Cinco perlas tiene el collar por el que se conoce a los suburbios de San Petersburgo, y la mas grande y linda de esas "perlas" es Peterhof, y es que Pedro "El Grande" lo soñó así.
Hasta la Revolución de Octubre de 1917, Peterhof fue una de las residencias de verano de los zares, con varios y espectaculares jardines capaces de eclipsar a cualquiera. Estos están divididos en el sector superior, donde se encuentra el gran palacio, varias veces agrandado y remodelado por afamados arquitectos, y el enorme sector inferior que se estira hasta donde llega la vista y cuenta con la mayor colección de fuentes de agua del mundo, alimentadas todas por un sistema que la recolecta de diferentes manantiales y que fue diseñado por el mismo Rey de todas las Rusias.
Toda la gloria y riqueza del pasado de Rusia en un solo lugar, que es reconocido por UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Es verano pero hace frío en el Golfo de Finlandia cuando se está a la sombra.
Para llegar, y ya que viajábamos en grupo familiar de 19 personas, nos alquilamos un mini bus y subimos a nuestra guía personal Ludmila, que todo lo sabe acerca de Rusia y ya nos esperaba con unos ricos y grasosos Pirozhki que fuimos comiendo en el camino mientras recorriamos los treinta o cuarenta kilómetros que nos separaban del lugar.
Hay una serie de jardines muy cuidados y de los mas variados estilos paisajísticos, con un verdor que parece increíble de lograr en esas latitudes. Para su cuidado se construyo un enorme muro de tres metros que frena un poco los vientos que vienen desde el mar Báltico.
En los alrededores del parque encontramos una iglesia, invernaderos varios y la pequeña casa que le gustaba ocupar a Pedro, muy ajena a toda la pomposidad del lugar y que construyó el mismo con los conocimientos adoptados en sus años de estudiante en Holanda.
Peterhof es una ciudad a parte, con más de 60.000 habitantes pero se la considera como parte del centro histórico de la ciudad de San Petersburgo.
Aunque la segunda guerra mundial terminó hace varias décadas, los trabajos de reconstrucción siguen a la orden del día, y es que los Alemanes, que ocuparon este lugar, robaron y rompieron y bombardearon cuanto pudieron.
Todo es majestuoso y no escatimaron en gastos a la hora de crear el palacio y entorno, tarea que continuaron durante años varios zares, cada uno agregándole su propio sello.
Como muchas de las construcciones de esta zona, hay una variedad de estilos copiados de los edificios y monumentos mas emblemáticos de la Europa con la que Pedro queria competir, y aunque son difíciles de catalogar, ostentan una belleza inigualable.
Hasta la Revolución de Octubre de 1917, Peterhof fue una de las residencias de verano de los zares, con varios y espectaculares jardines capaces de eclipsar a cualquiera. Estos están divididos en el sector superior, donde se encuentra el gran palacio, varias veces agrandado y remodelado por afamados arquitectos, y el enorme sector inferior que se estira hasta donde llega la vista y cuenta con la mayor colección de fuentes de agua del mundo, alimentadas todas por un sistema que la recolecta de diferentes manantiales y que fue diseñado por el mismo Rey de todas las Rusias.
Toda la gloria y riqueza del pasado de Rusia en un solo lugar, que es reconocido por UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Es verano pero hace frío en el Golfo de Finlandia cuando se está a la sombra.
Para llegar, y ya que viajábamos en grupo familiar de 19 personas, nos alquilamos un mini bus y subimos a nuestra guía personal Ludmila, que todo lo sabe acerca de Rusia y ya nos esperaba con unos ricos y grasosos Pirozhki que fuimos comiendo en el camino mientras recorriamos los treinta o cuarenta kilómetros que nos separaban del lugar.
Hay una serie de jardines muy cuidados y de los mas variados estilos paisajísticos, con un verdor que parece increíble de lograr en esas latitudes. Para su cuidado se construyo un enorme muro de tres metros que frena un poco los vientos que vienen desde el mar Báltico.
En los alrededores del parque encontramos una iglesia, invernaderos varios y la pequeña casa que le gustaba ocupar a Pedro, muy ajena a toda la pomposidad del lugar y que construyó el mismo con los conocimientos adoptados en sus años de estudiante en Holanda.
Peterhof es una ciudad a parte, con más de 60.000 habitantes pero se la considera como parte del centro histórico de la ciudad de San Petersburgo.
Aunque la segunda guerra mundial terminó hace varias décadas, los trabajos de reconstrucción siguen a la orden del día, y es que los Alemanes, que ocuparon este lugar, robaron y rompieron y bombardearon cuanto pudieron.
Todo es majestuoso y no escatimaron en gastos a la hora de crear el palacio y entorno, tarea que continuaron durante años varios zares, cada uno agregándole su propio sello.
Como muchas de las construcciones de esta zona, hay una variedad de estilos copiados de los edificios y monumentos mas emblemáticos de la Europa con la que Pedro queria competir, y aunque son difíciles de catalogar, ostentan una belleza inigualable.
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