La Isla de Chumbe es paraíso sobre las aguas turquesas del Mar Índico en Tanzania. Una isla que durante años estuvo bajo control militar, pero que desde 1991 funciona como una reserva privada cuando descubrieron una de las áreas de corales más ricas y pristinas del este de África. Desde entonces la administración de la isla se ha tornado en un proyecto serio, responsable, premiado y sustentable que se puede visitar por algunos cientos de Dólares.
Estábamos viajando en grupo. Meses antes de salir ya teníamos reserva en Chumbe Island dónde pasaríamos 2 noches. El día había llegado y durante todos esos meses no había logrado cambiar mi preconcepto acerca de este destino.
Tras conocer unas ruinas cercanas nos acercamos hasta el bonito muelle de un hotel Protea a la espera del bote que nos llevaría a esta eco isla verde y sustentable.
La isleta es la más alejada de la de Zanzibar y se encuentra a unas ocho millas náuticas al sur de la mítica y famosa isla de las especias. El avance era lento pero muy agradable el surcar de las aguas.
En la isla fuimos recibidos por algún simpático empleado que nos explicó las reglas ecológicas, los horarios de las comidas y las peculiaridades de los siete "bungalows" para dos personas con los que cuenta Chumbe, y que eran todos nuestros por esas dos noches, razón por la cuál éramos los únicos huéspedes en la isla. Un lujo.
La isla tiene unas playas color manteca que son increíbles, con sus palmeras y el mar de fondo, pero los genios de Chumbe han puesto los cuartos lo suficientemente lejos para que sientas el mar pero no lo veas. Los cuartos son muy rudimentarios. Las paredes son de ramas que no detienen las inclemencias del tiempo.Tampoco detienen el sonido. Podía oír perfectamente a mis vecinos, algo que amantes y criticones deben tener en cuenta.
Los baños tienen un balde con un compost preparado para el número 2, las duchas son bastantes malas y funcionan con agua recolectada de las lluvias y calentada por paneles solares.
Por el costo de la estadía los cuartos dejan mucho que desear, por más excusa eco friendly tengan en Chumbe Island.
La isla es un paraíso. El visitante se siente muy bien atendido por algunos de los 45 empleados que trabajan en el proyecto. En Chumbe hay un puñado de actividades. En primer lugar recorrimos un bosque de manglares con algunos restos de coral que recuerdan que chumbe fue alguna vez una pequeña barrera de coral.
En el bosque hay puentes, caracoles, hongos, cangrejos, árboles de mango y gigantes baobabs.
También existe un faro centenario que aún funciona y que, cientos de escalones mediante, se puede subir hasta lo más alto, en dónde se logra tener la mejor perspectiva y vistas de la isla.
Con el paso de las horas se me fue pasando un poco el enojo con la isla, y es que el aire de mar, el entorno y las caminatas muestran la mejor cara de la isla.
La comida que ofrecen en la isla es la típica de Zanzibar, tan africana como hindú o árabe, sabrosa, especial, única, y en este caso excelente. En este tipo de programas de pensión completa la gastronomía resulta de vital importancia, y en Chumbe no defrauda. Punto para la eco island.
Una de las peculiaridades de la Isla de Chumbe es que aquí vive el Cangrejo de los Cocoteros, un tipo de cangrejo de hábitos nocturnos y que resulta ser el cangrejo terrestre más grande del mundo, con poderosas pinzas que pueden alcanzar los 45 cms de largo.
En el mismo bosque podemos divisar (y de hecho vimos cientos) al Zorro Volador, una especie de murciélago gigante que de noche vuela hacia Stone Town, la capital de Zanzibar, para alimentarse.
Claro que también hicimos snorkeling por sobre un coral que si mal no recuerdo se encontraba a unos 20 minutos de navegación de la isla. Aquí se encuentran el 90% de las especies de coral de África y 450 especies de peces, aunque en mi caso no logré ver más de 5 o 7. Un fracaso.
Estábamos viajando en grupo. Meses antes de salir ya teníamos reserva en Chumbe Island dónde pasaríamos 2 noches. El día había llegado y durante todos esos meses no había logrado cambiar mi preconcepto acerca de este destino.
Tras conocer unas ruinas cercanas nos acercamos hasta el bonito muelle de un hotel Protea a la espera del bote que nos llevaría a esta eco isla verde y sustentable.
La isleta es la más alejada de la de Zanzibar y se encuentra a unas ocho millas náuticas al sur de la mítica y famosa isla de las especias. El avance era lento pero muy agradable el surcar de las aguas.
La isla tiene unas playas color manteca que son increíbles, con sus palmeras y el mar de fondo, pero los genios de Chumbe han puesto los cuartos lo suficientemente lejos para que sientas el mar pero no lo veas. Los cuartos son muy rudimentarios. Las paredes son de ramas que no detienen las inclemencias del tiempo.Tampoco detienen el sonido. Podía oír perfectamente a mis vecinos, algo que amantes y criticones deben tener en cuenta.
Los baños tienen un balde con un compost preparado para el número 2, las duchas son bastantes malas y funcionan con agua recolectada de las lluvias y calentada por paneles solares.
Por el costo de la estadía los cuartos dejan mucho que desear, por más excusa eco friendly tengan en Chumbe Island.
En el bosque hay puentes, caracoles, hongos, cangrejos, árboles de mango y gigantes baobabs.
Claro que también hicimos snorkeling por sobre un coral que si mal no recuerdo se encontraba a unos 20 minutos de navegación de la isla. Aquí se encuentran el 90% de las especies de coral de África y 450 especies de peces, aunque en mi caso no logré ver más de 5 o 7. Un fracaso.
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