jueves, 11 de diciembre de 2025

Tres días en Singapur

 Singapur me tomó por sorpresa desde el primer momento en el que puse un pie en esta pequeña isla pero notable país y Ciudad-Estado del sudeste asiático, y eso que estaba más que al tanto de lo que iba a encontrar aquí. Tratemos de darle un poco de contexto:

Si nos remontamos a la era contemporánea podemos decir que Singapur existe desde 1819, época en la que Sir Stamford Raffles fundó el puerto, buscando garantizar para el Imperio Británico un acceso al Mar de China. 
Hasta la Segunda Guerra Mundial (cuando fue ocupada por Japón) estuvo bajo dominio británico, pero en 1963 pasó a formar parte de Malasia, pero diferencias ideológicas insalvables crearon el caldo de cultivo perfecto para que sólo dos años más tarde, Singapur lograra su independencia convirtiéndose en un país soberano.
Como sigue la historia es conocido por todos: una isla sin mayores recursos que en muy pocas décadas logró industrializarse y crecer a un ritmo vertiginoso de más del 7% anual de manera sostenida, abriendo puertos y Zonas Francas exentas de impuestos. Por ello fue parte de los Cuatro tigres asiáticos (los otros son Corea del Sur, Taiwán, y Hong Kong) hasta los años 90´. 

Hoy Singapur es el país con mayor PBI per cápita del mundo, y es la única economía de Asia con calificación AAA. Es uno de los puertos más grandes del mundo y está en constante crecimiento, así como su aeropuerto. También es un importantísimo centro financiero. Todos los índices sociales y económicos son positivos y existe un muy bajo grado de corrupción en las filas gubernamentales.

Que mejor lugar para comenzar este artículo que por el aeropuerto, puerta de entrada para la gran mayoría de los que llegan al país. Es todo un hito en Asia y Singapur. La prensa especializada dice que durante al menos ocho años consecutivos el Aeropuerto Changi fue votado como el mejor del mundo. Y la gente y la prensa tienen razón, y es que no hay otro que se le parezca. Basta con decir que el aeropuerto internacional constituye un sitio icónico del país dónde locales vienen a por entretenimiento, y es que el lugar es de veraz espectacular, y constituye la prueba de que uno está visitando una ciudad del futuro.
Adentro hay mucho para apreciar como su gran cascada interior (o Rain Vortex), y decenas de actividades de toda índole que van a mantener entretenidos a propios y extraños.

La persistente lluvia que nos recibió a la media tarde, al momento de nuestro arribo, se detuvo cuando la noche era joven, lo que nos dio a mi madre, hermana y a mí, ánimo para salir a caminar por el área de Marina Bay Sands, una de las zonas más impresionantes de Singapur. El sitio dónde parece que ruge el león diciendo ¡Aquí estoy yo!
Apostado sobre veinte hectáreas, el Marina Bay Sands es un complejo de edificios que supieron convertirse en uno de los landmarks más reconocibles de Singapur. Se trata de tres torres hoteleras de 55 pisos cada una, que suman más de 2.500 habitaciones. Además cuenta con un enorme casino, un centro comercial, dos teatros, un salón de convenciones de 120.000 metros, un museo, seis restaurantes y su famosísima pileta infinita a 200 metros de altura. Una locura.
Funciona un mirador que abre todos los días hasta las 22hs.

Desde 2008 la Formula 1 tiene una de sus carreras en Singapur. Se trata de un circuito callejero que cada año pasa por las adyacencias de Marina Bay Sands. 

Singapur es la más cara de las naciones del Sudeste Asiático (y una de las más caras del planeta). Al ser un país tan pequeño y que cuenta con una alta densidad poblacional, el espacio es extremadamente limitado, lo que lo hace muy valioso. Por esta razón la mayoría de las personas viven en viviendas sociales y/o subvencionadas (HDB).
Para controlar la congestión vehicular el gobierno ha puesto una serie de barreras que hacen que tener un vehículo sea caro en extremo y nada fácil de lograr. Primero hay que hacerse de un certificado de derecho (Certificate of Entitlement) que en muchos casos supera el valor del mismo coche.
La falta de recursos naturales hacen que todo tenga que ser importado a la isla elevando el valor de los bienes de consumo.
Para el turista también lo es. El precio se refleja en el coste de la hotelería, la gastronomía, el transporté Si mal no recuerdo es obligatorio contratar un seguro médico si se visita esta nación por los altos costes de internación que puede tener una contingencia.

El día siguiente nos recibió nuevamente con fuertes lluvias. Tras un rico y temprano desayuno en el hotel, la guía nos pasó a buscar en una combi increíble dotada de todas la tecnología y comodidades posibles, y en ella abandonamos el área más reluciente y moderna de la ciudad para explorar las partes mas orientales, turísticas y antiguas de esta moderna urbe sin igual, que pese a su corta historia, tiene mucho para ofrecer y contar, y motivos por la cual sentirse orgullosa.
La Mezquita del Sultán (Masjid Sultan) es una de las más importantes de la ciudad. Tiene capacidad para 5.000 fieles y está dedicada en honor al sultán Hussain Shah, quien firmó algunos tratados con Gran Bretaña, y que para hacer corto el cuento devinieron en la independencia de Singapur.
Si bien en 1929 ya ofrecía servicio religioso, sólo estaban terminadas las dos terceras partes de la mezquita, que fue finalmente concluida en 1936.
Cabe destacar que desde 1975 es Monumento Nacional de Singapur además de ser el punto neurálgico del Barrio Árabe, y una postal en si misma.

El Barrio Árabe, o Arab Quarter, es uno de los sectores más pintorescos y cosmopolitas de la ciudad. Se fue conformando con la inmigración  musulmana, haciendo de Kampong Glam uno de los imperdibles de Singapur. Desde 1989 se lo considera Barrio Histórico.
El Barrio Árabe es el corazón del Singapur Musulmán. Esta región ya había sido otorgada a los comerciantes árabes en los primeros trazos del primer proyecto de Singapur elaborado por Sir Stamford Raffles en 1822, por lo que la mayor parte de estos singapurenses son hijos de aquellos primeros mercaderes de origen malayo.

El Arab Quarter (como se lo conoce allí) está lleno de coloridas tiendas y comercios. Hay muchos bares (aunque en varios no venden bebidas alcohólicas) y decenas de restaurantes, por lo que es una gran alternativa para salir a cenar cuando en este país.
Nuestra guía era musulmana por lo que pasamos varias horas en el barrio de su comunidad, y tras un almuerzo bastante olvidable en el patio de comidas de un centro comercial, proseguimos con el programa del día. Por momentos llovía más fuerte que otros. No obstante caminamos las 10 o 15 cuadras que separan al Barrio Árabe del próximo punto turístico imperdible de Singapur.
Se trata de Little India, uno de los puntos más simpáticos, aromáticos, bulliciosos, coloridos y con encanto de todo Singapur. Aquí es dónde se concentra la comunidad india de la ciudad. Podemos encontrar tiendas y centros comerciales con coloridas flores para las ofrendas religiosas, muchos productos tecnológicos, telas, y por supuesto un tendal de restaurantes de gastronomía india o bengalí.
Lo ideal es visitar esta zona en un día sin lluvia para poder recorrer sin inconvenientes algunos de sus templos como el Sri Veeramakaliamman , el más importante y colorido de la comunidad hindú, dedicado a la diosa Kali, o Mustafa, su famoso centro comercial que permanece abierto las 24 horas de los 365 días del año. Este sitio es enorme y allí se puede adquirir incienso, suplementos para la salud, joyas de baja calidad, frutos secos, telas y tecnología mientras te sientes en Delhi o Bombay.
De aquellos primeros tiempos de Singapur en el que Raffles había establecido un puerto en Singapur para establecer una línea de comercio directo entre China y el Imperio Británico, existe Chinatown.
Aquí se fueron estableciendo aquellos primeros comerciantes chinos que vieron la oportunidad y se quedaron para siempre. Por supuesto que es uno de los barrios con más ambiente de la ciudad, y también uno de los más interesantes. Aquí podemos encontrar las primeras casas coloniales, comercios de baratijas, por supuesto que mercados y puestos de comidas por doquier, que dicho sea de paso son los más baratos de la ciudad.
Visitamos allí el Templo y Museo de la Reliquia del Diente de Buda, una pequeña joya de la ciudad construido en el estilo arquitectónico de la Dinastía Tang (618 al 907). Aparentemente se guarda allí uno de los dientes de Buda, y el mismo puede apreciarse en el cuarto piso del complejo. Lo curioso es que este diente mide 7.5 centímetros, y no se condice con el tamaño de los dientes humanos.
La entrada (como a casi todos los templos) es libre y gratuita.

Un rato después nos dirigimos a Thian Hock Keng, el templo chino más antiguo e importante de la ciudad, y otro lugar de culto para la comunidad budista de Singapur.
Este templo fue construido a principios del 1800 (y reconstruido algunas décadas más tarde) por la comunidad Hoklo, un grupo étnico cuyo origen es Fujian, y que cuenta con importantes comunidades, principalmente en Taiwan, Malasia y Brunei.

Este templo está dedicado a Mazu, la diosa del mar, y a diferencia de la mayoría ha logrado sincretizar, o unir, o acercar a religiones interrelacionadas como el Confusionismo y/o el Culto Ancestral.
El templo destaca por su arquitectura milenarias y los materiales traídos desde China.

El Merlion es una bestia mítica símbolo de Singapur. Es una estatua de 9 metros con cabeza de león y cuerpo de pez que se encuentra al otro lado de la bahía del complejo Marina Bay Sands dónde se concentran varios de los edificios más emblemáticos (y a este punto históricos) de la ciudad.

Lo que puedo decir tras tres días en Singapur es que me quedo con ganas de mucho más. Las constantes lluvias hicieron más incómodo el programa, pero no nos detuvo de ninguna manera. Lo cierto es que Singapur tiene una oferta amplia y variada para contentar a los mas diversos públicos. No tengo duda que ha de dejar contento a la mayoría de sus visitantes. Es un sitio que sorprende y no defrauda.







lunes, 1 de diciembre de 2025

Goslar, un pueblo medieval de queso y cerveza

 Goslar es otra ciudad alemana que parece como detenida en el tiempo. Fue fundada en 922 por los reyes de Sajonia que buscaban con ellos tener control sobre las minas de los alrededores, en especial la mina de Rammelsberg, (distante a unos seis kilómetros de la ciudad) la cuál venía funcionando de forma ininterrumpida desde el siglo III d.C.
Gracias a la extracción de cobre y plata es que Goslar llegó a ser una de las ciudades más ricas del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que la impulsa a buscar su independencia a base del mercado de minerales. Como ocurre con frecuencia las cosas no resultan como esperaban y la ciudad se ve obligada a tomar deuda, comenzando así un camino descendente y decadente que no se detuvo hasta bien entrado el siglo XIX.
Goslar hoy es una ciudad mediana que cuenta con unos 45.000 habitantes. Desde 1994 forma parte de la lista de sitios Patrimonio de la Humanidad en Alemania (UNESCO). Está viviendo un gran momento turístico por su amplia oferta cultural e industrial, tanto en el pueblo como en los alrededores. Por su cercanía a las montañas de Herz, cuenta con varios circuitos de senderismo y de ciclismo. El más popular es el Monte Brochen, que siendo el pico más alto del lugar ha sido sitio de rituales paganos desde la Edad de Bronce, resurgiendo con fuerza en la Edad Media. En todo el Sacro Imperio Romano Germánico se contaba que las brujas aterrizaban con sus escobas en el Monte Brochen ocasionando una cacería de brujas sin precedentes, en la cuál la iglesia tomó un papel muy activo. Se dice que aquí mandaron a 1.600 brujas y algunos otros herejes al calor de la hoguera.
Lo primero que hice tras estacionar murallas adentro fue acercarme a paso ligero hasta la Plaza del Mercado, dónde se concentran los edificios más importantes del pueblo. A diferencia de casi todo Alemania, Goslar no fue destruida por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, razón por la cuál hoy mantiene un gran número de edificios de los últimos 10 siglos, entre ellas unas mil quinientas casas de entramado de madera (Fachwerks). 
En la Plaza del Mercado podemos apreciar el Rathaus o ayuntamiento de la ciudad. Este edificio se construyó entre 1295 y 1326 y se le agregó una ampliación y una escalera exterior en 1537. En nada se parecían esos ayuntamientos al actual, ya que a finales del siglo XIX fue restaurado dotando al conjunto de ventanas al estilo Neogótico propio de aquellos tiempos. 

A unos metros de distancia y sobre la plaza podemos encontrar una fuente de bronce que aparentemente es la más antigua de Alemania. Está coronada por un águila imperial dorada que es el símbolo de la ciudad de Goslar
Otro de los edificios destacados, y que en sus tiempos logró eclipsar al mismo ayuntamiento es el que se conoce como la Casa de los Gremios, o Kaiserworth. Esta casona de fachada anaranjada fue construida a mediados del sigo XV por estas corporaciones poderosas que, agrupando a comerciantes, forjaron el futuro de la Edad Media y el Renacimiento. 
En 1802 pasó a estar bajo dominio del Reino de Prusia hasta la Reunificación Alemana en 1871. Tras la Segunda Guerra Mundial, Goslar fue zona de ocupación Británica, y durante los años de la Guerra Fría la ciudad fue una muy importante guarnición militar por su cercanía al límite comunista bajo dominio ruso.

Goslar es una ciudad interesante que amerita dos días de visita, o más si se recorren a fondo sus museos y pueblos de alrededores. El pueblo ofrece varios sitios dónde degustar su gastronomía en la cuál destaca la elaboración del Queso de Herz y de la cerveza Gose, cuya producción fue muy importante para la economía de Goslar tras perder los derechos de explotación de la Mina de Rommerlberg en el siglo XVI. Su nombre proviene del río homónimo que cruza la ciudad, desde dónde hace más de 1000 años de sacaba el agua para la elaboración de esta cerveza ácida producida con mitad malta de cebada y mitad malta de trigo, y que hoy es especialmente popular en ciudades como Leipzig.

jueves, 27 de noviembre de 2025

Quedlinburg, los comienzos de Alemania

 La primera imagen que encontré buscando información acerca de Quedlinburg fue la de su castillo, el cual a primeras no despertaba demasiado entusiasmo en mí. No obstante me dirigí en auto unas tres horas hasta llegar a esta pequeña ciudad del estado federado de Sajonia-Anhalt, en el centro de Alemania. 

Quedlinburg se encuentra a orillas del río Bode y al norte del Macizo de Harz, la cordillera más alta del norte del país. Cuenta con una población de unos 25.000 habitantes, y a diferencia de tantas otras no fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial.

Estacioné el auto en las afueras del casco histórico e ingresé por una calle a los pies del mencionado castillo, sede del poder durante la Dinastía Sajona (u Otoniana) entre los siglos IX y XI. Para destacar, algunos de los miembros de esta dinastía fueron reyes y emperadores de Alemania.
El Castillo de Quedlinburg fue fundado por el rey Enrique I de Sajonia "El Pajarero", rey de la llamada Francia Oriental y fundador del Sacro Imperio Romano Germánico. 
Para muchos Enrique I es "El primer alemán".
El castillo fue terminado de construir por el Emperador Otón I en 936.

Si bien el castillo se puede visitar, y casi siempre lo hago, en esta oportunidad preferí aprovechar afuera esta bonita tarde de otoño tras una semana de lluvias.
El castillo de Quedlinburg y otras 2.100 construcciones de entramado de madera (sistema de poste y viga) han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994 por su excelente estado de conservación, y sobresaliente arquitectura románica, y en esa conservación de la estructura urbana medieval, es que basa su importancia la ciudad.
La mayor parte de estas simpáticas construcciones en madera pertenecen a los tiempos de la Dinastía Sajona.

El casco histórico de Quedlinburg es una maravilla y se encuentra estupendamente conservado (y renovado por los generosos fondos de UNESCO y otras instituciones). Recorrerlo es bastante sencillo si se lo divide en dos partes tomando el Rathaus (la Plaza del Mercado, o plaza principal) como el centro. Hay bastante para ver y mantenerse entretenido.
En uno de los márgenes de la plaza principal se encuentra el Rathaus o ayuntamiento. Se trata de una bonita edificación románica que data del 1.310, y que es el centro administrativo de la ciudad.
El edificio del ayuntamiento es el más fotografiado de Quedlinburg y de la región toda, en especial por su enredadera que cubre todo el frente de la construcción regalando color a la plaza principal de la ciudad.

Durante los siglos XIV y XV Quedlinburg formó parte de la Liga Hanseática (o simplemente Hansa), una federación comercial y defensiva. Una federación casi Estado compuesta por entre 70 y 170 ciudades que durante su apogeo dominó el comercio marítimo en el Mar Báltico, y en el Mar del Norte. 

El descubrimiento de América, el desarrollo del poderío naval inglés y la Guerra de los Treinta Años acabaron con la Hansa. Para 1630 solo Hamburgo, Bremen y Lubeca seguían siendo parte de la liga.
A Quedlinburg de alguna manera le vino muy bien el ocaso de la Liga del Hansa, ya que por aquellos años experimentó su mayor crecimiento poblacional, período coincidente con la Guerra de los 30 Años 1618-1648) ,cuando todas las potencias de Europa, y especialmente el Sacro Imperio Románico Germánico, se enfrentaban marcando el futuro de los próximos siglos en el continente.
Tuvo otro pico de bonanza y crecimiento durante el siglo XIX gracias al cultivo de flores y por no tener una importancia estratégica pudo sobrevivir a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente al gobierno de la RDA que pretendía derrumbar todo el casco medieval de Quedlinburg  para construir en su lugar un centro brutalista, obra que por suerte nunca realizaron por la constante falta de fondos.
Quedlinburgo tiene una gran importancia histórica. Se ha comprobado que en la zona hubo asentamientos ya en el período neolítico. Recorrer algunas de las 90 hectáreas de su casco urbano presenta una oportunidad de recorrer más de mil años de historia y diez siglos de arquitectura, desde los edificios románicos, hasta regios ejemplos de Art Noveau de su último apogeo. Eso sin tomar en cuenta la parte nueva de la ciudad.
Me gustó caminar por las calles de Quedlinburg pero no tengo urgencia alguna en volver.


miércoles, 8 de octubre de 2025

El Palacio de la modestia

 Al Mausoleo de Tuc Duc se lo conoce como el Palacio de la Modestia. Son 10 o 12 hectáreas construidas en la ribera del río Perfume entre 1864 y 1867. Para su construcción se requirió de una gran inversión. Para recaudar los fondos, el emperador mandó a subir los impuestos y tributos, y no hubo quien en el pueblo que no alzase la voz en el cielo. 

El complejo se encuentra a unos seis u ocho kilómetros de la ciudad de Hue. El complejo del palacio es una obra maestra del paisajismo, y es la tumba mejor preservada de la Dinastía Nguyen. Es un lugar sumamente armónico en dónde las más de 50 construcciones se mesclan con el paisaje en un logrado equilibrio. El lugar es una belleza que suele ser aprovechada por propios y extraños
En el corazón del complejo se encuentra el Lago Khiem, dónde el emperador gustaba pescar. Los puentes y cuidados reflejos regalan al visitante más de una bella postal.
Sobre este lago se encuentra el Pabellón de Xum Khiem dónde el emperador disfrutaba de las flores, y también el Palacio de Hoa Khiem, lugar de trabajo del emperador.

Los tiempos en los que vivió Tuc Duc coincidieron con la llegada de los franceses, y (dicen por aquí) que harto de los problemas mundanos mando a construir este sitio para poder relajarse y dar rienda suelta a su rica imaginación poeta o alguno de sus múltiples talentos.
Nadie que visita Hue se pierde la visita a este fantástico lugar, y es que no por nada este sitio ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO
Realmente un paseo muy agradable, no solo para conocer el sitio más relevante de Hue, sino por la belleza del sitio todo. Gran lugar para una tarde de descanso bajo la generosa sombra de los siempre verdes pinos.


viernes, 26 de septiembre de 2025

La Ciudadela Imperial de Hue

La Ciudadela Imperial de Hue es una de las visitas imprescindibles en Hue, la antigua capital de Vietnam. Se trata de un complejo de palacios y templos dentro de una gran fortificación.
La Ciudadela de Hue es de gran importancia histórica, ya que fue sede del centro político del país durante la Dinastía Nguyen, que gobernó el país entre 1802 y 1845.
Por su importancia cultural, la Ciudadela de Hue ha sido declarada Patrimonio UNESCO de la Humanidad.

La ciudadela es un enorme complejo, por lo que su visita demanda de varias horas. La mejor época del año para recorrer este complejo es entre los meses de febrero y abril, cuando el clima es seco y frío. Hacerlo en la temporada de lluvias puede no ser tan agradable. 
La Ciudadela Imperial de Hue comenzó a ser construida en 1804 por ordenes del Emperador Gia Long. La ciudadela es un gran exponente de lo que es la arquitectura vietnamita, aunque el complejo tiene algunas influencias chinas e incluso occidentales.
Aquí vivieron durante más de 100 años los emperadores del país, además de ser la sede de poder central.
Lamentablemente durante la Guerra de Vietnam gran parte de la ciudadela fue destruida, y si bien gran parte de ella ha sido reconstruida  con gran esfuerzo, algunos sectores como la Ciudad Púrpura Prohibida (que era la residencia privada del embajador) nunca se recuperaron por completo.
Gran parte de la destrucción de la ciudad imperial sucedió en la Ofensiva de Tet en 1968. Esta campaña militar sorpresa lanzada por el Viet Cong y las fuerzas comunistas de Vietnam del Norte involucraron ataques a más de 100 ciudades por parte de 85.000 soldados, especialmente en la ciudad de Hue, dónde permanecieron apostados durante más de un mes.
Si bien este ataque significó la derrota para el Viet Cong, también caló muy profundamente en la opinión pública estadounidense, cuestionando sobre la verdadera victoria de los americanos en Vietnam, marcando un punto de inflexión.

Hoy, la Ciudadela Imperial de Hue es uno de los sitios más visitados de Vietnam, y al margen de la importancia histórica y cultural que guarda este lugar para los locales, es una delicia de recorrer para cualquiera que hasta aquí se acerque.





lunes, 11 de agosto de 2025

El pueblo del incienso

 La población de Thuy Xuan es mayoritariamente rural, con la agricultura como el principal medio de subsistencia a lo largo del último milenio. Se encuentra en las afueras de Hue, la antigua capital imperial sobre colinas bajas y verdes y extensos campos de arroz.
Como muchos poblados de Vietnam, la vida cotidiana de la comunidad está fuertemente arraigada a las costumbres y tradiciones de sus antepasados, con un fuerte énfasis en la vida familiar y en las prácticas espirituales
.

Otro de los pilares fundamentales en la economía de Thuy Xuan son sus factorías de incienso. Esta artesanía milenaria es parte integral de la cultura de los habitantes.
Estos talleres familiares a menudo son pasados de generación en generación, regalando sus colores y aromas. 

Hoy, gran número de estos talleres se alinean en una ruta que pasa cerca de algunas de las principales atracciones turísticas de la zona como son las tumbas reales, las tumbas de Tu Duc, y otras.
A diferencia de otros inciensos comunes, en palillos o pequeños conos, en Thuy Xuan el incienso se presenta en coloridos manojos o ramilletes que crean bellísimos espectáculos visuales asemejando flores de un glorioso jardín.
Los habitantes del pueblo del incienso son gente macanuda que invita a recorrer sus talleres y observar todo el proceso manual de la elaboración del incienso, y por qué no, probar que tal nos va a nosotros a la hora de armar un incienso...De seguro les arrancará risas.


lunes, 14 de julio de 2025

Tumba de Khai Dinh

 La tumba de Khai Dinh es una de las más impresionantes y distintivas de las tumbas imperiales de Vietnam. Está ubicada en las colinas de Chau Chu, en las afueras de la ciudad de Hue.
Desde 1993 goza de ser parte del Patrimonio UNESCO de la Humanidad por formar parte del Conjunto de Monumentos de Hue.


Como sucede muchas veces, lo bueno no llega sin esfuerzo. En el caso de la tumba de Khai Dinh debemos entrar en calor y subir varios tramos de escalinatas hasta llegar a la cima, ya que la tumba está construida sobre varias terrazas y existen varias secciones. 

La primera de esas secciones es la Puerta de las Tres Entradas (Cong Tam Quan). Esta es la entrada principal al recinto. La misma está decorada con motivos florales y dragones. Desde aquí ya se puede apreciar la calidad del conjunto.
La segunda sección es el Patio de las Ceremonias (San Bai Dinh), un patio sumamente atractivo en dónde hay dispuesto en dos filas, una impresionante cantidad de estatuas de piedra caliza de caballos y elefantes, y de civiles y mandarines militares, algunos dotados de detalles muy poco frecuentes en este tipo de arte.
Luego se llega al Palacio de Thien Dinh (Thien Dinh Dien), es decir el corazón de este mausoleo real. Es una sala muy ricamente decorada en dónde se encuentra una estatua de bronce de Khai Dinh sentado en su trono bajo techos cubiertos de coloridos mosaicos que forman nueve dragones pintados que simbolizan la protección imperial.
Nueve metros por debajo de la estatua yace el verdadero sarcófago del emperador.

La Tumba Imperial de Khai Dinh es un gran ejemplo del cruce cultural y la extravagancia imperial propia del último período de la Dinastía Nguyen. 
Hoy puede ser parada obligada en Hue, pero en su momento causó mucho descontento entre los ciudadanos que tuvieron que pagar impuestos más altos para solventar su construcción.





domingo, 13 de julio de 2025

La Bahía de Halong, dónde el dragón desciende al mar

La Bahía de Halong es probablemente el sitio más renombrado y emblemático de Vietnam. Se trata de un conjunto de más de 1.600 islas e islotes de piedra kárstica ubicadas a unos 170 kilómetros de Hanoi, la capital, y que por su excepcional belleza natural están reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad (1994)

La Bahía de Halong también fue nombrada una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo por la singularidad de su entorno, y claro también era parte del itinerario de nuestra estadía en Vietnam. 

La mañana había empezado complicada con mi madre intoxicada en un hotel de Ninh Binh, lo que ponía en riesgo no sólo el día, sino la dinámica entera del propio viaje. El desafío consistía en cubrir las poco más de tres horas que nos separaban del Golfo de Tonkín y abordar a tiempo el crucero que previamente habíamos contratado, y en dónde pasaríamos la noche.

Madre hizo un esfuerzo sobrehumano y logramos salir, Con el correr de las horas se fue sintiendo paulatinamente mejor, y minutos después de los trámites en el bullicioso puerto ya estaba disfrutando del paseo por este mágico destino.

Las habitaciones del crucero eran más que cómodas, como las instalaciones todas, siendo las terrazas el sitio preferido de nosotros y el resto de los navegantes.

Cuenta la ancestral leyenda vietnamita que este territorio era continuamente amenazado por invasores desde el mar. Viendo el sufrimiento de los valientes habitantes de la bahía, el Emperador de Jade, dios supremo del taoísmo y regente de los cielos, envió una familia de dragones celestiales para ayudar a este pueblo bonachón, y así fue como al próximo intento de invasión, los dragones escupieron perlas y joyas desde sus bocas, y cuando estas tocaban el agua se fueron convirtiendo en estas piedras calizas que además de ser muy bonitas, hacen del lugar una suerte de muralla infranqueable. 
Al concluir la batalla, los dragones quedaron tan a gusto, que decidieron quedarse en la tierra en lugar de regresar al cielo. El dragón madre se pozo en lo que hoy es la cadena montañosa de la Bahía de Halong, y sus hijos se posaron en las cercanas bahías de Bai Tu Long y la Bahía de La Han.
Desde la terraza del crucero vemos como el astro mayor desciende. El escenario es de veras cautivante. El color de la mar. Esas piedras surgidas por gracia divina que brotan a diestra y siniestra. Un leve olor a combustible mal quemado. El graznido de un ave que pasa volando.

En la terraza sucede una clase de cocina. Un acercamiento a la cultura local. Preferimos en cambio un aperitivo antes de regresar al interior del barco en dónde continuarían una serie de actividades que mantuvieron entretenidos al pasaje entero.
Para la Trasnoche hubo quienes pescaron con éxito algunos moluscos que mordían anzuelos atraídos por las fuertes luces de las linternas.

Mi día comenzó a las cinco de la mañana en la terraza del barco para una clase de Tai Chi Chuan. La primera en mi caso. Ni madre ni hermana aparecieron a la cita, pero al menos pude aprender algo nuevo y disfrutar de las primeras luces de la mañana mientras sentía que mi corazón iba subiendo de pulsaciones con la actividad física.

Tras el desayuno abordamos una embarcación más pequeña que nos acercó a una de las muchas cuevas de piedra caliza que por aquí existen.
Tuvimos suerte (supongo) ya que vinimos a conocer la Cueva Sung Sot (o Cueva de la sorpresa), una de las cuevas más grandes de la bahía, famosa por las formaciones de estalagmitas y estalactitas que se asemejan a figuras animales. Andando por las diferentes cámaras podemos ver que algunas se aprecian a simple vista, y en otras hay que recurrir a la imaginación, o incluso voltear nuestras cabezas.
Por un corto camino ascendente se llega a una suerte de mirador sobre la bahía y se regresa al barco.
La Bahía de Halong tiene su fama merecida. Es un sitio muy especial que ningún viajero debiera dejar afuera de su itinerario por Vietnam. Y así sucede. Prueba de ello es el creciente desarrollo en la ciudad de Halong, que hoy luce moderna y dinámica y supera con creces los 300.000 habitantes.