La segunda ciudad más importante de Georgia se llama Batumi. Está apostada sobre una porción de costa del Mar Negro, donde funciona el puerto más grande del país. Por herencia y esfuerzo de los rusos se convirtió en un destacado nodo ferroviario que extendía sus rieles hasta Bakú, la capital de Azerbaiyán sobre las costas del Mar Caspio. Todo por el altruista gesto de llevar petróleo a Europa.
Batumi tiene clima sub tropical y está muy cerca de la frontera con Turquía, razón por la cual es uno de los destinos vacacionales preferidos de los turcos, en especial de aquellos a quienes les gusta el juego y las apuestas, actividades prohíbidas en Turquía, y es que a Batumi también se la conoce como "Las Vegas del Mar Negro". Sea como sea es una zona de influencia de capitales turcos, y los georgianos se quejan un poco de la perdida de identidad cultural sobre esta región del país.
En ocasión de nuestra visita llegamos desde el este del país por una carretera muy bonita llena de curvas y contracurvas, siempre en bajada y con vacas sentadas sobre el camino. De fondo, de cerca y de lejos, la espesura de los bosques de algunos de los parques nacionales de este país.
Batumi pertenece a Georgia pero forma parte de la República de Ayaria o de Adjara. Esta región del país (a diferencia del resto de Georgia que es Cristiano) tiene desde el siglo XVI cuando era parte del Imperio Otomano, un tercio de población musulmana, su propio himno, bandera, y un dialecto que usa palabras turcas. Lo más importante es que también tiene una cierta autonomía por sobre las decisiones del país.
De día y durante 3 estaciones por año puede hacer mucho calor en Batumi. Lo mejor es pasarlo en las playas de roca o en las afueras de la ciudad, en el Parque Nacional Mtikala, el Kolkheti o el muy bello jardín botánico de la ciudad.
Si uno sale a caminar alguna agradable noche por la ciudad, puede que lo primero que llame a uno su atención sea la construcción de la Alphabet Tower (o Torre del Alfabeto). Se trata de una moderna construcción de 130 metros de altura que despliega la forma helicoidal del ADN humano y tiene su exterior decorado con letras del alfabeto georgiano.
Es verdad que el visitante se sorprende con la nueva cara de la ciudad cuando camina por la perfectamente bien mantenida costanera de 6 kilómetros de largo, con sus modernos, coloridos y atrevidos edificios llenos de luces LED, con curiosas estatuas de tanto en tanto y el sonido de las pequeñas olas del Mar Negro rompiendo y haciendo murmullo sobre la orilla de las playas. En gran parte gracias a los turcos y en menor medida a los rusos, hay un boom de inversiones en Batumi que nadie hubiera imaginado una o dos décadas atrás. O Tres.
Como ocurriese en tantas otras ciudades al norte y al sur de las grandes montañas del Cáucaso, Batumi vivió su mejor momento bajo la época de influencia ruso/soviética, período en el que se asentaron durante un tiempo las industrias de la zona hasta el colapso de la URSS en 1991. Luego siguieron años duros tras un golpe de estado y una posterior guerra civil en la que Georgia pierde los territorios de Abjasia (Abkhazia) al norte del Mar Negro. Años más tarde, en 2003 y sin derramamiento de sangre ocurrió la Revolución de las Rosas que logró incorporar la región de Adjaria (sur del mar Negro) a Georgia, pero no tuvo la misma suerte con otras repúblicas separatistas, por lo que en 2008 libraron una Guerra contra Osetia del sur, una minoría étnica amparada por Rusia, que le volvió a costar una porción de territorio a Georgia.
En la última década la ciudad viene creciendo en forma sostenida gracias a un puerto bien manejado, los casinos, el negocio de petróleo, de los cítricos y también del té, por que así de diverso es Batumi.
La gastronomía de Georgia es uno de los grandes placeres del país. Cada vez que uno se sienta en la mesa es un festín para los sentidos, y en esta tierra todo alimento parece estar en su mejor versión. No obstante puedo decir que los restaurantes, dos, que se encuentran en una suerte de bola en lo más alto de la Alphabetic tower no merecen vuestro tiempo, mucho menos en una ciudad como Batumi, dónde además de la excelente gastronomía local, podemos encontrar restaurantes con cocinas del mundo.
Nobleza obliga admitir sin embargo, que las vistas que se obtienen desde lo más alto del afamado edificio puede que sean algunas de las mejores de la ciudad portuaria. La Montecarlo del Cáucaso.
La Old town o parte antigua de la ciudad, y vaya que es antigua ya que está poblada desde hace decenas de siglos es bastante compacta y fácil de caminar. La mayoría de los comercios, restaurantes y atractivos turísticos se encuentran sobre dos calles que corren paralelas, o a metros de las mismas, o sobre la bellísima promenade, sin embargo Batumi tiene mucho más. Es el color del Mar Negro y el calor de su gente. El sonido y ritmo de su música o el sabor y peculiaridad de su comida.
Si bien es cierto que los meses de calor son los más populares en Batumi, hoy en día hay que admitir que la ciudad no es sólo un resort de verano, un sitio vacío con buenos hoteles sin nada que ofrecer.
Batumi tiene clima sub tropical y está muy cerca de la frontera con Turquía, razón por la cual es uno de los destinos vacacionales preferidos de los turcos, en especial de aquellos a quienes les gusta el juego y las apuestas, actividades prohíbidas en Turquía, y es que a Batumi también se la conoce como "Las Vegas del Mar Negro". Sea como sea es una zona de influencia de capitales turcos, y los georgianos se quejan un poco de la perdida de identidad cultural sobre esta región del país.
En ocasión de nuestra visita llegamos desde el este del país por una carretera muy bonita llena de curvas y contracurvas, siempre en bajada y con vacas sentadas sobre el camino. De fondo, de cerca y de lejos, la espesura de los bosques de algunos de los parques nacionales de este país.
Batumi pertenece a Georgia pero forma parte de la República de Ayaria o de Adjara. Esta región del país (a diferencia del resto de Georgia que es Cristiano) tiene desde el siglo XVI cuando era parte del Imperio Otomano, un tercio de población musulmana, su propio himno, bandera, y un dialecto que usa palabras turcas. Lo más importante es que también tiene una cierta autonomía por sobre las decisiones del país.
De día y durante 3 estaciones por año puede hacer mucho calor en Batumi. Lo mejor es pasarlo en las playas de roca o en las afueras de la ciudad, en el Parque Nacional Mtikala, el Kolkheti o el muy bello jardín botánico de la ciudad.
Si uno sale a caminar alguna agradable noche por la ciudad, puede que lo primero que llame a uno su atención sea la construcción de la Alphabet Tower (o Torre del Alfabeto). Se trata de una moderna construcción de 130 metros de altura que despliega la forma helicoidal del ADN humano y tiene su exterior decorado con letras del alfabeto georgiano.
Es verdad que el visitante se sorprende con la nueva cara de la ciudad cuando camina por la perfectamente bien mantenida costanera de 6 kilómetros de largo, con sus modernos, coloridos y atrevidos edificios llenos de luces LED, con curiosas estatuas de tanto en tanto y el sonido de las pequeñas olas del Mar Negro rompiendo y haciendo murmullo sobre la orilla de las playas. En gran parte gracias a los turcos y en menor medida a los rusos, hay un boom de inversiones en Batumi que nadie hubiera imaginado una o dos décadas atrás. O Tres.
Como ocurriese en tantas otras ciudades al norte y al sur de las grandes montañas del Cáucaso, Batumi vivió su mejor momento bajo la época de influencia ruso/soviética, período en el que se asentaron durante un tiempo las industrias de la zona hasta el colapso de la URSS en 1991. Luego siguieron años duros tras un golpe de estado y una posterior guerra civil en la que Georgia pierde los territorios de Abjasia (Abkhazia) al norte del Mar Negro. Años más tarde, en 2003 y sin derramamiento de sangre ocurrió la Revolución de las Rosas que logró incorporar la región de Adjaria (sur del mar Negro) a Georgia, pero no tuvo la misma suerte con otras repúblicas separatistas, por lo que en 2008 libraron una Guerra contra Osetia del sur, una minoría étnica amparada por Rusia, que le volvió a costar una porción de territorio a Georgia.
En la última década la ciudad viene creciendo en forma sostenida gracias a un puerto bien manejado, los casinos, el negocio de petróleo, de los cítricos y también del té, por que así de diverso es Batumi.
La gastronomía de Georgia es uno de los grandes placeres del país. Cada vez que uno se sienta en la mesa es un festín para los sentidos, y en esta tierra todo alimento parece estar en su mejor versión. No obstante puedo decir que los restaurantes, dos, que se encuentran en una suerte de bola en lo más alto de la Alphabetic tower no merecen vuestro tiempo, mucho menos en una ciudad como Batumi, dónde además de la excelente gastronomía local, podemos encontrar restaurantes con cocinas del mundo.
Nobleza obliga admitir sin embargo, que las vistas que se obtienen desde lo más alto del afamado edificio puede que sean algunas de las mejores de la ciudad portuaria. La Montecarlo del Cáucaso.
Si bien es cierto que los meses de calor son los más populares en Batumi, hoy en día hay que admitir que la ciudad no es sólo un resort de verano, un sitio vacío con buenos hoteles sin nada que ofrecer.
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