lunes, 3 de septiembre de 2018

La última morada de la Virgen María

Hay un lugar en Turquía a los que muchos consideran como la Casa de la Virgen María. Esta antigua construcción se encuentra en la provincia de Esmirna (Izmir) en las faldas del Monte Koresses en el pueblo de Selçuk y a sólo 7 kilómetros de las maravillosas Ruinas de Éfeso, y es uno de los sitios religiosos más importantes de Turquía, ya que es un lugar sagrado tanto para Cristianos como Musulmanes. Un lugar que sirve de unión para ambas religiones.

La historia de esta casa lleva varios siglos, al menos para los Musulmanes locales para los que siempre fue un sitio de peregrinación al que llamaron Meryemana Evi, pero para los Cristianos de oriente estuvo fuera de órbita hasta el siglo XIX,  y recién comenzaría a llamar la atención luego de que Ana Catalina Emmerick, una monja alemana luego beatificada por el Papa Juan Pablo II en 2004, denunció haber tenido visiones sobre la ubicación de la última morada de la Virgen María. Hay un tipo, Clemens Brentano, poeta y alemán que durante 5 años se entrevistó con Emmerick para volcar esas charlas en un libro publicado en Munich en 1852. Ella nunca había estado en Turquía, pero las muy detalladas descripciones de sus visiones acerca de los últimos días de la Virgen María en Turquía fueron utilizadas por los investigadores para finalmente dar en 1891 con esta milenaria casa, que a partir de entonces puede considerarse la primer basílica en el mundo dedicada a María.
La iglesia se mantuvo siempre bastante al márgen ya que curiosamente no hay evidencia científica que avale que aquí vivió la Virgen María, sin embargo, los arqueólogos responsables de estudiar al sitio han dictaminado que los cimientos originales de la casa corresponden al siglo I d.C. (el resto de la construcción es de los siglos VI y VII).
La tradición cuenta que la Virgen María fue llevada a Éfeso por San Juan tras la desaparición de su hijo. Juntos vivieron en esta casa erigida por el mismo apóstol, quien predicaba el Cristianismo en esta área. Algunos dicen que María pudo haber muerto aquí un 15 de agosto antes de la Asunción. Otros dicen que ocurrió en Jerusalem.
El primer Papa en bendecir este lugar, o darle el "visto bueno" por tratarse de un probable lugar santo y sitio de unión y concordia entre Cristianos y Musulmanes fué León XIII en 1868. Luego la casa de la Virgen María fue elevada a lugar sagrado por Pío XII en 1951 tras el dogma de fe que dictamina que cuerpo y alma de la Virgen María fueron llevados al cielo (Assumptio Beatae Mariae Virginis). A partir de entonces fue visitado por Pablo VI en 1967, por Juan Pablo II en 1979 y por el actual Papa Emérito Benedicto XVI en 2006.
La Casa de la Virgen María es uno de esos sitios que provocan algo en nuestro ser. Un sentimiento que puede variar entre los miles de cristianos que lo visitan cada año, pero que existe y es real, y en un lugar de mayoría Musulmana y tan turístico como es Turquía, es emocionante ver congregados a Cristianos de todos los rincones del planeta compartiendo un momento en este histórico lugar.
Cerca de la modesta capilla de piedras que fuera la última morada de la Virgen María hay una pared en donde los fieles depositan un papel con sus anhelos. No en vano a esta pared se la conoce como la "Wishing wall". Aparentemente en los últimos años son miles las mujeres que llegan aquí desde todos lados con aspiraciones de quedar embarazadas, y otras para agradedecer el milagro de la concepción. Miles de papeles, elegantes algunos, de papel higiénico otros. Hay servilletas, boletas de hotel o de zapatillas, reversos de tickets, cualquiera es aprovechado para pedir un deseo de último momento o simplemente agradecer por la gracia de la vida.

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