Los Saltos del Moconá se encuentran en el sur de la provincia de Misiones, en esa porción de Argentina que casi no linda con el resto del país. Por diversos motivos mi visita a esta maravilla natural se había hecho esperar.
Salimos 4 un febrero desde unas muy lindas cabañas a
la vera del Arroyo Paraíso, a unos 45 kms de la localidad de El Soberbio, y a unos 300 kilómetros de Posadas, la capital provincial.
El camino es de ensueño, rodeado de espesa y pura vegetación de serranía Misionera.
Estábamos emocionados. No siempre se pueden conocer estos saltos, ya que para que el fenómeno sea visible, el caudal de agua del Río Uruguay debe ser bajo. En visitas anteriores a la provincia no contamos con la misma fortuna que nos acompañaba esta vez.
Tras andar poco más de una hora por esos caminos que uno quisiera que nunca acaben llegamos al Arroyo Yabotí , que no siempre te deja pasar, ya que es muy frecuente que el agua lo tape. Cruzando por el puente nos quedaban los últimos 4 kms y llegamos entonces al Parque Provincial Moconá.Allí contratamos los servicios de la empresa Argentina (hay otra Brasileira) e hicimos la indispensable excursión en lancha que nos llevó por las aguas del Río Uruguay hasta el sector en donde están los Saltos del Moconá, allí donde confluyen las aguas de varios ríos.
Del lado Argentino llovía desde un cielo plomizo y en Brasil, a sólo metros de distancia el sol volvía a decir presente. Parece que otra vez, la alegría si era Brasilera.
Grandes piedras flanquean los costados y la selva densa que parece querer acercarse al agua brindan un entorno espectacular.
Los Saltos del Moconá ("el que todo lo traga" en Guaraní) no tienen igual. Su particularidad radica en que son saltos longitudinales y no transversales como la mayoría de las cataratas.
El canal en donde se forman los Saltos de Moconá es una gran falla geológica que hace correr las aguas del río en dos niveles diferentes. Es muy curioso este capricho de la naturaleza y además es único en el mundo.
Los saltos pueden alcanzar más de 20 metros de altura y hacen una suerte de cañadón que nos acompaña por tres kilómetros a lo largo del recorrido. Mas increíble si tenemos en cuenta que en el
margen superior también corre el río en paralelo.
No es mala idea tener una muda de ropa seca, ya que en el recorrido nos vamos salpicando, y eso sin tomar en cuenta que quienes manejan las lanchas directamente te zambullen en uno de los varios saltos. Momento muy divertido pero que puede hacerte pasar un poco de frío.
Las aguas encuentran un poco de paz al final de este torrente recorrido. Un recorrido que volveré a hacer siempre que ande cerca y las aguas bajas del río inviten a navegarlas.
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