En pleno centro de lo que hoy es la ciudad de Alta Gracia, en la Córdoba argentina, se encuentra una de las Estancias Jesuitas que sostenían la economía de la Compañía de Jesús en épocas en la existía la Provincia Jesuítica del Paraguay, un enorme "paraíso" que comprendía parte de lo que hoy son los territorios de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. De esa enorme provincia, Córdoba era su capital, y uno de sus núcleos productivos mas importantes era la Estancia Alta Gracia, distante a sólo 36 kilómetros de distancia.
Ya había escrito tiempo atrás sobre mi visita a la Estancia Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers pero para no hacer tan extensa la entrada, había obviado la parte del museo que corresponde a la casa en donde, por ejemplo, pasó los últimos 5 meses de su vida Santiago de Liniers, penúltimo Virrey del Río de la Plata (1807-1809), y que forma parte desde 2.000 de los sitios Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) de la República Argentina.
Al margen del rico legado dejado por los Jesuitas en la Estancia Alta Gracia, es Santiago de Liniers quien como dueño temporal de la misma sigue enriqueciendo su historia.
Santiago de Liniers había nacido en Francia en el seno de una familia noble y católica. Desde los 12 años se desempeño como militar. En sus primeros años para Francia y mas tarde (desde los 21) para la Corona Española a la cual juró lealtad.
En su primer incursión en el Virreinato del Río de la Plata (1776-1814), Santiago de Liniers participa junto a 1.200 hombres de la toma de Colonia del Sacramento (Uruguay) en la que los españoles se enfrentaron una vez mas a los portugueses por el dominio de las nuevas tierras de estas latitudes, que ya tenían una importante posición estratégica para el comercio.
El 27 de junio de 1806 ocurre la Primera Invasión Inglesa, en donde miles de hombres al mando del Comodoro Home Popham toman la ciudad de Buenos Aires (por entonces de 44.000 habitantes) desde el Puerto de Ensenada.
La ocupación inglesa dura 45 días, pues Liniers se junta con Martín de Alzaga (por entonces Gobernador de Buenos Aires) y se convierte en héroe el 12 de agosto tras organizar a los combatientes que posibilitaron "La Reconquista" de la ciudad de Buenos Aires desde Montevideo.
La flota inglesa permaneció en aguas del Río de la Plata hasta que llegaron refuerzos desde el Reino Unido, y si bien unos 10.000 hombres tomaron la ciudad de Montevideo, estos fueron nuevamente expulsados de Buenos Aires en 1807 durante lo que se conoce como la Segunda Invasión Inglesa, marcando el origen de la búsqueda de la Independencia Argentina.
Ese mismo año se dio un hecho inédito hasta entonces en Argentina, cuando en un Cabildo Abierto se elige por primera vez a un representante, siendo elegido (y no impuesto por la Corona Española) como Virrey, a Santiago de Liniers.
Napoléon Bonaparte había tomado España, y tras encarcelar al Rey Fernando VII, pone en su lugar a su hermano José Bonaparte, despertando dudas acerca de la fidelidad de Santiago de Liniers, pues este había nacido en Francia, y servido gran parte de su vida a la Corona española.
El héroe de "La Reconquista" tuvo que exiliarse junto a su familia en esta estancia que antaño perteneciere a los Jesuitas, sin saber que apenas le quedaban unos meses de vida.
En Alta Gracia lo sorprendió la Revolución de Mayo, una serie de acontecimientos que dieron origen al Estado Argentino con la Primera Junta liderada por Cornelio Saavedra.
Santiago de Liniers decide enfrentar a las tropas patriotas liderando un contingente de hombres desde Córdoba, pero es tomado prisionero y mas tarde es fusilado apenas comenzado su camino hacia el Alto Perú, y aú en suelo de la provincia de Córdoba.
Los revisionistas de la historia consideran que Liniers no merecía ser fusilado.
En 1820 los herederos de Santiago de Liniers, penúltimo Virrey del Río de la Plata, venden la estancia a José Manuel Solares, último dueño de la propiedad. Años mas tarde es el quien organiza un loteo para mandar a subasta pública las tierras que rodeaban a la estancia, dando origen a la actual ciudad de Alta Gracia.
Otra de las salas del museo muestra como era un cuarto típico de las clases acomodadas de Córdoba durante el siglo XIX. Allí podemos ver una de las "Cama Caja", llamadas así pues ahí se velaban a los muertos de las familias, y un reclinatorio que da muestra de la fe de la gente de aquel entonces.
En el comedor de la Estancia Alta Gracia encontraron pintado en una de sus paredes (bajo 8 capas de pintura) un escudo Masónico del cual poco se sabe.
Casi todos los muebles son posteriores a la muerte del Virrey Liniers, aunque pertenecieron a sus familiares, como el reloj de péndulo de 1903 que cuelga de una de las paredes.
Al igual que en otras salas, los muebles también pertenecieron a la familia Lozada, últimos herederos de José Manuel Solares, el último dueño de Estancia Alta Gracia. El gran aparador de roble es de estilo alemán barroco del siglo XIX.
Dicen que en este mismo comedor se pudo haber firmado en 1830 el Pacto de Alta Gracia, en donde de la mano del entonces Gobernador de Córdoba, el General Paz, firmaron un acuerdo de mutua defensa con varias provincias vecinas, consolidando el futuro de Argentina como nación.
Hay otro sector del museo, ya en el camino a uno de sus patios, que está dedicado a enseñar las tareas realizadas en la Estancia Alta Gracia. En este caso un recorrido por la Herrería, en los mismos cuartos en donde los Jesuitas enseñaron a trabajar los metales a los indígenas con gran éxito.
En la foto se aprecia un gran fuelle de cuero desde donde se alimentaba el fuego.
En 1767 salían desde esta herrería campanas para iglesias. Nunca se habían hecho hasta entonces (en América del Sur) trabajos tan grandes en metal, que era escaso y todavía difícil de obtener.
Una vez expulsados los Jesuitas de América, la herrería pasó a ser primero una carpintería y mas tarde una cocina, justamente en los tiempos en los que el Virrey Santiago de Liniers habitó la estancia.
El museo recibe cerca de 140.000 visitantes anuales, por lo que la de Alta Gracia es la estancia mas visitada de todas las que hay en lo que denominan "El camino de las Estancias".
Otras estancias Jesuíticas de Córdoba:
Estancia Alta Gracia
Estancia Caroya
Estancia Santa Catalina
Ya había escrito tiempo atrás sobre mi visita a la Estancia Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers pero para no hacer tan extensa la entrada, había obviado la parte del museo que corresponde a la casa en donde, por ejemplo, pasó los últimos 5 meses de su vida Santiago de Liniers, penúltimo Virrey del Río de la Plata (1807-1809), y que forma parte desde 2.000 de los sitios Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) de la República Argentina.
El Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers tiene sus puertas abiertas al público desde 1972, aunque fue oficialmente inaugurado en 1977.
El museo funciona en lo que era el casco de la Estancia Alta Gracia, expropiada por el estado en 1968.
Caminar por la propiedad es una oportunidad para entender la magnitud de la obra de los Jesuitas en su paso por América del Sur. Ya había visitado otras estancias y ruinas de la orden en el cono sur (en este blog hay varias entradas sobre esos lugares), pero la de Alta Gracia tiene un gran valor arquitectónico y tiene la particularidad de estar en pleno casco urbano y contar con un museo.
En el interior de la parte del edificio destinada al museo funcionan 17 salas que a través de objetos de época importados de Europa evocan el modo de vida de los habitantes de las Sierras de Córdoba durante los siglos XVII, XVIII y XIX. La verdad que está muy bueno, en especial para quienes gustamos de este tipo de lugares.Al margen del rico legado dejado por los Jesuitas en la Estancia Alta Gracia, es Santiago de Liniers quien como dueño temporal de la misma sigue enriqueciendo su historia.
Santiago de Liniers había nacido en Francia en el seno de una familia noble y católica. Desde los 12 años se desempeño como militar. En sus primeros años para Francia y mas tarde (desde los 21) para la Corona Española a la cual juró lealtad.
En su primer incursión en el Virreinato del Río de la Plata (1776-1814), Santiago de Liniers participa junto a 1.200 hombres de la toma de Colonia del Sacramento (Uruguay) en la que los españoles se enfrentaron una vez mas a los portugueses por el dominio de las nuevas tierras de estas latitudes, que ya tenían una importante posición estratégica para el comercio.
El 27 de junio de 1806 ocurre la Primera Invasión Inglesa, en donde miles de hombres al mando del Comodoro Home Popham toman la ciudad de Buenos Aires (por entonces de 44.000 habitantes) desde el Puerto de Ensenada.
La ocupación inglesa dura 45 días, pues Liniers se junta con Martín de Alzaga (por entonces Gobernador de Buenos Aires) y se convierte en héroe el 12 de agosto tras organizar a los combatientes que posibilitaron "La Reconquista" de la ciudad de Buenos Aires desde Montevideo.
La flota inglesa permaneció en aguas del Río de la Plata hasta que llegaron refuerzos desde el Reino Unido, y si bien unos 10.000 hombres tomaron la ciudad de Montevideo, estos fueron nuevamente expulsados de Buenos Aires en 1807 durante lo que se conoce como la Segunda Invasión Inglesa, marcando el origen de la búsqueda de la Independencia Argentina.
Ese mismo año se dio un hecho inédito hasta entonces en Argentina, cuando en un Cabildo Abierto se elige por primera vez a un representante, siendo elegido (y no impuesto por la Corona Española) como Virrey, a Santiago de Liniers.
Napoléon Bonaparte había tomado España, y tras encarcelar al Rey Fernando VII, pone en su lugar a su hermano José Bonaparte, despertando dudas acerca de la fidelidad de Santiago de Liniers, pues este había nacido en Francia, y servido gran parte de su vida a la Corona española.
El héroe de "La Reconquista" tuvo que exiliarse junto a su familia en esta estancia que antaño perteneciere a los Jesuitas, sin saber que apenas le quedaban unos meses de vida.
En Alta Gracia lo sorprendió la Revolución de Mayo, una serie de acontecimientos que dieron origen al Estado Argentino con la Primera Junta liderada por Cornelio Saavedra.
Santiago de Liniers decide enfrentar a las tropas patriotas liderando un contingente de hombres desde Córdoba, pero es tomado prisionero y mas tarde es fusilado apenas comenzado su camino hacia el Alto Perú, y aú en suelo de la provincia de Córdoba.
Los revisionistas de la historia consideran que Liniers no merecía ser fusilado.
En 1820 los herederos de Santiago de Liniers, penúltimo Virrey del Río de la Plata, venden la estancia a José Manuel Solares, último dueño de la propiedad. Años mas tarde es el quien organiza un loteo para mandar a subasta pública las tierras que rodeaban a la estancia, dando origen a la actual ciudad de Alta Gracia.
Otra de las salas del museo muestra como era un cuarto típico de las clases acomodadas de Córdoba durante el siglo XIX. Allí podemos ver una de las "Cama Caja", llamadas así pues ahí se velaban a los muertos de las familias, y un reclinatorio que da muestra de la fe de la gente de aquel entonces.
Casi todos los muebles son posteriores a la muerte del Virrey Liniers, aunque pertenecieron a sus familiares, como el reloj de péndulo de 1903 que cuelga de una de las paredes.
Al igual que en otras salas, los muebles también pertenecieron a la familia Lozada, últimos herederos de José Manuel Solares, el último dueño de Estancia Alta Gracia. El gran aparador de roble es de estilo alemán barroco del siglo XIX.
Dicen que en este mismo comedor se pudo haber firmado en 1830 el Pacto de Alta Gracia, en donde de la mano del entonces Gobernador de Córdoba, el General Paz, firmaron un acuerdo de mutua defensa con varias provincias vecinas, consolidando el futuro de Argentina como nación.
Hay otro sector del museo, ya en el camino a uno de sus patios, que está dedicado a enseñar las tareas realizadas en la Estancia Alta Gracia. En este caso un recorrido por la Herrería, en los mismos cuartos en donde los Jesuitas enseñaron a trabajar los metales a los indígenas con gran éxito.
En la foto se aprecia un gran fuelle de cuero desde donde se alimentaba el fuego.
En 1767 salían desde esta herrería campanas para iglesias. Nunca se habían hecho hasta entonces (en América del Sur) trabajos tan grandes en metal, que era escaso y todavía difícil de obtener.
Una vez expulsados los Jesuitas de América, la herrería pasó a ser primero una carpintería y mas tarde una cocina, justamente en los tiempos en los que el Virrey Santiago de Liniers habitó la estancia.
El museo recibe cerca de 140.000 visitantes anuales, por lo que la de Alta Gracia es la estancia mas visitada de todas las que hay en lo que denominan "El camino de las Estancias".
Otras estancias Jesuíticas de Córdoba:
Estancia Alta Gracia
Estancia Caroya
Estancia Santa Catalina
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