lunes, 15 de febrero de 2021

La Ruta del Adobe

La Ruta del Adobe es un bello recorrido de 57 kilómetros que transcurre entre las ciudades de Tinogasta y de Fiambalá, en la provincia de Catamarca. Un puñado de construcciones que han sobrevivido muy bien el paso del tiempo, por ser el Valle de Abaucán un lugar seco en extremo.

A veces se pasa a ritmo veloz por la Ruta Provincial 60, pero vale la pena recorrer esta ruta de ida y de vuelta, ya sea en camino a la "Ruta de los Seismiles", o a las Termas de Fiambalá, otros de los muchos atractivos que tiene para ofrecer la provincia.

En la localidad de El Puesto, y a 500 metros de la ruta se encuentra una de las joyitas de este recorrido. Se trata de el Oratorio de los Orquera, una construcción única en la zona.
Esta capilla familiar fue edificada en 1747 por las hermanas Asiares quienes por décadas soñaron con un lugar semejante. Una vez que tuvieron los medios tomaron la decisión de hacer este oratorio, destino final de unas imágenes que habían traído en 1715 de un viaje a Chuquisaca, Bolivia.
La bisnieta de una de las hermanas contrae matrimonio con Santiago Orquera, y como en este oratorio siempre se impartían misas, con el paso del tiempo comenzó a ser conocido como "Oratorio de los Orquera".

A diferencia de la enorme mayoría de construcciones de adobe de la zona y el NOA en general, en el Oratorio de los Orquera se utilizaron moldes para hacer toda la capilla a partir de uno sólo, método practicado por los Kakanes, una parcialidad de los Diaguitas
La Capilla Virgen del Rosario de Andacollo se encuentra a 19 kilómetros de Tinogasta, en el paraje La Falda, dónde alguna vez existió un pueblo del mismo nombre.
Dos torres encierran el atrio de esta capilla de estilo Neoclásico construida en la primera mitad del siglo XIX. Cuatro columnas custodian un arco de medio punto. La nave tiene techo a dos aguas.
La capilla fue remodelada entre 2001 y 2004 luego de sufrir derrumbes parciales tras un temblor.

El interior es rústico y simple con paredes también de adobe y bancos de madera. El techo tiene vigas de algarrobo que se curvaban en el arroyo cercano a la capilla.
El retablo también es de adobe aunque partes también son de cemento. Allí se encuentra la pequeña imagen de la Patrona de la capilla, venerada durante siglos por los locales, mucho antes de la construcción del templo. En las hornacinas a su lado una figura de Santa Rosa de Lima a la izquierda y de San Martín de Porres a la derecha.
El Mayorazgo de Anillaco, de 1712, se encuentra en las adyacencias de la capilla Virgen del Rosario de Andacollo. Destacan sus muros de 1 metro de espesor, y su oratorio. En parte de su estructura funciona un museo que quizás tenga sus puertas abiertas. Depende el día y la suerte
El oratorio del Mayorazgo de Anillaco es otra pequeña maravilla de la zona. Al genérico adobe se le añadieron piedras para darle más dramatismo a la entrada. Es pequeño y deslumbrante.
El altar también es de adobe pero este ha recibido un tratamiento que le otorga cierto brillo para destacar sus curvas y otorgarle profundidad al conjunto. Singular y muy bonito.
Las paredes tienen un revoque más rústico que el del resto de las construcciones presentes en la "Ruta del Adobe". La nave es angosta y los techos de paja están sostenidos por vigas de algarrobo curvadas a la vera de un río, que le otorgan carácter al conjunto.
Al final del recorrido se aprecia la Iglesia de San Pedro en Fiambalá. Como el resto de las construcciones del camino, ésta también es de adobe, pero es la única que blanqueada a la cal logra sobresalir por sobre las demás.
La Iglesia de San Pedro fue mandada a edificar por el Capitán realista Domingo Carrizo en 1770 en el clásico estilo colonial de la época. Sus muros de un metro de ancho protegen una de las construcciones más significativas del departamento y la provincia toda.
En las localidades que va atravesando la Ruta del Adobe se presentan numerosas opciones para enriquecer el recorrido. No todo se trata de capillas y oratorios en este sector de la provincia. La oferta es variopinta e incluye visitas a bodegas, que aunque más pobretonas que sus pares en Salta, Mendoza, San Juan o la Patagonia, hacen unos vinos de promisorio futuro. 








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