domingo, 16 de marzo de 2025

Paseo por Ravello

 Ravello es uno de los destinos turísticos más visitados de Italia, principalmente por ser parte de la eternamente famosa Costa Amalfitana, aquella que, acariciada por las aguas del Mar Tirreno y bendecida por el clima mediterráneo de inviernos cálidos y veranos que lo son mucho más, suele atraer a cientos de miles de personas cada año.

Ravello cuenta con una población estable de 2.600 personas pero cada año recibe a más de 200.000 visitantes, que como millones antes, llegan atraídos a estas costas por lo menos desde los tiempos del Imperio Romano. Verdad que cobró más fama a partir de la segunda mitad del siglo veinte, cuando estas costas comenzaron a ser elegidas para sus vacaciones de verano por el jet set internacional, especialmente el de USA.
Para que negarlo. La Strada Statale 63 (o Amalfi drive) es la principal y única vía de la Costa Amalfitana. Su trazado sinuoso y la cantidad desmedida de vehículos de todo tipo, pueden convertir este paseo de excelentes vistas sobre la mar y bonitos pueblos de costa y montaña en una verdadera pesadilla, y si es un sábado de temporada, a prepararse para pasar un puñado de horas para hacer esos pocos kilómetros entre los golfos de Salerno y Sorrento.
Luego viene la epopeya de conseguir lugar en el ínico sitio en dónde se puede aparcar el auto, pero una vez logrado, uno se encuentra con un pueblo atractivo que, junto al resto de la zona fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad por su arquitectura y obras de arte notables.
Aunque fundada en el siglo V, Ravello es otro de tantos pueblos cuyo pasado fue más glorioso que el presente, tiempos en dónde después existió una República Amalfitana (o Ducado de Amalfi), que dominaban las aguas y costas del Mar Mediterráneo, hasta que fue destruida y derrocada por otra desaparecida, la República de Pisa en 1137.
Recorrer las atracciones del pueblo de Ravello no lleva mucho tiempo. En la entrada al mismo se encuentra una plazoleta, y en la parte más alta de la misma la Basílica de Santa María Assunta y San Pantaleone, conocida por los locales simplemente como el Duomo. Dentro de su nave central se encuentra el púlpito de canto, obra de Nicolo de Bartolomeo, y que data del 1276.
Desde la torre mayor o Torre Maggiore se puede descender a la parte más pequeña de Ravello sin dejar nunca de disfrutar de un pueblo cuidado al extremo, dónde nada parece desentonar con la época en que fue construido. Un pueblo que no es poco, pero forma parte de un todo más importante.
y hay flores por todos lados a dónde uno mire, y después aprenderemos que esto sucede en cualquier época del año, haciendo de Ravello y de los pueblos de la Costa Amalfitana una suerte de región dónde la primavera parece ser eterna.
Diría que el sitio más relevante de Ravello es Villa Rufolo. No sólo por tratarse de una de las propiedades más importantes de la región, sino por las vistas que regalan sus terrazas sobre las aguas del Mar Tirreno.
La espléndida Villa Rufolo pertenecía a una de las familias más poderosas de Italia. Uno de ellos, Landolfo, queda inmortalizado en el Decameron de Boccaccio.

Los vaivenes de la historia hicieron que la familia Rufolo pierda esta propiedad siglos atrás, por lo que Villa Rufolo a pasó de mano en mano por varias familias menos poderosas, e incluso sufrió un largo abandono que causó serios daños en la propiedad.
Estas mismas vistas en esta misma vila inspiraron a Richard Wagner para hacer Parsifal, su última obra dramática. Quizás estas historias o la brisa marina o quien sabe qué, animaron a un escocés llamado Francis Neville Reid, a comprar Villa Rufolo y dedicarle el tiempo, el cariño y las toneladas de dinero suficientes para devolverle el brillo a esta propiedad única, en dónde dicho sea de paso, funciona un museo en su interior que nos deposita en lo más alto de la casona.
Al final del recorrido estaba de lo más contento. Había disfrutado de sus calles, sus escaleras, la iglesia, Villa Rufolo, sus pequeños locales, y a decir verdad, hasta me hubiera quedado a dormir con tal de no perder mi espacio de estacionamiento.


miércoles, 26 de febrero de 2025

Un poco de Nápoli

Nápoles es una de las ciudades más pobladas de Italia. No se sabe a ciencia cierta cuantos son sus habitantes exactos, por lo que permanece en el podio alternando entre el tercer lugar o el primero si contamos su área metropolitana. En cuanto a PBI está muy por debajo de otras ciudades del país, pero destaca en arte, gastronomía, historia y cultura.

Había llegado a Nápoles de noche, cansado tras algunas semanas de viaje, por lo que decidí alojarme en Capodimonte, un barrio alejado del centro de la ciudad, a modo de estar un poco más relajado. Lo que no tuve en cuenta era el gran tamaño de mi vehículo, y llegar hasta allí fue toda una odisea. Me pasó de todo en esos últimos dos o tres kilómetros.

Al día siguiente había que empezar por algún lado así que decidí acercarme hasta la zona del puerto para poder apreciar el ´pequeño Golfo de Nápoles, que incluye las poblaciones de Napoli, Pompeya y Pozzuoli. Tiene al este al Volcán Vesubio y cerrando en el otro extremo s la ciudad de Sorrento.

Una de las primeras paradas fue la Piazza Dante. Este espacio está dedicada a Dante Alighieri. Esta plaza de los siglos XVI y XVII no es de las más importantes de Napoli, pero tiene su estación de subte,en la zona, que es muy animada por cierto,hay muchas librerías y tiendas de zapatillas y el acceso a la imperdible Vía Toledo, arteria de la ciudad.
Caminar la Vía Toledo desde su nacimiento e ir rodeando el Quartieri Spagnoli, uno de los barrios más atractivos y turísticos de la ciudad, te va a mantener entretenido durante unas horas. Aquí se respira el verdadero aire napolitano. El quilombo, la ropa colgando de sogas que van de un lado de la calle al otro, el olor a combustible mal quemado de las motos, el ruido constante, el histrionismo, los siglos de sus paredes y ese rico olor que sale de las cocinas e invita uno a entregarse por completo a los sabores de estas manos.
Caminar por aquí es sumergirse en siglos de historia. Todo el centro histórico de Nápoles es el más grande de Europa y está considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por su gran riqueza cultural, gastronómica y artística, y con el correr de las horas uno lo va comprobando a cada paso si recorre los barrios de Pendino, San Giuseppe, Montecalvario, La Avvocata o San Carlos All'Arena, donde estaba la residencia real.
A cada paso y en cualquier lugar de Nápoles uno va comprobando la gigante y omnipresente figura de Diego Armando Maradona (10), un verdadero dios para los napolitanos, y es que a dónde sea que uno mire, hay algo, una bandera, un cuadro, un mural que nos recuerda al astro del fútbol, aquel que debutó en un estadio que se venía abajo y le dio 5 títulos al equipo de la ciudad, el mayor goleador histórico del Napoli, aquel que fue Campeón del Mundo y volvió al equipo del sur de Italia para volver a gritar campeón con la Copa de Italia de 1987.
Ese Maradona de origen marginal sirvió para que muchos se sintieran identificados en el sur, lo más pobre de Italia que por esos días logró arrebatar los podios a los equipos ricos del norte, algo que nunca será olvidado en estas latitudes.

En lo que parece ser el verdadero centro neurálgico turístico de Nápoles está la Galleria Umberto I. Este admirable paseo comercial posee cuatro puertas de entrada. Algunas buenas tiendas y otras de baratijas. También cafeterías en su elegante interior de pisos de mármol, paredes de mosaicos, y unos techos que son una obra de arte en sí misma. La galería se encuentra frente al teatro o de la Plaza Plebiscito y otros íconos napolitanos.
El Castel Nuovo Maschio Angioino uno de los siete castillos que podemos encontrar en Nápoles. Este pintoresco castillo del siglo XIII  fue mandado a construir por Carlos de Anjou en 1279, época en la que se había hecho con los tronos de Nápoles y de Sicilia mudando aquí la capital desde Palermo. Sea como sea es sólo una cara bonita. Si bien funciona como un museo cívico, y la entrada no es tan cara, no vale la pena perder tiempo aquí ya que no hay nada interesante en su interior.
Si bien Nápoles es el supuesto lugar de nacimiento de la pizza, la ciudad y la región siempre destacaron por su gastronomía. 
La cocina napolitana consta de 5 pasos. Todo comienza con el Antipasti, que es una entrada o aperitivo que puede degustarse frío o caliente y variar a gusto del lugar. Generalmente son unas fetas de fiambre, pero puede ser un platillo de aceitunas o algo elaborado delicadamente a gusto por quien mande en la cocina.

Al concluir el Antipasti, se levanta la mesa y se sigue con el Primo Piatto (o primer plato). En casi todas las ocasiones el Primo Piatto trata de alguna versión de pasta, y son muchas. Al terminar se prosigue con el Secondo Piatto que generalmenbte consta de algún tipo de proteína animal  (carne de vaca, de cerdo, de pollo, pato, pescado, animales de caza, etc). Este plato viene acompañado por otro más pequeño que colocan a un lado del principal y lleva el nombre de Contorno, y trata de una pequeña ensalada, o verduras. Se concluye idealmente con una sobremesa larga dónde no falte el Dolce, la etapa final que son masitas dulces acompañado por una o más copas de Limoncello.
En la Cucina Napoletana se consume en abundancia de pescados y mariscos que regalan las aguas del Mar Tirreno que baña las costas de esta ciudad, por lo que aproveché para probar varias de sus delicias, de sus mejores Secondo Piatto. Por supuesto no faltaron las pizzas, ni la sabrosa pasta, y de sus clásicos dulces comí más que nuca en mi vida.
La Catedral de Nápoles o Duomo de Napoli u oficialmente Cattedrale Metropolitana di Santa Maria Assunta es la más importante de muchas en la ciudad. Originalmente construida por el emperador Constantino El Grande en el siglo IV en el mismo sitio dónde existía un templo dedicado al dios Apollo.
Otro sitio que me gustó mucho es el Museo Nacional de Capodimonte, en cuyo espléndido interior podemos encontrar obras de Tiziano, El Greco, Rafael, Guido Reni, Pamigianino, Brueghuel el viejo y otros maestros. En la Sala Napolitana con obras de Caravaggio o Ribera.
El museo ocupa las tres plantas del Palacio de Capodimonte

Desde su tranquilo y bonito parque, verdadero oasis de Nápoles, se obtienen grandes vistas de la ciudad. Hoy puedo decir que extraño un poco el bullicio de Nápoles y prometo volver, pero no pensaba lo mismo aquellos días que pasé por allí.

jueves, 30 de enero de 2025

Tolar Grande

Siempre es lindo pegarse una vuelta por el escenario marciano de Tolar Grande, tan típico de la Puna de Atacama y a la vez tan singular, tan único y espectacular, especialmente en los alrededores de la localidad homónima, como el Desierto del Diablo.

La localidad de Tolar Grande tiene unos 200 habitantes que han ido conformando una pequeña comunidad andina en el Departamento los Andes, el menos poblado de Salta. Para llegar hay que recorrer en unas 9 horas los 380 kilómetros que lo separan de la capital provincial.
Si bien se han doblado los habitantes en esta última década gracias a acertadas políticas gubernamentales que facilitaron el acceso de turismo a la zona, aún está muy lejos de las 5.000 personas que supieron vivir aquí en el auge de la localidad, cuando funcionaba Mina la Casualidad y Tolar Grande la cabecera del tren proyectado que uniría Salta con la ciudad de Antofagasta en Chile.

El camino consolidado que se conoce como ruta provincial 27 apenas pasa por algún que otro caserío perdido o estación abandonada, pero regala tras cada curva paisajes que quedarán grabados por siempre en nuestras retinas. 
A unos pocos kilómetros del poblado, en el camino que generalmente se utiliza para salir o abandonar la localidad se encuentran tres fantásticos "Ojos de Mar", y allí, dentro de estos ojos de agua viven unos pequeños organismos llamados Estromatolitos. Estos arrecifes microbianos existen en muy pocos lugares del mundo (Laguna de Bacalar en México, el Parque Nacional Yellowstone), pero estos son las únicos que existen viviendo por sobre los 4.000 metros sobre nivel del mar. Revierte curiosidad pues aparentemente así eran las condiciones de vida en el planeta tierra hace unos 3.500 millones de años.
En Tolar Grande las temperaturas suelen tener una gran amplitud térmica. Algunos días pueden ser muy calurosos. Si bien puede resultar tentador meterse en estos ojos de agua, se suplica no hacerlo ya que los estromatolitos son micro organismos son muy sensibles.
En uno de los extremos del pueblo se encuentra la Estación Tolar Grande. Esta estación pertenece al Ramal C 14 del Ferrocarril General Belgrano, un ferrocarril de trocha métrica de 554 kilómetros que une la Estación Cerrillos con el paso fronterizo de Socompa desde dónde se unía con su par chileno para alcanzar la ciudad de Antofagasta. Hoy en día llega de Cerrillos a la Estación San Antonio de los Cobres, desde dónde parte el turístico Tren de las Nubes, circulando a más de 4.200 metros sobre los mares.
Tolar Grande siempre me pareció especial, no sólo por los paisajes y experiencias que regalan sus cerros y lagos, sino por lo variopinto de la gente que se aventura hasta este remoto destino de los Andes.
La localidad de Tolar Grande se encuentra a un extremo del Salar de Arizaro, el tercer salar más grande del mundo y antigua ruta elegida por los arrieros para llevar el ganado desde el Valle de Lerma hacia Chile durante los siglos XVII y XVIII
Dentro del Salar de Arizaro, tras algunas horas circulando por un piso tipo serrucho se llega a una de las postales más conocidas de la provincia de Salta, se trata de el Cono de Arita, que con sus pocos más de 200 metros se eleva hasta los 3689m.s.n.m. conformando para muchos el cono más perfecto del planeta.