La Reserva Provincial Parque Luro se encuentra a unos 32 kilómetros de Santa Rosa, la capital provincial de la provincia de La Pampa. Estas tierras que en antaño pertenecieran a don Pedro Olegario Luro, un importante estanciero de la época, serían el 1er coto de caza de Argentina.
Luro era un Bon Vivant, y como quería de alguna manera reproducir sus días de juventud en Europa, importó, primero en barco, y después en un tren de ramal exclusivo hasta la estancia, varias parejas de ciervos colorados (Cervus elaphus) que venían de los Montes Cárpatos en Europa. También mandó a traer jabalíes (Sus scrofa scrofa) y faisanes de China.
Pedro Luro administraba estas tierras de su suegro Ataliva Roca, hermano del 2 veces presidente de la nación Julio Argentino Roca, quien fuera el ideólogo de la Campaña del Desierto. Ataliva, militar como su hermano había recibido 180.000 hectáreas de compensación en la zona del Caldenal de la provincia de La Pampa, por sus servicios en dicha campaña contra el indio. Pedro Luro, marido de su hija era dueño de una porción. Así nacía el "Establecimiento San Huberto" el primer coto de caza de la Argentina, y que no en vano llevaba por nombre al patrono de los cazadores.
Una señora atenta en la entrada me explica las reglas y me da un mapa y folletería del lugar. La entrada es gratuita. La reserva tiene 7.600 hectáreas, pero poco mas de 1.600 están abiertas al público.
Tras doblar a la derecha por un camino pavimentado que bordea un sector del parque en donde aún se aprecian bosques de Caldenes, árbol que sufrió la tala indiscriminada, pues se usaba para el carbón de las locomotoras inglesas. Sólo aquí, en la provincia de La Pampa persiste un sector que se conoce como Bosque de Espinal en donde las Acacias y otros arbustos pinchudos también proliferan.
A poca distancia de la entrada me topé con un sendero que va hasta la laguna que se ve desde la ruta. Me llevó media hora llegar hasta las mansas aguas y volví acompañado por el sonido de algunas de las 180 especies de pájaros que habitan en el lugar. Como el suelo es arenoso es posible divisar sin ser un experto las huellas de varios animales salvajes.
Tras continuar por el sendero vehicular llego a la segunda parada que es el Centro de Interpretación en donde se explica mediante imágenes varias todo acerca de la Reserva Provincial Parque Luro. Ahí aprendemos de la fauna existente, el eco sistema del lugar, los insectos que pululan, los árboles que no son muchos, la historia de la casa y la gran amplitud térmica a la que está sometida la zona.
Como faltaba solo media hora para la visita guiada al Museo del Castillo (como lo llaman aquí), y no tenía ningún apuro, me sume a una pareja para hacer el recorrido por las entrañas de la casa, que hace varias décadas es Monumento Histórico Nacional, y Patrimonio Natural, Histórico y Cultural de la provincia de La Pampa.
El casco, a la postre, termina siendo una construcción bastante típica del período argentino de la Belle Epoque en donde la aristocracia porteña quería dejar plasmada su riqueza.
Manuela, la guía, era muy simpática y linda como suelen ser las mujeres de La Pampa. Ella nos contó todos los secretos del lugar, pero lamentablemente se tomaba su trabajo muy en serio y no me permitió sacar fotografía alguna del interior de la casa, en especial de la gran chimenea del living, que da muestra de la riqueza de Pedro Luro. La historia es así:
Alguna tarde en la que Pedro Luro estaba bebiendo con amigos en un restaurante de Paris, se vio sorprendido por la magnífica chimenea del lugar. Llamó entonces al dueño y le ofreció comprar a buen precio dicho artefacto. Como el dueño no aceptó, y don Pedro Luro estaba encaprichado con la chimenea, y se lo podía permitir, mandó a comprar el restaurante, lo cerró y se trajo la chimenea que hoy vemos en el living de la casa en donde hay otros espléndidos muebles.
Si mal no recuerdo casi todos los cuartos se pueden visitar. Guardan vajilla de la época, cuadros, la biblioteca y una fantástica escalera de roble de Eslavonia que lleva a la planta superior.
Antiguamente la mitad de la construcción que Pedro Luro mandara a construir era de madera. Sus herederos no pudieron pagar una deuda que el empresario tenía con el Banco Hipotecario Nacional, y fue entonces cuando su segundo dueño, el Conde español Antonio Maura y Gamazo compró la propiedad en 1939 y le agregó las dos alas laterales para darle una mejor puesta visual e importancia al conjunto edilicio que encontramos hoy en día.
Antes del estallido de la Primera Guerra Mundial la estancia había sido utilizada como coto de caza solo durante los meses de otoño, y como punto cómodo de reunión para los futuros negocios de Luro.
Aquellos ciervos del primer coto de caza que importase Pedro Luro se fueron multiplicando en libertad hasta alcanzar los 3.000 ejemplares que hoy pueblan la reserva. Esto suena lindo pero trajo resultados desastrosos para la fauna local existente, desplazando a decenas de especies que ahora se encuentran amenazadas por estos ciervos y jabalíes introducidos artificialmente en el ecosistema provincial.
Siempre avanzando por el sendero vehicular y en contra de la agujas del reloj se pasa por las instalaciones del Tambo Modelo que don Pedro Luro importase desde la Exposición Rural de Paris de 1905. El tambo era muy moderno para la época pero se dice que nunca fue puesto en funcionamiento.
Mas tarde se pasa por las caballerizas que Pedro Luro tenía para la crianza de sus caballos Pura Sangre.
El comprador de la estancia, don Antonio Maura y Gamazo, continuó con la crianza de caballos, solo que suplanto los de polo, por los pequeños ponys, que creía más conveniente para su proyecto de convertir a la Estancia San Huberto en un country club. El nuevo dueño nunca llegó a hacer realidad esta idea. Ni tampoco sus herederos.
Mas adelante y tras una breve caminata cuesta arriba se llega al Tanque del Millón, otro de los "atractivos" de la Reserva Provincial Parque Luro. Aunque tiene nombre singular la verdad es que el tanque de forma oval y de casi tres metros de profundidad tiene capacidad para 2 millones de litros que eran los que se requerían para abastecer a la estancia del agua necesaria para sus actividades.
En los meses de verano, si era visitado por sus dueños, este tanque funcionaba como una suerte de balneario para los invitados de la escasa clase alta vecina.
La Reserva Provincial Parque Luro es dueña de un paisaje singular ya difícil de encontrar otras partes de la provincia de La Pampa, al margen de la rica historia que supone en el avance del hombre blanco por sobre los territorios del indio.
Todo el área habilitado para el turismo es muy limpia y ordenada. Las instalaciones están bastante cuidadas y el mantenimiento es correcto, si bien hay algunas cosas por mejorar.
Existe en la reserva un Museo del Carruaje el cual se encontraba cerrado al momento de mi visita, pero que expone una serie de carros que según dicen son de lo mas bonito.
La Reserva Provincial Parque Luro tiene un sector de camping con capacidad para 100 personas, aunque el sector habilitado para uso público puede albergar con facilidad a varios miles. En el lugar se encuentra un almacén, un restaurante (cerrado en el momento de mi visita), decenas de parrillas, baños y todo lo necesario para pasar el día o incluso una noche bajo el manto de miles de estrellas.
Sin duda la mejor época para visitar este lugar es durante los meses de marzo y abril, en donde el sonido de la Brama aturde. Son los ciervos machos clamando por sus hembras y sus territorios. Los tímidos animales nos huelen a la distancia y verlos no es tarea fácil, pero con paciencia se puede.
Otras entradas de la provincia de La Pampa:
Conociendo Lihué Calel
Colonias Menonitas de Guatraché
Paseo Don Tomás
Luro era un Bon Vivant, y como quería de alguna manera reproducir sus días de juventud en Europa, importó, primero en barco, y después en un tren de ramal exclusivo hasta la estancia, varias parejas de ciervos colorados (Cervus elaphus) que venían de los Montes Cárpatos en Europa. También mandó a traer jabalíes (Sus scrofa scrofa) y faisanes de China.
Pedro Luro administraba estas tierras de su suegro Ataliva Roca, hermano del 2 veces presidente de la nación Julio Argentino Roca, quien fuera el ideólogo de la Campaña del Desierto. Ataliva, militar como su hermano había recibido 180.000 hectáreas de compensación en la zona del Caldenal de la provincia de La Pampa, por sus servicios en dicha campaña contra el indio. Pedro Luro, marido de su hija era dueño de una porción. Así nacía el "Establecimiento San Huberto" el primer coto de caza de la Argentina, y que no en vano llevaba por nombre al patrono de los cazadores.
Bosques de Caldenes en la Reserva Provincial pedro Luro |
Tras doblar a la derecha por un camino pavimentado que bordea un sector del parque en donde aún se aprecian bosques de Caldenes, árbol que sufrió la tala indiscriminada, pues se usaba para el carbón de las locomotoras inglesas. Sólo aquí, en la provincia de La Pampa persiste un sector que se conoce como Bosque de Espinal en donde las Acacias y otros arbustos pinchudos también proliferan.
A poca distancia de la entrada me topé con un sendero que va hasta la laguna que se ve desde la ruta. Me llevó media hora llegar hasta las mansas aguas y volví acompañado por el sonido de algunas de las 180 especies de pájaros que habitan en el lugar. Como el suelo es arenoso es posible divisar sin ser un experto las huellas de varios animales salvajes.
Tras continuar por el sendero vehicular llego a la segunda parada que es el Centro de Interpretación en donde se explica mediante imágenes varias todo acerca de la Reserva Provincial Parque Luro. Ahí aprendemos de la fauna existente, el eco sistema del lugar, los insectos que pululan, los árboles que no son muchos, la historia de la casa y la gran amplitud térmica a la que está sometida la zona.
Centro de Interpretación |
El casco, a la postre, termina siendo una construcción bastante típica del período argentino de la Belle Epoque en donde la aristocracia porteña quería dejar plasmada su riqueza.
Manuela, la guía, era muy simpática y linda como suelen ser las mujeres de La Pampa. Ella nos contó todos los secretos del lugar, pero lamentablemente se tomaba su trabajo muy en serio y no me permitió sacar fotografía alguna del interior de la casa, en especial de la gran chimenea del living, que da muestra de la riqueza de Pedro Luro. La historia es así:
Alguna tarde en la que Pedro Luro estaba bebiendo con amigos en un restaurante de Paris, se vio sorprendido por la magnífica chimenea del lugar. Llamó entonces al dueño y le ofreció comprar a buen precio dicho artefacto. Como el dueño no aceptó, y don Pedro Luro estaba encaprichado con la chimenea, y se lo podía permitir, mandó a comprar el restaurante, lo cerró y se trajo la chimenea que hoy vemos en el living de la casa en donde hay otros espléndidos muebles.
Si mal no recuerdo casi todos los cuartos se pueden visitar. Guardan vajilla de la época, cuadros, la biblioteca y una fantástica escalera de roble de Eslavonia que lleva a la planta superior.
Antiguamente la mitad de la construcción que Pedro Luro mandara a construir era de madera. Sus herederos no pudieron pagar una deuda que el empresario tenía con el Banco Hipotecario Nacional, y fue entonces cuando su segundo dueño, el Conde español Antonio Maura y Gamazo compró la propiedad en 1939 y le agregó las dos alas laterales para darle una mejor puesta visual e importancia al conjunto edilicio que encontramos hoy en día.
Antes del estallido de la Primera Guerra Mundial la estancia había sido utilizada como coto de caza solo durante los meses de otoño, y como punto cómodo de reunión para los futuros negocios de Luro.
Aquellos ciervos del primer coto de caza que importase Pedro Luro se fueron multiplicando en libertad hasta alcanzar los 3.000 ejemplares que hoy pueblan la reserva. Esto suena lindo pero trajo resultados desastrosos para la fauna local existente, desplazando a decenas de especies que ahora se encuentran amenazadas por estos ciervos y jabalíes introducidos artificialmente en el ecosistema provincial.
Tambo modelo |
Mas tarde se pasa por las caballerizas que Pedro Luro tenía para la crianza de sus caballos Pura Sangre.
El comprador de la estancia, don Antonio Maura y Gamazo, continuó con la crianza de caballos, solo que suplanto los de polo, por los pequeños ponys, que creía más conveniente para su proyecto de convertir a la Estancia San Huberto en un country club. El nuevo dueño nunca llegó a hacer realidad esta idea. Ni tampoco sus herederos.
Mas adelante y tras una breve caminata cuesta arriba se llega al Tanque del Millón, otro de los "atractivos" de la Reserva Provincial Parque Luro. Aunque tiene nombre singular la verdad es que el tanque de forma oval y de casi tres metros de profundidad tiene capacidad para 2 millones de litros que eran los que se requerían para abastecer a la estancia del agua necesaria para sus actividades.
En los meses de verano, si era visitado por sus dueños, este tanque funcionaba como una suerte de balneario para los invitados de la escasa clase alta vecina.
Tanque del Millón |
Todo el área habilitado para el turismo es muy limpia y ordenada. Las instalaciones están bastante cuidadas y el mantenimiento es correcto, si bien hay algunas cosas por mejorar.
Existe en la reserva un Museo del Carruaje el cual se encontraba cerrado al momento de mi visita, pero que expone una serie de carros que según dicen son de lo mas bonito.
La Reserva Provincial Parque Luro tiene un sector de camping con capacidad para 100 personas, aunque el sector habilitado para uso público puede albergar con facilidad a varios miles. En el lugar se encuentra un almacén, un restaurante (cerrado en el momento de mi visita), decenas de parrillas, baños y todo lo necesario para pasar el día o incluso una noche bajo el manto de miles de estrellas.
Sin duda la mejor época para visitar este lugar es durante los meses de marzo y abril, en donde el sonido de la Brama aturde. Son los ciervos machos clamando por sus hembras y sus territorios. Los tímidos animales nos huelen a la distancia y verlos no es tarea fácil, pero con paciencia se puede.
Otras entradas de la provincia de La Pampa:
Conociendo Lihué Calel
Colonias Menonitas de Guatraché
Paseo Don Tomás
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