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lunes, 14 de julio de 2025

Tumba de Khai Dinh

 La tumba de Khai Dinh es una de las más impresionantes y distintivas de las tumbas imperiales de Vietnam. Está ubicada en las colinas de Chau Chu, en las afueras de la ciudad de Hue.
Desde 1993 goza de ser parte del Patrimonio UNESCO de la Humanidad por formar parte del Conjunto de Monumentos de Hue.


Como sucede muchas veces, lo bueno no llega sin esfuerzo. En el caso de la tumba de Khai Dinh debemos entrar en calor y subir varios tramos de escalinatas hasta llegar a la cima, ya que la tumba está construida sobre varias terrazas y existen varias secciones. 

La primera de esas secciones es la Puerta de las Tres Entradas (Cong Tam Quan). Esta es la entrada principal al recinto. La misma está decorada con motivos florales y dragones. Desde aquí ya se puede apreciar la calidad del conjunto.
La segunda sección es el Patio de las Ceremonias (San Bai Dinh), un patio sumamente atractivo en dónde hay dispuesto en dos filas, una impresionante cantidad de estatuas de piedra caliza de caballos y elefantes, y de civiles y mandarines militares, algunos dotados de detalles muy poco frecuentes en este tipo de arte.
Luego se llega al Palacio de Thien Dinh (Thien Dinh Dien), es decir el corazón de este mausoleo real. Es una sala muy ricamente decorada en dónde se encuentra una estatua de bronce de Khai Dinh sentado en su trono bajo techos cubiertos de coloridos mosaicos que forman nueve dragones pintados que simbolizan la protección imperial.
Nueve metros por debajo de la estatua yace el verdadero sarcófago del emperador.

La Tumba Imperial de Khai Dinh es un gran ejemplo del cruce cultural y la extravagancia imperial propia del último período de la Dinastía Nguyen. 
Hoy puede ser parada obligada en Hue, pero en su momento causó mucho descontento entre los ciudadanos que tuvieron que pagar impuestos más altos para solventar su construcción.





domingo, 13 de julio de 2025

La Bahía de Halong, dónde el dragón desciende al mar

La Bahía de Halong es probablemente el sitio más renombrado y emblemático de Vietnam. Se trata de un conjunto de más de 1.600 islas e islotes de piedra kárstica ubicadas a unos 170 kilómetros de Hanoi, la capital, y que por su excepcional belleza natural están reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad (1994)

La Bahía de Halong también fue nombrada una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo por la singularidad de su entorno, y claro también era parte del itinerario de nuestra estadía en Vietnam. 

La mañana había empezado complicada con mi madre intoxicada en un hotel de Ninh Binh, lo que ponía en riesgo no sólo el día, sino la dinámica entera del propio viaje. El desafío consistía en cubrir las poco más de tres horas que nos separaban del Golfo de Tonkín y abordar a tiempo el crucero que previamente habíamos contratado, y en dónde pasaríamos la noche.

Madre hizo un esfuerzo sobrehumano y logramos salir, Con el correr de las horas se fue sintiendo paulatinamente mejor, y minutos después de los trámites en el bullicioso puerto ya estaba disfrutando del paseo por este mágico destino.

Las habitaciones del crucero eran más que cómodas, como las instalaciones todas, siendo las terrazas el sitio preferido de nosotros y el resto de los navegantes.

Cuenta la ancestral leyenda vietnamita que este territorio era continuamente amenazado por invasores desde el mar. Viendo el sufrimiento de los valientes habitantes de la bahía, el Emperador de Jade, dios supremo del taoísmo y regente de los cielos, envió una familia de dragones celestiales para ayudar a este pueblo bonachón, y así fue como al próximo intento de invasión, los dragones escupieron perlas y joyas desde sus bocas, y cuando estas tocaban el agua se fueron convirtiendo en estas piedras calizas que además de ser muy bonitas, hacen del lugar una suerte de muralla infranqueable. 
Al concluir la batalla, los dragones quedaron tan a gusto, que decidieron quedarse en la tierra en lugar de regresar al cielo. El dragón madre se pozo en lo que hoy es la cadena montañosa de la Bahía de Halong, y sus hijos se posaron en las cercanas bahías de Bai Tu Long y la Bahía de La Han.
Desde la terraza del crucero vemos como el astro mayor desciende. El escenario es de veras cautivante. El color de la mar. Esas piedras surgidas por gracia divina que brotan a diestra y siniestra. Un leve olor a combustible mal quemado. El graznido de un ave que pasa volando.

En la terraza sucede una clase de cocina. Un acercamiento a la cultura local. Preferimos en cambio un aperitivo antes de regresar al interior del barco en dónde continuarían una serie de actividades que mantuvieron entretenidos al pasaje entero.
Para la Trasnoche hubo quienes pescaron con éxito algunos moluscos que mordían anzuelos atraídos por las fuertes luces de las linternas.

Mi día comenzó a las cinco de la mañana en la terraza del barco para una clase de Tai Chi Chuan. La primera en mi caso. Ni madre ni hermana aparecieron a la cita, pero al menos pude aprender algo nuevo y disfrutar de las primeras luces de la mañana mientras sentía que mi corazón iba subiendo de pulsaciones con la actividad física.

Tras el desayuno abordamos una embarcación más pequeña que nos acercó a una de las muchas cuevas de piedra caliza que por aquí existen.
Tuvimos suerte (supongo) ya que vinimos a conocer la Cueva Sung Sot (o Cueva de la sorpresa), una de las cuevas más grandes de la bahía, famosa por las formaciones de estalagmitas y estalactitas que se asemejan a figuras animales. Andando por las diferentes cámaras podemos ver que algunas se aprecian a simple vista, y en otras hay que recurrir a la imaginación, o incluso voltear nuestras cabezas.
Por un corto camino ascendente se llega a una suerte de mirador sobre la bahía y se regresa al barco.
La Bahía de Halong tiene su fama merecida. Es un sitio muy especial que ningún viajero debiera dejar afuera de su itinerario por Vietnam. Y así sucede. Prueba de ello es el creciente desarrollo en la ciudad de Halong, que hoy luce moderna y dinámica y supera con creces los 300.000 habitantes.


lunes, 23 de junio de 2025

Tam Coc, "la Bahía de Halong en tierra"

 Tam Coc es una parada que no debe faltar en el itinerario de cualquier viajero que esté de paso por Hanoi o recorriendo el norte de Vietnam, y en especial a aquellos que se encaminan a conocer la famosa Bahía de Halong. Este idílico paisaje inmerso en la ruralidad y a poco más de 100 kilómetros de la capital Hanoi, eclipsa por su belleza y simpatía, pero vamos por partes.

Ese día hicimos junto a mi madre y mi hermana un breve paseo en bicicleta en el que, por el costado de la ruta fuimos pedaleando hasta los alrededores de la Pagoda de Bich Dong. Ya desde afuera uno tiene la certeza de estar visitando un sitio bello y particular, enclavado en la propia piedra caliza de la montaña y mimetizado con el entorno.
Por el varias veces centenario puente de piedra se cruza las tranquilas aguas se llega a la única y espléndida puerta de entrada al templo.

No mas cruzar el puente y pasar el importante pórtico, uno se topa con la pagoda inferior, y para conocer las otras dos pagodas, y una serie de estatuas de Buda, hay que adentrarse en una serie de cuevas llenas de pacíficos murciélagos e ir subiendo por los 200 (o más) escalones naturales y hasta lo más alto del sitio. Con las paradas el esfuerzo no es tanto y las vistas son una buena recompensa.
 Saliendo de la pagoda tomamos nuevamente las bicicletas y desandamos los dos kilómetros de ruta hasta un sereno río en dónde había varios cientos de pequeñas embarcaciones. Enseguida subimos en un pequeño sampán para hacer un recorrido que se conoce como Tam Coc Bich Dong. El mismo dura dos horas y te lleva por tres diferentes cuevas. 
Apenas se necesita de unos segundos para descubrir la habilidad de los lugareños (casi siempre mujeres), en remar con sus piernas, mientras con sus manos agarran sus smartphones o hacen cualquier otra cosa. Claramente esta es una técnica que han perfeccionado con el paso de las generaciones.
Lo que hace distintivo a Tam Coc, singular y único son sus importantes y escarpadas formaciones kársticas de piedra caliza que se elevan a diestra y siniestra por sobre los verdes campos de arroz, y que podemos comprobar mientras vamos surcando las aguas de los serpenteantes ríos Ngo Dong y Hoang Long. Un paisaje de película.
Por más experiencia que uno tenga en paseos fluviales, este es muy especial. Prueba de ello son las sonrisas que tienen dibujadas cada uno de los turistas a bordo de estos sampanes al terminar el itinerario. Todos quedan ampliamente satisfechos con el programa realizado. Este es sin duda un día que por siempre recordarán.
Durante el recorrido se pasa primero por una corta cueva llamada Hang Ca, que es perfecta como introducción. Tras unos minutos de navegación se llega a Hang Hai, una segunda cueva más extensa dónde las formaciones rocosas están apenas un par de centímetros por sobre nuestras cabezas. Ya pegando la vuelta en este recorrido semicircular se pasa por Hang Ba, la tercera y última de esta pintoresca e inolvidable vuelta.
Con la última hora de luz vamos regresando al mismo sitio desde dónde salimos, pero haciendo un recorrido circular. Una maravilla. No por nada Tam Coc es apodado cariñosamente por los lugareños como "La Bahía de Halong en tierra".

La mejor época para visitar esta zona es durante la temporada seca, entre los meses de noviembre y abril, cuando los arrozales están más verdes y las temperaturas más bajas. 


martes, 27 de mayo de 2025

Hoa Lu, la primera capital de Vietnam

 Hoa Lu es un fascinante sitio para comprender y vivenciar la importante herencia cultural de lo que fuera la primera capital de Vietnam, de un Vietnam todavía feudal y centralizado que comenzaba a independizarse de China tras siglos de dominación.

Por su inmejorable ubicación estratégica, rodeada de escarpadas montañas de piedra caliza que hacían de murallas casi infranqueables, ríos serpenteantes y profundos, y suelos pantanosos, Hoa Lu contaba con defensas naturales significativas para la época en la que fuera la primera capital de Vietnam. Estamos hablando de un período comprendido entre los años 968 y 1010.
Como Hoa Lu era muy susceptible a las inundaciones, y a la vez no tenía un área extensa para albergar una creciente capital, es que el rey Ly Thái To decide trasladar el centro de poder a Thang Long, lo que hoy conocemos como Hanoi... 
Hoa Lu se encuentra a unos 100 kilómetros al sur de Hanoi, o unas dos horas. Por su cercanía a la capital, su tranquilidad, y su importante legado cultural y destacada gastronomía, Hoa Lu (y especialmente su ciudadela) es una popular atracción turística de la provincia de Ninh Binh, y no es para menos.
La ciudadela es pequeña y fácil de recorrer. Sus templos tienen algunos detalles arquitectónicos que no son fáciles de encontrar en otros. 
Mientras caminamos por sus callejuelas es imposible no admirar el entorno natural.

Esta es una excursión que por lo general se combina con una visita posterior a los arrozales de Tam Coc, en dónde generalmente se hace noche antes de regresar a Hanoi, o continuar camino hacia la Bahía de Halong.
Me gustó mucho esta salida y sin duda la volvería a hacer.











martes, 29 de abril de 2025

Unos días en la milenaria Hanoi

 Hanoi, la milenaria capital de Vietnam, no es una ciudad cualquiera. Viajar a Hanoi es sumergirse en una mezcla de culturas, tradiciones e historia entrelazada con la increíblemente vibrante energía del presente, y un pueblo con resiliencia, duro, amable, rústico, arrojado, humilde, gracioso, hábil. 
El sonido del incesante ir y venir de cientos de miles de motocicletas, el constante y delicioso aroma a comida callejera y la imposibilidad de caminar por muchas de sus calles la convierten en un festín para todos los sentidos.

Esta era mi segunda visita a la capital de Vietnam, con unos 12 años de diferencia entre ambos viajes. En la primera oportunidad, debo admitir, no disfruté para nada de la ciudad. Claro que las circunstancias y contexto eran muy diferentes, pero en esta oportunidad, en este nuevo viaje familiar a Hanoi, pude disfrutar enormemente de esta suerte de panal de abejas, de su sabrosa oferta culinaria y también de la calidez de su gente.
Temprano a la mañana siguiente de aterrizar en Hanoi nos pasó a buscar el guía previamente contratado, quien iba a acompañarnos en los primeros tramos de nuestro periplo por Vietnam. La primera parte del recorrido por la ciudad (unas 5 horas) lo hicimos en un reciclado y descapotable UAZ, el legendario 4x4 soviético con el que el norte ganó la Guerra de Vietnam. Sin duda una manera muy original y al fresco para conocer cualquier lugar. Además es fácil y rápido bajarse.
Durante esas horas recorrimos muchos de los sitios más relevantes y significativos de esta gran urbe de siete millones de habitantes, la segunda ciudad más grande de Vietnam sólo atrás de Ho Chi Minh, la antigua capital del sur, Saigon, distante a 1.760 kilómetros. Por ejemplo pasamos por el edificio de la ópera, muy bonito y prolijo y en una zona en dónde se puede apreciar más los años en los que esta parte de Vietnam estuvo bajo dominio de los franceses. 
Estamos recorriendo una enérgica ciudad que fue el centro político más importante de Vietnam entre el año 1010 y 1802,cuando por un siglo fue reemplazada por Hue a petición de la dinastía Nguyen. Sin embargo entre 1902 y 1954, fue capital de la Indochina Francesa hasta su disolución, entonces pasó a ser parte y capital de la República Democrática de Vietnam, o Vietnam del norte, para diferenciarlo de su contraparte del sur durante la Guerra de Vietnam. 
Con la victoria del norte en 1976, Hanoi pasó a ser la capital de un Vietnam unificado.

Poco tiempo llevábamos rodando por las ajetreadas calles de Hanoi, cuando pasamos por el frente de la Catedral San José, una iglesia de estilo neogótico con cierto parecido a Notre Dame de París. Su construcción comenzó en 1886 y se inauguró en la Navidad del siguiente año, resultando la más antigua de Hanoi, y lleva el nombre de José, santo patrono de Vietnam.
A las dos o tres horas de andar hicimos un alto en el camino, y tras dejar el Jeep nos dispusimos a caminar un poco por esta nueva área de la capital de Vietnam, por ejemplo en los alrededores del viejo ferrocarril, su puente y estación.
Como muchos de los barrios que veníamos recorriendo, este sector de la ciudad también es muy vívido y vibrante y parece nunca descansar. Aquí apreciamos el Long Bien, que alguna vez fuese uno de los puentes más importantes de Asia y el primero de los cinco que existen hoy en cruzar las aguas del río Rojo. Fue bombardeado en 1967 durante la Guerra de Vietnam, época en la que era el único camino hasta el puerto de Haiphong.
Todo tipo de actividades comerciales se desarrollan en las veredas de Hanoi. Si hay algo que la diferencia de otras ciudades del mundo, es que éstas no se usan para caminar, sino para estacionar las miles de motocicletas, o montar decenas de miles de mesas con bajos banquitos plásticos, que ofician como mesas de restaurantes, y como el se ve que hay un gris con la ley (no parece estar del todo permitido), estas se pueden levantar rápidamente, y si la policía las quita, no es cuantiosa o importante la pérdida material.
Desde allí penetramos las angostas callejuelas de uno de los barrios típicos y menos favorecidos. Todo un submundo dentro de la capital vietnamita, con sus leyes y peculiaridades, y si bien no entran vehículos, las motos siguen circulando por estas callejuelas dónde a veces apenas llega la luz solar.
El guía contaba que aquí dentro opera la mafia, y que cuando alguien les debe dinero, manchan con pintura roja la pared de su vivienda como única advertencia o amenaza antes de realizar una venganza sanguinaria.
También nos llamó la atención como había megáfonos aquí y allá, dónde el gobierno aprovecha para mandar mensajes y advertencias a la población, sistema que funcionó a gusto de las autoridades durante los años de pandemia y confinamiento.
Después de salir del barrio de callejuelas angostas nos dispusimos a llegar a una de las calles más turísticas de Hanoi, repleta de cafés y comercios, pero también de viviendas de locales que dos veces por día tienen que liberar la vía de sus pertenencias para darle paso a este tren que por nada ni nadie aminora su marcha pasando a centímetros de asombrados turistas. 
Tras un café helado y ser testigos del paso del antiguo tren nos acercamos a un atractivo y colorido restaurante dónde pudimos hidratarnos y comer unos platillos típicos locales antes de darle fin al día.
Al día siguiente aprovechando que era sábado y las calles estaban cerradas a vehículos, nos trasladamos a los alrededores del Lago Hoan Kiem. Un pequeño oasis en la ciudad. Desde aquí se aprecia desde cualquier ángulo el Puente Rojo, uno de los sitios más icónicos de la capital de Vietnam.
Este pequeño y romántico puente conecta el lago con una isla en dónde se encuentra el Templo Ngoc Son, sitio atestado por turistas, así que si quieren visitarlo, es mejor hacerlo durante la mañana y nunca un sábado.
Hanoi está lejos de ser una de las ciudades mas bellas de Vietnam, pero tiene esa energía innegable y única que te va a mantener entretenido. En mi caso estoy agradecido de haber vuelto y llevarme esta vez una opinión positiva sde la ciudad y su gente.
Nos volveremos a ver.


jueves, 22 de abril de 2021

Paseo por el Estrecho del Bósforo

El Estrecho del Bósforo es un codiciado estrecho que separa la parte europea de la parte asiática de Turquía, y para muchos oficia de límite natural entre los dos continentes. Es la única unión existente entre el Mar Negro y el Mar de Mármara. Separa dos continentes pero une a mucho más que dos mares, razón por la cuál es un punto estratégico para la navegación y el libre comercio.

Tras la derrota del Imperio Otomano en la Primer Guerra Mundial, el control del estrecho fue expropiado en 1918 y administrado hasta 1936 por una comisión integrada por Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón. Les fue devuelta la soberanía sobre el estrecho a los turcos ante la promesa de que pueda pasar por allí cada embarcación que se lo propusiese pese a las dificultades de navegación que presenta este estrecho de cambiantes mareas y curvas pronunciadas. 
Para los locales el Bósforo es mucho más que un canal, o un estrecho. Es un punto de recreación y de esparcimiento con un montón de bares y restaurantes a su vera. Un sitio dónde los enamorados ven el vuelo rasante de las gaviotas o el salto gracioso de los delfines, pero también un lugar que recuerda lo grandioso del pasado de una ciudad milenaria, imperial y poderosa como lo es Estambul

Un paseo por el Bósforo es una de las clásicas excursiones que se pueden realizar en Estambul, la ciudad más populosa de Turquía. No importa cuanto se haya recorrido de esta fantástica metrópoli, este paseo sólo puede completar y hacer más visible y obvia la grandeza de esta gran e histórica urbe. Existen servicios variados para recorrer esta porción del planeta, y salen desde el barrio de Eminönü  en el Cuerno de Oro, el corazón de la antigua Constantinopla, capital de imperios.
Elegimos el paseo más largo y a los minutos de navegación ya estábamos admirando desde el agua algunos de los puntos más destacados de la ciudad. 

En la foto superior apreciamos la Mezquita Nustretiye, construida por ordenes del sultán Mahmut II entre 1823 y 1826. Esta mezquita también conocida como "Mezquita de la victoria", tiene la particularidad de conservar un estilo Barroco que la diferencia de las demás. 
Esta singular mezquita es obra del arquitecto armenio Krikor Balyan, el primero de una dinastía que con el paso del tiempo dejaría obras y templos por todo Estambul.
Sigue el recorrido y los pasajeros admiramos a diestra y siniestra algunas de las más de 600 mansiones que se encuentran a la vera del Bósforo (la mitad de ellas protegidas por ser parte del patrimonio histórico de la ciudad de Estambul. Algunas de ellas cuestan decenas de millones de Dólares. 

Sobre la costa europea se hace visible el primer palacio de estilo Neobarroco de la ciudad, y el más grande de la antigua capital imperial. Se trata del Palacio de Dolmabahçe (Dolmabahçe Sarayi), construido entre 1842 y 1853 por encargo del sultán Abd-ul-mejid I, quien no reparó en gastos, dejando atrás el equivalente a 35 toneladas de oro.
El  espléndido Palacio de Dolmabahçe funcionó como residencia de los sultanes, y también  como centro administrativo del Imperio Otomano entre los años 1853 y 1922. 
Pasó aquí sus últimos años de vida Mustafa Kemal Ataturk, héroe, fundador y primer presidente de Turquía, quien solía utilizar el sitio para reuniones sociales.
Inspirado en la arquitectura morisca, el Palacio de Çırağan es otro de los edificios destacados que pueden divisarse desde este paseo lacustre por el Bósforo. Sus paredes exteriores son de diferentes tipos de mármoles y las del interior estaban recubiertas en bellas maderas antes de desaparecer por acción  del devastador incendio del 19 de enero de 1910, que se cobró enorme parte del patrimonio.
Como otros edificios imperiales de Estambul, este también fue construido por un arquitecto de la dinastía Balyan entre los años 1864 y 1871.

Muchos años pasaron hasta que en 1991 dejó de reinar el abandono y fue reconstruido. Hoy funciona administrado por la cadena Kempinski como uno de los mejores hoteles de lujo de la ciudad.
También sobre la orilla occidental  y junto a uno de los tres puentes que cruzan el Estrecho del Bósforo se encuentra la Mezquita de Mecidiye, o Mezquita de Ortakoy (Büyük Mecidiye Camii) .Erigida en sólo dos años por (vaya sorpresa) arquitectos armenios de la familia Banyan, por ordenes del sultán Abdulmecit en 1854. En su interior aún se conservan muestras de caligrafía del propio sultán.
El ahora mítico Estrecho del Bósforo tiene 30 kilómetros de largo y alcanza los 3.700 metros en su parte más ancha. La parte más angosta es dónde se encuentran los castillos, esos castillos que orquestaron la caída de Constantinopla y del Imperio Romano Todo.
Mehmed II mandó a construir la Fortaleza de Rumeli en 1451 con planes claros y aprendiendo de los errores de sus antepasados. Eligió el lugar más angosto del Bósforo para poder controlar el tráfico marítimo, y el estar enfrente de la Fortaleza de Anadoluhisari (lado asiático), hizo las cosas más fáciles.

Mehmed II Fatih no es un sultán cualquiera en esta saga. En 1453 tomó Constantinopla y dio la estocada para la caída final del Imperio Romano. Inmediatamente fue hacia los Balcanes a disputarle el poder a cualquier dinastía que osara enfrentarlo y se quedó allí por 10 años, tiempo en el que llegó hasta el corazón de Buda y a sitiar a la ciudad de Belgrado. Allí recibió una herida de flecha en uno de sus muslos e inició la retirada de la zona.
Más tarde logró agrandar los territorios de Anatolia, derrotando al Imperio de Trebisonda, y aniquilando a los últimos Bizantinos. Luego se hizo de Grecia, Bosnia, Serbia y Albania.

En 1509 el Castillo de Rumeli fue parcialmente destruido por un terremoto, pero no tardó en volver a oficiar como albergue para prisioneros de guerra. Estuvo abandonado hasta que fue convertido en un barrio residencial en el siglo XIX. Hoy funciona como uno de los tantos museos de la ciudad.
Este resulta un paseo indispensable en ocasión a cualquier visita a la mágica ciudad de Estambul, la única ciudad en el mundo apostada sobe dos continentes. 

viernes, 13 de noviembre de 2020

Gandzasar, la montaña del tesoro

El Monasterio de Gandzasar es el sitio religioso más importante de la República de Artsaj, y da muestras y pruebas de cuan antigua es la presencia de los armenios y del Cristianismo en esta región de Eurasia disputada entre la República de Azerbaiyán, a la que pertenece de iure, y la separatista República de Artsaj, a la que sigue perteneciendo de facto, luego de las guerras que ambas naciones sostuvieron en tres oportunidades durante los últimos 100 años. 

El recinto que comprende al Monasterio de Gandzasar es uno de los sitios más importantes en lo que refiere a la Arquitectura Medieval Armenia y tiene alto valor histórico y cultural por todos los sucesos aquí acontecidos.

Al momento que escribo hay un alto al fuego luego de seis semanas de guerra entre los ejércitos de Azerbaiyán (con apoyo aéreo de Turquía y mercenarios Sirios) y de Arsaj, con apoyo de Armenia y más tarde de Rusia, quien abogó por la tregua. Este monasterio sigue en pie de milagro.
El complejo religioso se encuentra en la provincia de Martakert, en el peculiar pueblo de Vank (monasterio en armenio), un poblado de 1.500 personas que viven a los pies de las montañas de Gandzasar (que en armenio significa "Montaña del tesoro").
Este pueblo ecléctico vive su mejor momento gracias a los millonarios aportes que hizo en su momento el empresario y filántropo Levon Hairapetyan, antes de morir en una prisión de Moscú acusado de recibir una dádiva de USD 50 millones en la venta de Bashneft, una compañía petrolera. Entre las  curiosidades de Vank, el pueblo donde nació el empresario, podemos encontrar una réplica del Arca de Noé en dónde funciona un restaurante, y una cabeza de un león que además, cada tanto, ruge. También hay una linda colección de autos antiguos suspendidos sobre columnas.
Se dice que en el Monasterio de Gandzasar, más precisamente bajo el altar de la iglesia principal, se encuentra enterrada la cabeza de San Juan Bautista. Por ello es que aquí los visitantes piden por milagros que les son concedidos. También allí hay reliquias de su padre Zacarías, que figura tanto en la Biblia como en el Corán.

La historia también nos cuenta que Grigor Lusavorich , mejor conocido como San Gregorio "El Iluminador" (Patrono de Armenia), visitó está región en 301 luego de pasar 14 años encerrado en un pozo en la llanura de Ararat (Hoy Monasterio de Khor Virap). En ese viaje de libertad evangelizó a Urnair, un jefe tribal. Desde entonces Artsaj es Cristiano y fue por aquellos tiempos, dicen, cuando se construyó la primer iglesia precaria de madera en dónde actualmente funciona el monasterio. 
La historia del Monasterio de Gandzasar, propiamente dicha, comienza cuando el príncipe Asan-Jalal Daula trae de Palestina la cabeza de San Juan Bautista. En honor a ese episodio y dado el valor de la reliquia capturada comienzan las obras que se llevaron a cabo entre 1216 y 1238 gracias al financiamiento del Principado de Khachen. De forma inmediata los fieles empezaron a erigir la catedral central en honor a Hovhannes Mkrtich (San Juan Bautista), la iglesia más grande e importante del complejo monástico, y también de la región. 

El 22 de julio de 1240 la Catedral de San Juan Bautista fue consagrada y santificada ante 700 curas, un número exorbitante para la época, e incluso grande para nuestros tiempos. Cientos de textos  escribieron los monjes de Gandzasar durante los siglos siguientes, haciendo de este monasterio uno de alta jerarquía dentro de la Iglesia Apostólica Armenia.
Durante algunas décadas el monasterio experimentó los primeros saqueos a manos de hordas mongoles. En el siglo XIV la región comenzó a estar bajo dominio del Imperio Safávida, el más grande imperio iraní desde la conquista musulmana de Persia. Esta situación duró unas décadas, hasta que la zona pasa a formar parte del Imperio Otomano.

Hacia finales del siglo XV, y pese a el dominio musulmán en los alrededores, el Monasterio de Gandzasar se había consolidado en la zona como un reducto no sólo espiritual, sino de índole cultural y política. El Patriarca tenía autoridad sobre 330 iglesias y unos 900 asentamientos en la región. 

Desde el altar de la Catedral de San Juan Bautista se escribió en 1701 la carta que los 5 príncipes armenios mandaron a Pedro el Grande de Rusia pidiendo que sumen esta zona a su imperio a modo de protegerse de los musulmanes, y preservar la fe cristiana. El movimiento de resistencia comenzaba a tomar forma, ya que Rusia tardó muchos años en intervenir en el asunto.
En 1914 la Diócesis de Karabaj aún contaba con 222 iglesias. Luego de la Revolución Rusa, Nagorno Karabaj se convirtió en el único territorio de la URSS en dónde no funcionó una sola iglesia, pese a que el 90% de la población era cristiana y practicante. 
Ese caldo de cultivo y la búsqueda de identidad en el rompecabezas soviético por parte de los actores involucrados, provocó la Primer Guerra entre Armenia y de Azerbaiyán (1918-1920), y eso que ambas repúblicas democráticas llevaban apenas unos días de existencia.

Desde el Monasterio de Gandzasar se comandaban las acciones en el Alto Karabaj, y fue allí cuando resurgió el espíritu separatista de los habitantes de esta región, pero no lo lograron aquella vez por no asegurar un corredor de comunicación con Armenia.

En un juego de ajedrez en el que se buscaba un acercamiento a Turquía, la URSS entrega en 1923 los territorios de Nagorno Karabaj a la recientemente formada República Democrática de Azerbaiyán. Una decisión sin sentido que acarrearía problemas en el futuro, y así fue. 
En febrero de 1988, años antes la caída de la URSS, estalló la Guerra de Nagorno Karabaj, el más grave de todos los conflictos librados entre pueblos tras el colapso de la Unión Soviética.

A mitad de la contienda, entre 1991 y 1992, las tropas azeríes comenzaron a atacar con bombas, helicópteros y  artillería los alrededores de Vank y especialmente al Monasterio de Gandzasar, ya que querían desmoralizar a los locales. Los más fanáticos cuentan que los misiles se desviaban antes de lograr el objetivo. Sólo uno de esos misiles logró impactar el muro del monasterio, pero no explotó, y aún se encuentra en el mismo lugar. Fue lo primero que vine a ver en ocasión de mi visita.
En esa segunda guerra entre Armenia y Azerbaiyán, las tropas azeríes contaban , entre otros grupos, con el apoyo de 1500 muyahidines llegados de Afganistán,y un nutrido y experimentado contingente de mercenarios chechenos que tuvieron una irregular campaña con poco éxito entre 1992 y 1993, y que estaban comandados por el temible Shamil Basáyev (nombre de guerra Emir Abdallah Shamil Abu-Idris), un peligroso fundamentalista que gustaba de degollar a sus enemigos y beber su sangre, y que también fuera Primer Ministro de Chechenia antes de ser asesinado.
En esos días sucedió lo que más tarde sería conocida como la Batalla de Gandzasar, en dónde sólo 40 hombres, entre los que participaba el cura y jefe del monasterio, se enfrentaron valientemente a las tropas azeríes que, en esa ocasión contaban con al menos 400 guerreros entre sus filas. Este acontecimiento sólo hizo agrandar el sentimiento y la mística de que el Monasterio de Gandzasar es, cada vez más fehacientemente, un sitio milagroso y protegido, y que con el correr de los años, si es que hay paz en la región, puede acercar a miles de fervientes peregrinos, que sin duda serán bien atendidos y recibidos por los Kharabakhtsi.
En 2020, el Monasterio de Gandzasar, y por suerte para todos, volvió a salir ileso en esta última guerra librada entre Azerbaiyán y "su" territorio rebelde, la República de Arstsaj, que no quiere jamás formar parte de él. 

Según cuenta la BBC, que mandó varios emisarios a la reciente contienda, los habitantes de este pueblo abandonaron este área distante a unos 50 kilómetros de Stepanakert, la capital de un país que no existe
Nosotros también, como otros previos visitantes, salimos de la capital de esta autoproclamada república a explorar esta zona que cuenta con decenas de monumentos en sus alrededores. 
Por una ruta ascendente y ahora pavimentada se llega a un abra en dónde se adivina majestuoso y a la distancia, el Monasterio de Gandzasar, que sin duda es una de las grandes joyas arquitectónicas medievales existentes en Eurasia.