El Monasterio de Alaverdi tiene una de las iglesias más lindas y notables de Georgia, que no es poco decir, ya que se trata del segundo país en el mundo en adoptar el Cristianismo como religión oficial. Por ello es que en Georgia hay muchas iglesias, la mayoría de ellas muy antiguas. Prueba de ello es este monasterio. En este mismo lugar existía una iglesia del siglo VI mandada a construir por un monje asirio llamado Yoseb (o José) Alaverdi. De esa iglesia original sobreviven varias partes. El resto del edificio data del siglo XI, tiempos en los que el rey Kvirike III mandase a erigir la iglesia mas alta de la zona, y vaya que lo consiguió. Alaverdi fue la construcción más alta de Georgia durante más de 1.000 años.
Visité el sitio viajando con amigos. Veníamos de Signagi e íbamos hacia Telavi. No esperaba mucho de este lugar, sin embargo esta parada quedará grabada en mis retinas para siempre.
A primera vista Alaverdi parece más una fortaleza que un monasterio, pero no siempre fue así. Las murallas que rodean al lugar fueron agregadas muchos años mas tarde (en el siglo XVII) por los Persas cuando convirtieron este monasterio en una fortaleza. Mas tarde las murallas sirvieron para proteger a los pocos monjes (pero de armas tomar) de los ataques de las tribus llegadas desde la República del Dagestán.
Como sucede en muchas iglesias de la zona de Transcaucasia (sur del Cáucaso), en Alaverdi se pide una indumentaria adecuada para entrar a las instalaciones. Ni hombres ni mujeres pueden ingresar con bermudas o polleras. Tampoco con los hombros destapados. En la entrada al monasterio prestan a los visitantes la ropa adecuada, si es que no la tienen.
El Monasterio de Alaverdi se encuentra a 25 kilómetros de Telavi, la
ciudad más cercana. Esa suerte de aisalmiento le confiere un carácter
mas extraordinario y asentúa la espectacularidad de la cúpula de esta
iglesia que puede verse a leguas de distancia a la redonda.
Murallas adentro uno obtiene las primeras vistas completas de la iglesia del Monasterio de Alaverdi y del resto de las instalaciones del sitio ya de por si interesantes, todo esto en un entorno apacible y rural, con los varias veces centenarios viñedos y las grandes montañas del Cáucaso en el fondo.
La iglesia es el edificio principal, como en casi todos los monasterios. El de Alaverdi tiene una estructura que trata de dotar a los monjes de todo lo necesario para una vida con autonomía de la comunidad, donde encuentren tiempo para la oración y para hacer vino, y es que en Alaverdi, los monjes vienen haciendo vino desde 1011.
En el interior del monasterio hay un cuadro de cultivo con mas de 100 variedades de uva. En las afueras hay grandes viñedos que existen desde el siglo VI, tal como demuestran los qvevris (o vasijas) encontrados en los alrededores de Alaverdi, y que tenían unas 60 toneladas de capacidad.
No es de extrañar que aquí se festeje desde hace siglos Alaverdoba, o la Fiesta de la Vendimia, un festival de varios días que concluye el 28 de septiembre, día de San José. Antiguamente los festejos paganos duraban 3 semanas.
No es de extrañar en Georgia ver imágenes de San Jorge en una iglesia. Dicen que en el país hay 365 dedicadas al santo y patrono del país, el cual tiene fecha conmemorativa dos veces por año.
Tras recorrer todo cuanto me fuera permitido del exterior del monasterio me dispuse a conocer el interior de esta iglesia. Inmediatamente supe que estaba en un lugar especial, no sólo por la calidad edilicia de esta antigua iglesia, si no por la energía que tiene el lugar. Puede que el canto de un monje recitando en el fondo haya ayudado a la experiencia.
Los frescos del monasterio de Alaverdi fueron los primeros ejemplos del arte religioso que pude ver en Georgia, éstos cargados de emotividad y sentimiento, como todo en el país.
Visité el sitio viajando con amigos. Veníamos de Signagi e íbamos hacia Telavi. No esperaba mucho de este lugar, sin embargo esta parada quedará grabada en mis retinas para siempre.
A primera vista Alaverdi parece más una fortaleza que un monasterio, pero no siempre fue así. Las murallas que rodean al lugar fueron agregadas muchos años mas tarde (en el siglo XVII) por los Persas cuando convirtieron este monasterio en una fortaleza. Mas tarde las murallas sirvieron para proteger a los pocos monjes (pero de armas tomar) de los ataques de las tribus llegadas desde la República del Dagestán.
Como sucede en muchas iglesias de la zona de Transcaucasia (sur del Cáucaso), en Alaverdi se pide una indumentaria adecuada para entrar a las instalaciones. Ni hombres ni mujeres pueden ingresar con bermudas o polleras. Tampoco con los hombros destapados. En la entrada al monasterio prestan a los visitantes la ropa adecuada, si es que no la tienen.
Murallas adentro uno obtiene las primeras vistas completas de la iglesia del Monasterio de Alaverdi y del resto de las instalaciones del sitio ya de por si interesantes, todo esto en un entorno apacible y rural, con los varias veces centenarios viñedos y las grandes montañas del Cáucaso en el fondo.
La iglesia es el edificio principal, como en casi todos los monasterios. El de Alaverdi tiene una estructura que trata de dotar a los monjes de todo lo necesario para una vida con autonomía de la comunidad, donde encuentren tiempo para la oración y para hacer vino, y es que en Alaverdi, los monjes vienen haciendo vino desde 1011.
En el interior del monasterio hay un cuadro de cultivo con mas de 100 variedades de uva. En las afueras hay grandes viñedos que existen desde el siglo VI, tal como demuestran los qvevris (o vasijas) encontrados en los alrededores de Alaverdi, y que tenían unas 60 toneladas de capacidad.
No es de extrañar que aquí se festeje desde hace siglos Alaverdoba, o la Fiesta de la Vendimia, un festival de varios días que concluye el 28 de septiembre, día de San José. Antiguamente los festejos paganos duraban 3 semanas.
No es de extrañar en Georgia ver imágenes de San Jorge en una iglesia. Dicen que en el país hay 365 dedicadas al santo y patrono del país, el cual tiene fecha conmemorativa dos veces por año.
Tras recorrer todo cuanto me fuera permitido del exterior del monasterio me dispuse a conocer el interior de esta iglesia. Inmediatamente supe que estaba en un lugar especial, no sólo por la calidad edilicia de esta antigua iglesia, si no por la energía que tiene el lugar. Puede que el canto de un monje recitando en el fondo haya ayudado a la experiencia.
Los frescos del monasterio de Alaverdi fueron los primeros ejemplos del arte religioso que pude ver en Georgia, éstos cargados de emotividad y sentimiento, como todo en el país.
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