Habíamos salido temprano desde Nairobi , la capital de Kenia, hacia el Parque Nacional Amboseli. Nos separaban unos 200 kilómetros que cubrimos en 5 horas. La ruta es bastante peligrosa. Hay muchos animales sueltos, gente caminando por los costados y un puñado de modernos colectivos que van a mil por hora y van frenando en todos lados por lo cual siempre te vuelven a pasar frenéticos.
Apenas entramos al parque vimos elefantes de a montones. Amboseli es el mejor lugar de África para ver bien de cerca a un grupo numeroso de elefantes.
El primer encuentro fue de lo mejor, cuando un macho monto a una hembra e hizo lo suyo, acercándose a peligrosa y perfecta distancia de nuestra camioneta apagada.
Aprendimos ahí que el pene del elefante puede pesar mas de 40 kilos y sirve como una quinta pata muchas veces para sostener su gran peso. Puede con su miembro rascarse la panza y espantar moscas.
Después de esta primer experiencia seguimos camino hacia nuestro campamento, en donde pudimos almorzar y relajar un rato antes de volver a salir hasta que se guarde el sol.
Desde 1906 esta zona esta protegida y es Patrimonio UNESCO de la Humanidad desde 1991.
Hoy la zona se encuentra en el eje de un conflicto que ya llego a los tribunales de Kenia, en los que los Masai de la zona pelean por ser quienes se quedan con los altos dividendos del parque.
Esa primer noche en el campamento de Amboseli tuve frío. En el silencio de la oscuridad uno escucha a los leones rugir. A los leones entre tantos otros bichos. La noche estaba ruidosa y la naturaleza manifestándose a pleno.
A la mañana siguiente, tras el desayuno, nos fuimos a recorrer el parque, observando a las manadas de elefantes y mirando cada tanto al Kilimanjaro que se encontraba tapado por nubes.
No tardamos mucho en ver pequeños grupos de jirafas, algunas de las cuales corrían alejándose de nosotros, como también lo hacían los siempre graciosos warthogs (facóquero en castellano).
Los caminos, todos, invitaban a seguir recorriendo. Cosa que hicimos en cada uno.
En los sectores de Amboseli que se encuentran entre los pantanos vimos acacias mas grandes de lo común, pero la vegetación no es tanta como uno supone de un lugar que se inunda cada año en la temporada de lluvias.
Si te gustan los elefantes, este es tu lugar. Los hay de a montones. Los ves bañándose, tomando agua y salpicándose el lomo, fornicando y comiendo, comiendo y arrancando pasivamente la rama de un árbol.
Ya el segundo día estabamos mas concentrados en buscar animales nuevos que en seguir admirando tan tamañas bestias. Era un buen momento del año, y la fauna se presentaba generosa por doquier.
Al mediodía fuimos al Observation Hill (el nombre lo dice todo). Allí comimos nuestros picnics en este lugar tan ameno, donde corre buen viento y pájaros azules y violetas miran de cerca esperando algo de comida que hay que negarles.
Abajo los hipopótamos. Dentro y fuera del agua. A lo lejos se acerca una manada de elefantes, y otra mas atrás. Todos vienen a beber agua.
También vimos muchos monos, tanto en los árboles como sobre los caminos. Todos en enormes grupos y haciendo sus típicas chanchadas (no eran monadas).
Pasamos por un importante complejo hotelero que quedo arruinado en alguna de las inundaciones.
Un rato el cielo se abrió y pudimos ver la cima del volcán Kilimanjaro, la montaña mas alta de Tanzania y del continente entero. Alcanza los 5.895 msnm.
El Kilimanjaro está compuesto por tres volcanes extintos. Kibo (foto inferior) es el mas alto de ellos.
Había llegado la hora de abandonar Amboseli National Park, cosa que hicimos después del desayuno.
Por una ruta nos fuimos acercando hacia la frontera de Tanzania, mientras mirábamos una presencia cada vez mayor de casas hechas de barro que se encontraban a la vera del camino.
Hay fronteras, muchas, en la que la vida se vive por igual en los dos lados. Están ambas poblaciones estrechamente relacionadas, formando un único núcleo urbano, de modo que uno puede vivir en un país y trabajar/estudiar/noviar/comprar en el otro. El punto es que los locales pasaban de costado la barrera que cruzaba la ruta y seguían sin más.
Nosotros hicimos nuestros trámites en ambos lados de la frontera, pagamos USD50 de visados con billetes impecables del 2006 en adelante, como exigen ahí , nos sellaron el pasaporte con la leyenda "Only USD 50" y nos despedimos de Kenia, y de nuestros guías solo por unos días.
Del otro lado, en Tanzania nos esperaba un paisaje tropical, en una ruta con subidas y bajadas y lleno de gente vistiendo vivos colores, y que por momentos me recordaba la vida en ciertas islas del Caribe.
Llegamos a la ciudad de Arusha justo para el almuerzo en su gran hotel. Mas tarde visitamos su animado mercado.
Apenas entramos al parque vimos elefantes de a montones. Amboseli es el mejor lugar de África para ver bien de cerca a un grupo numeroso de elefantes.
El primer encuentro fue de lo mejor, cuando un macho monto a una hembra e hizo lo suyo, acercándose a peligrosa y perfecta distancia de nuestra camioneta apagada.
Aprendimos ahí que el pene del elefante puede pesar mas de 40 kilos y sirve como una quinta pata muchas veces para sostener su gran peso. Puede con su miembro rascarse la panza y espantar moscas.
Después de esta primer experiencia seguimos camino hacia nuestro campamento, en donde pudimos almorzar y relajar un rato antes de volver a salir hasta que se guarde el sol.
Desde 1906 esta zona esta protegida y es Patrimonio UNESCO de la Humanidad desde 1991.
Hoy la zona se encuentra en el eje de un conflicto que ya llego a los tribunales de Kenia, en los que los Masai de la zona pelean por ser quienes se quedan con los altos dividendos del parque.
Esa primer noche en el campamento de Amboseli tuve frío. En el silencio de la oscuridad uno escucha a los leones rugir. A los leones entre tantos otros bichos. La noche estaba ruidosa y la naturaleza manifestándose a pleno.
A la mañana siguiente, tras el desayuno, nos fuimos a recorrer el parque, observando a las manadas de elefantes y mirando cada tanto al Kilimanjaro que se encontraba tapado por nubes.
No tardamos mucho en ver pequeños grupos de jirafas, algunas de las cuales corrían alejándose de nosotros, como también lo hacían los siempre graciosos warthogs (facóquero en castellano).
Los caminos, todos, invitaban a seguir recorriendo. Cosa que hicimos en cada uno.
En los sectores de Amboseli que se encuentran entre los pantanos vimos acacias mas grandes de lo común, pero la vegetación no es tanta como uno supone de un lugar que se inunda cada año en la temporada de lluvias.
Si te gustan los elefantes, este es tu lugar. Los hay de a montones. Los ves bañándose, tomando agua y salpicándose el lomo, fornicando y comiendo, comiendo y arrancando pasivamente la rama de un árbol.
Ya el segundo día estabamos mas concentrados en buscar animales nuevos que en seguir admirando tan tamañas bestias. Era un buen momento del año, y la fauna se presentaba generosa por doquier.
Al mediodía fuimos al Observation Hill (el nombre lo dice todo). Allí comimos nuestros picnics en este lugar tan ameno, donde corre buen viento y pájaros azules y violetas miran de cerca esperando algo de comida que hay que negarles.
Abajo los hipopótamos. Dentro y fuera del agua. A lo lejos se acerca una manada de elefantes, y otra mas atrás. Todos vienen a beber agua.
También vimos muchos monos, tanto en los árboles como sobre los caminos. Todos en enormes grupos y haciendo sus típicas chanchadas (no eran monadas).
Pasamos por un importante complejo hotelero que quedo arruinado en alguna de las inundaciones.
Volvimos a nuestro hotel satisfechos y agotados luego de pasar un día entero, de sol a sol, recorriendo el parque. El día siguiente sería mas tranquilo. Recorreríamos medio día el parque, que no nos quedaba mucho para ver, por cierto, y el resto del día sería libre para que cada uno lo use como quiera.
Algunos se quedaron en la pileta del hotel, otros fueron a ver artesanías Masai, y yo me dedique a practicar mi Suahili con los locales, siempre graciosos, respetuosos y bien dispuestos.
Un rato el cielo se abrió y pudimos ver la cima del volcán Kilimanjaro, la montaña mas alta de Tanzania y del continente entero. Alcanza los 5.895 msnm.
El Kilimanjaro está compuesto por tres volcanes extintos. Kibo (foto inferior) es el mas alto de ellos.
Había llegado la hora de abandonar Amboseli National Park, cosa que hicimos después del desayuno.
Por una ruta nos fuimos acercando hacia la frontera de Tanzania, mientras mirábamos una presencia cada vez mayor de casas hechas de barro que se encontraban a la vera del camino.
Hay fronteras, muchas, en la que la vida se vive por igual en los dos lados. Están ambas poblaciones estrechamente relacionadas, formando un único núcleo urbano, de modo que uno puede vivir en un país y trabajar/estudiar/noviar/comprar en el otro. El punto es que los locales pasaban de costado la barrera que cruzaba la ruta y seguían sin más.
Nosotros hicimos nuestros trámites en ambos lados de la frontera, pagamos USD50 de visados con billetes impecables del 2006 en adelante, como exigen ahí , nos sellaron el pasaporte con la leyenda "Only USD 50" y nos despedimos de Kenia, y de nuestros guías solo por unos días.
Del otro lado, en Tanzania nos esperaba un paisaje tropical, en una ruta con subidas y bajadas y lleno de gente vistiendo vivos colores, y que por momentos me recordaba la vida en ciertas islas del Caribe.
Llegamos a la ciudad de Arusha justo para el almuerzo en su gran hotel. Mas tarde visitamos su animado mercado.
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