jueves, 13 de diciembre de 2018

Las Ruinas de Éfeso

Éfeso (también conocida como Ephesos o Ephesia) fue la ciudad griega más antigua, ubicada estrategicamente sobre el Mar Egeo, cerca de un desaparecido puerto y al final del Camino Real Persa. Cómo no podía ser de otra manera su historia está cargada de leyendas y no se sabe a ciencia cierta cuando es que fue fundada, hace por lo menos 5.000 años. Las Ruinas de Éfeso sorprenden al visitante por ser una de las ciudades antiguas mejor conservadas de Asia Menor, y eso que se ha excavado menos del 10 %, no obstante es una de las zonas arqueológicas más grandes del mundo.
Caminando por largas calles hechas de mármol hace miles de años nos internamos en un viaje a un pasado que comenzó a escribirse 5.000 años atrás. Una serie de ruinas de diversos períodos y algunas construcciones en pie nos van llevando hacia los exponentes arquitectónicos más importantes de Éfeso, como la Biblioteca de Celso, prueba de que también existían importantes bibliotecas fuera de Roma durante el Imperio romano. Contaba con espacio para 12.000 rollos de pergamino y estaba orientada hacia el este para obtener la mejor luz de la mañana. Claro que ésta en particular además de biblioteca fue erigida como mausoleo en honor a Celsus, un popular y rico ciudadano que fue gobernador durante 2 años, y que a diferencia del resto tuvo la suerte de ser enterrado dentro de los límites de la ciudad.

La fachada de la biblioteca es lo único que sobrevivió al paso de los Godos en 262. La misma fue reconstruida por un equipo de expertos alemanes entre 1970 y 1978.
Las Ruinas de Éfeso son uno de los lugares más espectaculares, famosos y significativos que uno puede conocer en un viaje por la región de Anatolía, en la Turquía asiática. No en vano las ruinas son Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) y uno de los destinos turisticos más visitados del mundo con 7.000 visitas diarias (¡Más de 2.5 millones por año!). La mayoría de los que llegan aquí son turistas que bajan de los cruceros en el cercano puerto de Kusadasi.Con mis amigos llegamos por tierra desde Ankara en un auto que días antes habíamos alquilado en Estambul, a más de 600 kilómetros de distancia.
Con el paso de los años en Éfeso llegaron a vivir más de 250.000 personas, sin duda una de las ciudades más grandes de la época y la segunda ciudad de mayor tamaño dentro del enorme Imperio romano.
Éfeso fue un lugar muy importante para la difusión del Cristianismo, en especial con la llegada de San Pablo y de Juan "El apóstol" o San Juan. En Selcuk, un pueblito muy cercano a las Ruinas de Éfeso se encuentra la que fuera la última morada de la Vírgen María, y como si fuera poco desde aquí se inició en 431 el tercer Concilio Ecuménico e incluso hubo un cuarto.
Entre las construcciones más significativas de Éfeso podemos encontrar al Templo de Adriano, construido en honor a la visita del emperador, quien visitó todos los rincones del imperio. El templo se encuentra sobre la Vía de los Curetes, una de las tres calles más importantes de Éfeso. Es pequeño si lo comparamos con otros, pero resulta ser el templo más elegante de todos los que han sido descubiertos. Tiene relieves de la fundación de la ciudad.
Esta construcción es del año 130 y tiene forma semi - circular.
El teatro es otra de las maravillas de Éfeso. Apostado sobre las faldas delMonte Pión, originalmente fue un teatro Griego agrandado por los Romanos hasta lograr una capacidad para 25.000 a 30.000 espectadores (el 10% de la mayor población). Tiene un diametro de150 metros y los últimos escalones se encuentran a 30 metros de altura sobre el suelo. Aquí existieron espectáculos de varios tipos y los famosos combates de gladiadores.
Realmente es u lugar de un altísimo valor cultural. Se puede recorrer con guías o alquilar las guías auditivas con traducción en media docena de idiomas, ya que hay mucha información acerca cada uno de los edificios existentes en la maravillosa ciudad de Éfeso.
Hoy existe un proyecto para dragar las aguas y devolverle a Éfeso el puerto que alguna vez tuvo.

domingo, 18 de noviembre de 2018

El Monasterio de Novarank

En retrospectiva puedo decir que Novarank fue el monasterio que mas me ha gustado de Armenia, y eso que este pequeño país al sur del Cáucaso tiene un gran número de ellos, la mayoría muy bellos, pero lo que acentúa la gracia del Monasterio de Novarank es el sitio en donde está emplazado, en lo más profundo de un cañadón  y muy cerca de un pueblito desaparecido al sur de Yerevan, la capital. 
Aquella era una tarde de mucho calor en la provincia de Yeghegnadzor, y el helado en palito que había comprado segundos atrás se derretía sobre mis dedos antes de que pudiera comermelo. Tras disfrutar unos instantes de las montañas del entorno fui a conocer la iglesia singular del monasterio. Se trata de la Surb Astvatsatsin (o Santa Madre de Dios), una de las tres construcciones religiosas que hay dentro de las murallas del monasterio de Novarank. La planta baja del sitio alberga unas tumbas y si miramos ghacia arriba se ve (hay que tomarse un minuto) el rostro de Jesús en una de las piedras del techo. Una vez que se logra ver la imagen, ésta se vuelve a encontrar con mucha facilidad.
La Peculiaridad de esta iglesia (al márgen del remoto y espectacular lugar en donde se encuentra emplazada) es que se encuentra en un primer piso. Las escaleras para llegar son muy angostas y la pared no ofrece nada de que agarrarse. Hay que prestar atención al subir y/o bajar si uno no quiere terminar con los huesos rotos.También hay que cuidar las cabezas a la hora de pasar bajo la puerta.
 
El Monasterio de Novarank ("Nuevo Monasterio" en armenio) fue fundado en 1205. Durante años fue asiento del obispado de la provincia mas austral del Reino de Armenia, y también residencia de los príncipes de Orbelian, quienes financiaron las obras del varias veces centenario monasterio. Por su historia y belleza, el monasterio es uno de los sitios turísticos y religiosos más visitado de Armenia.
 
La segunda iglesia es la Surb Karapet (o San Juan el Bautista), construcción que data del 1216, y que venía a reemplazar una anterior de madera destruida por un terremoto. En 1361 volvió a ser afectada por un sismo, y una última vez en 1931 cuando fue el domo el que sufrió las consecuencias.
 Hay una tercer iglesia Surb Grigor dedicada a San Gregorio (patrono del país) que completa el monasterio. Todas estas construcciones están incluídas desde 1996 en la lista provisional de la UNESCO de los sitios Patrimonio de la Humanidad . El lugar tiene magia. Lo aseguro.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Lahic, un pueblo de hojalateros en las montañas del Cáucaso

Existe un pueblo muy pintoresco llamado Lahic. Se encuentra sobre las faldas de la cordillera central del Gran Cáucaso en el raión de Ismayilli, uno de los 59 en los que está dividido Azerbaiyán.
Queda a tres horas de distancia desde la capital Baku, y en la ruta se pasa por los viñedos de Shemakla. Los últimos 20 kilómetros antes de llegar a este pequeño poblado son bastante escarpados y la belleza va ganando lugar con el correr de los metros.
Lahic (o Lahij) es un destino muy popular durante los fines de semana entre los azeríes y entre algunos pocos turistas que salen a conocer mas allá de Baku, la petro-capital de Azerbaiyán. El pueblo es encantador y además muy interesante, ya que Lahic es un verdadero pueblo medieval habitado en forma ininterrumpida al menos desde el siglo VI. Un buen ejemplo de la temprana urbe.
Los azeríes están orgullosos de Lahic, el pueblo mas antiguo del país. Sus 900 habitantes descienden de tribus llegadas desde la vecina Irán, y que aún hoy hablan Tat, un dialecto derivado del Persa. No por nada este pueblo es Monumento Histórico y Cultural de Azerbaiyán desde 1980, años en los que el país aún estaba bajo control soviético.
Lahic está dividido en 3 secciones acorde al tipo de familia artesana de la que se proviene. Cada uno de estos grupos tiene su propia sección con una plaza, un hamman (baños turcos o de vapor), una mesquita y espacio para un viñedo a los pies de la montaña Niyal Qalasi.
En Lahic viven la vida de manera mas tradicionalista que Baku, una capital bastante occidentalizada. Todos siguen las mismas costumbres de sus ancestros, y eso también se ve con sus trabajos. Si antiguamente hacían espadas para los ejércitos de los reinos vecinos, hoy no tienen tanta demanda aunque las siguen haciendo junto a otras artesanías en cobre, y también en cuero.
Todo puede verse en las tiendas que hay sobre la calle Aghale, la principal de Lahic, todas dotadas de color y también de aromas. Como en toda casa en Lahic, en la planta baja se encuentran los talleres y en el piso superior, la vivienda propiamente dicha.
Como es una zona de muchos terremotos, los habitantes han desarrollado un sistema de construcción utilizando piedra y madera al que llaman Dirchv. Por lo visto viene funcionando más que bien.
La calidad de las artesanias en cobre puede ser excelente. Siglos de experiencia no son en vano para esta gente que prácticamente nace con un martillo y un yunque en la mano. Para el resto del tiempo en la aldea hay un excelente hotel con una buena vista y comida para el recuerdo. El aire es puro y huele bien y por debajo de nuestros pies se escucha el sonido del agua de deshielo bajando por el sistema de alcantarillas mas antiguo del planeta.

jueves, 25 de octubre de 2018

Primer centenario de Georgia desde Kutaisi

A media tarde llegué cansado a Kutaisi (ქუთაისი), la tercer ciudad mas grande de Georgia. Ese día se estaba festejando el primer centenario de la República de Georgia, y en todas las plazas del país había desfiles militares, conciertos, banderas y ambiente muy festivo, pese a que ese primer centenario de la república estuvo mayoritariamente bajo dominio Soviético.
Con 150.000 habitantes, Kutaisi es la ciudad más poblada de la provincia de Imereti. Se encuentra en el centro del país y a unos 220 kilómetros de Tbilisi (Tiflis), la actual capital de Georgia y ciudad con la que supo rivalizar en el pasado.
Kutaisi es una de las ciudades mas antiguas del mundo. Fue capital del Reino de Georgia entre 975 y 1122. También fue capital del Reino de Imericia entre el siglo XV y 1810 antes de ser tomados por el Imperio Ruso. A partir de entonces y hasta el colapso de la Unión Soviética en 1991, Kuitasi fue el centro industrial más importante del país y de la región.
La historia de Kutaisi es sin embargo, mucho mas vieja. La historia de este lugar se remonta miles de años atrás cuando formaba parte del antiguo reino de la Cólquida, una serie de pueblos que fueron dotando de identidad a los georgianos. Aquí es donde los héroes mas famosos y renombrados de Grecia participaron en la expedición al Cólquide en busca del Vellocinio de Oro. El destino final de "Los Argonautas" comandados por Jasón era la residencia del rey Eetes aquí en Kutaisi.
Salvo el centro histórico y los monasterios cercanos, que dicho sea de paso son Patrimonio UNESCO de la humanidad, y son muy bonitos y están cuidados, Kutaisi, alguien tiene que decirlo, no es de las ciudades mas atractivas de Georgia. Eso sí. Supo tener esplendor varios siglos atrás y gozó de mucha importancia durante el período de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con un rol importante en la industria química y una fábrica de automoviles que empleaba a mas de 15.000 personas. En los años posteriores, un tercio de las fábricas del país cerrarían sus puertas.
Georgia está gozando de una bonanza económica que le permite crecer a una tasa interesante. A diferencia de otras ciudades del país, a Kutaisi le está costando mucho recuperarse. En un esfuerzo para salvar a la ciudad, las autoridades han mudado aquí al parlamento nacional en 2012. También han creado 3 zonas francas que se integran bien con el puerto de Poti distante a 100 kilómetros.
A Kutaisi la cruza el río Rioni, lo que le suma gracia y belleza a la urbe. El Rioni es el más importante de Georgia occidental. Este río se origina con el deshielo de las montañas del Cáucaso y sigue su rumbo durante 327 kilómetros hasta su desembocadura en el puerto de Poti en el Mar Negro.

Me alojaba del otro lado del Puente Blanco o "White Bridge", uno de los sitios mas queridos por los habitantes de Kutaisi. Es un puente peatonal de acero construido en 1872 en los mismísimos talleres de Gustav Eiffel en Francia, y en mi caso, éste puente me llevaba al centro cívico, rodeado de grandes plazas y los edificios mas importantes de la ciudad.
Diversas bandas tocaban su música en el escenario principal montado en ocasión de los festejos patrios del primer centenario de Georgia. En los alrededores de la plaza principal había una treintena de vehículos militares, tal como habíamos visto esa misma mañana en Gori y en otros pueblos georgianos por los que pasamos en nuestro camino a Kutaisi.
Todos los vehículos estaban en impecable estado de conservación y me preguntaba cuanto de su PBI invierte (o gasta) en defensa un país como Georgia, que claramente tiene otras urgencias, pero a la vez también el recuerdo de guerras cercanas y familiares.
Entre tanto vehículo militar expuesto, hubo uno que llamó mi atención por su aspecto semi-citadino (ja!) y por su peculiar camuflado. Se trata del Didgori 2, un vehículo de combate y de transporte para militares fabricado en el país.
El Didgori está montado sobre el chasis de un Ford Super Duty F-550, mejorando su autonomía, velocidad y capacidades en terrenos bravos en comparativa al modelo anterior.
No pude conseguir hacerme de unos Laris ese día feriado, pero la vuelta a la ciudad se extendió durante horas entra caminatas, música, cerveza. Mucha cerveza por qué pagaba con tarjeta de crédito.

sábado, 20 de octubre de 2018

Monasterio de Alaverdi

El Monasterio de Alaverdi tiene una de las iglesias más lindas y notables de Georgia, que no es poco decir, ya que se trata del segundo país en el mundo en adoptar el Cristianismo como religión oficial. Por ello es que en Georgia hay muchas iglesias, la mayoría de ellas muy antiguas. Prueba de ello es este monasterio. En este mismo lugar existía una iglesia del siglo VI mandada a construir por un monje asirio llamado Yoseb (o José) Alaverdi. De esa iglesia original sobreviven varias partes. El resto del edificio data del siglo XI, tiempos en los que el rey Kvirike III mandase a erigir la iglesia mas alta de la zona, y vaya que lo consiguió. Alaverdi fue la construcción más alta de Georgia durante más de 1.000 años
Visité el sitio viajando con amigos. Veníamos de Signagi  e íbamos hacia Telavi. No esperaba mucho de este lugar, sin embargo esta parada quedará grabada en mis retinas para siempre.

A primera vista Alaverdi parece más una fortaleza que un monasterio, pero no siempre fue así. Las murallas que rodean al lugar fueron agregadas muchos años mas tarde (en el siglo XVII) por los Persas cuando convirtieron este monasterio en una fortaleza. Mas tarde las murallas sirvieron para proteger a los pocos monjes (pero de armas tomar) de los ataques de las tribus llegadas desde la República del Dagestán.
Como sucede en muchas iglesias de la zona de Transcaucasia (sur del Cáucaso), en Alaverdi se pide una indumentaria adecuada para entrar a las instalaciones. Ni hombres ni mujeres pueden ingresar con bermudas o polleras. Tampoco con los hombros destapados. En la entrada al monasterio prestan a los visitantes la ropa adecuada, si es que no la tienen.
El Monasterio de Alaverdi se encuentra a 25 kilómetros de Telavi, la ciudad más cercana. Esa suerte de aisalmiento le confiere un carácter mas extraordinario y asentúa la espectacularidad de la cúpula de esta iglesia que puede verse a leguas de distancia a la redonda.
Murallas adentro uno obtiene las primeras vistas completas de la iglesia del Monasterio de Alaverdi y del resto de las instalaciones del sitio ya de por si interesantes, todo esto en un entorno apacible y rural, con los varias veces centenarios viñedos y las grandes montañas del Cáucaso en el fondo.
La iglesia es el edificio principal, como en casi todos los monasterios. El de Alaverdi tiene una estructura que trata de dotar a los monjes de todo lo necesario para una vida con autonomía de la comunidad, donde encuentren tiempo para la oración y para hacer vino, y es que en Alaverdi, los monjes vienen haciendo vino desde 1011.
En el interior del monasterio hay un cuadro de cultivo con mas de 100 variedades de uva. En las afueras hay grandes viñedos que existen desde el siglo VI, tal como demuestran los qvevris (o vasijas) encontrados en los alrededores de Alaverdi, y que tenían unas 60 toneladas de capacidad.

No es de extrañar que aquí se festeje desde hace siglos Alaverdoba, o la Fiesta de la Vendimia, un festival de varios días que concluye el 28 de septiembre, día de San José. Antiguamente los festejos paganos duraban 3 semanas.
No es de extrañar en Georgia ver imágenes de San Jorge en una iglesia. Dicen que en el país hay 365 dedicadas al santo y patrono del país, el cual tiene fecha conmemorativa dos veces por año.
Tras recorrer todo cuanto me fuera permitido del exterior del monasterio me dispuse a conocer el interior de esta iglesia. Inmediatamente supe que estaba en un lugar especial, no sólo por la calidad edilicia de esta antigua iglesia, si no por la energía que tiene el lugar. Puede que el canto de un monje recitando en el fondo haya ayudado a la experiencia.
Los frescos del monasterio de Alaverdi fueron los primeros ejemplos del arte religioso que pude ver en Georgia, éstos cargados de emotividad y sentimiento, como todo en el país.

lunes, 3 de septiembre de 2018

La última morada de la Virgen María

Hay un lugar en Turquía a los que muchos consideran como la Casa de la Virgen María. Esta antigua construcción se encuentra en la provincia de Esmirna (Izmir) en las faldas del Monte Koresses en el pueblo de Selçuk y a sólo 7 kilómetros de las maravillosas Ruinas de Éfeso, y es uno de los sitios religiosos más importantes de Turquía, ya que es un lugar sagrado tanto para Cristianos como Musulmanes. Un lugar que sirve de unión para ambas religiones.

La historia de esta casa lleva varios siglos, al menos para los Musulmanes locales para los que siempre fue un sitio de peregrinación al que llamaron Meryemana Evi, pero para los Cristianos de oriente estuvo fuera de órbita hasta el siglo XIX,  y recién comenzaría a llamar la atención luego de que Ana Catalina Emmerick, una monja alemana luego beatificada por el Papa Juan Pablo II en 2004, denunció haber tenido visiones sobre la ubicación de la última morada de la Virgen María. Hay un tipo, Clemens Brentano, poeta y alemán que durante 5 años se entrevistó con Emmerick para volcar esas charlas en un libro publicado en Munich en 1852. Ella nunca había estado en Turquía, pero las muy detalladas descripciones de sus visiones acerca de los últimos días de la Virgen María en Turquía fueron utilizadas por los investigadores para finalmente dar en 1891 con esta milenaria casa, que a partir de entonces puede considerarse la primer basílica en el mundo dedicada a María.
La iglesia se mantuvo siempre bastante al márgen ya que curiosamente no hay evidencia científica que avale que aquí vivió la Virgen María, sin embargo, los arqueólogos responsables de estudiar al sitio han dictaminado que los cimientos originales de la casa corresponden al siglo I d.C. (el resto de la construcción es de los siglos VI y VII).
La tradición cuenta que la Virgen María fue llevada a Éfeso por San Juan tras la desaparición de su hijo. Juntos vivieron en esta casa erigida por el mismo apóstol, quien predicaba el Cristianismo en esta área. Algunos dicen que María pudo haber muerto aquí un 15 de agosto antes de la Asunción. Otros dicen que ocurrió en Jerusalem.
El primer Papa en bendecir este lugar, o darle el "visto bueno" por tratarse de un probable lugar santo y sitio de unión y concordia entre Cristianos y Musulmanes fué León XIII en 1868. Luego la casa de la Virgen María fue elevada a lugar sagrado por Pío XII en 1951 tras el dogma de fe que dictamina que cuerpo y alma de la Virgen María fueron llevados al cielo (Assumptio Beatae Mariae Virginis). A partir de entonces fue visitado por Pablo VI en 1967, por Juan Pablo II en 1979 y por el actual Papa Emérito Benedicto XVI en 2006.
La Casa de la Virgen María es uno de esos sitios que provocan algo en nuestro ser. Un sentimiento que puede variar entre los miles de cristianos que lo visitan cada año, pero que existe y es real, y en un lugar de mayoría Musulmana y tan turístico como es Turquía, es emocionante ver congregados a Cristianos de todos los rincones del planeta compartiendo un momento en este histórico lugar.
Cerca de la modesta capilla de piedras que fuera la última morada de la Virgen María hay una pared en donde los fieles depositan un papel con sus anhelos. No en vano a esta pared se la conoce como la "Wishing wall". Aparentemente en los últimos años son miles las mujeres que llegan aquí desde todos lados con aspiraciones de quedar embarazadas, y otras para agradedecer el milagro de la concepción. Miles de papeles, elegantes algunos, de papel higiénico otros. Hay servilletas, boletas de hotel o de zapatillas, reversos de tickets, cualquiera es aprovechado para pedir un deseo de último momento o simplemente agradecer por la gracia de la vida.

viernes, 31 de agosto de 2018

Dilijan, la Suiza de Armenia

Creo que era nuestro segundo día en Armenia cuando paramos a dormir en Dilijan, pueblo conocido como "la Suiza de Armenia" a unos 100 kilómetros de la capital. Había oscurecido horas atrás y llovía intensamente. Limpiando la ventana empañada con mi manga no conseguía ver mucho. Tendría que esperar hasta el día siguiente para descubrir lo que este lugar tiene para ofrecer.
Dilijan es una ciudad con menos de 20.000 habitantes asentada en un valle a 1.500 m.s.n.m. rodeada de bosques y montañas. Es un pueblo muy viejo pero su historia no es larga. Si la del lugar donde está asentada, que era parte de Varazhnunik, la provincia XV del Reino de Armenia o Gran Armenia ya en el 190 a.C.
Como toda historia en Armenia, la de Dilijan también tiene un poco de tristeza, pero como punto a favor, está viviendo su mejor momento en años, siendo la ciudad de Armenia fuera de la capital con mayor crecimiento e inversiones.
Dilijan fue parte del Imperio Safavida (actual Irán) y tras una guerra y un tratado pasó a formar parte del Imperio Ruso. La población fue creciendo y es en aquellos tiempos cuando cobra fama como ciudad spa por las propiedades minerales de su agua.
No tardaron en llegar el teatro y los intelectuales, la biblioteca, los artistas y los centros de entretenimiento para un turismo con demandas cada vez mas exigentes.
Con el paso de los años Dilijan se puso de moda entre los habitantes de Rusia y Transcaucacia que mandaban a construir sus casas de verano. Ya era un verdadero resort de montaña, pero las guerras, las revoluciones y la debalcle económica apagaron su futuro.
La ciudad spa fue dejando lugar a otros tipos de actividades. Algunos hacían alfombras, otros trabajos de herrería, y estaban los carpinteros que gozan de buena fama al día de hoy. En la recientemente renovada calle Sharambeyam se asentaron los artistas que llegaron en gran número.
Fueron años muy duros para Armenia. Tiempos odio, de guerras, de un genocidio no reconocido, de hambre y más guerras y fatales terremotos.
Hoy Dilijan vive su mejor momento. El gobierno mudó aquí el Banco Central de Armenia en 2013 e intenta hacer de Dilijan el centro financiero del país. Parece que falta bastante pare ello pero van encaminados. El turismo de spa y el convencional va volviendo y se respira optimismo.
La ciudad produce con orgullo la cerveza Dilijan y un agua mineral del mismo nombre que se produce desde 1947 y se vende en todo el país.
Dilijan tiene montañas, extensos bosques, un muy lindo parque nacional y un centro financiero que va a crecer. El pueblo vuelve a ser famoso por sus resorts de montaña y la calidad de sus aguas. Sus habitantes producen quesos, hablan varios idiomas y toman vino. Todavía hay muchos Lada rodando por sus calles pero puede ser llamada "la Suiza de Armenia". En mucho se parece.

lunes, 13 de agosto de 2018

Signagi, la ciudad del vino y del amor

Nuestro primer destino en Georgia fue Signagi (o Sighnaghi), "la ciudad del amor". Son miles los georgianos que elijen este lugar para contraer matrimonio, y también centenares de extranjeros, ya que como en Las Vegas sólo se necesita de un pasaporte.
Signagi (სიღნაღი) tiene una población de poco más de 3.000 habitantes (una de las más chicas de Georgia, y queda en el corazón de la región vitivinícola de este pequeño gran país del Cáucaso, en donde vienen produciendo vino desde hace literalmente miles de años. Cada familia parece tener su propia vid en sus casas, y el vino siempre está de oferta.

A Georgia entramos por tierra desde la frontera de Lagodekhi, un pueblo fundado en el siglo VIII y que hoy hace frontera con Azerbaiján. Tras recorrer algunos centenares de metros a pie llevando nuestros equipajes nos juntamos con Georgi, nuestro nuevo guía para estos primeros días en Georgia, más precisamente en la Región de Kakheti.
En lo particular estaba muy contento pues visitar Georgia era un sueño que perseguía hace décadas y aquí estaba, con tres amigos más entrando por una de las puertas traseras del país.
En el camino intentamos hacernos de unos Laris (la moneda local) y volvimos a subirnos a la Mitsubishi Delica de nuestro guía hasta Signagi, nuestra próxima y primer parada.
Con las increíbles vistas que regala Georgia a cada paso, puede que esta no sea la mejor puerta de entrada, pero aún vale la pena.

Lógicamente lo primero que vimos fueron las vistas sobre el Valle Alazani con las montañas del Cáucaso al fondo y la muralla fortaleza que protegía a Signagi. Su construcción fue autorizada en 1801 por el rey Heraclius II con la incorporación de esta ciudad al Imperio Ruso. Este rey buscaba proteger a Georgia y acercarse a Europa, sueño que los georgianos siguen persiguiendo al día de hoy.
En aquellos tiempos Signagi llevaba el nombre de Sighakh. La idea de estas murallas era proteger a la ciudad de los constantes ataques de las tribus de la vecina República del Dagestán, que todo robaban mientras sembraban terror, violando mujeres y matando todo lo que camine.
La muralla tiene cuatro metros y medio de alto y uno y medio de ancho. Cuenta además con un sistema defensivo que constaba de 23 torres y 6 entradas a lo largo de casi 5 kilómetros.
Los habitantes de Signagi se rebelaron contra los rusos clamando su independencia. Los rusos no le daban mayor importancia a esta ciudad salvo por su ubicación cerca del Dagestán, pueblo al que desde entonces intentan doblegar, cosa que no han logrado del todo.
Estos sucesos derivaron en la "Guerra del Cáucaso" o "Invasión rusa del Cáucaso" lo que ocurrió entre 1817 y 1864 cuando el Imperio Ruso se hace de todos los eternamente conflictivos territorios del Cáucaso Norte o Circasia (Karacháyevo-Cherkesia, Kabardino Balkaria y Adiguesia), expulsando a los musulmanes nativos hacia tierras pertenecientes al Imperio Otomano
En la región del Cáucaso existe una cantidad sorprendente de grupos étnicos, por lo que la zona siempre fue un polvorín, y lo sigue siendo.

Entre 1826 y 1829 Rusia se enfrentó al Imperio Otomano y a los Persas, y los resultados de estas guerras fueron dando lugar de alguna manera a los límites actuales que existen entre las nuevas repúblicas que se encuentran entre el Mar Negro y el Mar Caspio.
Antes de salir a caminar por la ciudad aprovechando el resto de la tarde fuimos a dejar nuestro equipaje en el hotel. Éste se encontraba justo al frente de la Iglesia de St George (o San Jorge), una de tantas en este país, el segundo en adoptar el Cristianismo, pocos años más tarde que Armenia.

No sé por qué en turco, pero Signagi significa "un puerto" en ese idioma, y aunque no hay grandes ríos o mares en las cercanías, esta fue una de las paradas en la vieja Ruta de la Seda, que comunicaba Asia con Europa. Una suerte de puerto para los miles de viajeros que pasaron por aquí.
Visitamos uno de los mercados locales. El aspecto es el de un mercado comunista como algunos que he visto en Cuba, Laos o Vietnam, con pocos productos internacionales y una reducida oferta de alimentos y textiles y botellas de bebidas populares rellenas de aceites o jugos de frutas.
Por primera vez probamos la Churchkehla, un dulce de nueces o avellanas en harina sumergidas en vino o mosto, y que es un postre o dulce tradicional en forma de salchicha seca. Una fuente de energía y calorías al que uno va tomándole del gusto cuando visita esta región.
Luego y sin apuro recorrimos las calles adoquinadas aires italianos de este bonito pueblo lleno de rincones románticos, restaurantes, fuentes y colores, y que además está pasando por un tiempo de remodelaciones y pestas en valor.
Pese a que no tiene una historia tan larga como la de algunas ciudades cercanas, este parece ser un lugar en donde el tiempo se ha detenido. A cada paso íbamos descubriendo los peculiares balcones de sus casas y sus estatuas de cobre.
Alrededor de la plaza principal de Signagi se encuentra la municipalidad o ayuntamiento, como sucede la mayoría de las veces. También está el teatro de la ciudad y uno de sus mejores hoteles. También un museo con varias obras de Niko Pirosmani (Pirosmanashvili), hijo de la ciudad y uno de los pintores georgianos de mayor relevancia internacional.
No muy lejos de la plaza principal hay una suerte de esplanada con una plaza pequeña y un largo monumento a los soldados georgianos caídos en la Segunda Guerra Mundial. Resulta que en aquellos años Stalin mandó a movolizar más de 700.000 hombres de Georgia para engrosar las listas del ejército ruso. En aquellos tiempos Georgia tenía una población de casi 3.5 millones de habitantes, de los cuales murieron 350.000 hombres sólo durante la contienda. Carne de cañon como le dicen.
A la noche y sin tiempo parauna ducha fuimos a una bodega familiar donde nos esperaban para comer y beber. Para empezar nos mostraron los vinos que hacen en la zona, y que comprenden más de la mitad de la producción total de Georgia. Allí pudimos ver que los métodos de fermentación no se parecen a los utilizados en América, Europa, Australia o el sur de África.
Esa visita a esta bodega familiar resultó toda una intoducción a la idiosincracia de Georgia a la hora de comer y beber. La mesa estaba cargada de platillos a base de queso, carne y vegetales, como sucedería en cada uno de los días posteriores en este pequeño gran país. Aunque lo sabía de antemano también descubrimos la importancia que tiene el brindis para los georgianos, haciendo de este momento uno especial. Si no fuera por que a la postre se brinda en un millar de oportunidades, diría que uno recordaría los sentidos y pensados brindis que hacen en honor a uno.
Dormimos plácidamente acariciados por la brisa llegada de las montañas del Cáucaso y desayunamos 10.000 calorías antes de arrancar un nuevo día en este pequeño pueblo. La verdad es que no quedaba mucho para ver o hacer, pero de todos modos resulta una experiencia agradable.
No se si volveré a este pueblo en particular (por que sí pretendo volver a Georgia), pero de seguro guardaré los mejores recuerdos de esta región cargada de vino y que en nada se parece a otras del país