domingo, 19 de junio de 2016

Entre especias y hierbas en Marrakesh

Un actor principal de Marruecos son los diferentes Souks (سوق) o mercados que nadie debiera perderse. Los hay de todo tipo, especialidad y tamaño, y Marrakesh no es la excepción a esta colorida tradición del mundo árabe.

Durante miles de años, el mundo árabe ha comercializado especias llegadas desde todos los rincones del sub continente indio. Para perderse en ese clima que involucra a los 5 sentidos sólo hay que acercarse hasta el final de los Souks que se encuentran por fuera de la Medina, y encontrar la escondida plaza de Rabha Kedima, con sus famosas herboristerías y sus farmacias tradicionales (Aashab), en donde es posible conseguir alguna medicina o "poción mágica" (y hasta animales disecados) para tratar todos y cada uno de los males que aquejan a la humanidad.

Las mujeres y los mas coquetos tienen aquí un sitio en donde las cremas, los tónicos, los maquillajes y los aceites (en especial el de Argán) parecen hacer maravillas para tratar las arrugas. Sea como sea, si buscas con seguridad encontrarás algo que te venga bien.
Hay cremas, aceites, remedios y pociones, pero las especias son el mayor protagonista de los puestos y locales de Rabha Kedima. Cada uno de los comerciantes hace su propia mezcla de especies. Son muy orgullosos y competitivos al respecto. Entre esas mesclas destaca el Ras al Hanout, la mas famosa y tradicional. Según quien la haga puede llevar entre 4 y 32 especias diferentes. El nombre significa algo así como "Cabeza de Tienda", o lo mejor que tiene para ofrecer el vendedor, o la tienda.

Estas especias son las que le dan ese toque tan exótico a la gastronomía marroquí. En cada bocado aparece el sabor del cardamomo, la intensidad del jengibre, la pimienta negra, el color del azafrán y de la cúrcuma, el aroma de la canela, el anís y la nuez moscada estarán presentes en cada plato que comamos en Marruecos, no importa la hora. Todas estas especias se consiguen en cualquier ciudad del mundo, pero hay otras que no, y quizás te quieras llevar algo a casa para recordar tus días por aquí.
Como en todo mercado en Marruecos, la consigna y el Modus Operandi es regatear. Verdad que a la corta se convierte en algo tedioso y hasta aburrido a la hora de hacer compras, en especial para los menos pacientes, pero resulta una oportunidad para acercarse mas al vendedor y a la cultura local.

Como punto de partida y "regla implícita" es bueno saber que a la hora de hacer las compras nunca deberías pagar mas de la mitad del precio inicial propuesto por el vendedor.
Viajar siempre nos da la oportunidad de incorporar nuevos sabores, y son muchos los países a los que se acercan miles de personas cada año solo para comer. El Turismo Gastronómico se consolida como una firme opción a la hora de elegir un destino. Desde los diferentes países se ofrece sin complejos la posibilidad de hacer un circuito o ruta culinaria generalmente concentrada en una región (la Toscana en Italia, la Provence en Francia, etc) o en un producto en particular, como puede ser el vino o los quesos.

Si en Durban (Sudáfrica) existe la Ruta del Curry, Holanda tiene la de sus quesos, España tiene varias como la Ruta del Jamón Ibérico, del bacalao o la oliva, Portugal la del Oporto, Croacia la de las ostras, México la del agave o Tequila, Escocia la Ruta del Whisky y Suiza la del chocolate, no veo por que Marruecos no puede tener su Ruta del Ras al Hanout (رأس الحانوت) la mas famosa mezcla de especies.
Después de un rato en la Plaza de Rabha Kedima uno pierde el olfato y la paciencia, si es que no se desmayó antes por el calor. Aunque este no sea el sector mas concurrido por los turistas, el asedio de los vendedores tratando de acercarte a sus puestos resulta agotador. Las terrazas son un buen lugar para relajar un rato y refrescarse con un jugo de frescas naranjas del Atlas o tomar un té verde mientras se observa las horas bulliciosas de Marrakesh. 

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