miércoles, 7 de octubre de 2020

La serrana Villa del Totoral

Villa del Totoral es una localidad colonial situada al norte de la provincia de Córdoba. Se encuentra apostada en el Valle de Cavisacate, a 784 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a poco más de 80 de Córdoba capital. Villa del Totoral fue morada y refugio de un ganador del Premio Nobel de Literatura y de otros grandes poetas y pintores del siglo XX, pero su historia comienza mucho antes, en los tiempos en el que era una posta en el Camino Real que unía Buenos Aires con el Alto Perú (actual Bolivia), y que llegaba hasta Lima, capital del Virreinato de Perú.

Esta apacible localidad serrana de unos 8.500 habitantes permanentes, como muchas otras del interior argentino, tiene estructura de damero, y sus edificios más importantes se encuentran alrededor de la plaza principal. Allí encontramos, por ejemplo, a su bella iglesia. Se trata de Nuestra Señora del Rosario erigida entre 1870 y 1872 gracias a una importante donación de un tal Narciso Navarro y a la dedicación de un albañil llamado Victorio Zedda, que le valió un poema del famoso Pablo Neruda.
Pablo Neruda, uno de los dos chilenos en ganar un Premio Nobel (la otra es Gabriela Mistral, también en Literatura) pasó una temporada en Villa del Totoral, en donde escribió uno de sus famosos poemas. Se trata de "Oda al albañil tranquilo" , el cual transcribo a continuación:
El albañil
dispuso
los ladrillos.

Mezcló la cal, trabajó
con arena.

Sin prisas, sin palabras,
hizo sus movimientos
alzando la escalera,
nivelando
el cemento.

Hombros redondos, cejas
sobre unos ojos
serios.

Pausado iba y venía
en su trabajo
y de su mano
la materia
crecía.

La cal cubrió los muros,
una columna
elevó su linaje,
los techos
impidieron la furia
del sol exasperado.

De un lado a otro iba
con
tranquilas manos
el albañil
moviendo
materiales.

Y al fin
de
la semana,
las columnas, el
arco,
hijos de 
cal, arena, 
sabiduría y manos,
inauguraron
la sencilla firmeza
y la frescura.

¡Ay, que lección
me dio con su trabajo
el albañil tranquilo!


Otro de los visitantes ilustres de Villa del Totoral, y también poeta, fue el andaluz Rafael Alberti, quien vivió aquí entre 1939 y 1942 mientras escapaba del Franquismo en España. Vivió en el mismo lugar en dónde Pablo Neruda, una estancia que perteneció al abogado Rodolfo Aráoz Alfaro, secretario general del Partido Comunista en América Latina.
Ya en 1576, Jerónimo Luis de Cabrera, (fundador de Córdoba, militar, explorador y conquistador) repartió las tierras del Valle de Cavisacate y en 1590 cede en merced las tierras dónde hoy se encuentra Villa del Totoral al Capitán López Correa, hombre de su estricta confianza. Le deja la misión de crear una posta en el Camino Real, el camino que unía Buenos Aires con Lima y más allá. Este camino tenía un sistema de postas para los viajeros, y la más cercana era la Colonia Caroya, aunque fundada recién en 1616 por la Compañía de Jesús en su paso por América.
En 1592, dos años más tarde de la venta, el Cuzqueño Pedro Luis de Cabrera, hijo del otro, tres veces alcalde de Córdoba, militar e hidalgo, vuelve a comprar las tierras y forma la Estancia San Esteban del Totoral, que ya es dividida por sus hijas cuando el muere.
Pasaron siglos hasta que en 1862 finalmente se funda Villa del Totoral  como Villa General Mitre, en honor a las exitosas campañas del general. No obstante como fecha de fundación figura el 6 de agosto de 1860, que fue el año en el que se promulgó una Ley de Expropiación dictada durante el gobierno provisorio de don Félix de la Peña. 
Hoy se multiplicaron los árboles a la vera del serpenteante río. También las casas sobre sus calles de tierra, pero sigue manteniendo su espíritu serrano incluso en los meses de temporada, en dónde triplica su población original. La gente llega hasta aquí buscando paz y un contacto con la naturaleza sin sacrificar algunas comodidades propias de la ciudad.
Entre las actividades principales que Villa del Totoral ofrece a los visitantes se encuentra el balneario "Cajón de Piedra" o "La Cascadita". Allí quedan algunos morteros en las piedras hechos por los Comechingones, los habitantes más antiguos que se conocen de la zona.
El Museo Octavio Pinto también merece un rato para conocer detalles de la vida del pintor.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario