Alguna vez existió una ciudad muy rica que llego a ser conocida como la Sodoma del nuevo mundo. Anfitriona de los mas grandes y famosos piratas y bucaneros de la historia, una cantidad increíble de prostitutas y el mayor consumo de alcohol en el planeta. Llego a contar con una taberna cada diez habitantes. En su haber cuenta con una innumerable cantidad de sucesos desafortunados.
Mi último día en Jamaica lo había reservado para conocer Port Royal, y es que su historia es de película.
Había logrado salir de Kingston, la peligrosa capital de Jamaica, sin mayores problemas, y cuando estaba en el camino a Port Royal me detuve en una de las ruinas de un antiguo fuerte a tomar fotografías, cuando un patrullero de la policía de Jamaica se acerca hasta mis píes (estaba yo a unos 10 metros de la solitaria ruta). Me preguntan si estaba bien o necesitaba algo. Que atentos, pensé sorprendido, hasta que segundos mas tarde, como no podía ser de otra manera, me pidieron plata.
- "Officials are thirsty"- me dice uno
En junio de 1696 un terremoto, seguido por un fuerte Tsunami casi borra a Port Royal de la faz de la tierra.
No pasó mucho tiempo hasta que en 1705, un fuego, seguido de varios huracanes, la dejo esta vez en ruinas y cenizas.
Los Puertoroyalinos, si es que vale el gentilicio, no bajaban los brazos ya que los piratas seguían haciendo de las suyas, y el oro y cacao seguía llegando en buen número a este puerto, por lo que Port Royal, el paraíso del hampa, seguía como se dice, vivito y coleando.
Los ingleses ya se habían encargado de aniquilar a la población indígena, que contaba con al menos 100.000 Arawaks, que fueron los primeros esclavos de la isla hasta que comenzaron a importarlos de África.
La mano de obra ya era mas cara como así también los materiales, ya que los pobladores se habían enamorado del ladrillo, y ya no querían las viejas casas de madera. Quizás por los incendios, no sé.
Cada intento de reconstrucción de Port Royal en los últimos 200 años había fracasado, y miles de personas seguían pereciendo por causas evitables.
Para este entonces, la cercana ciudad de Kingston, ya había crecido considerablemente, por lo que el cada vez mas pequeño Port Royal, fue perdiendo de a poco su importancia, aunque siguió cumpliendo un importante rol comercial, mientras lentamente se iba recuperando y re inventando.
La fortuna de Port Royal volvió a verse afectada una vez mas por un nuevo terremoto, esta vez en 1907 . La tierra se tragó, famélica, a las nuevas construcciones que desaparecieron nuevamente bajo el dominio de las aguas.
Port Royal ya nunca volvería a ser la misma hoguera de gloria pirata, próspero comercio, rienda suelta y descontrol.
Cuando uno llega a Port Royal, lo primero que se siente es que se esta ante un pueblo fantasma. Un pueblo que ya (casi) no lo es, aunque cada tanto, alguno de sus actuales 2.000 habitantes se deja ver, como el borracho pesado este de la foto al que lamentablemente me encontraba cada tres esquinas.
Por esa razón es que la corona inglesa decidió darle tanto poder a los piratas, ya que eran ellos los que en realidad podían defender mejor estas costas, y así lo demostraron durante años y años.
Esto permitió que Port Royal se convierta en un centro de distribución de materiales apreciados tales como esclavos, azúcar, cacao, o finas maderas como la caoba, práctica que continúa hasta el día de hoy.
Los españoles, antiguos dueños de estas tierras, también se veían obligados a adquirir insumos y artículos de quienes antes, les habían robado las tierras.
Hoy el pueblo está casi muerto, pero si vistas Jamaica, sigue siendo un must de la isla. Un buen lugar para dejar correr la imaginación y caminar por las mismas calles del pirata Morgan.
Mi último día en Jamaica lo había reservado para conocer Port Royal, y es que su historia es de película.
Había logrado salir de Kingston, la peligrosa capital de Jamaica, sin mayores problemas, y cuando estaba en el camino a Port Royal me detuve en una de las ruinas de un antiguo fuerte a tomar fotografías, cuando un patrullero de la policía de Jamaica se acerca hasta mis píes (estaba yo a unos 10 metros de la solitaria ruta). Me preguntan si estaba bien o necesitaba algo. Que atentos, pensé sorprendido, hasta que segundos mas tarde, como no podía ser de otra manera, me pidieron plata.
- "Officials are thirsty"- me dice uno
Me acerco a su ventana para que me repita lo que en realidad ya había entendido.
- "We want money for a drink. We want Wata" - me dice mientras frotaba su pulgar por arriba de los dedos mayor e índice en ese gesto universal que significa dinero. Baksheesh.
Yo me encontraba bien vestido pues estaba pronto a tomar un avión de regreso a Miami. Sabía exactamente cuantos Dólares Jamaiquinos llevaba en el bolsillo, y los quería todos para mi.
"¿Así que queres agua?"
De casualidad tenía dos botellas sin abrir de la marca "Wata", así que fui hasta el auto y se las Entregue. Esa no se la esperaban. De todos modos me pidieron plata, pero me hice el desentendido, les dí las gracias y me fui cruzando los dedos para que no quieran revisar mi valija o algo que me hiciera perder el tiempo que tenía reservado para Port Royal, la ciudad de pomposo nombre y pasado rufián.
Una enorme flota inglesa venía de fracasar en su intento de tomar la ciudad de Santo Domingo, y como tenían claro que era una mala idea volver con las manos vacías, se decidieron a conquistar algún territorio de la corona española.
Cuando en 1656 los ingleses llegaron a lo que mas tarde denominarían Port Royal, se encontraron con un puerto natural de aguas profundas con una bahía cerrada que protegía las aguas de los fuertes vientos.
Mientras la flota se reagrupaba frente a las aguas del puerto, fueron vistos por los pobladores españoles quienes vaciaron la ciudad de cualquier objeto de valor, y se fueron, con todos los animales de la zona hacia el área montañosa presente en todo el centro de la isla.
Los ingleses encontraron el lugar ideal para la construcción de un fuerte, ya que desde allí era muy fácil su defensa.
Los piratas de mayor renombre como Captain Morgan (un rey sin corona), Calico Jack, John Davis o el bravísimo holandés Roche Brasiliano, todos salían desde Port Royal a saquear ciudades como Panamá, Maracaibo o Porto Bello, o para robar los bienes de las naves españolas, ya que estaban cerca de las rutas comerciales mas importantes de la época.
Port Royal seguía recibiendo gente de la peor calaña, y no paraba de crecer, pese a que los piratas morían como moscas en sus expediciones, o en las frecuentes riñas en las tabernas. Además sufrían constantemente ataques tipo guerrilla de los españoles, quienes lograron matar a mas de 2.000 ingleses en esta isla que ya estaba perdida para siempre.
Menos de cuarenta años mas tarde la ciudad se había enriquecido notablemente, y era por esos días la mas importante a nivel comercial del nuevo mundo. Port Royal contaba con 6.500 habitantes. Casi todos delincuentes.
Como ya no quedaban terrenos libres, ni espacio en el pueblo, los habitantes comenzaron a construir en las zonas mas bajas, ganando terreno al agua y haciendo mas altas y pesadas las viviendas existentes, y todo sobre un suelo un tanto blando y arenoso.
Tres cuartas partes del pueblo se hundieron para siempre en el mar. La mitad de la población murió en este acontecimiento, y algunos miles mas con las pestes que siguieron a la destrucción.
En el resto de Jamaica y otras islas del Caribe, se consideraba a este suceso como un "Acto de Dios" destinado a limpiar esta ciudad llena de escoria y pecados.
La ciudad comenzó a reconstruirse de inmediato. Estaba llena de materiales y una mano de obra esclava dispuesta a reconstruir la capital pirata, que por este tiempo oficiaba como la capital virtual de la isla.En el resto de Jamaica y otras islas del Caribe, se consideraba a este suceso como un "Acto de Dios" destinado a limpiar esta ciudad llena de escoria y pecados.
No pasó mucho tiempo hasta que en 1705, un fuego, seguido de varios huracanes, la dejo esta vez en ruinas y cenizas.
Los Puertoroyalinos, si es que vale el gentilicio, no bajaban los brazos ya que los piratas seguían haciendo de las suyas, y el oro y cacao seguía llegando en buen número a este puerto, por lo que Port Royal, el paraíso del hampa, seguía como se dice, vivito y coleando.
Mientras los pobladores seguían haciendo maldades fueron sorprendidos nuevamente por un gigante incendio, esta vez en 1750. Las enfermedades, el caos, la falta de esperanza y la miseria, volvieron a aparecer con fuerza, pero Port Royal , no quería dejar de ser el paraíso que era para tantos.
Los ingleses ya se habían encargado de aniquilar a la población indígena, que contaba con al menos 100.000 Arawaks, que fueron los primeros esclavos de la isla hasta que comenzaron a importarlos de África.
La mano de obra ya era mas cara como así también los materiales, ya que los pobladores se habían enamorado del ladrillo, y ya no querían las viejas casas de madera. Quizás por los incendios, no sé.
Parecía como si de verdad hubiera habido una intervención divina, ya que solo unas décadas mas tarde, en 1815, la ciudad volvió a arder, una vez mas, en un voraz incendio de gigantes proporciones.
Cada intento de reconstrucción de Port Royal en los últimos 200 años había fracasado, y miles de personas seguían pereciendo por causas evitables.
Para este entonces, la cercana ciudad de Kingston, ya había crecido considerablemente, por lo que el cada vez mas pequeño Port Royal, fue perdiendo de a poco su importancia, aunque siguió cumpliendo un importante rol comercial, mientras lentamente se iba recuperando y re inventando.
La fortuna de Port Royal volvió a verse afectada una vez mas por un nuevo terremoto, esta vez en 1907 . La tierra se tragó, famélica, a las nuevas construcciones que desaparecieron nuevamente bajo el dominio de las aguas.
Port Royal ya nunca volvería a ser la misma hoguera de gloria pirata, próspero comercio, rienda suelta y descontrol.
Escuché de planes de convertir al lugar en un puerto para grandes cruceros, dada su cercanía a Kingston, pero no se si es verdad, ya que me pareció que nada ocurría por aquí, aunque sin duda, Port Royal, "La ciudad que se hundió" (y mas de una vez) tiene cuento y material de sobra para convertirse en una nueva atracción turística que serviría para fomentar el turismo en la menos visitada costa sur de Jamaica, y también en su capital, para aquellos que se animan a conocerla.
Sospecho además que un gran numero de los visitantes de Jamaica, la mayoría, llegan en crucero y solo permanecen por el día en la isla, como en el caso de los que llegan a Ocho Ríos, para hacer un día de playa, y/o la excursión a las Dunn´s Falls.
Como siempre sintieron el riesgo de que los españoles vuelvan a tomar Jamaica, por lo cual los ingleses mandaron a construir el primero de sus fuertes, ya en 1650, cuando pudieron hacerse del control de Jamaica.
Durante los dos siglos siguientes, los ingleses fueron agregando cañones y ladrillos, ladrillos y cañones, a Fort Charles, que llego a tener una guarnición para 500 hombres, y solo fue el primero de los 5 fuertes con los que la ciudad antes de que estos quedaran hundidos o arruinados y abandonados.
El de Fort Charles era resistente y casi imposible de sortear, y pese a que Port Royal llegó a contar con otros cuatro fuertes, las autoridades sabían que en realidad no contaban con tantos hombres para defender de modo eficaz el pujante núcleo urbano.Por esa razón es que la corona inglesa decidió darle tanto poder a los piratas, ya que eran ellos los que en realidad podían defender mejor estas costas, y así lo demostraron durante años y años.
Esto permitió que Port Royal se convierta en un centro de distribución de materiales apreciados tales como esclavos, azúcar, cacao, o finas maderas como la caoba, práctica que continúa hasta el día de hoy.
Los españoles, antiguos dueños de estas tierras, también se veían obligados a adquirir insumos y artículos de quienes antes, les habían robado las tierras.
Hoy el pueblo está casi muerto, pero si vistas Jamaica, sigue siendo un must de la isla. Un buen lugar para dejar correr la imaginación y caminar por las mismas calles del pirata Morgan.
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