El Parque Nacional Khaudum es un sitio que vale la pena conocer si se anda por estos pagos. Por su remota ubicación es uno de los menos visitados de Namibia, pero es el único que comprende (y protege) un sector del Desierto del Kalahari. En sus 384.000 hectáreas presenta una serie de escenarios siempre cambiantes.
Día 12 segunda parte:
Amanecimos en las afueras de Tsumkwe y tras una breve pasada por los Baobabs mas famosos de Namibia logramos llegar a tiempo para el almuerzo bajo un grupo de árboles cerca de la puerta de entrada a este remoto parque nacional, en un sector que se conoce como Sikeretti Camp. Por segunda vez en menos de dos semanas compré por error un pack de algunos de esos brebajes que venden aquí en botellas idénticas a las de cerveza, que son dulces y que saben para la mierda. Cuando terminamos nos dividimos en dos grupos y dimos comienzo a nuestro recorrido por Khaudum N.P.
Creado en 1989, unos años antes de la independencia de Namibia, Khaudum logró el status de parque nacional recién en 2007. Sin embargo el espacio protegido estuvo cerrado al público durante varios años. Recientemente han vuelto a abrir sus puertas, y es posible visitar este retirado lugar que hace sentir a uno la no tan falsa sensación de estar "en el medio de África", aislado de toda civilización. Para destacar el hecho que Khaudum National Park no está cerrado en ningún lado para que los animales puedan seguir el curso natural de las migraciones entre Botswana, Namibia y Angola.
A lo poco de andar pudimos ver una manada de elefantes disfrutando de una de las charcas del parque nacional. Aquí hay mas de 3.000. Veníamos de ver muchos y gigantes elefantes en Etosha, y no imaginábamos que a medida que nos íbamos internando en Khaudum, el avistaje de fauna iba a ser cada vez más difícil.
Difícil también mantenerse atento en las sendas de arena siempre pesada, lo que hace divertida la visita a este lugar. Quizás no para una camioneta con tres alemanes a bordo que llevaban varias horas encajados en la arena y bajo el implacable sol del norte del país (en verano con frecuencia la temperatura supera los 45º). Los ayudamos a salir de su incómoda situación, y los escoltamos unos kilómetros hasta superar unos médanos, en donde descubrimos que formaban parte de un grupo de 4 camionetas con otros alemanes que muy originalmente estaban tomando cerveza. No se como funcionaba la dinámica del grupo, pero supongo que no se han querido arriesgar a encajar otro vehículo. Quizás no estaban al tanto de lo que pasaba con sus coterraneos, pero al vernos llegar nos vivaron y agradecieron con un pack de cerveza.
Creímos que ya estaban bien y proseguimos nuestro derrotero. Aún quedaban varios kilómetros hasta el lugar en donde existe una zona de campamento sin ningún tipo de facilidades, y en donde las autoridades del lugar alertan de tomar recaudos ante la presencia de leones, hienas y chacales.
La superficie del Parque Nacional Khaudum es interrumpida cada tanto por la presencia de lechos secos de ríos que desaparecieron hace 15.000 años y ocasionalmente se llenan de agua durante un lapso corto de tiempo. Son lo que los Herero llamaban "Omurumba", que significa "lechos de ríos antiguos".
En esta parte de África parece que el sol cae en picada cada día. Antes que ocurra hicimos una juntada de leña seca y caída y continuamos camino hasta el sector habilitado para dormir ya de noche a las 19.30 horas.
Armamos las carpas, preparamos un fuego grande para el disfrute, y mantener alejadas a las bestias. Comimos bifes de Kudu con ensalada, bebimos vinos de Sudáfrica y reímos durante horas y horas.
Siempre estuvimos atentos a los alemanes, pero estos nunca llegaron.
Con nadie a la redonda nos permitimos un rato con música africana mientras bebíamos jocosos licor de amarula para cerrar una muy buena noche entre amigos.
Día 13:
Nos levantamos a las seis de la mañana, desayunamos bajo el todavía tibio sol, nos aseguramos de no dejar basura atrás y desarmamos campamento antes de salir y enfrentar un día con varios problemas entre la arena pesada y los extensos bosques de teca y acacias del Khaudum.
Una zapatilla perdida y alguna urgencia intestinal de último momento retrasaron un poco nuestra partida. El enlace de este día era de unos 360 kilómetros hasta nuestra próxima parada. En unas pocas horas deberíamos estar llegando a nuestro próximo destino. Un "moco de pavo", como nos gusta decir a los Rioplatenses cuando nos referimos a algo fácil.
Este sector en donde está permitido acampar se encuentra en lo mas alto de uno de los médanos del Khaudum. Cómo habíamos llegado de noche no notamos las vistas que regala esta ubicación.
Tampoco habíamos notado el cartel que alertaba sobre la presencia de elefantes, leones y hienas, aunque estábamos al tanto y nunca le dimos mayor cabida.
A lo poco de salir nos deleitamos con muchas jirafas y menos tímidas que las que habitan Etosha. Por la hora del día vimos decenas de algunos de los 320 pájaros registrados en el Khaudum.
En la parte mas amena del recorrido tuvimos la suerte de ver un grupo de Antílopes Ruanos (Hippotragus equinus), uno de los animales mas difíciles de divisar en Namibia, principalmente activo durante las primeras horas de la mañana. Este animal comparte el mismo ADN que el extinto Bluebuck (Hippotragus leucophaeus).
Si bien pueden alcanzar velocidades considerables escapando de sus verdugos, al Antílope Ruano le gusta enfrentar a sus rivales. Es territorial y de buen tamaño. No importa cuales puedan ser sus enemigos, nunca estará muy lejos de las charcas de agua.
El avistamiento de fauna en el Parque Nacional Khaudum puede ser escaso, muchas veces por los altos pastos del área mas húmeda de Namibia, y otras simplemente por que las sendas autorizadas quedan por debajo del nivel del terreno.
Nuestra atención venía centrada en los leones, esquivo animal en estas latitudes.
Habíamos atravesado Khaudum de punta a punta. Ya buscando la salida nos encontramos con arena aún mas suelta que la del día anterior. Alguna que otra pinchadura de neumático nos hizo trabajar un rato bajo el sol mañanero.
Los alemanes habían pasado la noche en el medio del parque nacional,
pues se habían vuelto a encajar. Ahora estaban nuevamente detenidos, y
seguramente muy contentos de vernos.
Si se mueve un centímetro es que no está encajado. Para ayudarlos, esta vez iban a hacer falta unos tragos de "elíxir mágico". Los alemanes no la podían creer.
Terminamos saliendo a la ruta a las 12 horas después de haber hecho sólo 60 kilómetros. En el momento exacto en el que piso el pavimento siento un ruido horrible en la parrilla de suspensión. El constante clack clack clack no era alentador. Habíamos salido cerca de Katere (región de Kavango), un pequeño pueblo de dos calles. Allí pudimos comprobar que la homocinética estaba rota. También tenía un chapón suelto.
Día 12 segunda parte:
Amanecimos en las afueras de Tsumkwe y tras una breve pasada por los Baobabs mas famosos de Namibia logramos llegar a tiempo para el almuerzo bajo un grupo de árboles cerca de la puerta de entrada a este remoto parque nacional, en un sector que se conoce como Sikeretti Camp. Por segunda vez en menos de dos semanas compré por error un pack de algunos de esos brebajes que venden aquí en botellas idénticas a las de cerveza, que son dulces y que saben para la mierda. Cuando terminamos nos dividimos en dos grupos y dimos comienzo a nuestro recorrido por Khaudum N.P.
Creado en 1989, unos años antes de la independencia de Namibia, Khaudum logró el status de parque nacional recién en 2007. Sin embargo el espacio protegido estuvo cerrado al público durante varios años. Recientemente han vuelto a abrir sus puertas, y es posible visitar este retirado lugar que hace sentir a uno la no tan falsa sensación de estar "en el medio de África", aislado de toda civilización. Para destacar el hecho que Khaudum National Park no está cerrado en ningún lado para que los animales puedan seguir el curso natural de las migraciones entre Botswana, Namibia y Angola.
A lo poco de andar pudimos ver una manada de elefantes disfrutando de una de las charcas del parque nacional. Aquí hay mas de 3.000. Veníamos de ver muchos y gigantes elefantes en Etosha, y no imaginábamos que a medida que nos íbamos internando en Khaudum, el avistaje de fauna iba a ser cada vez más difícil.
Difícil también mantenerse atento en las sendas de arena siempre pesada, lo que hace divertida la visita a este lugar. Quizás no para una camioneta con tres alemanes a bordo que llevaban varias horas encajados en la arena y bajo el implacable sol del norte del país (en verano con frecuencia la temperatura supera los 45º). Los ayudamos a salir de su incómoda situación, y los escoltamos unos kilómetros hasta superar unos médanos, en donde descubrimos que formaban parte de un grupo de 4 camionetas con otros alemanes que muy originalmente estaban tomando cerveza. No se como funcionaba la dinámica del grupo, pero supongo que no se han querido arriesgar a encajar otro vehículo. Quizás no estaban al tanto de lo que pasaba con sus coterraneos, pero al vernos llegar nos vivaron y agradecieron con un pack de cerveza.
Creímos que ya estaban bien y proseguimos nuestro derrotero. Aún quedaban varios kilómetros hasta el lugar en donde existe una zona de campamento sin ningún tipo de facilidades, y en donde las autoridades del lugar alertan de tomar recaudos ante la presencia de leones, hienas y chacales.
En esta parte de África parece que el sol cae en picada cada día. Antes que ocurra hicimos una juntada de leña seca y caída y continuamos camino hasta el sector habilitado para dormir ya de noche a las 19.30 horas.
Armamos las carpas, preparamos un fuego grande para el disfrute, y mantener alejadas a las bestias. Comimos bifes de Kudu con ensalada, bebimos vinos de Sudáfrica y reímos durante horas y horas.
Siempre estuvimos atentos a los alemanes, pero estos nunca llegaron.
Con nadie a la redonda nos permitimos un rato con música africana mientras bebíamos jocosos licor de amarula para cerrar una muy buena noche entre amigos.
Día 13:
Nos levantamos a las seis de la mañana, desayunamos bajo el todavía tibio sol, nos aseguramos de no dejar basura atrás y desarmamos campamento antes de salir y enfrentar un día con varios problemas entre la arena pesada y los extensos bosques de teca y acacias del Khaudum.
Una zapatilla perdida y alguna urgencia intestinal de último momento retrasaron un poco nuestra partida. El enlace de este día era de unos 360 kilómetros hasta nuestra próxima parada. En unas pocas horas deberíamos estar llegando a nuestro próximo destino. Un "moco de pavo", como nos gusta decir a los Rioplatenses cuando nos referimos a algo fácil.
Este sector en donde está permitido acampar se encuentra en lo mas alto de uno de los médanos del Khaudum. Cómo habíamos llegado de noche no notamos las vistas que regala esta ubicación.
Tampoco habíamos notado el cartel que alertaba sobre la presencia de elefantes, leones y hienas, aunque estábamos al tanto y nunca le dimos mayor cabida.
A lo poco de salir nos deleitamos con muchas jirafas y menos tímidas que las que habitan Etosha. Por la hora del día vimos decenas de algunos de los 320 pájaros registrados en el Khaudum.
En la parte mas amena del recorrido tuvimos la suerte de ver un grupo de Antílopes Ruanos (Hippotragus equinus), uno de los animales mas difíciles de divisar en Namibia, principalmente activo durante las primeras horas de la mañana. Este animal comparte el mismo ADN que el extinto Bluebuck (Hippotragus leucophaeus).
Si bien pueden alcanzar velocidades considerables escapando de sus verdugos, al Antílope Ruano le gusta enfrentar a sus rivales. Es territorial y de buen tamaño. No importa cuales puedan ser sus enemigos, nunca estará muy lejos de las charcas de agua.
El avistamiento de fauna en el Parque Nacional Khaudum puede ser escaso, muchas veces por los altos pastos del área mas húmeda de Namibia, y otras simplemente por que las sendas autorizadas quedan por debajo del nivel del terreno.
Nuestra atención venía centrada en los leones, esquivo animal en estas latitudes.
Habíamos atravesado Khaudum de punta a punta. Ya buscando la salida nos encontramos con arena aún mas suelta que la del día anterior. Alguna que otra pinchadura de neumático nos hizo trabajar un rato bajo el sol mañanero.
Si se mueve un centímetro es que no está encajado. Para ayudarlos, esta vez iban a hacer falta unos tragos de "elíxir mágico". Los alemanes no la podían creer.
Terminamos saliendo a la ruta a las 12 horas después de haber hecho sólo 60 kilómetros. En el momento exacto en el que piso el pavimento siento un ruido horrible en la parrilla de suspensión. El constante clack clack clack no era alentador. Habíamos salido cerca de Katere (región de Kavango), un pequeño pueblo de dos calles. Allí pudimos comprobar que la homocinética estaba rota. También tenía un chapón suelto.
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