Marrakesh es la ciudad mas visitada de Marruecos. Las hay mas interesantes, pero no carece de atractivos turísticos. Uno de esos lugares que recomiendan visitar son los Jardines de la Menara, un sitio muy querido y visitado por parejas y familias locales.
Resulta que los "jardines" no son lo que uno espera, y la sorpresa puede ser grande y decepcionante. Había hecho mis investigaciones por Internet, y aunque las opiniones de quienes habían estado no siempre eran buenas, decidí arriesgarme pese a no contar con tanto (preciado) tiempo.
Lo primero que llama la atención en los Jardines de la Menara es el gran lago artificial que domina la escena (200 x 100 metros). Aparentemente el agua llega desde las Montañas del Atlas distantes a unos 30 kilómetros de este lugar, mandado a construir 9 siglos atrás por el primer Califa de los Almohade, un imperio de origen Bereber que dominó el norte de África y el sur de la Península Ibérica por poco mas de 100 años.
El nombre de "Menara" viene de "Menzeh" y fue usado a partir de la construcción del pequeño pabellón de techos verdes que se encuentra apostado junto al lago. Era el lugar a donde gustaba pasar los veranos el Sultan Abd ar Rahman Ibn Hisham, quien lo mandó a construir en 1659, durante los últimos años del Sultanato Saadí. La leyenda (por que siempre hay una) cuenta que el Sultán ahogaba a todas las jóvenes con las que había tenido relaciones sexuales pero no pasarían a formar parte de su harem. No quería compartirlas con nadie.
En los Jardines de la Menara (حدائق المنارة) funcionaba un gran huerto y son miles los árboles de olivos que regalan un poco de sombra. Debe ser interesante visitar este lugar en época de cosecha.
Lo primero que pensé al entrar tras una larga caminata desde la Medina (se encuentra a unas 25 cuadras) fue: "Menos mal que al menos no cobran entrada en este lugar". Minutos después pagaba para ver absolutamente nada en el pequeño pabellón de techos verdes.
Realmente no vale la pena acercarse hasta aquí mas que para ver un atardecer, fumar un poco de Hashish, caminar o ver comer a las Carpas del lago. Quizás para algunos la posibilidad de sacarse una foto montado en alguno de los camellos flacos y descuidados que hay justo afuera del lugar.
Le guste a quien el guste, los Jardines de la Menara no tienen ni por asomo el encanto y la magia que si tienen Los Jardines de Majorelle , uno de los rincones mas bonitos de Marruecos, y para el caso unos jardines de verdad, aunque no carguen con tantos años de historia.
Para los que gustan ver el vaso medio lleno, este es un buen lugar para ver caer el sol (asediados continuamente por los vendedores ambulantes), pero en caso contrario, la visita resulta de lo mas prescindible. La próxima vez que venga (casi vuelvo este año) no pienso venir. Hay mas y mejor para ver y hacer allá afuera en Marrakesh.
Resulta que los "jardines" no son lo que uno espera, y la sorpresa puede ser grande y decepcionante. Había hecho mis investigaciones por Internet, y aunque las opiniones de quienes habían estado no siempre eran buenas, decidí arriesgarme pese a no contar con tanto (preciado) tiempo.
Lo primero que llama la atención en los Jardines de la Menara es el gran lago artificial que domina la escena (200 x 100 metros). Aparentemente el agua llega desde las Montañas del Atlas distantes a unos 30 kilómetros de este lugar, mandado a construir 9 siglos atrás por el primer Califa de los Almohade, un imperio de origen Bereber que dominó el norte de África y el sur de la Península Ibérica por poco mas de 100 años.
El nombre de "Menara" viene de "Menzeh" y fue usado a partir de la construcción del pequeño pabellón de techos verdes que se encuentra apostado junto al lago. Era el lugar a donde gustaba pasar los veranos el Sultan Abd ar Rahman Ibn Hisham, quien lo mandó a construir en 1659, durante los últimos años del Sultanato Saadí. La leyenda (por que siempre hay una) cuenta que el Sultán ahogaba a todas las jóvenes con las que había tenido relaciones sexuales pero no pasarían a formar parte de su harem. No quería compartirlas con nadie.
En los Jardines de la Menara (حدائق المنارة) funcionaba un gran huerto y son miles los árboles de olivos que regalan un poco de sombra. Debe ser interesante visitar este lugar en época de cosecha.
Lo primero que pensé al entrar tras una larga caminata desde la Medina (se encuentra a unas 25 cuadras) fue: "Menos mal que al menos no cobran entrada en este lugar". Minutos después pagaba para ver absolutamente nada en el pequeño pabellón de techos verdes.
Realmente no vale la pena acercarse hasta aquí mas que para ver un atardecer, fumar un poco de Hashish, caminar o ver comer a las Carpas del lago. Quizás para algunos la posibilidad de sacarse una foto montado en alguno de los camellos flacos y descuidados que hay justo afuera del lugar.
Le guste a quien el guste, los Jardines de la Menara no tienen ni por asomo el encanto y la magia que si tienen Los Jardines de Majorelle , uno de los rincones mas bonitos de Marruecos, y para el caso unos jardines de verdad, aunque no carguen con tantos años de historia.
Para los que gustan ver el vaso medio lleno, este es un buen lugar para ver caer el sol (asediados continuamente por los vendedores ambulantes), pero en caso contrario, la visita resulta de lo mas prescindible. La próxima vez que venga (casi vuelvo este año) no pienso venir. Hay mas y mejor para ver y hacer allá afuera en Marrakesh.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario