domingo, 24 de noviembre de 2019

Estancia Jesuítica Jesús María

La Estancia Jesús María era una de las cinco estancias que la Compañía de Jesús tenía en la provincial de Córdoba, que por aquellos tiempos era, nada más y nada menos que capital de la Provincia Jesuítica del Paraguay, un enorme y fértil pedazo de tierra que abarcaba parte de los territorios actuales de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
La Estancia Jesús María fue adquirida en 1618, apenas dos años más tarde que la Estancia Caroya distante a pocos kilómetros de distancia. Jesús María contaba en ese entonces con 20.000 vides, un molino y dos construcciones que hoy están desaparecidas. La función principal de la estancia era la producción de vino para sustento del Colegio Máximo en la capital. El vino alcanzó gran calidad. Para colaborar con la economía de la orden, en las 9.000 hectáreas de la estancia se hacía cría de Ganado, multiplicando las 250 vacas, 35 cerdos y 20 bueyes que recibieron con la compra de la tierra. Tambien hacían telares y huertas para consumo personal.

Con el paso del tiempo en Jesús María, los Jesuítas llegaron a tener 300 esclavos negros comprados en el puerto de Buenos Aires. También trabajaron en estos dominios cientos de aborígenes asalariados, en especial Sanavirones.
El edificio principal de la Estancia Jesús María, y que hoy funciona como un museo, cuenta con una colección permanente de arte sacro colonial de los siglos XVII y XVIII, y objetos etnográficos y arqueológicos divididos en 18 salas entre planta baja y primer piso.

El edificio data del siglo XVIII, o de los últimos días de la Compañía de Jesús antes de que en en 1767 fueran expulsados de todos los territorios de España y Portugal por el rey Carlos III. Así fue como acabó el sueño de una Gran Nación Jesuíta.
La Estancia Jesús María, junto a sus hermanas la Estancia Caroya, la Estancia Alta Gracia, La Candelaria, Estancia Santa Catalina y el conjunto de la Manzana Jesuítica en Córdoba capital (colegio Montserrat, Universidad y residencia de los padres) forman parte desde noviembre del año 2000 del Patrimonio UNESCO Cultural de la Humanidad. Todo un honor para Argentina y para la provincia de Córdoba, y un sello de calidad.

A este sitio en el norte de Córdoba, Monumento Histórico Nacional desde 1941 se le fue reconociendo su importancia histórica con el correr de los años. Hoy la Estancia Jesús María forma parte de la Ruta de las Estancias y también destaca como sitio de memoria de la Ruta del Esclavo desde 2014. Es fácil llegar. Sólo hay que seguir la RN9 y hacer un corto desvío hasta la huella del Viejo Camino al Alto Perú.

El patio cuadrangular sigue el modelo de las construcciones medievales. A sus lados se encontraban las bodegas que almacenaban más de 15.000 litros de vino.
La iglesia es simple y de estilo Barroco Americano. Es el segundo edificio principal de la Estancia Jesús María. Tiene forma de cruz latina y una bóveda central de forma abovedada.
La puerta es de algarrobo y la fachada no llegó a terminarse por la expulsion de los Jesuítas.
De buen tamaño y manufactura austera, la iglesia logra sorprender al visitante. Es obra del arquitecto Andrés Blanqui, un italiano de Lombardía también responsable de la Iglesia San Ignacio, la Iglesia San Francisco, la Iglesia del Pilar y la actual Recova de Recoleta en Buenos Aires, como así también de la Catedral de Córdoba o de la iglesia de la Estancia Santa Catalina. Verdad que la obra fue muy larga y hubo otros arquitectos que intervinieron en la obra.

Es un buen programa recorrer todas las estancias en dos o tres días. Como siempre ocurre con los sitios UNESCO los caminos son impecables, hay guías para quienes requieran del servicio o quieran profundizar más acerca de la histioria de  estos interesantes sitios.

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