Goslar es otra ciudad alemana que parece como detenida en el tiempo. Fue fundada en 922 por los reyes de Sajonia que buscaban con ellos tener control sobre las minas de los alrededores, en especial la mina de Rammelsberg, (distante a unos seis kilómetros de la ciudad) la cuál venía funcionando de forma ininterrumpida desde el siglo III d.C.
Gracias a la extracción de cobre y plata es que Goslar llegó a ser una de las ciudades más ricas del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que la impulsa a buscar su independencia a base del mercado de minerales. Como ocurre con frecuencia las cosas no resultan como esperaban y la ciudad se ve obligada a tomar deuda, comenzando así un camino descendente y decadente que no se detuvo hasta bien entrado el siglo XIX.
Goslar hoy es una ciudad mediana que cuenta con unos 45.000 habitantes. Desde 1994 forma parte de la lista de sitios Patrimonio de la Humanidad en Alemania (UNESCO). Está viviendo un gran momento turístico por su amplia oferta cultural e industrial, tanto en el pueblo como en los alrededores. Por su cercanía a las montañas de Herz, cuenta con varios circuitos de senderismo y de ciclismo. El más popular es el Monte Brochen, que siendo el pico más alto del lugar ha sido sitio de rituales paganos desde la Edad de Bronce, resurgiendo con fuerza en la Edad Media. En todo el Sacro Imperio Romano Germánico se contaba que las brujas aterrizaban con sus escobas en el Monte Brochen ocasionando una cacería de brujas sin precedentes, en la cuál la iglesia tomó un papel muy activo. Se dice que aquí mandaron a 1.600 brujas y algunos otros herejes al calor de la hoguera.Gracias a la extracción de cobre y plata es que Goslar llegó a ser una de las ciudades más ricas del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que la impulsa a buscar su independencia a base del mercado de minerales. Como ocurre con frecuencia las cosas no resultan como esperaban y la ciudad se ve obligada a tomar deuda, comenzando así un camino descendente y decadente que no se detuvo hasta bien entrado el siglo XIX.
Lo primero que hice tras estacionar murallas adentro fue acercarme a paso ligero hasta la Plaza del Mercado, dónde se concentran los edificios más importantes del pueblo. A diferencia de casi todo Alemania, Goslar no fue destruida por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, razón por la cuál hoy mantiene un gran número de edificios de los últimos 10 siglos, entre ellas unas mil quinientas casas de entramado de madera (Fachwerks).
En la Plaza del Mercado podemos apreciar el Rathaus o ayuntamiento de la ciudad. Este edificio se construyó entre 1295 y 1326 y se le agregó una ampliación y una escalera exterior en 1537. En nada se parecían esos ayuntamientos al actual, ya que a finales del siglo XIX fue restaurado dotando al conjunto de ventanas al estilo Neogótico propio de aquellos tiempos.
A unos metros de distancia y sobre la plaza podemos encontrar una fuente de bronce que aparentemente es la más antigua de Alemania. Está coronada por un águila imperial dorada que es el símbolo de la ciudad de Goslar
Otro de los edificios destacados, y que en sus tiempos logró eclipsar al mismo ayuntamiento es el que se conoce como la Casa de los Gremios, o Kaiserworth. Esta casona de fachada anaranjada fue construida a mediados del sigo XV por estas corporaciones poderosas que, agrupando a comerciantes, forjaron el futuro de la Edad Media y el Renacimiento.
En 1802 pasó a estar bajo dominio del Reino de Prusia hasta la Reunificación Alemana en 1871. Tras la Segunda Guerra Mundial, Goslar fue zona de ocupación Británica, y durante los años de la Guerra Fría la ciudad fue una muy importante guarnición militar por su cercanía al límite comunista bajo dominio ruso.

Goslar es una ciudad interesante que amerita dos días de visita, o más si se recorren a fondo sus museos y pueblos de alrededores. El pueblo ofrece varios sitios dónde degustar su gastronomía en la cuál destaca la elaboración del Queso de Herz y de la cerveza Gose, cuya producción fue muy importante para la economía de Goslar tras perder los derechos de explotación de la Mina de Rommerlberg en el siglo XVI. Su nombre proviene del río homónimo que cruza la ciudad, desde dónde hace más de 1000 años de sacaba el agua para la elaboración de esta cerveza ácida producida con mitad malta de cebada y mitad malta de trigo, y que hoy es especialmente popular en ciudades como Leipzig.
Otro de los edificios destacados, y que en sus tiempos logró eclipsar al mismo ayuntamiento es el que se conoce como la Casa de los Gremios, o Kaiserworth. Esta casona de fachada anaranjada fue construida a mediados del sigo XV por estas corporaciones poderosas que, agrupando a comerciantes, forjaron el futuro de la Edad Media y el Renacimiento.
En 1802 pasó a estar bajo dominio del Reino de Prusia hasta la Reunificación Alemana en 1871. Tras la Segunda Guerra Mundial, Goslar fue zona de ocupación Británica, y durante los años de la Guerra Fría la ciudad fue una muy importante guarnición militar por su cercanía al límite comunista bajo dominio ruso.

Goslar es una ciudad interesante que amerita dos días de visita, o más si se recorren a fondo sus museos y pueblos de alrededores. El pueblo ofrece varios sitios dónde degustar su gastronomía en la cuál destaca la elaboración del Queso de Herz y de la cerveza Gose, cuya producción fue muy importante para la economía de Goslar tras perder los derechos de explotación de la Mina de Rommerlberg en el siglo XVI. Su nombre proviene del río homónimo que cruza la ciudad, desde dónde hace más de 1000 años de sacaba el agua para la elaboración de esta cerveza ácida producida con mitad malta de cebada y mitad malta de trigo, y que hoy es especialmente popular en ciudades como Leipzig.





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