Wismar es una ciudad alemana sobre las aguas del Mar Báltico. Como muchas otras con esta condición, perteneció a la famosa Liga del Hansa, una próspera unión comercial y defensiva entre unas doscientas ciudades de lo que hoy son Polonia, Alemania, Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Lituania y Estonia.
Mi primera impresión fue buena. Ya de entrada me gustó caminar por las calles de Wismar mientras leía acerca de sus últimos siglos de historia y veía todo cuanto quedaba en pie, edificios y canales, en una ciudad bombardeada doce veces durante la Segunda Guerra Mundial.
Una de las tres iglesias de Wismar es la Nikolaikirche, que es de 1361 y es un claro ejemplo de lo que era la arquitectura en ladrillo proveniente de la ciudad alemana de Lubeck, estilo previo al de las otras construcciones góticas en ladrillo presentes en la ciudad.
La Iglesia de San Jorge es de 1404 pero fue gravemente dañada durante las últimas semanas de la Segunda Guerra Mundial. Tras décadas en mal estado ha sido terminada de reconstruirse en 2010 con un costo aproximado de 40 millones de Euros.
Un foto reportaje breve, pues mi teléfono se quedó sin batería antes de llegar siquiera a la plaza principal de la ciudad, una de las más grandes del norte de Europa y de regias construcciones góticas en ladrillo y una fuente cuya historia quedará para otro momento.
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