La provincia de Córdoba tiene algunas de las iglesias más viejas e importantes del país, y algunas que simplemente son bellas. Tal es el caso de la "Iglesia de los Capuchinos", ubicada al sur de la ciudad en Nueva Córdoba, uno de los barrios más dinámicos y cotizados de la capital provincial y segunda ciudad más poblada de Argentina.
La Iglesia del Sagrado Corazón (tal es el nombre formal de la Iglesia de los Capuchinos) se encuentra entre los templos más queridos de Córdoba Capital, no en vano fue elegida por la gente como la Primera Maravilla Artificial de la Ciudad, una iniciativa del matutino local "La Voz del Interior".
La iglesia tiene dos torres. Hay una primera incompleta o trunca de 53 metros de alto que representa nuestra finitud, o la materia que muere. Se trata de la torre Oeste a la cuál se puede subir por una escalera caracol. La otra llega a los 70 metros de Altura y simboliza el camino del alma hacia el cielo.
En 1926 la Orden Franciscana comenzó con la construcción de la Iglesia del Sagrado Corazon, y aunque fue inaugurada en 1934, los trabajos no terminaron si no hasta 1980, pero eso es un detalle.
El responsable de la construcción fue el arquitecto italiano Augusto César Ferrari quien utilizó el estilo Neogótico y Románico aprendido en sus años de estudiante en Roma y Genova para esta obra, otras en la ciudad de Unquillo y Río Cuarto y alguna otra en la vecina ciudad de Villa Allende, dónde fue residente durante varios años.
Las bóvedas del techo alcanzan una altura condiderable y tienen la particularidad de estar hechas por diferentes artistas. Además representan el cielo de la provincial de Córdoba en cada bóveda, bóvedas cargadas de estrellas dorados.
A los laterales se narra en cuadros la vida de San Francisco de Asís.
Antes de entrar la iglesia sita en Obispo Oro y la esquina con la calle Buenos Aires ya puede apreciarse desde lejos, y es armonioso el contraste que tiene con algunos edificios muy modernos de los alrededores, por ejemplo el Paseo del Buen Pastor, un centro que se encuentra al frente, u otros edificios vidriados o de corte moderno.
Al llegar a la Puerta se aprecian una veintena de columnas chicas talladas por el incansable Augusto César Ferrari. Representan a muchas de las culturas que existieron antes de la llegada de Jesús
Para los locales es otra iglesia de la cúal sentirse orgullosos, y para los turistas un paseo bonito para sumar a la larga lista de atractivos que tiene la capital provincial.
La Iglesia del Sagrado Corazón (tal es el nombre formal de la Iglesia de los Capuchinos) se encuentra entre los templos más queridos de Córdoba Capital, no en vano fue elegida por la gente como la Primera Maravilla Artificial de la Ciudad, una iniciativa del matutino local "La Voz del Interior".
La iglesia tiene dos torres. Hay una primera incompleta o trunca de 53 metros de alto que representa nuestra finitud, o la materia que muere. Se trata de la torre Oeste a la cuál se puede subir por una escalera caracol. La otra llega a los 70 metros de Altura y simboliza el camino del alma hacia el cielo.
En 1926 la Orden Franciscana comenzó con la construcción de la Iglesia del Sagrado Corazon, y aunque fue inaugurada en 1934, los trabajos no terminaron si no hasta 1980, pero eso es un detalle.
El responsable de la construcción fue el arquitecto italiano Augusto César Ferrari quien utilizó el estilo Neogótico y Románico aprendido en sus años de estudiante en Roma y Genova para esta obra, otras en la ciudad de Unquillo y Río Cuarto y alguna otra en la vecina ciudad de Villa Allende, dónde fue residente durante varios años.
Las bóvedas del techo alcanzan una altura condiderable y tienen la particularidad de estar hechas por diferentes artistas. Además representan el cielo de la provincial de Córdoba en cada bóveda, bóvedas cargadas de estrellas dorados.
A los laterales se narra en cuadros la vida de San Francisco de Asís.
Antes de entrar la iglesia sita en Obispo Oro y la esquina con la calle Buenos Aires ya puede apreciarse desde lejos, y es armonioso el contraste que tiene con algunos edificios muy modernos de los alrededores, por ejemplo el Paseo del Buen Pastor, un centro que se encuentra al frente, u otros edificios vidriados o de corte moderno.
Al llegar a la Puerta se aprecian una veintena de columnas chicas talladas por el incansable Augusto César Ferrari. Representan a muchas de las culturas que existieron antes de la llegada de Jesús
Para los locales es otra iglesia de la cúal sentirse orgullosos, y para los turistas un paseo bonito para sumar a la larga lista de atractivos que tiene la capital provincial.
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