Cuando puse un pie en Montecasino me encontré con un lugar muy prolijo y pretensioso. Sabía que era un complejo cerrado con algunos hoteles adentro, un casino, y no mucho mas. Había llegado aquí por recomendación, y por una buena tarifa que había encontrado en uno de esos hoteles.
Tras un poco de investigación sobre los barrios de Johannesburgo, vi que Fourways era en realidad un conglomerado de barrios caros (o sea seguros). Son 8 en total, todos de mayoría blanca, entre los que destacan Norscot (tal era el nombre de la estancia dueña de estas tierras), Lonehill, Beverley, Norscot Slopes y Magaliessig. No está nada lejos de Sandton, uno de los barrios que mas tiene para mostrar en esta urbe.Era un buen lugar para hacer base y pasar una semana, especialmente por la vida nocturna que ofrece Montecasino, y que lo convierten en un sitio ideal si también se pretende disfrutar de un poco de las noches en esta ciudad, que no siempre sabe ser segura y amigable.
No tarde en darme cuenta de la magnitud de la obra que hicieron en Montecasino. El lugar es sumamente artificial pero se han gastado toda la pasta en hacerlo (unos 1.6 billones de Rands), y lo mejor es que les ha quedado muy bien. Son 26 hectáreas cerradas y protegidas por kilómetros de rejas y una cuantiosa e innecesaria muchedumbre armada custodiando las instalaciones.
Montecasino abrió sus puertas en el año 2000, y siete años mas tarde recibió una importante inyección de capital. Fue ahí cuando construyeron el teatro, que resulta ser el mas grande de Sudáfrica, y que se encuentra entre los 10 mejores teatros líricos del mundo. Su capacidad es de 1870 espectadores, ninguno de los cuales estará muy lejos del escenario, y siempre gozando de una acústica de primerísimo nivel.
La inauguración fue con bombos y platillos, y solo en los primeros meses, mas de medio millón de personas pasaron a ver el espectáculo de "El Rey León", el mas taquillero en la historia de Sudáfrica.
Hay un gran casino lleno de luces, mesas, barras y traga monedas. Muchos son los locales comerciales, y algunos de muy buena calidad, como la librería, en donde pude comprar guías difíciles de conseguir, o revistas con recorridos para hacer en 4x4 por el continente africano.
El patio de comida es gigante, y por lo menos hay 30 restaurantes.
En todo el complejo, se ha replicado al detalle, con árboles y todo, lo que sería una villa italiana en la Toscana. El resultado es asombroso.
Adentro del complejo hay, a la fecha, tres hoteles. El Southern Sun Montecasino tiene sede en el edificio de The Pivot, en donde la arquitectura los muebles copian lo mejor de Venecia.
El Sunsquare Montecasino es el mejor ubicado dentro del complejo, ya que está frente a la piazza y muy cerca del teatro, el casino, los restaurantes y locales comerciales. Su look es antiguo por fuera y muy moderno por dentro.
La tercer opción y también la mas cara es The Palazzo. Puro lujo moderno que imita a lo antiguo.
Por dentro del complejo encontramos reminiscencias que nos remontan a los pueblos de la vieja Toscana italiana, como las moto Guzzi, o los patrulleros Fiat de la Polizia di Stato italiana.
De día no hay mucho pasando, pero es cuando cae la noche que Montecasino encuentra su mejor momento, y la gente se va acercando en gran número, ya sea para ir al teatro, a los juegos con los niños, a las salas de cine, el casino, o los múltiples restaurantes.
Alguien tuvo una vez una buena idea, y evidentemente supo leer lo que le faltaba a Sudáfrica en materia de nightlife, y lograron materializar ese deseo en lo que hoy es Montecasino. Un éxito.
Johannesburgo, y todo Sudáfrica hay tenido unos muy buenos años de franco crecimiento en estas últimas décadas, y la clase media es cada vez mas grande y demandante de calidad. Lamentablemente la ciudad es muy insegura, donde el robo es moneda corriente y los asesinatos están a la orden del día. Por eso es que funciona también un lugar como Montecasino
Verdad que uno esta encerrado en un complejo, y puede que se pierda de mucho de lo que "pasa allá afuera", pero de todos modos lo verás de día, y podrás estar tranquilo de noche, afuera, y sin gastar una enormidad en los siempre caros taxis privados de Sudáfrica.
Claro que cada día salía a recorrer todo lo (no mucho) que tiene para ofrecer la ciudad de Johannesburgo, y por eso, después de ver y recorrer el resto de los barrios, volvería probablemente a las cómodas instalaciones de este barrio dentro de un barrio. Montecasino.
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