Aislado de su país y del mundo, ahí, en el límite septentrional de la Argentina, a mas de 3.500 de altura, y en donde casi empieza el territorio boliviano, se encuentra Yavi, una vieja localidad con una rica historia para contar.
En 1667, la Corona Española le otorgó al por entonces Marqués de Tojo, extensas tierras que se perdían a ambos lados de la frontera argentino-boliviana.
Este fue el único título nobiliario expedido por la Corona Española en territorio de lo que mas tarde sería la República Argentina.
Atrás de estos grandes muros de adobe se encuentra la casa del marqués, con su patio interno empedrado, y sus 12 salas o habitaciones. Es una de las construcciones que, obviamente, se destaca del resto, pero no es la única interesante.
La Capilla San Francisco es de 1690. Sus lineas simples se mantuvieron inalteradas hasta nuestros días.
Esta iglesia mandada a construir por la familia del marqués de Campero y la marquesa de Ovando, una de las familias con mas tierras en la nueva sudamérica, y la casa del marqués de Tojo, hacen que este lugar haya sido declarado Monumento Histórico Nacional por las autoridades pertinentes.
A fines del siglo XIX el pueblo se vio envuelto en una revuelta que tenía orígenes en, por lo menos, tres distintos tipos de reclamos.
Por un lado estaban los aborígenes de la puna, quienes habían heredado las tierras de sus antepasados y tenían un vínculo social, cultural y económico atado a esta árida geografía.
Con su reclamo no hacían mas que pedir clemencia al estado por sus tierras arrebatadas.
Caídos los derechos de los herederos del marquesado, tras la creación de la República Argentina, el nuevo e incipiente estado quería hacerse de estas tierras que ahora eran fiscales.
En tercer lugar estaban los parientes de la corona que no podían dejar de reclamar lo que, según ellos, le correspondía por herencia. La tajada era demasiado grande para dormirse en los laureles.
Yavi estaba a la vera del "Camino Real" que comunicaba el Alto Perú con el Río de la plata, por lo que se lo conocía como "Pueblo de encomienda" que le sirvió a varias generaciones de soldados como posta y refugio para dominar los extensos territorios en este árida región del altiplano
Yavi hoy cuenta con una población de poco mas de 200 habitantes, y cuando uno esta ahí, parece como que todos se han ido.
Las casas son de adobe y llevan techos de caña, los únicos materiales que ofrece la zona para paliar las frías noches de la puna.
La biblioteca Bernardino Rivadavia acuña un volumen importante de libros antiguos traídos en la época del marqués. Funciona adentro de una de las 12 habitaciones de la casa, y los alumnos de la escuela se sirven de sus libros para aprender y estudiar.
Dentro de la Casa del Marqués funciona también un pequeño museo con objetos coloniales que pertenecieron a la familia del marqués, mobiliario de época, y una breve historia del lugar.
Con la llegada del ferrocarril a la vecina ciudad de La Quiaca (y a la lindera Villazón en Bolivia) en 1907, Yavi quedo en el olvido.
Este fue el único título nobiliario expedido por la Corona Española en territorio de lo que mas tarde sería la República Argentina.
Atrás de estos grandes muros de adobe se encuentra la casa del marqués, con su patio interno empedrado, y sus 12 salas o habitaciones. Es una de las construcciones que, obviamente, se destaca del resto, pero no es la única interesante.
La Capilla San Francisco es de 1690. Sus lineas simples se mantuvieron inalteradas hasta nuestros días.
Esta iglesia mandada a construir por la familia del marqués de Campero y la marquesa de Ovando, una de las familias con mas tierras en la nueva sudamérica, y la casa del marqués de Tojo, hacen que este lugar haya sido declarado Monumento Histórico Nacional por las autoridades pertinentes.
Notables pinturas de la Escuela Cusqueña fueron traídas especialmente desde el Alto Perú. Son obras del maestro pintor Mateo Pizarro y datan del SXVIII. Su objetivo, además de embellecer el templo, eran usados para cristianizar a los indígenas, quienes no sabían leer.
Batalla de Yavi
Por un lado estaban los aborígenes de la puna, quienes habían heredado las tierras de sus antepasados y tenían un vínculo social, cultural y económico atado a esta árida geografía.
Con su reclamo no hacían mas que pedir clemencia al estado por sus tierras arrebatadas.
Caídos los derechos de los herederos del marquesado, tras la creación de la República Argentina, el nuevo e incipiente estado quería hacerse de estas tierras que ahora eran fiscales.
En tercer lugar estaban los parientes de la corona que no podían dejar de reclamar lo que, según ellos, le correspondía por herencia. La tajada era demasiado grande para dormirse en los laureles.
Yavi estaba a la vera del "Camino Real" que comunicaba el Alto Perú con el Río de la plata, por lo que se lo conocía como "Pueblo de encomienda" que le sirvió a varias generaciones de soldados como posta y refugio para dominar los extensos territorios en este árida región del altiplano
Yavi hoy cuenta con una población de poco mas de 200 habitantes, y cuando uno esta ahí, parece como que todos se han ido.
Las casas son de adobe y llevan techos de caña, los únicos materiales que ofrece la zona para paliar las frías noches de la puna.
La biblioteca Bernardino Rivadavia acuña un volumen importante de libros antiguos traídos en la época del marqués. Funciona adentro de una de las 12 habitaciones de la casa, y los alumnos de la escuela se sirven de sus libros para aprender y estudiar.
Dentro de la Casa del Marqués funciona también un pequeño museo con objetos coloniales que pertenecieron a la familia del marqués, mobiliario de época, y una breve historia del lugar.
Con la llegada del ferrocarril a la vecina ciudad de La Quiaca (y a la lindera Villazón en Bolivia) en 1907, Yavi quedo en el olvido.
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