El Palacio de Belvedere es uno de los tres palacios famosos que todas las guías de turismo recomiendan visitar cuando en Viena (los otros son el de Hofburg y el de Schönbrunn). Cada visitante tiene su preferido, y este no es el mío, sin embargo me sentia atraído por la historia de su dueño.
En nuestro periplo por Viena habíamos pasado por Prinz-Eugen Straße 27 (la puerta del Schloss Belvedere) en sendas oportunidades, y aunque la noche estaba fría bajamos a "asomar las narices". Ante nuestra sorpresa la gran puerta de hierro abrió cuando tire hacia abajo su manija, por lo que sigilosamente entramos a sacar algunas fotos, sin saber si estábamos quebrando la ley o no.
El Palacio de Belvedere es un claro ejemplo de que la perseverancia da sus frutos, de que querer es poder. Para Eugenio de Saboya fue de alguna manera la historia de un sueño cumplido.
Eugenio de Saboya nació en Paris en 1663. Era el quinto hijo de de un príncipe y gobernador del cual quedó huérfano a los 10 años. Su madre Olympia Mancini fue una de las reconocidas amantes del libertino Luis XIV, "El Rey Sol", por lo que en las cortes europeas siempre se sospechó que el delicado Eugenio podía ser un hijo no reconocido del Rey de Francia. Mas aún años mas tarde cuando fue culpada de envenenar a su ex.
Eugenio de Saboya era un tipo poco agraciado, de nariz ancha y dientes torcidos. Alguna vez se refirieron a el como un "enano puto". Dos cualidades que no quería ni podía esconder. Eugenio medía poco mas de "metro y medio" y nunca hizo esfuerzo alguno por esconder su homosexualidad.
Desde chico habían destinado su futuro al de la vida eclesiástica, por lo que pasó varios años entre versos y sotanas, pero sin encontrar motivación suficiente ni felicidad. Fue entonces cuando le pidió permiso a Luis XIV para comandar uno de sus batallones, pero este lo rechazó, supuestamente por que su contextura física no imponía respeto. Esto hirió profundamente el orgullo de Eugenio de Saboya.
El ser rechazado por su supuesto padre fue la "chispa inicial" para que Eugenio abandonase Francia por siempre convirtiéndose en un ferviente opositor a Luis XIV y la cultura expansionista de su corte.
Su hermano Luis Julio había caído enfrentando a los Turcos y Eugenio encuentra aquí una perfecta oportunidad para ofrecer sus servicios a Leopoldo I, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Para ello viajaría a Baviera (Alemania), y aunque no consigue comandar al batallón de su hermano, como pretendía, le es asignado un escuadrón del ejército austríaco con el que lucharía a la par de su primo Luis Guillermo de Baden-Baden en la Batalla de Kahlenberg (o Segundo Sitio de Viena), una batalla clave en el futuro de la Europa Cristiana por la posición geográfica de la cual goza Viena, que le permitía controlar las vías fluviales a través del río Danubio entre el Mar Mediterráneo y el Mar Negro.
En la Batalla de Kahlenberg 75.000 alemanes apoyados por 25.000 de la Liga Santa provenientes de la Mancomunidad Polaco-Lituana, con la presencia del Rey Jan III Sobieski que había llegado desde Cracovia, derrotaron a las fuerzas del Imperio Otomano, quienes a su vez contaban con la ayuda de los principados de Moldavia y Transilvania, además de otras minorías no católicas de Europa Central. Para peor también contaban con el apoyo de Luis XIV, el mismísimo rey de una Francia supuestamente Cristiana….
En esta batalla ejemplar que supuso "un antes y un después" en la historia de Europa, pudo el joven Eugenio de Saboya sacar a relucir algunos de sus dotes de gran estratega y líder. Tal fue paliza que le dieron a los Turcos, que el Emperador Leopoldo I ve una fantástica oportunidad de recuperar todos esos territorios perdidos de Europa a manos de los turcos desde 1526, y de devolver favores a los reyes de los países vecinos que habían ayudado a los países de la Europa Cristiana.
Eugenio de Saboya parte ya como Coronel del ejercito austríaco hacia los territorios ocupados de Austria y de Hungría, dando muestras del "Arte de la Guerra" en una serie de victorias que sucedieron a partir de la ocupación de Buda (actual Budapest) en el que se recuperaron ciudades como Belgrado (Serbia) y Sarajevo (Bosnia-Hersegovina).
Nunca abandonó su vida eclesiástica. Siempre fue un Soldado de Dios, y (como alguna vez dijo) sólo estaba casado con él. El Príncipe Eugenio de Saboya tuvo participación en por lo menos 110 batallas siempre peleando con fe en nombre del Cristianismo y dejando una significativa huella como teórico militar. Como uno de los mejores y mas influyentes militares que tuvo jamás la historia.
Poco cuenta la historia sobre este "enano puto" que firme a sus convicciones siempre siguió peleado con el rey Luis XIV. Poco cuenta la historia de este oficial que mas tarde y con sólo 30 años ya era uno de los mas brillantes Generales que tuvo el Sacro Imperio Romano Germánico.
Vuelto a Austria como un verdadero héroe nacional, Eugenio de Saboya adquiere una parcela de tierra en una zona de Viena que todavía no se había desarrollado (actual Viena 3 o tercer distrito), pero que se encontraba sobre el viejo camino que conducía a la ciudad de Budapest.
Tras conseguir la autorización estatal contrata al arquitecto Johann Lukas Von Hildebrandt para la erección de los Palacios de Belvedere, quien inicia la primer parte de la obra en 1714, mismo año en el que Prinz Eugen von Saboyen estaba haciendo un breve paso como gobernador de los recientemente adquiridos Países Bajos austríacos. Años en los que se lo pasaría de guerra en guerra dando cátedra.
Eugenio de Saboya había cumplido con creces su primer objetivo de mostrarse como un soldado valiente y ejecutivo ante los ojos de Luis XIV primero y Austria y el mundo mas tarde. Había cumplido con todas sus metas y sueños haciendo una gran carrera.
Con todo lo aprendido en sus años de servicio al Emperador Leopoldo I a lo largo y ancho del continente europeo, el Príncipe Eugenio de Saboya quería darse un premio y dedicar sus últimos años al buen vivir y a la vida diplomática, y esa fue la raison d´être del Palacio de Belvedere. No es casualidad que hoy en día muchas de las embajadas estén en los alrededores del Palacio Belvedere.
Parece que el destino de Prinz Eugen estaba signado por las guerras, y en en 1734, sólo dos años antes de morir deja la comodidad de Belvedere para participar en la Guerra de Sucesión de Polonia.
En 1736 el Príncipe Eugenio de Saboya muere de pulmonía en uno de los cuartos de su Belvedere querido. Había cumplido su último sueño de morir en la patria que le había dado la bienvenida y en el regio lugar que había elegido para premiarse por sus acciones en vida.
Hoy se encuentra enterrado en la Capilla de Honor dentro de la Catedral de San Esteban (Stephansdom) en el centro de Viena.
En 1776 la Emperatriz María Teresa decide mudar la colección imperial de la corte al Palacio de Belvedere para poder así abrirla al público en general. Desde entonces estuvo casi siempre abierta. Hoy funciona el Museo de Arte Barroco Austríaco, el Museo de Arte Medieval Austríaco y la famosa Galería de Arte Autríaco en donde se encuentra "El Beso" de Gustav Klimt, entre otras grandes obras.
Palacio de Belvedere de noche |
El Palacio de Belvedere es un claro ejemplo de que la perseverancia da sus frutos, de que querer es poder. Para Eugenio de Saboya fue de alguna manera la historia de un sueño cumplido.
La puerta por la que entramos |
Eugenio de Saboya era un tipo poco agraciado, de nariz ancha y dientes torcidos. Alguna vez se refirieron a el como un "enano puto". Dos cualidades que no quería ni podía esconder. Eugenio medía poco mas de "metro y medio" y nunca hizo esfuerzo alguno por esconder su homosexualidad.
Desde chico habían destinado su futuro al de la vida eclesiástica, por lo que pasó varios años entre versos y sotanas, pero sin encontrar motivación suficiente ni felicidad. Fue entonces cuando le pidió permiso a Luis XIV para comandar uno de sus batallones, pero este lo rechazó, supuestamente por que su contextura física no imponía respeto. Esto hirió profundamente el orgullo de Eugenio de Saboya.
El ser rechazado por su supuesto padre fue la "chispa inicial" para que Eugenio abandonase Francia por siempre convirtiéndose en un ferviente opositor a Luis XIV y la cultura expansionista de su corte.
Su hermano Luis Julio había caído enfrentando a los Turcos y Eugenio encuentra aquí una perfecta oportunidad para ofrecer sus servicios a Leopoldo I, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Para ello viajaría a Baviera (Alemania), y aunque no consigue comandar al batallón de su hermano, como pretendía, le es asignado un escuadrón del ejército austríaco con el que lucharía a la par de su primo Luis Guillermo de Baden-Baden en la Batalla de Kahlenberg (o Segundo Sitio de Viena), una batalla clave en el futuro de la Europa Cristiana por la posición geográfica de la cual goza Viena, que le permitía controlar las vías fluviales a través del río Danubio entre el Mar Mediterráneo y el Mar Negro.
En la Batalla de Kahlenberg 75.000 alemanes apoyados por 25.000 de la Liga Santa provenientes de la Mancomunidad Polaco-Lituana, con la presencia del Rey Jan III Sobieski que había llegado desde Cracovia, derrotaron a las fuerzas del Imperio Otomano, quienes a su vez contaban con la ayuda de los principados de Moldavia y Transilvania, además de otras minorías no católicas de Europa Central. Para peor también contaban con el apoyo de Luis XIV, el mismísimo rey de una Francia supuestamente Cristiana….
En esta batalla ejemplar que supuso "un antes y un después" en la historia de Europa, pudo el joven Eugenio de Saboya sacar a relucir algunos de sus dotes de gran estratega y líder. Tal fue paliza que le dieron a los Turcos, que el Emperador Leopoldo I ve una fantástica oportunidad de recuperar todos esos territorios perdidos de Europa a manos de los turcos desde 1526, y de devolver favores a los reyes de los países vecinos que habían ayudado a los países de la Europa Cristiana.
Eugenio de Saboya parte ya como Coronel del ejercito austríaco hacia los territorios ocupados de Austria y de Hungría, dando muestras del "Arte de la Guerra" en una serie de victorias que sucedieron a partir de la ocupación de Buda (actual Budapest) en el que se recuperaron ciudades como Belgrado (Serbia) y Sarajevo (Bosnia-Hersegovina).
Nunca abandonó su vida eclesiástica. Siempre fue un Soldado de Dios, y (como alguna vez dijo) sólo estaba casado con él. El Príncipe Eugenio de Saboya tuvo participación en por lo menos 110 batallas siempre peleando con fe en nombre del Cristianismo y dejando una significativa huella como teórico militar. Como uno de los mejores y mas influyentes militares que tuvo jamás la historia.
Poco cuenta la historia sobre este "enano puto" que firme a sus convicciones siempre siguió peleado con el rey Luis XIV. Poco cuenta la historia de este oficial que mas tarde y con sólo 30 años ya era uno de los mas brillantes Generales que tuvo el Sacro Imperio Romano Germánico.
Vuelto a Austria como un verdadero héroe nacional, Eugenio de Saboya adquiere una parcela de tierra en una zona de Viena que todavía no se había desarrollado (actual Viena 3 o tercer distrito), pero que se encontraba sobre el viejo camino que conducía a la ciudad de Budapest.
Tras conseguir la autorización estatal contrata al arquitecto Johann Lukas Von Hildebrandt para la erección de los Palacios de Belvedere, quien inicia la primer parte de la obra en 1714, mismo año en el que Prinz Eugen von Saboyen estaba haciendo un breve paso como gobernador de los recientemente adquiridos Países Bajos austríacos. Años en los que se lo pasaría de guerra en guerra dando cátedra.
Eugenio de Saboya había cumplido con creces su primer objetivo de mostrarse como un soldado valiente y ejecutivo ante los ojos de Luis XIV primero y Austria y el mundo mas tarde. Había cumplido con todas sus metas y sueños haciendo una gran carrera.
Con todo lo aprendido en sus años de servicio al Emperador Leopoldo I a lo largo y ancho del continente europeo, el Príncipe Eugenio de Saboya quería darse un premio y dedicar sus últimos años al buen vivir y a la vida diplomática, y esa fue la raison d´être del Palacio de Belvedere. No es casualidad que hoy en día muchas de las embajadas estén en los alrededores del Palacio Belvedere.
Parece que el destino de Prinz Eugen estaba signado por las guerras, y en en 1734, sólo dos años antes de morir deja la comodidad de Belvedere para participar en la Guerra de Sucesión de Polonia.
En 1736 el Príncipe Eugenio de Saboya muere de pulmonía en uno de los cuartos de su Belvedere querido. Había cumplido su último sueño de morir en la patria que le había dado la bienvenida y en el regio lugar que había elegido para premiarse por sus acciones en vida.
Hoy se encuentra enterrado en la Capilla de Honor dentro de la Catedral de San Esteban (Stephansdom) en el centro de Viena.
En 1776 la Emperatriz María Teresa decide mudar la colección imperial de la corte al Palacio de Belvedere para poder así abrirla al público en general. Desde entonces estuvo casi siempre abierta. Hoy funciona el Museo de Arte Barroco Austríaco, el Museo de Arte Medieval Austríaco y la famosa Galería de Arte Autríaco en donde se encuentra "El Beso" de Gustav Klimt, entre otras grandes obras.
Durante la Segunda Guerra Mundial el Palacio de Belvedere fue bastante dañado. Luego las Fuerzas Aliadas permanecieron en Viena hasta 1955. Ese mismo año, aquí, en el Palacio de Belvedere se firmó la Independencia de Austria.
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