En el área de conservación del Ngorongoro hay una variedad notable de micro climas. Luego de surcar unas horas por los coloridos caminos de la selva tropical vamos acercándonos al cráter en donde el escenario es completamente diferente. También están "A la vuelta de la esquina" las grandes tierras desérticas y la falla del Valle del Rift.
Ya antes de llegar al cráter del Ngorongoro estaba fascinado por el camino sinuoso que va cruzando la selva montana que rodea al lugar. Nos íbamos cruzando con camiones Chinos de marcas aún desconocidas que descendían a velocidades irresponsables con decenas de hombrs colgados de sus paragolpes y ventanas, práctica común en estas latitudes. De hecho hay camiones que en el paragolpe trasero tienen pinches para que la gente no se les suba.
Hubiera querido tardar mas en llegar. Podría manejar todo el día con enorme felicidad en este entorno.
Almorzamos en nuestro lodge que estaba montado sobre el labio mismo del cráter. Las vistas eran increíbles y el servicio y la comida, superior. Que placer da llegar a un lugar así. La verdad que me quería quedar en su terraza tomando unas Tusker (la cerveza mas rica del este de África), pero habíamos venido hasta aquí a ver animales y las Toyota Land Cruiser´s nos esperaban con sus motores Diesel ronroneando.
En dos minutos estaba feliz de estar entrando en la caldera intacta mas grande el mundo. Es uno de esos momentos en los que uno se siente un ser privilegiado. ¡Como puede ser tan lindo nuestro planeta!
Las fotos no hacen justicia a la belleza de este lugar, pero créanme que es un lugar fantástico.
El Ngorongoro es un enorme y chato volcán de mas de 20 kilómetros de ancho y 610 metros de altura que surge en el medio de la sabana y como ha estado inactivo por miles de años, hizo posible que se junte con el paso del tiempo, una importante cantidad de vida animal. Hay elefantes machos, leones, leopardos y guepardos. También alberga miles de flamencos y otras cientos de aves en sus aguas alcalinas. No faltan los búfalos ni las cebras, ni los siempre presentes ñus e impalas.
Toda la zona del Ngorongoro fue declarada zona de conservación en 1959. En esos años la tribu de los Masai metía a su ganado dentro del área de conservación e incluso labraban la tierra. Desde lo alto se pueden observar las marcas de aquellos tiempos.
Desde 1979 es Patrimonio Natural de la Humanidad y su cuidado está a cargo de la UNESCO. En 2010 la protección fue extendida por la cantidad de vestigios arqueológicos aún no estudiados que se encuentran dentro de sus perímetros, por lo que hoy el Parque Nacional Ngorongoro goza de este doble Patrimonio Natural y Cultural de la humanidad.
Esa primera tarde hicimos un recorrido de unas 4 horas. Estaba mas gratificado por el escenario que por los animales que habíamos visto, que por cierto eran muchos, pero ninguno de los difíciles de ver.
Es muy lindo saber que uno esta adentro de la caldera de un volcán, y hay que tenerlo presente cuando se recorre (estoy adentro de la caldera de un enorme volcán en la mitad de la sabana africana).
A diferencia de otras calderas esta está intacta y uno puede (uno podría) seguir sus formas.
El segundo y tercer día recorrimos los caminos que nos faltaban de este no tan extenso parque nacional, y tuvimos encuentros cercanos con todos nuestros animales preferidos. El premio por habernos levantado temprano, ya que la mañana suele ser el mejor momento para avistar animales.
Almorzábamos ricos picnics en el parque y volvíamos al lodge solo cuando empezaba a caer la noche.
La visita obliga a contratar un guía (nosotros ya llevábamos los nuestros). A veces esto es bueno, y otras incómoda. No son pocas las veces en que los guías no tienen la menor idea de lo que muestran, o no comparten un idioma en común con uno. Además cobran como científicos. Otras veces un guía enriquece de sobremanera nuestra visita, y son los que tienen pasión por lo que hacen los que a la larga terminan ganando mas plata, ya que con gusto uno les da su merecida y buena propina.
Nuestro guía tenía vista de lince. Había divisado a lo lejos un rinoceronte, y yo con los larga vistas no lograba descifrar si se trataba de un hipopótamo o efectivamente era un rhino. Saqué unas fotos con mi tele-objetivo y pude comprobar que efectivamente se trataba de este tímido y maltratado animal que esta muy cerca de desaparecer. Que triste pensar que nuestros hijos y nietos ya no van a poderlo disfrutar en su hábitat natural. Durísimo.
Ya antes de llegar al cráter del Ngorongoro estaba fascinado por el camino sinuoso que va cruzando la selva montana que rodea al lugar. Nos íbamos cruzando con camiones Chinos de marcas aún desconocidas que descendían a velocidades irresponsables con decenas de hombrs colgados de sus paragolpes y ventanas, práctica común en estas latitudes. De hecho hay camiones que en el paragolpe trasero tienen pinches para que la gente no se les suba.
Hubiera querido tardar mas en llegar. Podría manejar todo el día con enorme felicidad en este entorno.
Almorzamos en nuestro lodge que estaba montado sobre el labio mismo del cráter. Las vistas eran increíbles y el servicio y la comida, superior. Que placer da llegar a un lugar así. La verdad que me quería quedar en su terraza tomando unas Tusker (la cerveza mas rica del este de África), pero habíamos venido hasta aquí a ver animales y las Toyota Land Cruiser´s nos esperaban con sus motores Diesel ronroneando.
En dos minutos estaba feliz de estar entrando en la caldera intacta mas grande el mundo. Es uno de esos momentos en los que uno se siente un ser privilegiado. ¡Como puede ser tan lindo nuestro planeta!
Las fotos no hacen justicia a la belleza de este lugar, pero créanme que es un lugar fantástico.
El Ngorongoro es un enorme y chato volcán de mas de 20 kilómetros de ancho y 610 metros de altura que surge en el medio de la sabana y como ha estado inactivo por miles de años, hizo posible que se junte con el paso del tiempo, una importante cantidad de vida animal. Hay elefantes machos, leones, leopardos y guepardos. También alberga miles de flamencos y otras cientos de aves en sus aguas alcalinas. No faltan los búfalos ni las cebras, ni los siempre presentes ñus e impalas.
Toda la zona del Ngorongoro fue declarada zona de conservación en 1959. En esos años la tribu de los Masai metía a su ganado dentro del área de conservación e incluso labraban la tierra. Desde lo alto se pueden observar las marcas de aquellos tiempos.
Desde 1979 es Patrimonio Natural de la Humanidad y su cuidado está a cargo de la UNESCO. En 2010 la protección fue extendida por la cantidad de vestigios arqueológicos aún no estudiados que se encuentran dentro de sus perímetros, por lo que hoy el Parque Nacional Ngorongoro goza de este doble Patrimonio Natural y Cultural de la humanidad.
Esa primera tarde hicimos un recorrido de unas 4 horas. Estaba mas gratificado por el escenario que por los animales que habíamos visto, que por cierto eran muchos, pero ninguno de los difíciles de ver.
Es muy lindo saber que uno esta adentro de la caldera de un volcán, y hay que tenerlo presente cuando se recorre (estoy adentro de la caldera de un enorme volcán en la mitad de la sabana africana).
A diferencia de otras calderas esta está intacta y uno puede (uno podría) seguir sus formas.
El segundo y tercer día recorrimos los caminos que nos faltaban de este no tan extenso parque nacional, y tuvimos encuentros cercanos con todos nuestros animales preferidos. El premio por habernos levantado temprano, ya que la mañana suele ser el mejor momento para avistar animales.
Almorzábamos ricos picnics en el parque y volvíamos al lodge solo cuando empezaba a caer la noche.
En la zona norte del Cráter de Ngorongoro se ve parte de las deforestaciones que hicieron los Datoga, una tribu de origen Bantú que llegó aquí mucho antes que los Masai. Estas tribus se enfrentaron con los Masai que llegaron hace 150 años. El conflicto continúa pero ahora con la intervención del gobierno.
Aparentemente hay momentos del año en el que el Cráter de Ngorongoro se llena de vehículos. La mayoría son Toyota Land Cruiser y hay varias Land Rover Defender que van de aquí para allá. Nosotros fuimos en plena época de migraciones, pero fuera del período vacacional, y la verdad es que en ningún momento resultaron una molestia. Quizás tuvimos suerte, o fue el hecho de tener guía propio.
Quizás en el cráter algunos sientan mas el tráfico vehicular, pero puede tratarse simplemente por el hecho que el Ngorongoro es mas chico que sus parques vecinos. En todo caso no creo que nunca sea tan grave el tema, y siempre será maravilloso ver animales en su hábitat natural por más que no seamos los únicos testigos. Si así y todo quieres tener esa sensación de privilegio que da la soledad, trata de evitar los meses de enero, febrero, julio y agosto.La visita obliga a contratar un guía (nosotros ya llevábamos los nuestros). A veces esto es bueno, y otras incómoda. No son pocas las veces en que los guías no tienen la menor idea de lo que muestran, o no comparten un idioma en común con uno. Además cobran como científicos. Otras veces un guía enriquece de sobremanera nuestra visita, y son los que tienen pasión por lo que hacen los que a la larga terminan ganando mas plata, ya que con gusto uno les da su merecida y buena propina.
Nuestro guía tenía vista de lince. Había divisado a lo lejos un rinoceronte, y yo con los larga vistas no lograba descifrar si se trataba de un hipopótamo o efectivamente era un rhino. Saqué unas fotos con mi tele-objetivo y pude comprobar que efectivamente se trataba de este tímido y maltratado animal que esta muy cerca de desaparecer. Que triste pensar que nuestros hijos y nietos ya no van a poderlo disfrutar en su hábitat natural. Durísimo.
La vara estaba alta. El Ngorongoro nos había regalado tanto que los próximos parques nacionales la tendrían difícil.Un lugar mágico al que volveré sin dudas cuando vuelva a pasar por Tanzania.
No se si la Zona de Conservación del Ngorongoro es la octava maravilla del mundo, pero en mucho se le parece.
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