El Pasaje Lanín es una calle sinuosa de tres cuadras que se encuentra en Barracas. Aunque esta escondida por correr paralela a las vías del Ferrocarril Roca, y es el tren lo único que le saca el silencio a este tranquilo pasaje. Hoy es una de las mas relevantes muestras de arte urbano en al ciudad de Buenos Aires, y merece ser visitada.
Barracas es un barrio en el límite sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Supo tener un mejor pasado cuando muchas de las familias patricias y de las clases altas vivían aquí, pero cuando ocurrió la epidemia de Fiebre Amarilla que asoló Buenos Aires en el siglo XIX, todos los que tuvieron los medios migraron hacia el norte de la ciudad, que con el paso de los años se fue desarrollando mucho mejor que el sur, que quedó olvidado.
Barracas, originalmente aristocrático fue durante décadas uno de los barrios mas pobres de la Capital Federal, pero en los últimos 25 años se han recuperado muchos edificios emblemáticos, han mejorado el sistema de luminarias y se le ha dado una puesta en valor a los espacios públicos.
Hace años que se viene mejorando la zona sur de la ciudad en busca de incorporar a Buenos Aires como Ciudad UNESCO de Diseño. Como parte del proceso para consolidar esa idea, en Barracas funciona el Distrito de Diseño. Muchas de las fábricas que dominaban el paisaje del barrio y que hace décadas que están cerradas hoy son modernos estudios de diseño o producción, de grupos empresariales que acercan tentados por las ventajas impositivas.
En el número 33 del Pasaje Lanín, el artista plástico Marino Santa María tiene desde hace décadas su taller. Como vecino "de toda la vida" de Barracas, quiso ser parte del cambio de uno de los barrios mas antiguos de la ciudad, y regalarle un poco de color a la calle en la que también vive.
Cuando en 1990 Marino Santa María intervino el frente de su casa con su obra cargada de color, entusiasmó con la idea a uno de sus vecinos quien inmediatamente le pidió que hiciera algo parecido para el frente de su casa. Así se fueron sumando de a uno los vecinos del Pasaje Lanín.
Tiempo mas tarde el artista logro mediante un convenio el apoyo de algunas entidades (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Banco Ciudad y UNESCO entre otros), que le dieron el financiamiento necesario para plasmar su obra en las otras casas del pasaje. Hoy son casi 40 los frentes intervenidas por el mosaiquista Marino Santa María.
Para su primer intervención urbana, el artista plástico Marino Santa María utilizó una serie de colores contrastantes. La obra del Pasaje Lanín en realidad nunca se terminó, ya que desde 2005 las fachadas son enriquecidas con venecitas (o Mozaico Veneciano), lo que le confiere una luz muy interesante y le agrega relieve que le da mas calidad al conjunto.
El sistema que usa el artista Marino Santa María es el Trencadís, o azulejo partido. Con la misma técnica utilizada por el catalán Antonio Gaudí en tantos lugares de Barcelona, el viejo residente del Pasaje Lanín cambió para siempre la imagen de la calle, acercando el arte a la gente, que en definitiva siempre fue el sueño de este artista.
Sus figuras abstractas llenaron de color una calle gris. Se ve que a muchos les gustó lo que hacía el tipo este, y desde su intervención en el pasaje barraqueño ha dejado su huella en varios murales de hospitales y universidades, en las columnas de la estación de subte "Plaza Italia" de la línea D, en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en otro pasaje, esta vez en el barrio de Abasto, o en el puente peatonal de la Estación Ituzaingó.
Incluso en la ex Fábrica Cassaforma del propio barrio de Barracas, el artista se dio el lujo de recrear su infancia en un mural de 80 metros de ancho. Este mural no es abstracto como el resto de su obra. Allí se ven imagenes de los trabajadores del puerto, del Riachuelo y de dos grandes influencias en la vida del artista, el músico Carlos Gardel, y el gran pintor de La Boca Benito Quinquela Martin. De hecho los motivos de esta obra parecen casi salidos de los cuadros de Quinquela.
Marino Santa María nació en 1949 y creció rodeado de arte en esta misma casona de Pasaje Lanín. Su padre, Marino Pérsico era un conocido ceramista. El primer gran ceramista argentino, y otra clara influencia en la vida y carrera del artista, que durante años supo ser rector de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón.
No había nadie esta vez en el interior de la casa de Pasaje Lanín 33, pero es común encontrar allí, en su casa de siempre, al artista, ya sea pintando o creando algo con sus característicos mosaicos.
Había oído hace un tiempo del Pasaje Lanín y ciertamente fue un acierto acercarme hasta aquí. Me gusta la idea de este tipo de intervenciones. Me gusta cuando el arte sale a la calle.
La del Pasaje Lanín, y en especial la de Barracas es una propuesta que bien podría multiplicarse en tantas calles y paisajes olvidados, de Buenos Aires o de cualquier otra ciudad. Gente con motivación hay en todos lados y siempre es bueno darle una cuota de color a las urbes.
Vale como muestra el caso de los vecinos del Pasaje Lanín. Todos y cada uno de ellos prestaron los frentes de sus casas para darle homogeneidad a la obra. Algunos incluso arreglaron los revestimientos derruidos de sus paredes para que pudiesen ser intervenidas por Marino Santa María. También se arreglaron todas las veredas de esta colorida calle curva.
Cada tanto los vecinos salen en familia a pegar entre todos los mosaicos de los frentes de sus casas. Se sienten orgullosos de haber sido parte de algo. De un esfuerzo conjunto que puso a esta olvidada calle en los mapas de Buenos Aires. Hoy es uno de los atractivos de este renovado sector de la ciudad.
El Pasaje Lanín se encuentra entre la Avenida Suárez y las calles Arcamendia y Brandsen del barrio de Barracas, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Barracas es un barrio en el límite sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Supo tener un mejor pasado cuando muchas de las familias patricias y de las clases altas vivían aquí, pero cuando ocurrió la epidemia de Fiebre Amarilla que asoló Buenos Aires en el siglo XIX, todos los que tuvieron los medios migraron hacia el norte de la ciudad, que con el paso de los años se fue desarrollando mucho mejor que el sur, que quedó olvidado.
Barracas, originalmente aristocrático fue durante décadas uno de los barrios mas pobres de la Capital Federal, pero en los últimos 25 años se han recuperado muchos edificios emblemáticos, han mejorado el sistema de luminarias y se le ha dado una puesta en valor a los espacios públicos.
Hace años que se viene mejorando la zona sur de la ciudad en busca de incorporar a Buenos Aires como Ciudad UNESCO de Diseño. Como parte del proceso para consolidar esa idea, en Barracas funciona el Distrito de Diseño. Muchas de las fábricas que dominaban el paisaje del barrio y que hace décadas que están cerradas hoy son modernos estudios de diseño o producción, de grupos empresariales que acercan tentados por las ventajas impositivas.
En el número 33 del Pasaje Lanín, el artista plástico Marino Santa María tiene desde hace décadas su taller. Como vecino "de toda la vida" de Barracas, quiso ser parte del cambio de uno de los barrios mas antiguos de la ciudad, y regalarle un poco de color a la calle en la que también vive.
Cuando en 1990 Marino Santa María intervino el frente de su casa con su obra cargada de color, entusiasmó con la idea a uno de sus vecinos quien inmediatamente le pidió que hiciera algo parecido para el frente de su casa. Así se fueron sumando de a uno los vecinos del Pasaje Lanín.
Tiempo mas tarde el artista logro mediante un convenio el apoyo de algunas entidades (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Banco Ciudad y UNESCO entre otros), que le dieron el financiamiento necesario para plasmar su obra en las otras casas del pasaje. Hoy son casi 40 los frentes intervenidas por el mosaiquista Marino Santa María.
Para su primer intervención urbana, el artista plástico Marino Santa María utilizó una serie de colores contrastantes. La obra del Pasaje Lanín en realidad nunca se terminó, ya que desde 2005 las fachadas son enriquecidas con venecitas (o Mozaico Veneciano), lo que le confiere una luz muy interesante y le agrega relieve que le da mas calidad al conjunto.
El sistema que usa el artista Marino Santa María es el Trencadís, o azulejo partido. Con la misma técnica utilizada por el catalán Antonio Gaudí en tantos lugares de Barcelona, el viejo residente del Pasaje Lanín cambió para siempre la imagen de la calle, acercando el arte a la gente, que en definitiva siempre fue el sueño de este artista.
Sus figuras abstractas llenaron de color una calle gris. Se ve que a muchos les gustó lo que hacía el tipo este, y desde su intervención en el pasaje barraqueño ha dejado su huella en varios murales de hospitales y universidades, en las columnas de la estación de subte "Plaza Italia" de la línea D, en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en otro pasaje, esta vez en el barrio de Abasto, o en el puente peatonal de la Estación Ituzaingó.
Incluso en la ex Fábrica Cassaforma del propio barrio de Barracas, el artista se dio el lujo de recrear su infancia en un mural de 80 metros de ancho. Este mural no es abstracto como el resto de su obra. Allí se ven imagenes de los trabajadores del puerto, del Riachuelo y de dos grandes influencias en la vida del artista, el músico Carlos Gardel, y el gran pintor de La Boca Benito Quinquela Martin. De hecho los motivos de esta obra parecen casi salidos de los cuadros de Quinquela.
Marino Santa María nació en 1949 y creció rodeado de arte en esta misma casona de Pasaje Lanín. Su padre, Marino Pérsico era un conocido ceramista. El primer gran ceramista argentino, y otra clara influencia en la vida y carrera del artista, que durante años supo ser rector de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón.
No había nadie esta vez en el interior de la casa de Pasaje Lanín 33, pero es común encontrar allí, en su casa de siempre, al artista, ya sea pintando o creando algo con sus característicos mosaicos.
Había oído hace un tiempo del Pasaje Lanín y ciertamente fue un acierto acercarme hasta aquí. Me gusta la idea de este tipo de intervenciones. Me gusta cuando el arte sale a la calle.
La del Pasaje Lanín, y en especial la de Barracas es una propuesta que bien podría multiplicarse en tantas calles y paisajes olvidados, de Buenos Aires o de cualquier otra ciudad. Gente con motivación hay en todos lados y siempre es bueno darle una cuota de color a las urbes.
Vale como muestra el caso de los vecinos del Pasaje Lanín. Todos y cada uno de ellos prestaron los frentes de sus casas para darle homogeneidad a la obra. Algunos incluso arreglaron los revestimientos derruidos de sus paredes para que pudiesen ser intervenidas por Marino Santa María. También se arreglaron todas las veredas de esta colorida calle curva.
Cada tanto los vecinos salen en familia a pegar entre todos los mosaicos de los frentes de sus casas. Se sienten orgullosos de haber sido parte de algo. De un esfuerzo conjunto que puso a esta olvidada calle en los mapas de Buenos Aires. Hoy es uno de los atractivos de este renovado sector de la ciudad.
El Pasaje Lanín se encuentra entre la Avenida Suárez y las calles Arcamendia y Brandsen del barrio de Barracas, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
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