Mostrando las entradas con la etiqueta Turquía. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Turquía. Mostrar todas las entradas

jueves, 22 de abril de 2021

Paseo por el Estrecho del Bósforo

El Estrecho del Bósforo es un codiciado estrecho que separa la parte europea de la parte asiática de Turquía, y para muchos oficia de límite natural entre los dos continentes. Es la única unión existente entre el Mar Negro y el Mar de Mármara. Separa dos continentes pero une a mucho más que dos mares, razón por la cuál es un punto estratégico para la navegación y el libre comercio.

Tras la derrota del Imperio Otomano en la Primer Guerra Mundial, el control del estrecho fue expropiado en 1918 y administrado hasta 1936 por una comisión integrada por Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón. Les fue devuelta la soberanía sobre el estrecho a los turcos ante la promesa de que pueda pasar por allí cada embarcación que se lo propusiese pese a las dificultades de navegación que presenta este estrecho de cambiantes mareas y curvas pronunciadas. 
Para los locales el Bósforo es mucho más que un canal, o un estrecho. Es un punto de recreación y de esparcimiento con un montón de bares y restaurantes a su vera. Un sitio dónde los enamorados ven el vuelo rasante de las gaviotas o el salto gracioso de los delfines, pero también un lugar que recuerda lo grandioso del pasado de una ciudad milenaria, imperial y poderosa como lo es Estambul

Un paseo por el Bósforo es una de las clásicas excursiones que se pueden realizar en Estambul, la ciudad más populosa de Turquía. No importa cuanto se haya recorrido de esta fantástica metrópoli, este paseo sólo puede completar y hacer más visible y obvia la grandeza de esta gran e histórica urbe. Existen servicios variados para recorrer esta porción del planeta, y salen desde el barrio de Eminönü  en el Cuerno de Oro, el corazón de la antigua Constantinopla, capital de imperios.
Elegimos el paseo más largo y a los minutos de navegación ya estábamos admirando desde el agua algunos de los puntos más destacados de la ciudad. 

En la foto superior apreciamos la Mezquita Nustretiye, construida por ordenes del sultán Mahmut II entre 1823 y 1826. Esta mezquita también conocida como "Mezquita de la victoria", tiene la particularidad de conservar un estilo Barroco que la diferencia de las demás. 
Esta singular mezquita es obra del arquitecto armenio Krikor Balyan, el primero de una dinastía que con el paso del tiempo dejaría obras y templos por todo Estambul.
Sigue el recorrido y los pasajeros admiramos a diestra y siniestra algunas de las más de 600 mansiones que se encuentran a la vera del Bósforo (la mitad de ellas protegidas por ser parte del patrimonio histórico de la ciudad de Estambul. Algunas de ellas cuestan decenas de millones de Dólares. 

Sobre la costa europea se hace visible el primer palacio de estilo Neobarroco de la ciudad, y el más grande de la antigua capital imperial. Se trata del Palacio de Dolmabahçe (Dolmabahçe Sarayi), construido entre 1842 y 1853 por encargo del sultán Abd-ul-mejid I, quien no reparó en gastos, dejando atrás el equivalente a 35 toneladas de oro.
El  espléndido Palacio de Dolmabahçe funcionó como residencia de los sultanes, y también  como centro administrativo del Imperio Otomano entre los años 1853 y 1922. 
Pasó aquí sus últimos años de vida Mustafa Kemal Ataturk, héroe, fundador y primer presidente de Turquía, quien solía utilizar el sitio para reuniones sociales.
Inspirado en la arquitectura morisca, el Palacio de Çırağan es otro de los edificios destacados que pueden divisarse desde este paseo lacustre por el Bósforo. Sus paredes exteriores son de diferentes tipos de mármoles y las del interior estaban recubiertas en bellas maderas antes de desaparecer por acción  del devastador incendio del 19 de enero de 1910, que se cobró enorme parte del patrimonio.
Como otros edificios imperiales de Estambul, este también fue construido por un arquitecto de la dinastía Balyan entre los años 1864 y 1871.

Muchos años pasaron hasta que en 1991 dejó de reinar el abandono y fue reconstruido. Hoy funciona administrado por la cadena Kempinski como uno de los mejores hoteles de lujo de la ciudad.
También sobre la orilla occidental  y junto a uno de los tres puentes que cruzan el Estrecho del Bósforo se encuentra la Mezquita de Mecidiye, o Mezquita de Ortakoy (Büyük Mecidiye Camii) .Erigida en sólo dos años por (vaya sorpresa) arquitectos armenios de la familia Banyan, por ordenes del sultán Abdulmecit en 1854. En su interior aún se conservan muestras de caligrafía del propio sultán.
El ahora mítico Estrecho del Bósforo tiene 30 kilómetros de largo y alcanza los 3.700 metros en su parte más ancha. La parte más angosta es dónde se encuentran los castillos, esos castillos que orquestaron la caída de Constantinopla y del Imperio Romano Todo.
Mehmed II mandó a construir la Fortaleza de Rumeli en 1451 con planes claros y aprendiendo de los errores de sus antepasados. Eligió el lugar más angosto del Bósforo para poder controlar el tráfico marítimo, y el estar enfrente de la Fortaleza de Anadoluhisari (lado asiático), hizo las cosas más fáciles.

Mehmed II Fatih no es un sultán cualquiera en esta saga. En 1453 tomó Constantinopla y dio la estocada para la caída final del Imperio Romano. Inmediatamente fue hacia los Balcanes a disputarle el poder a cualquier dinastía que osara enfrentarlo y se quedó allí por 10 años, tiempo en el que llegó hasta el corazón de Buda y a sitiar a la ciudad de Belgrado. Allí recibió una herida de flecha en uno de sus muslos e inició la retirada de la zona.
Más tarde logró agrandar los territorios de Anatolia, derrotando al Imperio de Trebisonda, y aniquilando a los últimos Bizantinos. Luego se hizo de Grecia, Bosnia, Serbia y Albania.

En 1509 el Castillo de Rumeli fue parcialmente destruido por un terremoto, pero no tardó en volver a oficiar como albergue para prisioneros de guerra. Estuvo abandonado hasta que fue convertido en un barrio residencial en el siglo XIX. Hoy funciona como uno de los tantos museos de la ciudad.
Este resulta un paseo indispensable en ocasión a cualquier visita a la mágica ciudad de Estambul, la única ciudad en el mundo apostada sobe dos continentes. 

miércoles, 26 de febrero de 2020

Santa Sofía, la joya de Estambul

Santa Sofía es, y con justa razón, el edificio más emblemático y famoso de Estambul, y probablemente de todo Turquía.  Un hito de la arquitectura bizantina que sigue sorprendiendo a propios y extraños desde hace casi 1.500 años, aunque su historia es aún más vieja.
También conocida como Hagia Sophia,Santa Madre Sofía, Sancta Sophia o Ayasofya para los turcos, el fantástico edificio se encuentra separado de la Mezquita Azul por el milenario Parque del Sultán, una suerte de esplanada  de unos 400 metros de largo que dota de aún más importancia a estas dos emblemáticas construcciones de la ciudad.

Al ser el sitio más visitado de la ciudad suele haber mucha cola, así que lo mejor será contratar un servicio de guía, que además de ahorrar la espera, será de gran ayuda para comprender el significado de la gran cantidad de mosaicos que se encuentran en la segunda planta, desde dónde dicho sea de paso, se obtienen buenas vistas de la Mezquita Azul y otros puntos del barrio de Sultanhamet, el antiguo corazón de Constantinopla.
La primer iglesia de Santa Sofía fue inaugurada por el emperador Constantino el 15 de febrero de 360 para servir como catedral ortodoxa bizantina. Esta iglesia fue reconstruida y nuevamente inaugurada un 10 de octubre de 415. Se trataba de una basílica con techo de madera que fue casi totalmente destruida por el poder del fuego durante la Revuelta de Nika.. Algunos restos de esta construcción se encuentran dentro del actual edificio de Santa Sofía mandado a construir entre 532 y 537 por el emperador bizantino Justiniano I. En aquel tiempo Ayasofya era el mayor templo religioso del mundo, título que ostentó durante casi 1.000 años hasta la construcción de la Catedral de Sevilla.
En el período comprendido entre 1.204 y 1.260 funcionó como catedral católica y sede del Papa.
Una vez dentro de la iglesia la sensación es francamente sobrecogedora. Estamos dentro de una de las iglesias más grandes del mundo (unos 7.500 metros cuadrados). Las imágenes cristianas se mezclan con los ocho medallones de los primeros califas y a dónde se mire resulta increíble y quita a uno el aliento. Difícil no emocionarse ante magnífica obra del hombre.
La cúpula elevada a 56,6 metros de altura luce impresionante y la luz del interior no tiene igual. El matemático Antemio Tralles tuvo que hacer complejos cálculos para lograr los deseos del arquitecto Isidoro de Mileto que, con presupuesto ilimitado sólo buscaba cumplir con el sueño de Justiniano I.
La cúpula se encuentra apoyada sobre cuatro semi arcos en sus costados, y con esto consigue esa fantástica sensación de flotabilidad, probablemente el mayor logro de los constructores.
Tras la Conquista de Constantinopla por el Imperio Otomano en 1.453, fue saqueada y profanada por los soldados del sultán que, durante tres días tenían permiso para robarlo todo. Muchos pensaron encontrar importantes tesoros aquí dentro.Tras ello Santa Sofía fue convertida en mezquita y funcionó hasta 1.931 cuándo pasó a la esfera civíl convirtiéndose en museo por orden de Mustafa Kemal Ataturk.
Como toda construcción antigua, Santa Sofía no está excenta de leyendas y misterios por lo que pueda llegar a existir bajo sus cimientos, tomando en cuenta que en las construcciones religiosas de la época era muy común enterrar reliquias o importantes personalidades bajo las iglesias. 
Los mosaicos cristianos, al igual que todas las imagenes fueron tapadas cuándo el edificio pasó a funcionar como mezquita, ya que para los musulmanes está prohibido el uso de imágenes. Los mosaicos estuvieron tapados bajo yeso hasta las grandes refacciones del siglo XX. 

lunes, 2 de julio de 2018

La Mezquita Azul

Sultan Ahmet camii, más conocida por los hispanohablantes como "la Mezquita Azul" es uno de los sitios mas relevantes y visitados por el turismo en Estambul. También es una de las más grandes y bellas mezquitas que hay en la ciudad y uno de los lugares más sagrados para el Islam en el mundo.
 
La Mezquita Azul fue mandada a construir por el Sultán Ahmet como un obsequio para Alá a ver si cambiaba un poco la suerte del Imperio Otomano tras los resultados negativos en las guerras contra el Imperio Iraní (los Safávida). Ninguna mezquita se había construido en los últimos 40 años así que en agosto de 1609 comenzaron las obras de una mezquita que se atrevía a rivalizar con Santa Sofía (Hagya Sofia), la espectacular basílica, luego mezquita y posteriormente museo, que se encuentra no casualmente al frente. Tampoco es casual que el lugar elegido por el Sultán Ahmet haya sidio el sitio donde entre 330 y 1081 existiera el Palacio de Constantinopla (Sacrum Palatium). También está a pasos el hipódromo de Constantinopla, de alto simbolismo para la historia de la ciudad mas gloriosa.
Un día de mucha lluvia durante el mes de mayo de 2018 fuimos con unos amigos a conocer la Mezquita Azul, la única de la ciudad con 6 minaretes (o alminares) y una de las dos mezquitas en todo Turquía (la otra está en Adana). En su momento fue un tema que causó revuelo ya que la única mezquita en el mundo con 6 minaretes era la mismísima Meca. El Sultán Ahmet, quien había sido el primer sultán del Imperio Otomano en llegar al trono siendo menor de edad (tenía 14 años), a modo de apaciguar los ánimos financió las obras para la construcción de un séptimo minarete en La Meca.

La arquitectura de la Mezquita Azul sorprende con 5 domos sumados a otros ocho domos secundarios (o menores) que van acercándose hasta rematar en una gran cúpula central que, desde el interior, se encuentra 43 metros elevada del piso.
Aquella vez la Mezquita Azul se encontraba cerrada al público por obras de refacción (va a estar en obra al menos hasta 2020), así que sólo pudimos hacer un recorrido por el patio interno, que es de igual tamaño al interior de esta joya de la arquitectura clásica islámica del mejor momento del llamado "Período Clásico Otomano", aunque toma también muchos elementos de la arquitectura bizantina, al igual que su vecina Santa Sofía, miles de años mas antigua.
 
Cuando uno mira la Mezquita Azul desde el exterior da la sensación de que ésta tiene un tamaño similar a Santa Sofía (basílica y posteriormente mezquita), pero la verdad es que la mezquita tiene casi la mitad de superficie construida. De todos modos la Mezquita Azul quita el aliento, más aún por el lugar en la ciudad donde está emplazada.

Suerte la nuestra, ya que varias semanas mas tarde una vez vueltos a Estambul íbamos a tener la oportunidad de conocer el interior de la Mezquita Azul, el templo religioso más importante de Estambul y uno de los mas bonitos, y que a diferencia de Hagya Sofia, sigue funcionando como mezquita pese a las hordas de turistas que recibe cada día cuando sus puertas están abiertas
 
En esa primera visita a Estambul no paró de llover un sólo día, pero esta vez había un sol radiante en la ciudad. Tan radiante que hacía un calor espantoso y apenas salí de la Mezquita Azul me agarró un golpe de calor, y eso que andaba de bermudas y remera, razón por la cual para ingresar a la Mezquita Azul tuve que ponerme uno de esos pantalones que le prestan a uno en la entrada para no faltar el respeto con el código de vestimenta impuesto para entrar a las mezquitas de la ciudad, como sucede también en muchas iglesias del mundo. Cuestión que ésta vez pudimos divisar el interior del sitio.
 
Cuando el Sultán Ahmet mandó a construir la mezquita tuvo que sacar dinero de las arcas del estado, lo que causó cierto descontento entre las otras autoridades. Tantas piedras y mármoles fueron utilizados, que otras muchas obras de la ciudad tuvieron que esperar por falta de disponibilidad de materiales. En el interior de la Mezquita Azul todo es grande. El espacio general, sus mas que robustas columnas, la cantidad de azulejos (más de 200.000) que se usaron para decorar el lugar con el correr de los años, razón por la cual algunos han perdido un poco de color, y otros hayan llegado desde el Palacio de Topkapi (donde hay azulejos maravillosos) tras el incendio de una de sus salas.
 
El llamado a la oración es en árabe, idioma que la mayor parte de los turcos no entiende. Durante ese momento los hombres bajan la cabeza y rezan al frente. Las mujeres tienen un lugar reservado en la parte trasera de la mezquita, como sucede habitualmente. Todo el templo (al cual se accede sin calzado, como es costumbre) se encuentra cubierto por alfombras. Muchas de las antiguas tenían valor comercial y fueron robadas por lo que las actuales fueron donadas por los fieles.
La entrada a la Mezquita Azul es gratuita y bien vale la pena cuando en Estambul, pese al tiempo que puede demandar la cola. Es uno de esos sitios que saben deslumbrar por su majestuosidad, aunque a mi entender no logra rivalizar con su vecina de Santa Sofía, aunque esa fuere la intención o idea original de su constucción. En algunas cosas estoy de acuerdo con Benedicto XVI. El fue el segundo Papa en la historia en visitar una mezquita (noviembre 2006), y ambos encontramos paz en su interior

lunes, 25 de junio de 2018

Vistas desde la Torre de Gálata

La Torre de Gálata (Galata Kulesi) es uno de los símbolos de Estambul y con justa razón uno de los sitios mas visitados, tanto por su historia como por las fenomenales vistas que se obtienen sobre los techos de la ciudad, el Cuerno de Oro y el Bósforo.
 
 La Torre de Gálata fue construida en Estilo Romano en 1348 en Gálata, una citadela fundada por una colonia de genoveses de la desaparecida República de Génova, que entre 1273 y 1453 manejaron este sector de la actual ciudad que estaba separada de Constantinopla por las aguas del Bósforo.
 
Había existido en Gálata una torre previa de Estilo Bizantino llamada Megalos Pyrgos desde donde colgaban una enorme cadena que cerraba el paso sobre ambas orillas del Cuerno de Oro. Esta vieja torre fue destruida en 1204 durante el Sitio de Constantinopla durante la Cuarta Cruzada.
 
En lo mas alto de la Torre de Gálata hay un balcón redondo que suele estar atestado de gente. Allí se puede girar en un sentido de giro para no chocar con el resto y obtener una vista de 360 grados sobre los diferentes barrios de una ciudad enorme como lo es Estambul, cientos de minaretes. 
Vale la pena hacer la cola e invertir el tiempo para gozar Estambul desde arriba. Arriba hay un retsurante y también una confitería donde la torta de chocolate es muy rica. 
Debo reconocer que me daba un poco de pereza subir las escaleras, y pensaba que las vistas iban a ser parecidas a la de mi hotel, pero el viaje a lo mas alto de la torre son (previo pago) en ascensor y las vistas son francamente excepcionales. Para volver.