Tam Coc es una parada que no debe faltar en el itinerario de cualquier viajero que esté de paso por Hanoi o recorriendo el norte de Vietnam, y en especial a aquellos que se encaminan a conocer la famosa Bahía de Halong. Este idílico paisaje inmerso en la ruralidad y a poco más de 100 kilómetros de la capital Hanoi, eclipsa por su belleza y simpatía, pero vamos por partes.
Ese día hicimos junto a mi madre y mi hermana un breve paseo en bicicleta en el que, por el costado de la ruta fuimos pedaleando hasta los alrededores de la Pagoda de Bich Dong. Ya desde afuera uno tiene la certeza de estar visitando un sitio bello y particular, enclavado en la propia piedra caliza de la montaña y mimetizado con el entorno.
Por el varias veces centenario puente de piedra se cruza las tranquilas aguas se llega a la única y espléndida puerta de entrada al templo.
Apenas se necesita de unos segundos para descubrir la habilidad de los lugareños (casi siempre mujeres), en remar con sus piernas, mientras con sus manos agarran sus smartphones o hacen cualquier otra cosa. Claramente esta es una técnica que han perfeccionado con el paso de las generaciones.
Lo que hace distintivo a Tam Coc, singular y único son sus importantes y escarpadas formaciones kársticas de piedra caliza que se elevan a diestra y siniestra por sobre los verdes campos de arroz, y que podemos comprobar mientras vamos surcando las aguas de los serpenteantes ríos Ngo Dong y Hoang Long. Un paisaje de película.
Por más experiencia que uno tenga en paseos fluviales, este es muy especial. Prueba de ello son las sonrisas que tienen dibujadas cada uno de los turistas a bordo de estos sampanes al terminar el itinerario. Todos quedan ampliamente satisfechos con el programa realizado. Este es sin duda un día que por siempre recordarán.
Durante el recorrido se pasa primero por una corta cueva llamada Hang Ca, que es perfecta como introducción. Tras unos minutos de navegación se llega a Hang Hai, una segunda cueva más extensa dónde las formaciones rocosas están apenas un par de centímetros por sobre nuestras cabezas. Ya pegando la vuelta en este recorrido semicircular se pasa por Hang Ba, la tercera y última de esta pintoresca e inolvidable vuelta.
Con la última hora de luz vamos regresando al mismo sitio desde dónde salimos, pero haciendo un recorrido circular. Una maravilla. No por nada Tam Coc es apodado cariñosamente por los lugareños como "La Bahía de Halong en tierra".