Lucca era nuestra segunda parada en este viaje por la Región de Toscana, una de las 20 regiones en las que está dividida Italia. Se encuentra en el centro norte del país, no muy lejos de las aguas del Mar Tirreno, apostada en una llanura de buen tamaño.
Lucca es capital de la provincia homónima y una de las ciudades más significativas a la hora de recorrer este área tan especial de Italia, famosa soñada y visitada (además de por sus vinos) por el acervo histórico, artístico y cultural que posee, ya que consta de una rica y larga historia ligada a muchas de las obras de arte más famosas y renombradas de los tiempos. También está la ciudad dotada de una atractiva arquitectura en cada una de sus esquinas, que videncia el paso de las diferentes civilizaciones que por aquí pasaron.
Siempre escuché y repito que la Región de Toscana tiene la magia en sus pequeños pueblos, pero por supuesto que uno no puede olvidar conocer y mencionar ciudades de la talla de Florencia, Pisa, Siena, de las cuáles escribiré en otro momento
Había estado lloviendo esa misma mañana en Lucca, así que salimos con ropa impermeable a perdernos por las calles de esta ciudad. Por supuesto a los pocos minutos salió el sol y no tardó en levantar la humedad del suelo en un lugar ya de por sí está casi a la altura del nivel del mar, así pronto nos sobraba la ropa.Por su peculiar forma elíptica, la Piazza dell´Ánfiteatro tiene cierto atractivo. Tiene esta silueta ya que en el siglo II d.C. estaba apostado aquí un antiguo anfiteatro romano (de ahí su nombre), y que hoy se encuentra sepultado unos tres metros bajo tierra.
Lucca fue fundada por gente de la Civilización Etrusca muchos años atrás, y su núcleo territorial se hallaba justamente en la Región de Toscana.
Como muestra de ello se puede destacar que en el 56 a. C. se reunieron aquí en un importante cónclave Julio César, Craso, y Pompilio el Grande.
Con sus territorios como parte indiscutible de la Europa Feudal, la Ciudad de Lucca comienza a lograr en estos tiempos cierta independencia a partir del año 1.160. Desde entonces siguieron sin mayores complicaciones cinco siglos de próspero crecimiento, y tiempos de relativa paz ya como la República de Lucca.
La ciudad de Lucca es famosa por ser una ciudad amurallada, pero bien cabe aclarar que las mismas poco sirvieron con fines defensivos, aunque se mantienen en muy buen estado de conservación y dotan a la ciudad de ese aura renacentista.
Napoleón ya lo sabía. Digo de la inutilidad de estas murallas, por eso no le fue difícil hacerse de la ciudad en 1805, cuando sus fuerzas tomaron Lucca.
Napoléon, ya emperador en aquellos tiempos, nombra a su hermana Elisa Baciocchi como "Princesa de Lucca y Piombino".
Hoy la ciudad de Lucca cuenta con un importante centro histórico y una población extra muros que alcanza los 100.000 habitantes siendo un muy importante centro económico, social y artístico para la región toda. En las áreas suburbanas (si así pueden llamarse) la población roza las 400.000 personas.
La actividad comercial es muy intensa y no hay pedazo de tierra sin cultivar.Perderse en las callejuelas de esta ciudad es todo lo que trata el asunto. Se puede recorrer a diferentes ritmos acordes a lo que busca el visitante en cuestión, ya que son varias las caras que muestra Lucca, destacando en sus tiendas finas, su cuidada gastronomía y el acervo histórico y cultural que siempre la caracterizó.
La construcción de la iglesia llevó varios siglos hasta que las obras finalizaron en 1637, y esa es la fachada que tiene la catedral hoy en día.
Sea como sea y aunque este post no haga justicia a la calidad turística de esta ciudad, Lucca bien vale la pena añadirla a cualquier itinerario por la Región de la Toscana, o en cualquier viaje por Italia.
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