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domingo, 30 de agosto de 2015

El Fuerte de Niebla, uno de los "Castillos del fin del mundo"

La ciudad de Valdivia fue fundada tan temprano como 1552 por el militar y conquistador español Pedro de Valdivia, el mismo que 11 años antes había fundado la ciudad de Santiago, hoy capital de Chile. Durante varios años permaneció habitada hasta que en 1598 los sublevados indios Mapuches le dieron una paliza inolvidable a los españoles en la Batalla de Curalaba. A partir de este momento España abandonaría varios fuertes en el sur de las Américas. Era el final de la Conquista de Chile.

La  ciudad quedo abandonada durante algunas décadas, y sólo cuando el número de colonos holandeses se iba acrecentando, España decidió poner las manos sobre el asunto.
Iglesia San Antonio
Estacioné mi camioneta en el parking de la entrada del museo tras un recorrido de media hora desde la apacible ciudad de Valdivia,  y me dispuse a recorrer el Fuerte Niebla que formaba parte de un sistema defensivo conocido como los Fuertes de Valdivia, uno de los sistemas defensivos mas grandes de todos cuantos construyeran los españoles para proteger sus nuevos dominios en América, y que junto con el Fuerte San Diego que visitase cuando estuve en con el Acapulco, y la Fortaleza del Real Felipe del Callao, en el Perú, constituían el eje defensivo de los españoles en el Oceano Pacífico.
Este Monumento Nacional de Chile, de 15.000 cuadrados, se encuentra en muy buen estado y las refacciones parecen estar a la orden del día, o al menos durante el momento de mi visita.  El fuerte permaneció cerrado durante casi 2 años. Allí recibió una correcta puesta en valor como parte de un plan integral nacional. Por un sistema de pasarelas aéreas y de muy buena calidad (y apta para ser recorridas por gente en sillas de ruedas o movilidad reducida) se va recorriendo los vestigios de este lugar, el mas visitado de los Fuertes de Valdivia.
También conocido como "Castillo de la Pura y Limpia Concepción de Manforte de Lemus", el Fuerte de Niebla fue originalmente edificado en madera y piedra en 1671 por orden del Virrey Alvarez de Toledo y Leiva. Pocos años mas tarde, en 1737, el fuerte fue destruido completamente por uno de los terremotos que suelen asolar a los chilenos. No sería la última vez. Con el Terremoto de Valdivia de 1960, de 9.5 en la Escala de Richter, volvería a sufrir importantes daños.
En cada una de las obras de refacción, ya sea por el daño de los terremotos, o por las mejoras propuestas desde el estado, se han encontrado objetos de 400 años de antigüedad que todavía hoy no están expuestas en las vitrinas de este museo.

Me hice de un mapa del sitio en el edificio de la administración pegado a la entrada. A los pocos pasos de haberme subido a la nueva pasarela área me sume a la visita guiada.  El guía era una maravilla. Contaba todo de un modo interesante y divertido. Hizo de esta visita, una muy amena.
El Faro Morro Niebla, o Faro del Fuerte Niebla es de 1900, y presta servicio a los navegantes desde 1925. Cada 10 segundos emite un destello que puede verse a 7 millas marinas de distancia.
Baterías del Castillo de Niebla
En el Fuerte Niebla se fundía hierro así que había balas de sobra para que los 18 cañones que tenía la fortificación. Los mismos podían entrecruzar sus cañones con los de la Isla Mancera, que se encuentra frente a la localidad de Niebla, al otro lado de la Bahía de Coral. Allí se encuentra el Castillo San Pedro de Alcántara, otro de los Fuertes de Valdivia.

Casa del Castellano
Fiel a la original, la Casa del Castellano fue reconstruida en 1992 con fondos de Chile y de España para conmemorar los 500 años del "Descubrimiento" de América. En su interior funciona el museo, dividido en 5 salas, que según la época cuentan la historia de este gran sistema de fuertes defensivos cercanos a la ciudad de Valdivia.
Réplica Soldado Español
El museo es muy didáctico. De sus paredes cuelgan fotos y mapas. En las salas hay muchas réplicas a escala real de los habitantes de la guarnición y de los Mapuches durante la época colonial, todos haciendo sus tareas pertinentes que permiten imaginar con mayor realismo como era la vida en esos tiempos en los que se estaba bajo continua amenaza.
Exhiben una maqueta de la Bahía de Corral en donde muestran la ubicación de los distintos fuertes y baterías en las dos orillas, como así también los tipos de municiones utilizadas por los cañones.
Pocos lugares como este para sentir la historia de Chile. Son pocas las huellas que permanecen de pie, de lo que alguna vez fueron "Los Castillos del Fin del Mundo".
El recorrido desde la ciudad de Valdivia es muy bonito y pasa por varios lugares de interés que sirven para complementar la visita al Museo Sitio Castillo de Niebla. Aquí están muchas de las playas mas apreciadas de la zona. En verano pueden ser una buena opción.

martes, 24 de marzo de 2015

El Parque Oncol en la Selva Valdiviana

En mi segundo día en Valdivia me vine a conocer una serie de parques nacionales que se encuentran a unos 30 kilómetros de la ciudad. El que mas me gusto de ellos fue el Parque Oncol sito en lo mas primitivo y conservado de la Selva Valdiviana.

Tras abonar un ticket y charlar un rato con la atenta y super bonita guarda parque de la entrada, me dispuse a iniciar el recorrido.

La velocidad máxima permitida es de 15 kilómetros por hora, la cual es buena mantener a todo momento por la cantidad de curvas cerradas que no dejan ver a quienes vienen en dirección contraria. Además el camino, aunque muy bien mantenido, es angosto, y apenas pasan dos autos.
 El Parque Oncol dispone de algunos miradores desde donde es posible estirar la vista.
Se puede apreciar el valle en el que está asentado la ciudad de Valdivia a lo lejos, varios volcanes y también las sierras de la Cordillera de la Costa.
Uno de los programas preferidos de quienes visitan el Parque Oncol es el Canopy.  Esta nueva actividad de origen militar, también conocida como Cable o Tirolesa,  consiste en dejarse caer por un cable de acero sujetado a una polea mediante ganchos, aprovechando la fuerza de la gravedad haciendo siempre un recorrido descendiente. Este deporte es ideal para hacerla por entre las copas de los árboles ¿ y que mejor lugar para ello que la Selva Valdiviana?
Este recorrido aquí ofrecido consta de 3 estaciones de 60, 150 y 200 metros de largo por las que el visitante se va dejando caer por el cable metálico.
La particularidad que tiene el Parque Oncol, o esta porción de la Selva Valdiviana es que no fue afectada por las glaciaciones de hace 18.000 años atrás, dejando lugar a que años mas tarde se forme un bosque muy diverso biologicamente, y que siempre es verde y húmedo.
Este tipo de bosques templados solo se repiten en Nueva Zelanda y no existen en ningún lugar del hemisferio norte.
Existen dentro del Parque Oncol una serie de senderos de diversa dificultad y longitud. El mas lindo es el que llega hasta la parte mas elevada del terreno.
Es buena idea llevar zapatos adecuados, una botella de agua y algún impermeable para proteger los equipos electrónicos de las frecuentes lluvias y de la humedad reinante.
Vale la pena venir al Parque Oncol. Son pocos los kilómetros que lo separan de la urbe, pero un mundo la diferencia. Además el camino hasta la entrada también es muy bonito.
Al final del camino vehicular esperan los baños y la confitería, en donde se puede reponer energías. Quienes quieran, pueden alquilar una de las cabañas que hay en las inmediaciones, inmersas entre la espesura del bosque. De haberlo sabido, hubiera considerado esta opción.


lunes, 2 de marzo de 2015

Mercados en la costanera de Valdivia

No se que mierda pasaba esa noche en Valdivia pero conseguir alojamiento resulto una tarea casi imposible. Ya era pasada la media noche. Estaba reventado de tanto manejar y a esa altura me dejaba ayudar por los concierge de los grandes hoteles en mi afán de conseguir donde dormir esa primera noche en la ciudad. Todos ocupados. Era temporada alta y había partido de fútbol del equipo local. Además sábado a la noche.


En el hotel numéro 17 que visitaba y el último de los mas caros, decidí comer un sandwich ya que su bar estaba abierto. Ya estaba pensando en dormir en la camioneta, o en sumarme a la fiesta de los hinchas en las calles, y beber con ellos  durante lo que quedaba de la noche.
A la hora, cuando ya había pagado por el bocadillo y aprontaba a retirarme, me dieron la nueva buena de que tenían un cuarto, y podían prepararlo para mi. 


Al día siguiente, bien dormido y nutrido por varios jugos de fruta en el desayuno, y que en Chile saben ser extraordinarios, partí hacia la Costanera de Valdivia y zonas aledañas. 

Deje la camioneta estacionada en la calle y me dispuse a caminar bajo un sol ideal.
Valdivia, capital de la provincia homónima y de la Región de los Lagos, es una de las provincias mas antiguas del país, y siempre resultó de interés para los conquistadores por su fácil  y estratégica salida al Océano Pacífico.

Esta ciudad cuenta hoy con unos 125.000 habitantes, y en el recorrido de hoy voy a basarme en el área céntrica de la ciudad, principalmente la cercana a la costanera.

Valdivia suena bien. En toda esta zona se ven grupos de música tocando en las esquinas o en los restaurantes que en gran número hay en la zona. Son todos buenos, pero esta pareja que cantaba en la costanera fue la que mas me agrado.
La gente en Chile parece que no tiene la costumbre de aplaudir después de las canciones. Para mi es lo mínimo que se le puede brindar a un músico, por lo que varias veces me encontraba aplaudiendo solo, aunque muchas veces logré contagiar a la gente.
Sobre las aguas del Río Valdivia, y pegado al mercado se encuentra el Museo Submarino O´Brien
El interior del mismo se pude conocer en una visita guiada de 40 minutos, pero en ese momento me encontraba sin Pesos Chilenos, y había visto ya en alguna oportunidad submarinos de mayor porte e importancia.

El submarino en cuestión fue construido en Escocia en 1972. Sirvió durante 25 años a la Armada de Chile, y tras ser dado de baja fue comprado por la Municipalidad de Valdivia para hacer de él un museo.
Lleva ese nombre en honor a Jorge O´Brien, un irlandés perteneciente a la Real Marina Británica que participó en la independencia de Chile y murió luchando al abordar una nave de los españoles.
Desde la costanera y a pasos del submarino se pueden tomar diversos paseos fluviales por los ríos de Valdivia. Todos salen desde el Muelle Schuster. Algunos duran una hora, y otros ofrecen almuerzos a bordo y su recorrido se extiende durante toda la tarde paseando por los 7 ríos de Valdivia.
Del otro lado del río el edificio del Museo de Arte Contemporáneo
Sobre la misma costanera se encuentra uno de los puntos obligados de visita cuando en Valdivia. Me refiero al Mercado Fluvial, en donde a lo largo de unos 200 metros semi cubiertos los comerciantes exponen la fresca pesca del día y las frutas crecidas en las cercanías. 
Deliciosos pescados se venden, como así también los mundialmente famosos mariscos de Chile. No son baratos, y haciendo la cuenta costaban apenas menos que en otros lugares del mundo, y mucho mas caros que en otros pueblos costeros que tuve oportunidad de visitar en el sur del país.
Erizos de Mar
Sin embargo todos los "peces estrella", están sobre los mostradores y nos permiten adivinar lo que mas tarde se nos será ofrecido en las cartas de los restaurantes cercanos al mercado.
Chile es uno de esos países en donde los amantes de las frutas de seguro encontraran la oportunidad de probar alguna desconocida. Eso intento en cada viaje y siempre me gustaron los chupones, aunque los desconocía en formato frutal. A por ellos.
Pero si no tengo Pesos Chilenos. Tendra que ser en otra ocasión. Quizás mas tarde.

No todo es frutas y pescado en el Mercado Municipal de Valdivia. También venden quesos y los pinchos a las brasas que abren nuestro apetito en las horas cercanas al mediodía.

Este mismo mercado que por la mañana vende pescado y frutas, cambia su cara por las tardes cuando otros comerciantes van armando sus puestos con ropas, artesanías, libros y baratijas varias.
Las focas y elefantes marinos son grandes animadores del Mercado Fluvial de Valdivia
Frente a la costanera y al Mercado Fluvial, del otro lado de la calle se encuentran otras ferias y el Mercado Municipal, lleno de artesanías en madera y piedra, souvenirs de todo tipo, ropa, comidas regionales y otros productos que se repiten en cualquier mercado del mundo orientado hacia el turista.
En la planta baja hay algunos restaurantes en donde comer mariscos, aunque atestados de gente y con las mesas ensimismadas.
Recorrí todo el área pasando varias veces por sus calles mas importantes. Me hice de unos cuantos de miles de Pesos Chilenos, y estuve sentado por casi tres horas en un restaurante, principalmente esperando, pero también comiendo deliciosos mariscos de los cuales no me quería privar.
Es muy pintoresca la región de Valdivia, con sus casas de chapa y madera y esos canales que surcan la ciudad. Me ha gustado conocerla al fin, ya que no era mi primera vez en los territorios que componen la Región de los Lagos.
Se come bien, hay buena hotelería y la gente es de lo mas amigable.

Ya miraba en la pantalla de mi GPS que había surcado casi todas las calles de la ciudad. Volvería al hotel a descansar y dedicaría todo el día siguiente a recorrer los parques nacionales cercanos.