Existe un pueblo muy pintoresco llamado Lahic. Se encuentra sobre las faldas de la cordillera central del Gran Cáucaso en el raión de Ismayilli, uno de los 59 en los que está dividido Azerbaiyán.
Queda a tres horas de distancia desde la capital Baku, y en la ruta se pasa por los viñedos de Shemakla. Los últimos 20 kilómetros antes de llegar a este pequeño poblado son bastante escarpados y la belleza va ganando lugar con el correr de los metros.
Lahic (o Lahij) es un destino muy popular durante los fines de semana entre los azeríes y entre algunos pocos turistas que salen a conocer mas allá de Baku, la petro-capital de Azerbaiyán. El pueblo es encantador y además muy interesante, ya que Lahic es un verdadero pueblo medieval habitado en forma ininterrumpida al menos desde el siglo VI. Un buen ejemplo de la temprana urbe.
Los azeríes están orgullosos de Lahic, el pueblo mas antiguo del país. Sus 900 habitantes descienden de tribus llegadas desde la vecina Irán, y que aún hoy hablan Tat, un dialecto derivado del Persa. No por nada este pueblo es Monumento Histórico y Cultural de Azerbaiyán desde 1980, años en los que el país aún estaba bajo control soviético.
Lahic está dividido en 3 secciones acorde al tipo de familia artesana de la que se proviene. Cada uno de estos grupos tiene su propia sección con una plaza, un hamman (baños turcos o de vapor), una mesquita y espacio para un viñedo a los pies de la montaña Niyal Qalasi.
En Lahic viven la vida de manera mas tradicionalista que Baku, una capital bastante occidentalizada. Todos siguen las mismas costumbres de sus ancestros, y eso también se ve con sus trabajos. Si antiguamente hacían espadas para los ejércitos de los reinos vecinos, hoy no tienen tanta demanda aunque las siguen haciendo junto a otras artesanías en cobre, y también en cuero.
Todo puede verse en las tiendas que hay sobre la calle Aghale, la principal de Lahic, todas dotadas de color y también de aromas. Como en toda casa en Lahic, en la planta baja se encuentran los talleres y en el piso superior, la vivienda propiamente dicha.
Como es una zona de muchos terremotos, los habitantes han desarrollado un sistema de construcción utilizando piedra y madera al que llaman Dirchv. Por lo visto viene funcionando más que bien.
La calidad de las artesanias en cobre puede ser excelente. Siglos de experiencia no son en vano para esta gente que prácticamente nace con un martillo y un yunque en la mano. Para el resto del tiempo en la aldea hay un excelente hotel con una buena vista y comida para el recuerdo. El aire es puro y huele bien y por debajo de nuestros pies se escucha el sonido del agua de deshielo bajando por el sistema de alcantarillas mas antiguo del planeta.
Queda a tres horas de distancia desde la capital Baku, y en la ruta se pasa por los viñedos de Shemakla. Los últimos 20 kilómetros antes de llegar a este pequeño poblado son bastante escarpados y la belleza va ganando lugar con el correr de los metros.
Lahic (o Lahij) es un destino muy popular durante los fines de semana entre los azeríes y entre algunos pocos turistas que salen a conocer mas allá de Baku, la petro-capital de Azerbaiyán. El pueblo es encantador y además muy interesante, ya que Lahic es un verdadero pueblo medieval habitado en forma ininterrumpida al menos desde el siglo VI. Un buen ejemplo de la temprana urbe.
Los azeríes están orgullosos de Lahic, el pueblo mas antiguo del país. Sus 900 habitantes descienden de tribus llegadas desde la vecina Irán, y que aún hoy hablan Tat, un dialecto derivado del Persa. No por nada este pueblo es Monumento Histórico y Cultural de Azerbaiyán desde 1980, años en los que el país aún estaba bajo control soviético.
Lahic está dividido en 3 secciones acorde al tipo de familia artesana de la que se proviene. Cada uno de estos grupos tiene su propia sección con una plaza, un hamman (baños turcos o de vapor), una mesquita y espacio para un viñedo a los pies de la montaña Niyal Qalasi.
En Lahic viven la vida de manera mas tradicionalista que Baku, una capital bastante occidentalizada. Todos siguen las mismas costumbres de sus ancestros, y eso también se ve con sus trabajos. Si antiguamente hacían espadas para los ejércitos de los reinos vecinos, hoy no tienen tanta demanda aunque las siguen haciendo junto a otras artesanías en cobre, y también en cuero.
Todo puede verse en las tiendas que hay sobre la calle Aghale, la principal de Lahic, todas dotadas de color y también de aromas. Como en toda casa en Lahic, en la planta baja se encuentran los talleres y en el piso superior, la vivienda propiamente dicha.
Como es una zona de muchos terremotos, los habitantes han desarrollado un sistema de construcción utilizando piedra y madera al que llaman Dirchv. Por lo visto viene funcionando más que bien.
La calidad de las artesanias en cobre puede ser excelente. Siglos de experiencia no son en vano para esta gente que prácticamente nace con un martillo y un yunque en la mano. Para el resto del tiempo en la aldea hay un excelente hotel con una buena vista y comida para el recuerdo. El aire es puro y huele bien y por debajo de nuestros pies se escucha el sonido del agua de deshielo bajando por el sistema de alcantarillas mas antiguo del planeta.
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