bombas, helicópteros y  artillería los alrededores de Vank y especialmente al Monasterio de Gandzasar, ya que querían desmoralizar a los locales. Los más fanáticos cuentan que los misiles se desviaban antes de lograr el objetivo. Sólo uno de esos misiles logró impactar el muro del monasterio, pero no explotó, y aún se encuentra en el mismo lugar. Fue lo primero que vine a ver en ocasión de mi visita.
En esa segunda guerra entre Armenia y Azerbaiyán, las tropas azeríes contaban , entre otros grupos, con el apoyo de 1500 muyahidines llegados de Afganistán,y un nutrido y experimentado contingente de mercenarios chechenos que tuvieron una irregular campaña con poco éxito entre 1992 y 1993, y que estaban comandados por el temible Shamil Basáyev (nombre de guerra Emir Abdallah Shamil Abu-Idris), un peligroso fundamentalista que gustaba de degollar a sus enemigos y beber su sangre, y que también fuera Primer Ministro de Chechenia antes de ser asesinado.
En esos días sucedió lo que más tarde sería conocida como la Batalla de Gandzasar, en dónde sólo 40 hombres, entre los que participaba el cura y jefe del monasterio, se enfrentaron valientemente a las tropas azeríes que, en esa ocasión contaban con al menos 400 guerreros entre sus filas. Este acontecimiento sólo hizo agrandar el sentimiento y la mística de que el Monasterio de Gandzasar es, cada vez más fehacientemente, un sitio milagroso y protegido, y que con el correr de los años, si es que hay paz en la región, puede acercar a miles de fervientes peregrinos, que sin duda serán bien atendidos y recibidos por los Kharabakhtsi.
En 2020, el Monasterio de Gandzasar, y por suerte para todos, volvió a salir ileso en esta última guerra librada entre Azerbaiyán y "su" territorio rebelde, la República de Arstsaj, que no quiere jamás formar parte de él. 

Según cuenta la BBC, que mandó varios emisarios a la reciente contienda, los habitantes de este pueblo abandonaron este área distante a unos 50 kilómetros de Stepanakert, la capital de un país que no existe
Nosotros también, como otros previos visitantes, salimos de la capital de esta autoproclamada república a explorar esta zona que cuenta con decenas de monumentos en sus alrededores. 
Por una ruta ascendente y ahora pavimentada se llega a un abra en dónde se adivina majestuoso y a la distancia, el Monasterio de Gandzasar, que sin duda es una de las grandes joyas arquitectónicas medievales existentes en Eurasia.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Los Menhires de Tucumán

La Reserva Arqueológica Los Menhires se encuentra en El Mollar, una localidad del departamento Tafí del Valle de la provincia de Tucumán, la más pequeña de Argentina y bautizada por Domingo Faustino Sarmiento como "El Jardín de la República", leyenda que conserva desde entonces.

En la Reserva Arqueológica Los Menhires existe una colección de megalitos que pertenecen a la Cultura Tafí y que fueron esculpidos entre el 820 a.C. y el 780 d.C. Se trata de más de cincuenta monumentos de forma fálica, que pesan unas 4 toneladas y miden en promedio unos 3 metros de altura.

En la época en la que fueron esculpidas estas rocas graníticas no existían herramientas adecuadas, y ha de suponer que cada una de estos menhires demandó un largo tiempo de trabajo solidario en equipo, y un enorme esfuerzo para transportarlas hasta el sitio ceremonial, o de señalización astronómica, según pudo estudiar Karl Herman Konrad, un paleontólogo y naturista alemán que pasó gran parte de su vida en esta región de Argentina. La posta la agarró años más tarde el famoso etnógrafo y arqueólogo argentino, Juan Bautista Ambrosetti, descubridor del fantástico Pucará de Tilcara.
Alrededor de estas primitivas manifestaciones de roca, los habitantes de la Cultura Tafí celebraban sus rituales y ceremonias. Los Tafí se asentaron en estos valles entre el 300 a.C. y el 900, dónde se pierde información de su paradero. Fue un pueblo sedentario que practicaba la agricultura en terrazas (especialmente maíz) y criaba llamas para utilizarlas como medio de transporte de mercadería, o bien comercializarlas con parcialidades de los valles vecinos. Los Tafí nunca abandonaron sus hábitos de cazadores y tenían un sistema de viviendas semi subterráneas que se iban formando cual pétalo de flor alrededor de un patio a medida que las familias iban creciendo.

Los Tafí provienen del Altiplano boliviano. Su nombre proviene del Quechua Taktikllacta,que no por casualidad significa "Pueblo de la entrada espléndida", y eso es lo que uno siente cuando comienza a ascender por la Ruta Provincial 307 que regala inolvidables paisajes y sensaciones de la Selva Tucumana a diestra y siniestra antes de cambiar abruptamente de clima y paisajes al llegar a los Valles Calchaquíes, justo al otro lado de las cadenas montañosas del área de Tafí del Valle.
Luego de permanecer bajo dominio del Imperio Inca, los Españoles comenzaron a conquistar territorios cada vez más vastos. Así fue que en 1636, P. de Leguizamón y Guevara recibe en Merced Real estas tierras que su familia explotó con cultivos hasta 1716, año en que le venden la propiedad a la Compañía de Jesús.
Durante algunas décadas los Jesuitas realizaron explotaciones varias y se dedicaron a la tarea de evangelizar a todos cuantos pudieran en la zona hasta que finalmente fueron expulsados de América en 1767 por orden del Rey Carlos III de España.
Finalmente las tierras salieron a remate y fueron adquiridas por la Provincia de Tucumán. Pasaron décadas hasta que el gobierno, por fin construyó el primer camino de acceso a los valles.
La palabra Menhir viene de la unión de las palabras "Men" (piedra) e "Hir" (larga). Se trata de la forma más sencilla de un monumento megalítico. Si las piedras forman un arco tipo mesa, como en el caso de Stonehenge , a estos megalítos de los llama Dolmenes. 

Estos menhires en particular fueron trasladados hacia este sitio en 1977, luego de extraerlos de sus ubicaciones originales, y muchas veces de propiedades privadas, ya que los dueños de las tierras, con el correr de los siglos, utilizaron estos monumentos como columnas para sus casas, pircas o demarcaciones tipo mojón, perdiendo así la posibilidad de continuar con las investigaciones.
La Reserva Los Menhires se une a la lista de Patrimonio Cultural de la Provincia de Tucumán, sumándose a las Ruinas de los Quilmes, la Casa Histórica de la Independencia o el Museo de La Banda (ex Estancia Jesuítica La Banda), también en Tafí del Valle. Para proteger este acervo se creó en 1993 la Ley 24.262 que protege el Patrimonio Arqueológico Nacional, pero la misma quedó durmiendo en el cajón de algún funcionario, y no entró nunca en vigencia. Mientras tanto el manejo de los patrimonios en la provincia sigue estando casi siempre, pesimamente manejado.