viernes, 26 de julio de 2013

El hilito de Tad Thong

Las indicaciones eran simples. Había que tomar la ruta que va hacia la capital Vientiane y en donde está el Mercado Chino, doblar. Me iba a dar cuenta por que esta enfrente del nuevo estadio que construyeron. Ahí nacería un camino que debía tomar. Perderse era, aparentemente imposible.

Al Mercado Chino lo encontré al rato (me di cuenta por el estadio). Baje a conocerlo. Es bastante grande y la mayor parte es cubierta. Al estar en las afueras, este mercado no es turístico para nada en comparación con el Night market o el Morning market. En los puestos venden frutas y verduras. También ropa muy fea y barata, tipo jeans con lentejuelas o cierres en la rodilla, o remeras de Hello Kitty y hasta una toalla con el escudo del Colo-Colo con la cual me tome una foto para mis amigos Chilenos. Afuera vendían herramientas y artículos de ferretería.

Subí nuevamente a la moto y tome el camino que me llevaría a las cascadas.
Tuve que preguntar a los locales en mas de una oportunidad por la ubicación de las mismas. La mayoría desconocía el nombre o no llegaba a hacerme entender.

Tras unas idas y vueltas me tope finalmente con el lugar.
Hay ciertos lugares y momentos donde no me importa nada estar perdido. Este era el caso.Además aca estaba a poco mas de media hora de Luang Prabang si es que no equivocaba mi camino de vuelta.

Fui pasando por aldeas de tímidos pobladores. Mas de una vez tuve que alejar desde la motocicleta gallinas con mis piernas.

De lejos ví este viejo puente. No se a donde irá.
Llegué a lo que supondría era la entrada al lugar. No había nadie. Parecía que el predio estaba cerrado. Como divisé una moto afuera de la casa del cuidador, llamé varias veces entre aplausos y gritos. Al final salió un tipo del norte de Laos a cobrarme la entrada y dejarme pasar.

Se veían otras instalaciones (confitería, baños, creo que hasta una pileta) pero me explico que estaban cerrados.

El hombre me acompaño a donde debía empezar mi ascendente recorrido. Deje la moto y me interne en el único sendero existente. Esta hecho de cemento para que la vegetación, que crece por minuto, no avance sobre el mismo.
Mientras subía por el sendero interno en completa soledad, iba mirando el débil salto como va bajando escalonado entre una muy densa vegetación, que apenas me permitía encontrar un claro como para sacar al menos una foto. Decepcionado me preguntaba si esta era la cascada o llegaría acaso después del esfuerzo de la caminata.

El sendero uno los va haciendo hacia arriba en zig-zag cruzando cada dos por tres los arroyos que se van generando en el camino.
Penetra muy poca luz por la cantidad de vegetación que crece en la zona. Además el sol se esconde atrás de los cerros a media tarde.

La caminata toma al menos 1 hora, y se transpira a chorros por la alta humedad que aquí reina.
Un error quizás no haber traído zapatos mas adecuados, es que el calor de aquí no es fácil de soportar. Ví montones de serpientes, escorpiones y arañas, pero estaba tan en armonía con la naturaleza que sabía que nada malo iba a ocurrirme. (Años mas tarde Un gran susto )
La cascada en sí me pareció una cagada. Un hilo de agua cayendo unos pocos metros hacia un arroyo angosto.
El entorno en cambio, me pareció espectacular. Uno se mete en la oscuridad por tan densa vegetación, y estando solo, como fue en mi caso, uno casi siente que esta descubriendo el lugar. Se ve que hace rato que nadie caminaba por ahí. Las telas de araña que cruzaban el sendero eran enormes. Tan blancas que cuando les sacaba una foto con flash, la luz rebotaba.

El lugar estuvo cerrado varios años, pero abrió nuevamente sus "puertas". A esta altura se merece un cartel con letras occidentales.


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